Por primera vez, las excavaciones arqueológicas que se llevan a cabo en un sector de la necrópolis septentrional de Segobriga han documentado la disposición contigua de varios monumentos funerarios en uno de los costados de la vía principal de entrada a la ciudad. Los más antiguos se construyeron en época de Claudio y adoptaron formas arquitectónicas de raigambre itálica, entre las que destaca el tipo de aedicula sobre podio con las estatuas del difunto y los comitentes. Se aborda en este trabajo el proceso de monumentalización de las áreas cementeriales urbanas y la configuración de viae sepulcrales, que se desarrolló de manera simultánea al experimentado por la ciudad.
Abstract
For the first time, archaeological excavations carried out in a sector of the northern necropolis of Segobriga have revealed the contiguous arrangement of some funerary monuments on one side of the main access to the city. The oldest ones were built under Claudius and have Italic origins, as shown by the aedicula on a podium with statues of the deceased and the patrons. This work tackles the process of monumentalizing the cemetery areas and the configuration of the viae sepulcrales that was developed at the same time as the city.
El núcleo urbano asentado sobre el cerro de Cabeza de Griego (Saelices, Cuenca) experimentó una importante transformación a partir de época augustea temprana. La concesión del estatuto municipal trajo consigo el proceso de construcción del nuevo marco urbano monumental en esa fecha, cuyo forum constituyó el mayor exponente. En él participaron indígenas de condición peregrina, como [Proc?]ulus Spantamicus y La[---] [---]us, que asumieron el coste del material empleado en la pavimentación de la plaza (CIL II213, 329). Su plaza y pórticos se convirtieron con el paso del tiempo en una galería de estatuas y pedestales honoríficos dedicados a miembros de la familia imperial, patronos de la ciudad y magistrados (Abascal, Cebrián y Trunk, 2004), cuya erección fue decretada por el ordo segobrigense hasta, al menos, época severa (Cebrián, 2019a).
A finales del siglo I d. C. Segobriga había adquirido la imagen de una ciudad romana. Contaba con teatro, anfiteatro, unas nuevas termas, un edificio exclusivo para las transacciones comerciales y una gran plaza pública rodeada de galerías porticadas, adyacente por el oeste a las termas del teatro y por el sur a un pequeño templo de estructura in antis edificados a mediados del siglo I a. C. (Cebrián, 2017, pp. 478-482). Había llevado a cabo también importantes obras públicas, como la conducción de agua potable a través de un acueducto, la pavimentación de las calles y la instalación de fuentes, que mejoraron la vida urbana. Con la edificación ex novo de un circo (Ruiz de Arbulo, Cebrián y Hortelano, 2009) en la mitad del siglo II d. C. terminaba el programa de construcciones públicas que hoy conocemos por las excavaciones (Abascal y Almagro-Gorbea, 2012). La investigación arqueológica reciente en la ciudad ha avanzado en el registro de las áreas cementeriales urbanas de época altoimperial. Recintos funerarios a cielo abierto, parcelas señalizadas con cipos, altares monumentales, mausoleos de planta circular, de varios pisos y diversa tipología (Cebrián, 2019b) se dispusieron bordeando las calzadas principales y próximas a las puertas de la ciudad. La identificación de nuevos monumenta en la necrópolis occidental y septentrional mediante georradar y la excavación de un sector en esta última entre los años 2016-2020 ha revelado la intensa ocupación funeraria de los suburbios y, por primera vez, ha documentado in situ estructuras funerarias dispuestas a modo de fachada continua en uno de los costados de la vía.
El análisis de su arquitectura y decoración pone de manifiesto la asimilación de la tipología funeraria romano-itálica por parte de las elites urbanas y ricos libertos como forma de ostentación de su poder y riqueza. Los modelos edilicios y estilos decorativos que acompañaron a la arquitectura sepulcral de Segobriga (Trunk, 2008, p. 24; Noguera, 2012, pp. 270-314) se reconocen en ellos y deben enmarcarse en el mismo proceso de monumentalización de la ciudad.
Topografía funeraria de Segobriga
La ubicación topográfica de las áreas cementeriales conocidas por las excavaciones arqueológicas y hallazgos antiguos en relación a la ciudad señala su organización a lo largo de las principales vías de comunicación, destacando una especial predilección por la calzada norte. Presenta también zonas de enterramiento complementarias, ordenadas a partir de caminos de uso exclusivamente funerario (Fig. 1). Esta disposición se había ido formando en las colonias y municipios de la península itálica a partir del siglo I a. C., generalizándose en el resto de ciudades del Imperio (Hesberg y Zanker, 1987). Las viae sepulcrales fueron una constante en los centros urbanos de Hispania desde época augustea con construcciones funerarias de variada tipología y la crematio como el ritual funerario más utilizado por la población (Kobusch, 2014).
Áreas cementeriales excavadas en Segobriga.
(planimetría I. Hortelano)
Las primeras evidencias de la existencia de necrópolis en Segobriga se produjeron a finales del siglo XVIII durante la excavación de la conocida como basílica visigoda. El edificio se encuentra situado en el suburbio septentrional, a unos 750 m al noreste de la ciudad y muy cerca de la principal vía de acceso desde el norte. Su originaria construcción como templo martirial en la primera mitad del siglo V d. C. (Cebrián y Hortelano, 2015) obligó al acondicionamiento del terreno, nivelando su pendiente original y procediendo a la excavación de la cripta. Este desmontaje previo provocó la destrucción de los monumentos funerarios de la necrópolis altoimperial sobre los que se edificó, lo que justifica el hallazgo de elementos de arquitectura y epigrafía funeraria en aquellas fechas1. Las excavaciones modernas en el edificio recuperaron un conjunto relativamente numeroso de elementos arquitectónicos -basas, pilastras, fustes, capiteles y piezas de entablamento- y de inscripciones funerarias, que aparecieron reutilizados en algunas tumbas tardorromanas y, principalmente, en un relleno al exterior del ábside de la iglesia (Fig. 2; Fig. 17: 40a; Tabla 4: 40).
Cornisas de monumentos funerarios romanos reutilizadas en la construcción de una tumba del siglo V d. C. al norte de la basílica exterior de Segobriga.
(imagen R. Cebrián)
La primera área funeraria excavada en la necrópolis septentrional se sitúa más al norte. En los años 70 del siglo XX, M. Almagro Basch (1979) excavó varias tumbas de cremación en ollae ossuariae de vidrio protegidas por bloques de piedra y restos de una construcción funeraria fechadas en época claudiana. La articulación de esta necrópolis a ambos lados de la principal vía de acceso a la ciudad quedó precisada por el descubrimiento de grandes recintos funerarios delimitados mediante muros de opus caementicium en una intervención arqueológica realizada en 1997 a 2.400 m del recinto amurallado (Abascal et al., 2008, pp. 17-18). A estas áreas funerarias al pie de la calzada septentrional se une otra a escasos 300 m de la basílica visigoda, de 84 m de fachada. De aquí proceden una estela y un bloque epigráfico (CIL II213, 449 y 462) y varios fragmentos de decoración arquitectónica, que aseguran la existencia de tumbas modestas señalizadas con estelas junto a mausoleos provistos de aparato arquitectónico en su interior.
Hasta la identificación y excavación actual de los monumentos funerarios situados en el costado occidental de un tramo de la vía septentrional, la única evidencia de tumbas monumentales era un podium de opus quadratum, conservado in situ junto al teatro (Cebrián 2014, p. 80), aunque de tipología incierta. Asimismo, se ha propuesto, a partir de los pulvini recuperados en el entorno de la basílica suburbial y en el área de tumbas visigodas emplazada detrás del antiguo Museo, la restitución de varios monumentos que permite establecer la utilización de altares monumentales en esta necrópolis (Noguera, 2012, pp. 350-356).
Al trazado de la vía Segobriga-Complutum, que discurrió por el oeste, muy cerca del casco urbano, se vinculan los restos de otros edificios sepulcrales conocidos por excavaciones antiguas. Uno de ellos, la denominada Tumba Monumental, tiene planta rectangular y conserva parte de su alzado original en opus quadratum, decorado con pilastras de orden corintio (Cebrián, 2010), cuya tipología funeraria posiblemente corresponda al tipo edículo sobre podio (Trunk, 2016, p. 178) (Fig. 3). El segundo es el conocido como mausoleo de los Porcii, debido al hallazgo de una inscripción (CIL II2/13, 324), reutilizada en las paredes de una sepultura de inhumación de época tardorromana, en la que se menciona a varios miembros de esta familia. Esta tumba se documentó en el interior del monumento funerario, del que solo se ha conservado su planta en opus quadratum y la evidencia de una puerta de 4,48 m de longitud en la fachada, donde el epígrafe se colocó en el dintel (De la Rosa, 1988).
Zócalo moldurado y pilastras corintias de la Tumba Monumental de Segobriga.
(imagen R. Cebrián)
La ciudad contó también con áreas cementeriales organizadas en torno a caminos de carácter secundario y función funeraria a partir de época tardoaugustea. La excavación entre los años 2006 y 2009 de un sector de la que hemos denominado necrópolis noroccidental descubrió 76 tumbas de incineración y 3 inhumaciones, junto a estructuras funerarias in situ (Cebrián y Hortelano, 2016), seis recintos delimitados por cipos y, al menos, un monumento funerario de obra, se ubicaron en el lado oriental de la vía y parcelas delimitadas con simples vallas de madera en el occidental. Más al oeste se localizó un ustrinum de uso público asociado a dos áreas con urnas cinerarias señalizadas también con estelas. La construcción del circo a mediados del siglo II d. C. en el mismo lugar donde se instaló esta necrópolis obligó a su expropiación y desmontaje parcial (Ruiz de Arbulo, Cebrián y Hortelano, 2009, pp. 61-63). La composición social de los difuntos en esta necrópolis es homogénea. Los cerca de 200 textos epigráficos hallados en su excavación mencionan a esclavos y libertos, con la única excepción de M’ Valerius Spantamicus (CIL II2/13, 536). La aparición de un conjunto de elementos arquitectónicos y escultóricos en un gran vertido situado al exterior del muro de cimentación del graderío norte del circo confirma la existencia en esta área funeraria de monumentos de obra, profusamente decorados. Entre ellos se ha podido individualizar un monumento de planta circular del tipo monóptero, de c. 3,5 pies de diámetro (Trunk, 2015, pp. 326-332). A esta misma necrópolis deben adscribirse las inscripciones y materiales recuperados en la excavación de algunas sepulturas de incineración realizadas a finales del siglo XIX, entre ellos, una cabeza de león, algunas pequeñas esculturas en bronce y ungüentarios de vidrio (Quintero, 1913, pp. 78-80).
La disposición de los monumentos a lo largo de las vías principales. Los nuevos datos aportados por las prospecciones geofísicas
La procedencia de los hallazgos de arquitectura funeraria y los restos in situ de monumenta mostraban la atracción ejercida por las vías más frecuentadas de la ciudad para articular las áreas cementeriales. Sin duda, la principal calzada de Segobriga fue la que la unía con la ciudad de Carthago Nova (Abascal y Cebrián, 2007), capital del conventus al que pertenecía y puerto de embarque para la exportación del recurso económico más importante del que dispuso, el lapis specularis (Plin. HN 36.160). Otro gran eje norte-sur ponía en comunicación la meseta norte con la sur a través del iter Segontia-Segobriga2. Ambos caminos confluían a 2,6 km al norte de esta última y desde aquí partía una calzada en dirección noreste-suroeste hacia la ciudad. Prácticamente, todo su trazado era una vía de tumbas hasta llegar a la puerta principal del recinto amurallado. En la zona más alejada las áreas cementeriales se organizaron en grandes recintos a cielo abierto dispuestos en ambos márgenes de la vía y en la más cercana se han constatado alineaciones continuas de monumenta. En 2015 se detectó un tramo de la vía a unos 50 m al sur de la basílica visigoda en una prospección geofísica, junto a varias estructuras arquitectónicas contiguas dispuestas en su margen occidental que han sido excavadas3. Y en 2019 se descubrió otra agrupación de monumentos funerarios en el límite oriental de esta vía situada a unos 190 m al noreste de la anterior.
Este camino alcanzó los 6 m de anchura y no hay evidencias de losas de piedra en su superficie. Su excavación en 2016 al sur de la basílica visigoda documentó un nivel muy compacto y homogéneo de tierra blanquecina, con cantos de mediano y pequeño tamaño sobre el terreno natural. Restos de otros dos tramos rectilíneos se han conservado muy cerca de este. A 100 m al sur en un talud se aprecian varias capas blanquecinas compactadas con piedras pequeñas y a 80 m al norte se hallan los restos muy degradados del encachado del camino, formado con ripio de caliza de tamaño pequeño y bolos rodados de río, y a un nivel inferior se aprecia el bordillo occidental de la vía (Fig. 4).
Restos de la calzada septentrional de Segobriga conservada al este de la basílica visigoda.
(imagen R. Cebrián)
Los nuevos monumentos funerarios descubiertos al norte de la basílica visigoda presentan planta cuasicuadrangular, de 4 m de lado. Las cinco estructuras funerarias forman una primera fachada en el lado oriental del camino, a la que sigue una segunda línea con, al menos, otro monumento situado detrás de aquellos, de la misma morfología.
Antes de llegar a la puerta norte, de la vía partía un camino, que bordeando por el oeste el anfiteatro, se dirigía hacia el sur y se unía antes de atravesar el vado sobre el río Gigüela con la calzada en dirección hacia el interior peninsular. Este tramo de la vía principal Carthago Nova-Segobriga-Complutum fue identificado con georradar en 2018 al sur de la Tumba Monumental. En un trazado rectilíneo de unos 100 m de longitud, a la cota de 792,50/793 m s. n. m., se reconoce una estructura lineal muy definida por el límite occidental, que interpretamos como el muro de contención de la vía4. Sirvió a la vez para protegerla de las crecidas del río Gigüela al que vierte aguas el arroyo del Yuncar, situado a 60 m al oeste. La apreciación de la altura de este muro en uno de los perfiles del georradar es de 60 cm, detectándose a una profundidad del terreno estimada de 30 cm (Fig. 5).
Estructuras descubiertas en la prospección geofísica montada sobre ortoimagen IGN y delimitación de la cota máxima de crecida del río Gigüela.
(imagen CAI de Arqueometría y Arqueología. Universidad Complutense de Madrid)
Desde el punto de vista hidrogeológico, gran parte del suburbio occidental de Segobriga se sitúa en la amplia llanura de inundación del río Gigüela, lo que justifica la elevación de la vía. Arqueológicamente, ya se había reconocido una acumulación de sedimentos aluviales, de hasta 1,5 m de espesor, en la excavación de la Tumba Monumental. Una crecida del arroyo datada en la primera mitad del siglo II d. C. dejó bajo el lodo la moldura del podio sobre el que se dispuso la decoración pseudoarquitectónica de columnas corintias y arruinó el nivel original de la vía a cuya fachada se abría el monumento funerario (Cebrián, 2010, pp. 141-142). Seguidamente se procedió a la sobreelevación de la cota de la calzada, vertiendo una capa de compactación y creando una cuneta para desaguar la vía. Esta actuación permitió que la vía se mantuviese en uso, aunque el monumento quedó en parte cubierto por las deposiciones aluviales.
En las áreas cementeriales romanas situadas en áreas bajas sujetas a inundaciones periódicas no se ha documentado ningún sistema que las protegiese de las crecidas de los ríos, a pesar de que no quedaba garantizada la preservación de las tumbas. Un ejemplo lo encontramos en Arles donde las estructuras funerarias situadas al sur de la ciudad y cerca del Ródano no cuentan con ninguna de las técnicas atestiguadas en otras zonas de la ciudad para contener su desbordamiento (Allinne, 2007, pp. 37-38). La misma situación se repite en Corduba, donde varios espacios funerarios quedaron sepultados bajo las crecidas del arroyo del Moro y del propio río Betis. Una vez retiradas las aguas, los terrenos inundados volvieron a prepararse para llevar a cabo enterramientos a cotas más elevadas (Ruiz Osuna, 2010, pp. 387-388).
La prospección geofísica en el entorno de la Tumba Monumental reveló algunas estructuras en el lado oriental de la vía, cuya planta, dimensiones y disposición aconsejan pensar que se trata de otros monumentos funerarios. Si bien esta propuesta, mientras no se realicen excavaciones arqueológicas, se formula únicamente como hipótesis, es cierto que atestigua una distribución de enterramientos en mausoleos de obra a ambos lados de esta vía. Otra concentración de estructuras se detecta en los márgenes del tramo de vía situado en el extremo más meridional. Una de ellas presenta planta rectangular, de c. 7,70 × 5,70 m, y se ubica en el costado oriental de la calzada. En el lado occidental se localizan los restos de lo que podría ser un edificio sepulcral del tipo túmulo de 12 m de diámetro exterior, o bien de uno en forma de schola, similar a las atestiguadas en las necrópolis pompeyanas abiertas a la vía5. Sin embargo, el hecho de que en Segobriga se abra hacia un camino interior del área cementerial invalida, en cierta manera, esta posibilidad.
El descubrimiento de los nuevos monumentos funerarios al norte y oeste de la ciudad ha terminado por confirmar el papel vertebrador de las vías en la formación de las áreas cementeriales urbanas y el desarrollo de la arquitectura funeraria. Su emplazamiento en zonas llanas admitió la creación de áreas de enterramiento, contrariamente a lo que sucedió hacia el sur y el este6, donde la cercanía al cauce del río Gigüela y un terreno con elevaciones montañosas impidió su desarrollo. El sistema viario consolidado a partir de Augusto en Segobriga creó viae sepulcrales que alcanzaron monumentalidad al formarse fachadas continuas de enterramientos en amplios tramos, sobre todo en la vía septentrional, la más transitada y, por tanto, la más ansiada por las clases sociales altas y/o ricas para levantar sus monumentos funerarios.
Necrópolis septentrional. Los monumentos funerarios in situ (campañas de excavación 2016-2020)
La excavación arqueológica del área cementerial detectada en la prospección geofísica en el suburbio septentrional corroboró en 2015 la existencia de cinco monumentos funerarios contiguos y alineados en el costado occidental de la vía septentrional. La imagen tan nítida de la planta de los monumenta aportada por el georradar se debía al expolio de su alzado y la consecuente ausencia de niveles de derrumbe (Figs. 6 y 7). El área cementerial mantuvo su función hasta época tardorromana como acredita el hallazgo de sepulturas de rito cristiano, que se adosan a las paredes exteriores de los monumentos funerarios aún en pie y dejan libre la vía principal, aunque ocupan ya una calle de la organización interna de la necrópolis. La disposición de otras tumbas fechadas a partir del siglo VI revela que cuando se excavaron los monumenta ya habían sido expoliados, pues invaden su planta o se sitúan en su interior cortando los niveles de las tumbas precedentes, e incluso reutilizan inscripciones en su fábrica.
Situación del sector excavado en la necrópolis septentrional de Segobriga entre los años 2016-2020 en relación a la ciudad y la denominada basílica visigoda.
(imagen I. Hortelano)
Vista cenital de los monumentos funerarios excavados en la via sepulcral septentrional de Segobriga e imagen previa obtenida por georradar.
(imágenes I. Hortelano y CAI de Arqueometría y Arqueología. Universidad Complutense de Madrid)
El desmantelamiento de las estructuras funerarias altoimperiales se enmarca en el proceso de transformación y evolución de este suburbio en época tardoantigua a partir de la construcción de un edificio de culto cristiano (Cebrián, Hortelano y Panzram, 2019). Una de las tumbas del cementerio tardorromano, que albergó los restos de algún personaje singular fallecido, significó el embrión para la fundación de un templo en su memoria -martyrium- en el solar de lo que hoy conocemos como basílica visigoda. Las obras propiciaron el desmonte de los monumentos funerarios situados en su entorno más inmediato para aprovechar la piedra como material de construcción y se emplearon también elementos arquitectónicos de la basílica del foro. El spolium del espacio público de la ciudad romana para la construcción de la iglesia suburbial puede seguirse a través de la decoración arquitectónica recuperada en su excavación. Numerosos fragmentos de las partes salientes de capiteles corintios, cuyas volutas y hojas de acanto de las coronas miden igual que los capiteles de la perístasis columnada de la basílica forense, se unen al conjunto de fustes y basas áticas del mismo diámetro y talla recuperados en el foro y que proceden de los trabajos de limpieza realizados por M. Almagro Basch entre los años 1980 y 1981 en la basílica visigoda7.
La vía septentrional a la que se abren los monumentos funerarios debe girar hacia el norte lo que determina el cambio de orientación de los situados más al septentrión. Los nuevos edificios están separados por un vial de 4,60 m de anchura, de acceso a otros monumentos situados en una segunda fila (Fig. 8). Este camino se encuentra muy alterado por la excavación de varias tumbas de inhumación, pero conserva su nivel de preparación de cantos de río amalgamado con una argamasa muy blanquecina.
Vial interior del sector de la necrópolis septentrional situado entre los denominados monumentos funerarios M1 y M5 roto por las tumbas de fosas de época tardoantigua.
(imagen R. Cebrián)
El área fue ocupada a partir de época claudiana por tumbas monumentales (Fig. 9). Los monumentos funerarios más antiguos se sitúan al sur. El denominado M1 está muy expoliado. De su zócalo en sillería solo se ha conservado in situ el de su fachada, que es monolítico y mide 2,51 m de longitud y 0,47 m de anchura. A partir de las huellas en el relleno interior de opus caementicium se deduce la existencia de otros sillares delimitando el monumento y precisa sus dimensiones máximas, de c. 3,60 m de lado (12 pies). En el núcleo interno se observa una cavidad rectangular -0,80 m de longitud, 0,31 m de anchura y 0,18 m de profundidad- en la parte posterior, que debió utilizarse para depositar la urna cineraria. Detrás y fuera del monumento, pero dentro de lo que debió constituir la propiedad funeraria, se localizaron los restos de una cremación (UE 18046), que contenía algunos restos óseos humanos calcinados y dos ungüentarios de vidrio, uno de ellos deformado por la acción del fuego (Fig. 10.1). Contiguo a él, se sitúa al sur un segundo monumento funerario (M2). La construcción en opus quadratum presenta unas dimensiones en planta de 5,20 m de longitud en fachada y 4,75 m de profundidad (17,5 × 16 pies). De él solo se ha conservado la cama de preparación en la que se reconocen las improntas de colocación de la sillería. Los sillares presentan similares dimensiones, de 0,95/1,00 × 0,55/0,60 m y están dispuestos a soga. Restos de una cremación se hallaron en el costado norte del interior del monumento junto a un ungüentario de cerámica (forma Lattara D10) y otro de vidrio (Fig. 10.2). Algunos elementos de decoración arquitectónica y escultórica recuperados en el proceso de excavación ayudan a reconstruir la estructura decorativa del monumento y su adscripción al tipo edículo sobre alto podio. Por último, más al sur otro monumento funerario (M3), retranqueado en relación al eje viario, se construyó con muros de mampostería. Sus dimensiones son idénticas al M2. Presenta en el interior un banco adosado al muro de fachada, de 0,80 m de anchura, roto hacia el sur por una fosa de expolio de época medieval, donde se recuperó un fragmento de un bloque o estela epigráfica con indicación de la edad del difunto y su dedicación por su padre (Cebrián, 2020, pp. 4-7). Una reutilización posterior del monumento alojó una tumba de inhumación también expoliada en su interior, de la que solo se conoce una piedra dispuesta en vertical en su cabecera (Fig. 10.3).
Planimetría y denominación de los monumenta excavados en el sector de la necrópolis septentrional.
(dibujo I. Hortelano)
Vistas aéreas de los monumentos funerarios excavados en 2017 en la necrópolis septentrional de Segobriga.
1. M1 visto desde el suroeste (imagen R. Cebrián). 2. M2 visto desde el oeste e indicación del lugar donde se documentaron los restos de una incineración (imagen I. Hortelano). 3. M3 visto desde el noroeste. A la izquierda de la imagen, el monumento M2 (imagen R. Cebrián).
Es más que probable la parcelación previa del terreno ocupado por estos tres monumentos junto a la vía8. Las construcciones funerarias están separadas entre sí por una franja de terreno de 31 cm -c. 1 pie-, lo que conviene también a esta idea. Los nuevos edificios se edificaron sobre un terreno virgen y ocuparon un espacio idéntico tanto in fronte, de 17,5 pies, como in agro, de 16 pies, aunque el M1 no utilizó toda la parcela y quedó descentrado en relación a ella.
En las mismas fechas en las que se produjo el deslinde de las nuevas propiedades funerarias en la necrópolis septentrional, se llevó a cabo la parcelación en recintos, sin desarrollo arquitectónico, con medidas estándares en otra de las necrópolis de la ciudad, la noroccidental, quedando acotada por cipos epigráficos. La pedatura de los loca sepulcrales señala el diferente tamaño de las parcelas en fachada, entre 15 y 17,5 pies -llegando a medir 25 pies pero sin testimonio epigráfico- y con la misma profundidad, de 15 pies (Cebrián y Hortelano, 2016, pp. 47-53, fig. 44). De estas evidencias parece deducirse un plan organizado de desarrollo de los espacios cementeriales en las áreas suburbanas de Segobriga en los años centrales del siglo I d. C., momento que coincide con el gran auge constructivo de la ciudad después de la municipalización.
Un segundo bloque de edificios sepulcrales se parceló al norte del monumento M1 en el último tercio del siglo I d. C. Los lotes tuvieron unas dimensiones estandarizadas de 16 × 16 pies y continuaron ocupando una franja de terreno inmediata a la calzada septentrional por su costado oeste. De ellos conocemos dos monumentos funerarios (M5 y M6), que presentan planta cuadrangular -de 4,66/4,72 m de lado- y están construidos con la técnica del opus vittatum, con muros de 0,50 m de anchura, levantados sobre una o dos hiladas de cimentación. El M6 presenta sillares esquineros, de 0,60 m de lado, conservados en los ángulos sureste y suroeste. El vial situado entre los M1 y M5 se planteó en esta segunda fase de deslinde de las parcelas en la necrópolis lo que explica que el nivel de preparación de su pavimentación entregue al muro meridional de M5. Entre el monumento M5 y M6 quedó un espacio vacío de 1,78 m o 6 pies con evidencias del nivel de circulación de uso del área cementerial en época tardoantigua.
La mejor conservación en alzado del monumento M5 permitió documentar la fosa de cremación y los restos del banquete funerario (Fig. 11). La pira (UE 18192) presenta planta redondeada, de c. 1,30 m de diámetro y 0,20 m de potencia, y se ubica centrada junto al muro de fondo del monumento. Su excavación proporcionó un conjunto de materiales que fechan la cremación en el último cuarto del siglo I d. C9. Se encontraba sellada por una capa endurecida de tierra arenosa con piedrecitas de color blanquecino (UE 18191). Cubriendo los residuos de la pira se documentó un nivel caracterizado por la acumulación de materiales cerámicos, no quemados, relacionados con el consumo de comida, restos de naturaleza alimenticia -fauna- y objetos de adorno personal, que se extendía por prácticamente todo el interior del monumento (UUEE 18091, 18092 y 18188). La composición de la vajilla relaciona el hecho arqueológico con el banquete celebrado en honor al difunto/a durante el entierro. En la tipología funcional están presentes los vasos para beber, las jarras de terra sigillata hispánica, cerámica común y cerámica de cocina, una de ellas decorada con un motivo fálico vinculado al escanciado del vino y a su aspecto ritual, junto a un colador de bronce empleado también en el servicio del vino. También se atestiguan recipientes para comer, como cuencos y platos de terra sigillata gálica e hispánica, cuencos de cerámica pintada de tradición indígena y, en menor medida, servicios de cocina, entre ellos, ollas, cazuelas de engobe rojo pompeyano y mortaria. Su cronología resulta coetánea a la proporcionada por la cremación.
El monumento funerario M5. En primer término, la fosa hallada al exterior junto al muro trasero.
(imagen R. Cebrián)
En la trasera del monumento M5 junto al muro de su construcción se localizó parcialmente una fosa (UUEE 18117 y 18119), que presentaba abundante material altoimperial pero cuya datación fechamos en época tardoantigua por la presencia de algunas producciones de cerámica doméstica del siglo IV junto a un Ae4 de Constancio II, acuñado en Constantinopla entre los años 347-348 (inv. 19-18168-009-114). De planta alargada, de c. 3,20 × 2,75 m, su relleno alcanzó los 0,30/0,35 m de potencia y estaba formado por tierra de color gris, suelta y de textura cenicienta con abundantes fragmentos de teja curva, piedras, restos óseos de fauna y dos fragmentos de capiteles corintios10. En la parte superior de este relleno se recuperó prácticamente completo un plato de vidrio de color verde, forma Isings 45.
La evidencia del expolio de los materiales del monumento funerario se manifiesta en un nivel (UE 18128) formado por sillarejos y argamasa disgregada junto a material latericio, tegulae e imbrices documentado adosado al perímetro interior de sus muros y entremezclado con los restos de aquel banquete funerario. Simultáneamente, el monumento funerario fue reutilizado como espacio cementerial de tumbas de ritual cristiano. Una de ellas (tumba 10) se alojó en el interior del M5 adosada a la esquina noroeste. Su pared lateral meridional fue construida con sillarejos procedentes de construcciones funerarias altoimperiales. Presentaba un fragmento de pilastra con decoración visigoda para el apoyo de la cabeza del inhumado, enterrado en ataúd de madera al que corresponden los clavos de hierro hallados en su interior. Un conjunto de cuentas de collar de pasta vítrea, cornalina y madera junto con restos del esqueleto fue recuperado en el proceso de excavación. Otras sepulturas de inhumación de un momento posterior rompieron el muro de fachada del M5 (tumbas 9 y 13). Finalmente, la zona quedó abandonada y destinada a usos agrícolas, cuya última evidencia son las fosas de plantación de viñas a mediados del siglo XX (Fig. 12).
Tumbas de inhumación halladas en la excavación del monumento funerario M5 y evidencias de plantación de viñas.
(imagen R. Cebrián)
El monumento funerario M6 fue edificado al norte de M5. De momento permanece incierto si la zona estaba libre u ocupada previamente por un vertedero. Indicios de una gran fosa, de forma no definida, se localizaron en torno al muro posterior del monumento sin que se pueda aseverar, con los datos actuales, si este se construyó sobre ella. Su excavación no ha concluido pero la fosa alcanza, al menos, 7,90 m en dirección norte-sur y 2,15 m este-oeste. Se encontró rellena de abundante material cerámico muy diverso y fragmentado, especialmente, de recipientes de vajilla de mesa, también de cocina, lucernas, ánforas vinarias y de salazones, vidrio, pesas de telar, restos de clavos, junto a fauna y malacofauna, en lo que a priori parece un vertedero de desechos domésticos11. Su cronología se sitúa en un momento avanzado de época flavia a partir de la datación proporcionada por las formas de terra sigillata hispánica, aunque se detectan abundantes formas cerámicas desde época augustea lo que incide aún más en el posible carácter de vertedero (Fig. 13).
El monumento funerario M6 visto desde el oeste. En primer término, en posición centrada, el umbral de la puerta de entrada al monumento y el relleno de la fosa localizada durante el proceso de excavación.
(imagen R. Cebrián)
A pesar del mal estado de conservación por las reutilizaciones posteriores, en su estructura arquitectónica se identifica una puerta de acceso al monumento en el muro trasero. En el interior se localizaron los restos de un posible bustum (UE 18174) del que se recuperó un fragmento de espejo de bronce, varios vasos de paredes finas, entre los que se identificó una forma Mayet XXXIV y restos de una olla de cerámica de cocina, quizás su urna cineraria. Varias tumbas de inhumación afectaron al monumento, mientras que en un momento posterior su interior fue reocupado por una estructura en L (18146) de funcionalidad difícil de precisar.
Un último monumento funerario (M4) fue localizado el año 2019 detrás del M1. Su excavación aún en curso ha documentado parte de los muros norte y oeste, de 0,45/0,50 m de anchura, realizados en mampostería careada con abundante argamasa blanquecina. La esquina noroccidental está formada por un sillar de 1,20 m de longitud y una especie de cofre -0,36 × 0,69 × 0,46- realizado por lajas de piedra y piedras de pequeño tamaño amalgamadas con mortero, que presenta en la cara que mira al interior del recinto, el mensaje epigráfico cave malum con el significado de “tenga cuidado de no hacer el mal” (Cebrián, 2020, pp. 8-10) (Fig. 14).
Restos excavados del monumento funerario M4 visto desde el sur y detalle del texto epigráfico hallado en su ángulo nororiental.
(imágenes R. Cebrián)Tipología arquitectónica y decoración
Los fragmentos de decoración arquitectónica y escultórica hallados en la excavación formaron parte de la arquitectura original de los monumentos funerarios. El conjunto recuperado está formado por una veintena de fragmentos de elementos pseudoarquitectónicos, en concreto, basas áticas con plinto y fustes acanalados de media columna/pilastra, de un entablamento del que solo se ha conservado el perfil completo de un fragmento de una cornisa de modillones y restos de otras dos, junto a varios fragmentos de capiteles corintios, de zócalos con cyma y otros pequeños fragmentos que conservan restos de la talla de algunas molduras.
Todos estos elementos remiten a un monumento de tipo edículo sobre podio al que pudo corresponder el denominado M2. Su cimentación en opus quadratum sugiere un podio destinada a sostener un naiskos para la colocación de la estatua del difunto y comitente o comitentes (Fig. 15).
Restitución 3D de los monumentos funerarios M1 y M2.
(imagen cortesía de Balawat.com)
Uno de los fragmentos de capitel (inv. 17-18027-006-003) corresponde a la parte superior de una de las hojas de acanto, cuyas dimensiones apuntan a una altura del capitel de alrededor de 90 cm y a una altura total de la columna de más de 7 m (Fig. 16, A2), que quizás pudo formar parte de una columna funeraria levantada sobre el basamento conservado en M1 (Hesberg, 1992, pp. 160-164).
Decoración arquitectónica de los monumentos funerarios excavados entre los años 2017 y 2019.
(imágenes R. Cebrián y M. Trunk)
Los hallazgos se completan con un fragmento de pelaje de león (inv. 19-18179-008-165) y una hoja de un pulvinus (inv. 16-18022-002) que, por su pequeño tamaño, pudieron decorar estelas dotadas de leones a modo de acróteras angulares o forma de altar con pulvini atados al centro con un balteus, documentadas en otras áreas cementeriales urbanas (Noguera, 2016, pp. 204-208).
El material empleado en la talla de la decoración arquitectónica fue la piedra extraída de las canteras de Diana, localizadas a 1,5 km al sur de la ciudad (Abascal y Cebrián, 2010, pp. 296-297; Cebrián, 2014, pp. 89-90). Estas mismas canteras proporcionaron el material utilizado en la construcción de los monumentos funerarios de las necrópolis segobrigenses y en la monumentalización urbana. Se trata de una dolomía calcárea, de tonalidad rojiza, compuesta mayoritariamente por dolomita (83%), que presenta calcita (6%), filosilicatos (5%) y cuarzo (3%), y donde aparecen filosilicatos (2%) y feldespato potásico (1%). En los mismos frentes de cantera se caracteriza una caliza dolomítica, más blanquecina, con un porcentaje de calcita del 79% y 15% de dolomita, mucho más ligera, cuyo aprovechamiento está atestiguado también en el proyecto de monumentalización de la civitas romana12.
El catálogo13 de los elementos arquitectónicos que se adscriben a los monumentos funerarios excavados en la necrópolis septentrional es el siguiente (Fig. 16):
A 1. Fragmento de cornisa con modillón (Mausoleo 2, M2).
Inv. 17-18040-9-1 (Fig. 17).
Alt. 29 cm; anch.19 cm; profund. máx. conservada 39 cm.
Superficie superior rota, cara frontal con perfil del goterón intacta y arranque del modillón curvado (anch. del modillón 11,5 cm) con voluta atrofiada; restos de sofito.
Bien comparable con un fragmento de cornisa del pórtico meridional del foro interpretado (¿erróneamente?) como “fragmento de coronamiento de un pedestal”14.
Propuesta de datación: primera mitad del siglo I d. C.
A 2. Hoja de acanto (probablemente de la segunda folia) de un capitel corintio de notables dimensiones (ca. 90 cm).
Inv. 17-18027-006-003 (perteneciente a M1).
Alt. 16,5 cm; anch. 24 cm; profund. conservada 16 cm.
Se han conservado 9 lóbulos de la hojita central y un lóbulo de la hojita vecina.
Secciones de algunos de los fragmentos de decoración arquitectónica procedentes del sector excavado y de la basílica visigoda.
(dibujo R. Cebrián)
A 3. Hoja de acanto de un capitel corintio.
Inv. 18-18076-002.
Alt. 8 cm.
Propuesta de datación: siglo I d. C.
A 4. Fragmento pequeño de pilastra o media columna.
Inv. 16-18022-1
Alt. 10 cm; anch. 11,5 cm.
A 5. Ángulo de una basa de pilastra con plinto, toro, listel y apófisis.
Inv. 17-18027-004-002 (M2).
Alt. 14 cm; anch. del lateral 16 cm; anch. de la frontal 9 cm. (profundidad de la pilastra ca. 12 cm). Alt. plinto 6 cm; alt. toro 4,5 cm.
A 6. Fragmento de toro de dimensiones idénticas, pero sin plinto.
Inv. 16-18022-003.
A 7. Toro con listel y apófisis de una basa ática.
Inv. 19-18131-071.
Alt. 9,5; anch.11 cm.
Escultura de mármol
El tipo de edícola sobre alto podio pretende claramente una puesta en escena de las estatuas de los difuntos dispuestas entre los intercolumnios del piso superior. Durante el proceso de excavación se recuperaron seis fragmentos elaborados de un mármol blanco (probablemente de Luna-Carrara), pertenecientes a estatuas de aproximadamente tamaño natural o poco mayor15. Corresponden a hasta tres estatuas, dos masculinas, una probablemente con toga y otra del tipo Hüftmantel, y una femenina ataviada con túnica. El hallazgo de las piezas en niveles posteriores y fuera de su posición original impide aseverar si las tres estatuas formaron parte del mismo grupo estatuario expuesto en el M2. En todo caso no existe ningún argumento para suponer que los fragmentos provienen de otros espacios de la ciudad y que se encuentren, por tanto, en un contexto secundario. Sabemos que en este monumento funerario solo fue enterrada una persona, que pudo representarse escultóricamente acompañada de otras imágenes familiares16. Una de ellas debe corresponder a su hijo, mencionado como dedicante en el texto epigráfico que vinculamos a M2, aunque la inscripción se encuentra fragmentada lo que no aclara si existieron otros comitentes del monumento funerario, tal vez su mujer, explicando así la aparición de una estatua femenina (Fig. 18).
Conjunto escultórico procedente del sector excavado de la necrópolis septentrional.
(imágenes R. Cebrián)
A: Pliegues del ropaje dispuestos sobre el hombro y espalda derechos de una estatua vestida, probablemente femenina17.
Inv. 16-18001-002-001
Alt. 18 cm; anch. 16 cm.
B: Pliegues sobre brazo y antebrazo izquierdos de una estatua vestida, probablemente femenina.
Inv. 18-18109-014
Alt. 41 cm; anch.14 cm.
C: Fragmento inferior de un togado
Inv. 20-18220-009
Alt. 14,5 cm; anch. 36 cm; profund. conservada 29,5 cm.
D: Fragmento de dedo pulgar de mano derecha.
Inv. 20-18171-010
Alt. 4,8 cm; anch. 2,8 cm; prof. 3 cm.
E: Arranque de un tronco de apoyo (o sustentación) y pliegues diagonales de un manto llevado alrededor de la cadera (Hüftmantel).
Inv. 17-18048-010-001
Alt. 18 cm; anch. 23 cm.
F: Restos de una socava, labrada en basto, y pliegues de un bulto (balteus), pertenecientes a una estatua masculina tipo Hüftmantel18, elaborada en varias piezas.
Inv. 17-18002-001-001
Alt. 12; anch. 19 cm.
La identificación de los dos fragmentos E y F, ambos a primera vista insignificantes, como partes de una estatua tipo Hüftmantel permite la comparación con dos estatuas del foro de Segobriga. Ambas se hallaron en las campañas de excavación de los años 2004 y 2005 en la basílica forense y fueron publicadas con todo detalle por José Miguel Noguera (2012, n. 265-266, láms. 70-71) y con ellas comparten tipo de material, dimensiones, estilo y elaboración. La superficie del tronco de árbol es muy gruesa y se observa de la misma manera en el apoyo conservado en una de las dos estatuas del foro (Noguera, 2012, n. 266, lám. 71). La técnica de construir la estatua por varias piezas, es decir, insertar la parte superior del cuerpo en un hueco rehundido en la parte inferior, está bien documentada en otros casos, pero su labrado con rasgos del puntero se encuentra exactamente igual en la misma estatua mencionada (Fig. 19).
Reconstrucción de la estatua tipo Hüftmantel y localización de los fragmentos E y F.
(imagen M. Trunk)
Estos detalles abogan a una sola conclusión. Las tres estatuas de tipo Hüftmantel de Segobriga son todas obras del mismo taller, se fechan en época claudiana (Noguera, 2012, p. 264) y el dueño del sepulcro M2 encargó, entonces, a escultores que trabajaban en el foro, la talla de su propia estatua sepulcral y de algunos miembros de su familia. Las estatuas que llevaron los retratos de los difuntos formaron una galería de miembros familiares. Los hombres fueron representados como ciudadanos romanos con la toga, y las mujeres como matronas con su traje oficial -túnica, stola y palla-. El uso de mármol para estatuas de un mausoleo de varios pisos y con edícola es, por lo menos, notable. Por regla general tales esculturas fueron labradas en una calidad escultórica inferior y de materiales menos valiosos, principalmente calizas (Hesberg, 1992, pp. 203-204). Insólita es, sin embargo, la representación de una de las estatuas en tipo Hüftmantel. El gran corpus compilado por Andreas Post (2004, pp. 350-351) registra solamente tres ejemplos de su uso en contextos sepulcrales o en edificios sepulcrales, respectivamente: dos en Aquileia y uno en Roma. Su iconografía tiene sus raíces en la veneración y el culto de la casa imperial, aunque la mayoría de los ejemplares proviene de foros y basílica. Estas observaciones subrayan la importancia de la persona enterrada en el mausoleo M2.
La epigrafía y los comitentes
Las excavaciones de finales del siglo XVIII en la denominada basílica visigoda documentaron más de 60 inscripciones funerarias que fueron dibujadas por J. A. Fernández (1790)19, 4 de las cuales fueron reencontradas en 2006 durante los trabajos arqueológicos en el edificio (Abascal, Alföldy y Cebrián, 2011, pp. 298-302, n. 342-345). En esta última campaña se halló otro conjunto formado por 39 piezas con textos funerarios fragmentados (Abascal, Alföldy y Cebrián, 2011, pp. 304-322, n. 350-388), junto a 14 fragmentos sin inscripción pero adscribibles a estelas decoradas con pulvini, con series de arcos y, en una ocasión, acrótera con representación de un león (Abascal, Alföldy y Cebrián, 2011, pp. 324-329, n. CXXIX-CXL, CXLII). Otras piezas se encontraron en las excavaciones de R. García Soria y P. Quintero (Almagro Basch, 1984, n. 105-107) en los decenios finales del siglo XIX y en las limpiezas realizadas entre los años 1980 y 1982 por M. Almagro Basch (1984, n. 133).
En todos los casos, el lugar original de procedencia es desconocido, pero no hay duda de que las inscripciones funerarias formaron parte del paisaje de la necrópolis inmediata. A pesar de su descontextualización, puede realizarse alguna consideración sobre el lugar de origen y los comitentes. La presencia mayoritaria de tituli sobre placas y/o bloques apunta a la existencia de tumbas monumentales, donde se situaron formando parte de la construcción, como las de la familia de Aemilius Secundus (CIL II2/13, 322) y la de Iulia Peregrina (CIL II2/13, 418), hoy conservadas empotradas en una vivienda de la cercana localidad de Saelices. Otros ejemplos son el ara dedicada a Aurelius Pyrro que debió situarse en el interior del monumento funerario familiar, siendo su madre Lic(inia) Vicaria la encargada de erigir un cenotafio a su hijo (Abascal, 2019, pp. 563-568), que había muerto en Roma y enterrado allí (CIL II2/13, 420), o la larga lista de esclavos cincelada en una placa (CIL II2/13, 310), que dedicaron un [monumentum] quod e[rexerunt servi]eius (Curchin, 1987, p. 81) quizás a su patrono, posiblemente su monumento funerario por el lugar de hallazgo.
Otro indicador de la presencia de edificios sepulcrales viene dado por la altura de las letras conservadas en pequeños fragmentos epigráficos, que se sitúan entre los 10 y 12 cm (CIL II2/13, 344 y 349). De ello se deduce la ubicación de los textos a una altura considerable, probablemente un friso o la parte alta del cuerpo inferior de los monumentos. También en la excavación del año 2019 se halló parte de una inscripción reaprovechada como lateral derecho de la tumba 15, cristiana por su ritual, construida sobre el mausoleo M6, cuyo texto epigráfico conservado presenta letras de 9,5/9 cm de altura. La pieza perteneció al monumento funerario de L(ucius) Cor[nelius---] y puede fecharse por la paleografía en la primera mitad del siglo I d. C. Las características del soporte y su cronología permiten pensar que se situó en la fachada de un monumento del tipo edículo sobre alto podio, quizás el denominado M2 (Fig. 20).
Detalle del fragmento epigráfico reutilizado en una tumba cristiana construida en el monumento funerario M6.
(imagen R. Cebrián)
La mayor parte de las inscripciones funerarias vinculadas a la necrópolis septentrional mencionan a libertos, algunos pertenecientes a las familias que controlaron las magistraturas urbanas, entre ellos, los Octavii, los Iulii y los Caecilii. Un epígrafe hace mención a un individuo de cierta relevancia social, como demuestra su adscripción a la tribus Galeria (CIL II2/13, 277), y quizás la inscripción hallada recientemente que menciona a un miembro masculino de la gens Cor[nelia] corresponda también a un ciudadano romano. Entre los personajes que contaron con su sepultura en este sector de la necrópolis se encontraba Quintianus (CIL II2/13, 314), notario de Lucius Caecilius Porcianus, que fue flamen provinciae Hispaniae citerioris por designación del concilium provinciae a mediados del siglo II d. C. (CIL II 4252), aunque no disponemos de datos sobre el tipo de monumento funerario al encontrarse perdido el soporte epigráfico.
De la información aportada por los textos epigráficos se deduce que los comitentes del área cementerial situada en el entorno de la basílica visigoda fueron principalmente libertos enriquecidos con las actividades comerciales de la ciudad, que utilizaron las necrópolis como espacios de autorrepresentación social y magnificencia económica.
Modelos y esquemas decorativos de la necrópolis septentrional. El material arquitectónico descontextualizado
Los primeros hallazgos de elementos arquitectónicos romanos reaprovechados como material de construcción se remontan a la primera excavación de la llamada “basílica exterior” de Segobriga en el siglo XVIII (Abascal, Almagro-Gorbea y Cebrián, 2008, p. 229, fig. 10). Con posterioridad, entre los años 1980 y 1981 Martín Almagro Basch llevó a cabo trabajos de acondicionamiento y limpieza del edificio descubriendo un nuevo lote de piezas decoradas de época romana y visigoda. Finalmente, en 2006 se procedió a su reexcavación de la que surgieron nuevos hallazgos (Cebrián y Hortelano, 2015, pp. 402-409) y los datos necesarios para interpretar definitivamente el edificio como un conjunto martirial construido en la primera mitad del siglo V, que tuvo posteriormente la función de mausoleo de la jerarquía episcopal y basílica funeraria. A esa primera fase asignamos los fragmentos encontrados de material arquitectónico romanos, procedentes “en gran medida del desmontaje de los mausoleos de la necrópolis sobre la que se asienta, pero también de otros monumentos de la ciudad” (Cebrián y Hortelano, 2015, p. 416). Por su parte, el material visigodo está estudiado (Abura, 2016) pero está pendiente una revisión de los spolia de época imperial. Por eso incluimos una selección de piezas significativas, que no tienen su origen asegurado en el centro de la ciudad y podrían -según su formato- pertenecer a edificios sepulcrales, en particular a los mausoleos aquí presentados. No todos los elementos permiten una propuesta de datación.
El análisis del conjunto se presenta en cuadros, ordenado por la categoría de los elementos arquitectónicos a la que pertenecen (Tablas 1 a 5; Figs. 21 a 25).
Basas áticas y basas a toro pertenecientes a monumentos funerarios procedentes de las excavaciones de la denominada basílica visigoda.
(imágenes R. Cebrián y M. Trunk)
Fragmentos de capiteles corintios asignables a monumentos funerarios hallados descontextualizados en las excavaciones de la basílica visigoda.
(imágenes R. Cebrián y M. Trunk)
Frisos decorados con roleos de acanto de monumentos funerarios procedentes de la basílica visigoda.
(imágenes R. Cebrián y M. Trunk)
Fragmentos de cornisas de diversos monumentos funerarios recuperados en la excavación de la basílica visigoda.
(imágenes R. Cebrián y M. Trunk)
Fragmentos pertenecientes a entablamentos de monumentos funerarios hallados en la basílica visigoda.
(imágenes R. Cebrián y M. Trunk)
En la serie de entablamentos -arquitrabes y frisos- destaca un fragmento de friso decorado con roleos de acanto, atestiguados hasta ahora en el centro de la ciudad en el contexto de la curia y del complejo monumental detrás del teatro20. De la basílica visigoda proviene una pieza que fue clasificada como obra hispano-visigoda21. En ella, de un cáliz de acanto nacen hojas de acanto que forman un roleo vegetal y otros zarcillos. Una posible fecha alternativa de la pieza podría ser época augustea temprana, para la que se encuentran buenos paralelos itálicos, sobre todo, en el contexto de edificios sepulcrales22. En este caso se trataría del roleo de acanto más antiguo de la ciudad.
Descripción e inventario de las basas halladas en la basílica visigoda (M. Trunk).
I. Basas: basas áticas y basas a toro23
núm.
inv.
tipo
descripción
dimensiones
fig.
1
06-11005-046-048
Basa ática con plinto24
Fragmento mayor con arranque de las acanaladuras rellenas; distancia entre ejes de las acanaladuras 5 cm; diám, de columna 50 cm
Plinto, toro, listel, apófisis y arranque de la acanaladura; distancia entre las ejes de las acanaladuras 4,5 cm; diámetro de columna ca. 23 cm
17, 21
3
81-BV-29BIS
Fragmento de gran basa (ática?)
Plinto, toro, listel y apófisis
Alt. plinto 9 cm; alt. toro 8,5 cm. Diám. de columna no determinable, aunque superior a 58 cm
17
4
81-BV-277
Fragmento de toro superior de una basa ática
Resto de la escocia, listel, toro, listel, apófisis
Alt. total 14; alt. toro 7; anchura 13. Diám. de columna 56 cm
17
5
81-BV-133BIS
Basa ática sin plinto (moldura completa)25
Alt. 23 cm; diám. de columna, 58 cm
17, 21
6
81-BV-1BIS
Toro superior de una basa ática con arranque de acanaladura rellena
Alt. 32 cm; anch. 23; distancia entre ejes de las acanaladuras 6 cm; diám. de columna 46 cm
17, 21
7
81-BV-332
Parte inferior de un fuste de columna con acanaladura rellena.
Probablemente del mismo monumento que n. 6
Alt. 14 cm; anch. 9,5 cm
8
81-BV-283
Basa a toro sin plinto
Toro, listel y arranque de la acanaladura; distancia entre ejes de las acanaladuras 6 cm. Restos de mortero
Alt. 13 cm; anch. 12 cm; diám. de columna 52 cm
21
9
81-BV-532
Basa a toro sin plinto
Toro, listel y apófisis y acanaladuras sin relleno. Distancia entre ejes de las acanaladuras 6,5 cm
Alt. 12 cm; anch. 15 cm; diám. de columna 64 cm
17
10
81-BV-9
Toro inferior de una basa ática con parte de la escocia
No hay ninguna evidencia de un plinto
Alt. 17 cm. No hay ninguna evidencia de un plinto
11
81-BV-293
Toro inferior sin plinto
Cara de apoyo inferior pronunciado. Claros rasgos del uso de una máquina giratoria para la elaboración de la pieza26
Alt. 7,5 cm
12
81-BV-599
Toro inferior sin plinto
Similar a n. 11 pero de dimensiones menores
Alt. toro 3,2 cm; alt. máx. 8,5 cm; anch. 13 cm
13
81-BV-465
Ángulo de una pequeña basa ática de pilastra
Toro superior y arranque de la acanaladura
Alt. 10 cm; anch. 8 cm; prof. 5 cm
14
06-11000-062
Fragmento de toro superior
Toro y arranque de acanaladura rellena. Punta de hoja como elemento decorativo en la pechina27
Alt. 18 cm; anch.15 cm
Descripción e inventario de los capiteles procedentes de la basílica visigoda (M. Trunk).
II. Capiteles corintios28
núm.
inv.
tipo
descripción
dimensiones
propuesta datación
fig.
15
06-11001-046-017
Tres fragmentos de un capitel de grandes dimensiones, elaborado de dos bloques de piedra
a) Hoja de acanto (secunda folia), cara superior plana
Alt. 20 cm; anch. 36 cm; prof. 20 cm
Siglo I d. C.
22
06-11001-033-021
b) Fragmento de hoja
Alt. 16 cm; anch. 18 cm
06-11000-180-028
c) Fragmento de hoja
Alt.14 cm; anch. 13 cm
16
81/BV/779
Ángulo de ábaco y parte de la voluta
Lado superior con superficie de contacto con el arquitrabe bien elaborada
Alt. 25 cm; anch. 17 cm
17
06-11011-150-030
Hoja de acanto
Alt. 17; anch. 9,5 cm
18
06-11186-566-005
Flor de ábaco
Alt. 14 cm; anch. 16,5 cm con restos de mortero
19
06-11073-266-083
Flor de ábaco, similar a n. 18 pero de dimensiones ligeramente menores
Alt. 12 cm; anch. 12 cm
20
81-BV-191
Ábaco (cara superior plana), voluta y hoja de sustentación
Alt. 35 cm; anch. 22 cm
Época julio-claudia
22
21
a) 81-BV-189
Dos fragmentos con volutas de ángulo golpeándose con sus hojas de sustentación
Alt. 15 cm; anch. 16 cm
2º o 3º tercer cuarto del s. I d. C.29
b) 81-BV-132
Alt. 22 cm; anch. 16 cm
22
81-BV-128
Hoja de acanto (de la segunda corona) y a la izquierda resto de una hoja de primera corona (sin foto)
Alt.17 cm; anch. 29 cm
Época julio-claudia
23
81-BV-500
Hoja de acanto
Alt.15 cm; anch. 15 cm
24
06-11005-007-004
Voluta de un capitel (de pilastra?)
Alt. 13 cm; anch.10 cm
Época julio-claudia30
25
81-BV-499
Fragmento de un capitel de pilastra con caulículo y hoja de acanto de la segunda folia
Alt. 15 cm; anch. 16,5 cm
26
81-BV-818
Fragmento de capitel de pilastra
Arranque de hélix y voluta derecha con su hoja de sustentación
Alt. 37 cm; anch. 15 cm
Época flavia31
27
81-BV-113
Tres fragmentos de un capitel semielaborado
a) Hoja de la primera corona, parcialmente lisa, restos de la hoja vecina, arranque del caulículo
Alt. 25 cm; anch. 24,5 cm
Época flavia32
22
81-BV-592
b) Fragmento de hoja de la primera corona
Alt. 11,5 cm; anch.12 cm
81-BV-609
c) Fragmento de hoja de acanto
Alt.11cm; anch. 14 cm
28
81-BV-344
Parte superior de un fuste de columna con arranque del capitel
Dos acanaladuras conservadas. El listel del borde del cálato está taladrado
Alt. 40 cm; anch. 19 cm.
22
29
a) 06-11011-166-042
Dos fragmentos que pegan de una voluta angular derecha
Alt. 16 cm; anch. 20 cm
b) 06-11073-181-155.
Alt. 16; anch. 12 cm (anchura uniendo las dos piezas, 22 cm)
30
06-11137-250-1
Nervadura central de una hoja de acanto
Hoja de la segunda corona, a la izquierda dos lóbulos de una hoja de la primera corona
Alt. 16 cm; anch. 13 cm
31
06-11006-158-19
Hoja de acanto
Altura 15,5; anchura 7 cm
Descripción e inventario de los frisos decorados con roleos de acanto procedentes de la basílica visigoda (M. Trunk).
III. Entablamentos, arquitrabes y frisos
III. 1. Frisos decorados con roleos de acanto33
núm.
inv.
tipo
descripción
dimensiones
propuesta datación
fig.
32
a) 81-BV-745
Dos fragmento de un friso de acanto de muy buena calidad
Altura 24; anchura 13,5; profundidad 19 cm
1ª o 2ª mitad s. I d. C.34
23
b) 06-11073-267
Altura 21; anchura 9; profundidad 16 cm
33
81-BV-114
Fragmento de roleo
Segmento angular, abajo plano, a la derecha sesgado para la adhesión rectangular de una pieza del friso lateral.
Altura 22; anchura 23; grosor 11 cm
23
34
81-BV-764
Fragmento de roleo
Restos de mortero. Abajo una roseta entre modillones. Arriba plano.
Altura 26; anchura 10, grosor 20 cm
23
35
06-11003-287-149
Fragmento de roleo de acanto con la representación de un águila35
Altura 15; anchura 23,5; grosor 12,5 cm
23
36
81-BV-36
Fragmento de dos platabandas (fasciae) de un arquitrabe y friso de roleo de acanto
Altura 15,5; anchura 8; profundidad 16 cm
2º cuarto s. I d. C.36
23
37
81-BV-636
Fragmento de friso
Lado inferior plano. Hojas de acanto con flor de cáliz. Uso abundante del taladro.
Altura 18; anchura 18; profundidad 14 cm
Época flavia37
23
38
06-11003-130-33
Fragmento
Altura 26; anchura 8,5; grosor 12,5 cm
1ª mitad s. I d. C.
39
81-BV-47
Fragmento
Descripción e inventario de los fragmentos de entablamento hallados en la basílica visigoda (M. Trunk).
III. Entablamentos, arquitrabes y frisos
III. 2. Entablamento: cornisas, dentículos, molduras, modillones y sima
núm.
inv.
tipo
descripción
dimensiones
propuesta datación
fig.
40
a) 17-11306-001
Dos fragmentos de cornisa
Altura 33,5; anchura 80,5; grosor 60 cm
S. II o principios del III d. C.
2, 17
b) 17-11305-001
Anchura 87; grosor 50
41
a) 06-11075-178-005
Dos fragmentos de cornisa
Persiste de un cimacio jónico con flechas de punta entre las ovas y dentículos38.
Altura 10; anchura 16,5 cm (abajo plano)
Época flavia
24
b) 06-11172-261-019
Altura 20; anchura 14 cm
42
06-11157-258-011
Fragmento de cornisa
Pieza similar a n. 41 pero de dimensiones mayores.
Altura 18; anchura 20 cm
43
a) 06-11011-150-022
Cinco fragmentos de un coronamiento
La moldura consta de (desde abajo hacia arriba): dentículo, listel, gola (cima) recta con decoración de hojas estilizadas y frente lisa. Lado superior plano39; fragmento e presenta restos de argamasa.
Altura 21; anchura 32,5 cm
S. II o primera mitad del III d. C.
17, 24
43
b) 81-BV-137
Altura 17; anchura 24 cm
c) 81-BV-221
Altura 20; anchura 8,5 cm
d) 81-BV-356
Altura 16; anchura 19 cm
e) 81-BV-39
Altura 18; anchura 13 cm
44
06-11003-13-3
Fragmento de moldura o coronamiento
Cornisa con dentículo, encima modillón simple al lado de restos de una roseta40.
Altura 30; anchura 20 cm
45
81-BV-322
Fragmento similar a n. 44
Dentículo y dos modillones con roseta intermedia.
Altura 15; anchura 26 cm
46
81-BV-441
Fragmento de cornisa41
Dentículos y modillones con roseta intermedia.
Altura 24; anchura29 cm
47
a) 81-BV-450
Dos fragmentos de cornisa
Lado superior plano.
Altura 21; anchura 22 cm
24
b) 81-BV-68
Dentículos, encima astrágalo con dos carretes entre las perlas.
Altura 7; anchura 20 cm.
48
06-1107-027-014
Fragmento de cornisa
Lado inferior plano. Moldura (desde abajo hacia arriba): gola (cima) reversa con decoración de cimacio lésbico (‘Scherenkymation’), listel, modillón y comienzo de goterón.
Altura 30; anchura 17 cm
24
49
06-11022-169-120
Cimacio lésbico (‘Bügelkymation’), encima modillón roto y roseta intermedia.
Altura 16,5; anchura 26 cm
50
a) 06-11057-179-012
Cinco fragmentos del coronamiento de un altar o del entablamento de un sepulcro.
Moldura (de abajo hacia arriba): astrágalo, gola (cima) reversa con cimacio lésbico (‘Bügelkymation’), gola (cima) recta con decoración de hojas (‘Blattkymation’)
Altura 32; anchura 17,5 cm
17, 24
b) 81-BV-27BIS
Altura 29; anchura 13 cm
17, 24
c) 06-11003-013-005
Altura 9; anchura 7 cm
d) 06-11001-006-002
Altura 8,5; anchura 9 cm
e) 6-11006-029-006
Altura 8; anchura 10 cm
Descripción e inventario de otros fragmentos moldurados pertenecientes a entablamentos procedentes de la basílica visigoda (M. Trunk).
III. Entablamentos, arquitrabes y frisos
III. 3 Molduras sueltas
núm.
inv.
tipo
descripción
dimensiones
propuesta datación
fig.
51
a) 06-11003-122-077
Tres fragmentos de un cimacio lésbico (‘Bügelkymation’) y astrágalo
Altura 26; anchura 24 cm
S. I d. C.
17, 25
b) 06-11003-170-014
Altura 10; anchura 8,5 cm
c) 06-11191-562-008
Altura 8; anchura 19 cm
52
06-11001-045-016
Fragmento indeterminado
Altura 7; anchura 15 cm
53
81-BV-335
Fragmento de cimacio lésbico (‘Bügelkymation’)
Restos de mortero
Altura 9; anchura 20 cm
25
54
81-BV-392
Fragmento de cimacio lésbico (‘Bügelkymation’) y astrágalo
Restos de mortero
Altura 14,5; anchura 13 cm
55
81-BV-133
Fragmento de cimacio lésbico (‘Bügelkymation’)
Altura 16; anchura 16 cm
56
81-BV-458
Fragmento de coronamiento de pedestal (?)
Listel, gola (cima) recta con decoración de cimacio lésbico (‘Scherenkymation’).
Altura 22; anchura 32,5 cm
17
57
81-BV-463
Bloque angular con gola (cima) reversa (‘Scherenkymation’).
Altura 14; anchura 25 cm
58
a) 81-BV-126
Diez fragmentos de diferentes molduras, decorados de cimacio lésbico (‘Scherenkymation’), parcialmente con astrágalo acompañante.
Altura 10; anchura 19 cm
b) 81-BV-270
Altura 9,5; anchura 11 cm
c) 81-BV-31
Altura 9; anchura 19 cm
d) 81-BV-53
Altura 9,5; anchura 11 cm
e) 81-BV-54
Altura 11; anchura 12 cm
f) 81-BV-468
Altura 11,5; anchura 27 cm
g) 81-BV-407
Altura 10; anchura 16 cm
h) 81-BV-26
i) 81-BV-131
Altura 9; anchura 19 cm
j) 06-11112-189-008
Altura 12,5; anchura 24 cm
59
a) 06-11005-32-32
Dos fragmentos de cimacio jónico.
Altura 14,5, anchura 20 cm
b) 06-11073-266-90
Altura 8,5; anchura 12 cm
60
06-11003-146-102
Fragmento de cornisa (?)
Cimacio jónico similar (invertido) como n. 59, pero de dimensiones mayores. Piezas similares provienen del contexto del teatro de Segobriga
Altura 13; anchura 24 cm
25
61
a) 81-BV-773
Dos fragmentos de cimacio jónico invertido
Lado inferior plano. Arriba resto de dentículo.
Altura 22; anchura 17 cm
b) 06-11003-550-181
Altura 22; anchura 30; grosor 26 cm
62
81-BV-816
Cimacio jónico bajo restos de modillón y roseta
Altura 15; anchura 36; grosor 29 cm
63
a) 81-BV-241
Dos fragmentos de cimacio jónico
Altura máx. 17; anchura juntos 22,5 cm
b) 81-BV-449
64
81-BV-509
Fragmento de ova y cascarón de muy buena calidad
Altura 10; anchura 11 cm
Dos fragmentos de cornisa pertenecientes al mismo entablamento (n. 40) fueron reutilizados como lateral y cubierta de una tumba tardorromana al norte de la basílica visigoda (Figs. 2 y 17; Tab. 4). El fragmento a se conserva completo y en un perfecto estado de conservación lo que permite reconocer la estructura del geison. Al contrario de una cornisa canónica (comp. 41), el cimacio jónico, con puntas de flecha entre las ovas, está invertido. Sobre los dentículos con fondo inclinado se encuentran modillones ortodrómicos con volutas atrofiadas, un goterón liso y una sima curvada. Aunque no existen paralelos bien comparables, la pieza no puede ser fechada antes de época flavia y da más bien la impresión de una obra tardía.
La calidad de la decoración del último conjunto (n. 50), con las partes de superficie bien conservadas, es exquisita e insinúa una fecha muy temprana, aparentemente augustea. Muy curiosos son los rasgos de dos caras humanas con boca y dientes introducidos en el cimacio. El mismo orden de los elementos decorativos, pero invertido, se encuentra en un zócalo decorado de un monumento del foro de Segobriga (Abascal, Cebrián y Trunk, 2004, p. 223, fig. 6 arriba, p. 235, n. 19, pedestal ecuestre (?);Abascal, Alföldy y Cebrián, 2011, pp. 212-213, n. XII; Abascal y Alföldy, 2019, p. 198; CIL II2/13, 392: basis statuae equestris). Se trata de un pedestal o un altar puesto en la escalera de acceso central de la basílica. Esta observación permite la conjetura de que los fragmentos pertenezcan como coronamiento superior al mismo monumento, posiblemente un altar42.
Los fragmentos de arquitectura romana encontrados en la denominada basílica visigoda pertenecen a diferentes épocas y presentan distintos tamaños. Según su estilo hay algunos que encajarían muy bien en el cuadro del segundo cuarto del I siglo d. C. (p. e. n. 20-21, 24-25, 32, 36, 39, 51) y otros en la época flavia (n. 26-27, 37, 41). Además, por sus dimensiones solo podrían pertenecer a los mausoleos M2 (época de Claudio) y M5/M6 (último cuarto del siglo I d. C.), respectivamente. Otros (n. 40. 43) provienen obviamente de monumentos posteriores, erigidos aparentemente en el segundo o a principios del tercer siglo. Todos los fragmentos encontrados en la basílica visigoda subrayan la existencia de una arquitectura sepulcral muy representativa en Segobriga y la calidad de los talleres encargados de estas obras. Sin embargo, mientras que no conozcamos la extensión de las viae sepulcrales, no podemos calcular el número de los mausoleos en la necrópolis septentrional con certeza. Por ello, una adscripción de los fragmentos a los mausoleos excavados y su utilización concreta para su reconstrucción más detallada resultarían, de momento, demasiado hipotéticas.
El ejemplo de los capiteles corintios ilustra muy bien el procedimiento del expolio de los mausoleos y su reutilización en la construcción de la basílica visigoda. Se trata en su mayoría de trozos de las partes salientes del cálato: ángulos del ábaco, volutas, flores de ábaco y puntas de hoja de acanto. Eso indica claramente que los capiteles, igual que las basas y entablamentos, no fueron usados como adorno del edificio sino como material de construcción en los muros. Además, de vez en cuando, conservan restos de mortero adherido a alguna de sus caras. Esto denota, por tanto, la voluntad de obtener bloques lo más rectangulares posibles para su utilización a modo de sillares. Las partes salientes del núcleo, o sea del cuerpo del capitel, sobraban para este menester y son, en este sentido, desechos del proceso de construcción y material de relleno para los muros (comp. Sarabia, 2002).
Casi todos los elementos arquitectónicos de mausoleos están presentes en Segobriga. En el cuadro de la arquitectura sepulcral de la península ibérica es notable que hasta ahora falten guirnaldas43 entre los hallazgos de la ciudad, que aparecen en otras regiones como elementos muy típicos de mausoleos romanos. Así mismo no queda clara la forma de los coronamientos y los techos. En el caso de mausoleos turriformes se opta casi generalmente por una forma piramidal, curvada o rectilínea. La característica techumbre de tejas escamiformes que asemejan hojas imbricadas, frecuente en otras provincias y en especial en Italia y Galia, no está documentada en Hispania, lo que produce cierta incertidumbre en la reconstrucción de los edificios (Kobusch, 2014, pp.53-54).
Conclusiones. Elites urbanas, monumentalización edilicia y arquitectura funeraria
La vía septentrional de Segobriga presenta la misma organización que otras calzadas de entrada y salida de las principales ciudades del Imperio (Hesberg y Zanker, 1987). La sucesión de monumentos funerarios flanqueando la vía, de diversa tipología arquitectónica y ostentación, reproduce un proceso similar a los manifestados en las provincias occidentales, donde las elites locales desde finales del siglo I a. C. buscaron protagonismo ciudadano y un medio de adhesión a la cultura y poder romano. Para el caso hispano, la ordenación de monumentos funerarios en torno a las principales calzadas de entrada y salida de la ciudad está documentada, especialmente, en Augusta Emerita (Murciano, 2019), Tarraco (Remolà, 2008), Corduba (Vaquerizo 2010; Salinas, 2015) y Valentia (Machancoses, 2016).
La situación de los edificios sepulcrales en el sector de la necrópolis septentrional excavado recuerda a otras áreas cementeriales en el oeste del Imperio romano. Por ejemplo, la necrópolis emplazada junto a la Porta Romana de Ostia muestra una evolución edificatoria similar. En época neroniana-flavia empezaron las primeras construcciones de mausoleos en segunda fila (Heinzelmann, 2000, pp. 34-38, figs. 15-18). La evolución, que se puede observar en Ostia, con la densificación espacial de monumentos en las centurias siguientes no parece que tuviese lugar en Segobriga por la disminución de su crecimiento económico y urbano. Sin embargo, la identificación de otras estructuras funerarias con georradar y la excavación parcial de un monumentum detrás del M1, que puede fecharse en el siglo II d. C. a partir de la técnica constructiva empleada en su construcción, el uso del mortero de cal en su pavimento y por los rasgos paleográficos de la inscripción hallada en su interior, sugiere el crecimiento de la necrópolis septentrional en momentos avanzados del período altoimperial pero ya alejada del fuerte componente de autorrepresentación pública otorgado a las áreas cementeriales.
La integración de la comunidad de los segobrigenses en la esfera de Roma se había iniciado cuando solo poseía el estatuto de estipendiaria (CIL VI, 1446a), coincidiendo con la bonanza económica de la ciudad y el enriquecimiento de sus elites indígenas como consecuencia del aprovechamiento de su mayor recurso económico, el lapis specularis. La monumentalización de Segobriga en época augustea temprana y su vitalidad comercial la convirtieron en una importante ciudad del centro peninsular, conectada directamente a través de una vía terrestre con el puerto de Carthago Nova, lo que favoreció su integración en los circuitos comerciales mediterráneos durante el siglo I d. C. y la difusión de los modelos metropolitanos. Previsiblemente, la presencia de funcionarios estatales a cargo del control administrativo de las minas y trabajadores especializados en las fases de extracción del mineral de ascendencia itálica, junto a siervos y libertos de origen oriental, como manifiesta el registro epigráfico (Abascal y Almagro-Gorbea, 2012, pp. 325-330), ayudó en la transmisión de las formas de la arquitectura funeraria itálica.
Relevante es la sincronía entre la monumentalización de la necrópolis septentrional y el proceso de urbanización de la ciudad. En época claudiana, Segobriga transmitía la imagen de una civitas romana. Murallas, puertas, forum, teatro y termas eran componentes romanos de su paisaje urbano y había iniciado ya las obras de construcción de un anfiteatro, que concluirían en época flavia, fecha en la que la ciudad se dotó de un nuevo complejo termal y de un aula basilical. De otro lado, el ascenso político de las elites ciudadanas segobrigenses se produjo también en época de Claudio cuando algunos personajes oriundos de la ciudad entraron en el ordo senatorial (Alföldy, 2011), lo que significaba su elevado nivel de renta y su compromiso con la política imperial.
El tipo arquitectónico de la aedicula sobre podio reconocido en el sector excavado de la necrópolis septentrional permitía la colocación de estatuas y, por tanto, cumplía a la perfección las expectativas de esas elites urbanas, ricas y poderosas, que buscaron también la autorrepresentación en el ámbito privado, aunque queda incierto el estatus de sus comitentes, quizás senadores, caballeros o pudientes libertos. Las influencias de modelos itálicos, tomados desde el ámbito greco-oriental, son claras en la difusión del tipo en las necrópolis segobrigenses, como lo son también los altares monumentales y los monumentos circulares presentes en el ámbito funerario de la ciudad.
Los hallazgos recientes aquí presentados de Segobriga, al igual que en otros lugares como Baelo Claudia (Prados y Jiménez Vialás, 2015) en el sur y Santa Criz de Eslava (Armendáriz y Sáez de Albéniz, 2016) en el norte, ofrecen perspectivas nuevas y fructíferas para la investigación de las viae sepulcrales romanas en la península ibérica, que se presentan como escenarios de la autorrepresentación de los ciudadanos y a la vez de la romanización de las respectivas regiones.
Notas
Los trabajos arqueológicos de excavación en el área de la necrópolis septentrional presentados en este trabajo han sido objeto de subvención por parte de la Viceconsejería de Cultura de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha durante los años 2017 (ref. SBPLY/17/180801/000004) y 2018 (ref. SBPLY/18/180801/000004). Al mismo tiempo, la Gerda Henkel Stiftung otorgó financiación en el año 2018 (ref. AZ 65/ V /17) para la realización de una prospección geofísica en la necrópolis occidental de Segobriga y participar con un grupo de estudiantes de la Universidad de Trier en la campaña de excavación de ese año, en el marco de un proyecto de investigación entre esta universidad y la Complutense.
En la Real Academia de la Historia se conserva el manuscrito RAH-9-5597, que contiene la memoria compuesta por el archivero de la Orden de Santiago sobre la primera excavación del edificio, J. A. Fernández, Noticia de la escabacion hecha en el territorio que llaman Cabeza del Griego y sus descubrimientos, copiados y explicados por..., año de 1790.
J. M. Abascal, 1981, fue el primero en proponer su trazado a partir de la información aportada por la arqueología y la existencia de dos miliarios. La vía está documentada desde época republicana, según Gamo, 2016.
La noticia sobre la excavación en 2017 en este sector de la necrópolis septentrional y el descubrimiento de tres monumentos funerarios fue ofrecida por R. Cebrián, 2019b, pp. 23-24.
Sobre la elevación de las vías romanas en zonas llanas mediante el uso de terraplenes laterales, Moreno, 2006, pp. 86-93.
Hesberg, 1992, pp. 94-113 (tumuli) y 164-170 (exedras y scholae). La tipología schola presenta un amplio banco semicircular de piedra, con respaldo alto y rematado en los extremos con pies de león o de grifos. En ocasiones, como en la tumba de Aesquillia Polla, dispone de un pilar central con columna. El tipo es exclusivo de Pompeya con una representación escasa. Sobre él, Kockel, 1983, pp. 18-22 y Zanker, 1998, p. 122.
No hay que descartar la existencia de otra área cementerial en la ciudad hacia el oriente como sugieren los hallazgos antiguos (CIL II2/13, 300) y recientes (CIL II2/13, 459, 514 y 610) de inscripciones funerarias en esta zona.
Los autores preparan un artículo separado sobre este aspecto.
Una inscripción hallada en las excavaciones de finales del siglo XVIII en la basílica visigoda evidencia la existencia de otras parcelas funerarias de 15 × 15 pies. Sobre su texto, CIL II2/13, 400.
Junto a algunos huesos cremados se recuperó un ungüentario de cerámica forma Vegas 63, varias lucernas de volutas, producciones de paredes finas, en especial Mayet XXXIV, un fragmento de terra sigillata gálica, forma Drag. 16, terra sigillata hispánica, formas Drag. 15/17, Ritt. 8, Drag. 29 y Drag. 37, diversos recipientes de cerámica pintada de tradición indígena, cerámica común ‒paropsis, mortarium, lagoena y patella‒ y cerámica de cocina ‒ollas de borde cuadrangular y exvasado, ollita globular y cazuela‒.
Uno de ellos corresponde al ábaco de un capitel corintio (inv. 19-18168-113), que presenta en su cara superior un motivo reticulado inciso tallado con posterioridad. Un segundo pequeño fragmento conserva parte de una hoja de acanto (inv. 18-18116-006-001).
El proceso de amortización de áreas cementeriales por la instalación de vertederos se constata en el suburbio norte de Augusta Emerita, donde a mediados del siglo I d. C. algunos monumentos funerarios fueron sepultados por residuos procedentes de la ciudad. El área retomó su función funeraria en las décadas posteriores con la instalación de nuevos enterramientos sobre el nuevo nivel de circulación creado bajo los escombros. Sobre ello, Heras, Olmedo y Pérez, 2017.
Los análisis de difracción de rayos X de varias muestras de las canteras de Diana y de algunos elementos arquitectónicos hallados en la ciudad han sido realizados en el Laboratorio de Materiales Geológicos y Geotecnia (LMGG) de la Unidad de Técnicas Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid.
Otros fragmentos de un formato mucho menor pertenecen a zócalos (inv. 16-18001-001-002; 16-18021-001; 17-18026-002-001; 17-18027-003-001), cornisas (inv. 17-18000-035; 19-18134-003-053) o permanecen indeterminados (inv. 16-18022-003; 16-18022-004), no aparecen detallados en esta lista.
Inv. 03-7488-225, en Abascal, Alföldy y Cebrián, 2011, p. 120, nº. VI.
Tres fragmentos de esculturas marmóreas fueron encontrados en las excavaciones antiguas en la basílica visigoda y podrían pertenecer también a edificios sepulcrales de la necrópolis septentrional, Noguera, 2012, pp. 43-44, n. 20-22, láms. XI, 4-5 y XII, 1.
En la tumba de Vesonius Phileros en Porta Nocera, la placa epigráfica en mármol situada sobre la fachada del monumento funerario indica que Phileros construyó en vida el monumento para él y sus familiares ‒sibi et suis‒, para su patrona Vesonia y para su amigo, también liberto, M. Ofrellius Faustus. Encima de la placa se encontraron in situ las tres estatuas de los difuntos instaladas en edícola sobre un podium. Sobre el monumento y su excavación, Lepetz y Andringa, 2011, pp. 110-133.
Comp. Noguera, 2012, pp. 81-85, n. 54, lám. XXIV.
El torso no conservado estaba probablemente desnudo. Queda la posibilidad teórica de que se haya tratado de un torso thoracado insertado en la parte inferior con Hüftmantel.
Las inscripciones dibujadas por Fernández fueron estudiadas por Almagro Basch, 1984, pp. 213-239 y 277-302.
Curia (inv. 03-7014-002), en Abascal, Cebrián y Mar, 2013, p. 200 y 205, fig. 22. Primer cuarto I siglo d. C. - Complejo monumental detrás del teatro (inv. 09-13292): inédito, en Abascal et al., 2010, pp. 21-64. Época tiberiana.
Madrid, Museo Arqueológico Nacional (inv. 1980-40-2). Alt. 34,8 cm, anch. 35,5 cm; grosor 33,5 cm. Publicada en Almagro Basch, 1990, p. 78. No está incluida en las compilaciones de piezas visigodas de Abura, 2016 ni de Barroso, 2019.
Schörner, 1995, p. 34 y 36, lám. 22, 1-2 (Sarsina, Mausoleo de Murcius Obulaccus), 22,3 (Imola); Verzár, 1974, pp. 396-400, fig. 11-15 (Sestinum).
Para la tipología y distribución de basas de columna en la Hispania Tarraconensis, puede verse Escrivá, 2005.
Comp. forma y formato de la basa: Abascal et al., 2010, p. 39, fig. 25 (época tiberiana, 10-30 d. C.).
Basas sin plinto, v. Kobusch, 2014, 216, nota 953. Comp. Trunk, 1998, pp. 161-62, fig. 4, lám. 16c (basa del teatro de Segobriga).
Esta técnica fue usada también en algunas basas del teatro. Sobre ello, Trunk, 1998, pp. 161-62, figs. 3-4.
Motivo idéntico en las basas de las columnas en el espacio central medium spatium de la basílica del foro, Trunk, 2008, pp. 21-22, figs. 18-19.
Otros fragmentos pequeños de capiteles corintios hallados en la denominada basílica visigoda son los siguientes: inv. 06-11000-031-074 (14 × 14 × 13 cm); 06-11000-180-080 (13 × 10,5 × 11 cm); 06-11002-169-119 (14 × 30 × 24 cm); 06-11003-144-085 (8 × 9 × 8 cm); 06-11037-179-010 (6 × 5 × 6 cm); 06-11180-277-001, fragmento de ábaco (9 × 22 × 13 cm); 06-11191-562-006, fragmento de ábaco con resto de voluta (11 × 13 × 7 cm); 81-BV-10 (18 × 14 × 11 cm); 81-BV-104 (16 × 9 × 7 cm); 81-BV-115 (13 × 10 × 6 cm); 81-BV-139 (17 × 23 × 16 cm); 81-BV-718 (19 × 17 × 9 cm).
Comp. Trunk, 1998, pp. 165-168, láms. 17-18 (capiteles del teatro).
Comp. Trunk, 2016, p. 169, fig. 250.
Comp. Capiteles de las tabernas flavias en el pórtico meridional del foro, Trunk, 2008, pp. 38-39, figs. 32-33.
Comp. Capiteles del aula basilical flavia, Trunk, 2002, láms. 20-21.
De la basílica visigoda procede otro pequeño fragmento de friso también decorado con roleos de acanto. Inv. 06-11002-049-088, cuyas dimensiones son 8 x 11 x 9 cm.
Schörner, 1995, 109-110 (roleos de acanto con representaciones de águila).
Comp. Schörner, 1995, p. 57, lám. 40a-b (Pompeya, Horrea); Mathea-Förtsch, 1999, pp. 51-54, lám. 62, 1 (Roma).
Schörner, 1995, p. 82, láms. 68-69,3.4 (Brescia, Capitolio, 73 d. C.); Mathea-Förtsch, 1999, pp. 54-55, láms. 18-19.
Comp. con una cornisa de un módulo un poco mayor del aula basilical flavia en el centro de ciudad, Abascal, Almagro-Gorbea y Cebrián, 2002, p. 150, fig. 10, lám. 15c; Trunk, 2002, lám. 19b, se puede esperar inicialmente la zona de modillones.
La decoración de la gola recta, no canónica y derivada de un cimacio lésbico, con hojas grandes y pequeñas, cada una de tres lóbulos, no permite una fecha en época imperial temprana. Los modelos clásicos fueron modificados de una manera muy particular.
Comp. Abascal, Alföldy y Cebrián, 2011, pp. 75-78, n. 55 (coronamiento de pedestal de la familia de los Calventii).
Publicado en Abascal, Alföldy y Cebrián, 2011, p. 329, n. CXLI (“coronamiento de un altar”).
En la basílica visigoda se encontró un fragmento de pulvino (inv. 81-BV-812), que pertenece a un altar, Noguera, 2012, p. 225, n. 3, lám. XCII, 1.
Comp., por ejemplo, con Ruiz Osuna y Ortiz, 2009; Gutiérrez Behemerid, 2017.
BibliografíaAbascalJ. M.1981El corte estratigráfico de Gárgoles de Arriba y el trazado de la vía Segontia-Segóbriga8415424AbascalJ. M.2019Aurelius Pyrrhus, defunctus Romae. Un cenotafio de Segobriga (Hispania citerior)CabreroJ.González SerranoP.Madrid-SalamancaSignifer Libros111147AbascalJ. M.AlberolaA.CebriánR.HortelanoI.2010CuencaConsorcio Parque Arqueológico de SegóbrigaAbascalJ. M.AlföldyG.2019BerlinDe GruyterAbascalJ. M.AlföldyG.CebriánR.2011MadridReal Academia de la HistoriaAbascalJ. M.Almagro-GorbeaM.2012Segobriga, la ciudad hispano-romana del sur de la CeltiberiaCarrascoG.CuencaEdiciones de la Universidad de Castilla-La Mancha287370AbascalJ. M.Almagro-GorbeaM.CebriánR.2002Segobriga 1989-2000. Trabajos de la ciudad y trabajos en el foro43123161AbascalJ. M.Almagro-GorbeaM.CebriánR.2008Segobriga visigodaOlmoL.9Alcalá de HenaresMuseo Arqueológico Regional220241AbascalJ. M.Almagro-GorbeaM.CebriánR.HortelanoI.2008CuencaConsorcio Parque Arqueológico de SegóbrigaAbascalJ. M.CebriánR.2007Carthago Nova como caput viae. Dos miliarios de Tiberio de Huelves (Hispania Citerior)162257262AbascalJ. M.CebriánR.2010El paisaje suburbano de SegobrigaVaquerizoD.Monografías de arqueología cordobesa 18CórdobaUniversidad de Córdoba289308AbascalJ. M.CebriánR.MarR.2013La curia de SegobrigaSolerB.MateosP.NogueraJ. M.Ruiz de ArbuloJ.MéridaEditorial CSICInstituto de Arqueología de Mérida193214AbascalJ. M.CebriánR.TrunkM.2004Epigrafía, arquitectura y decoración arquitectónica del foro de SegobrigaRamalloS.MurciaUniversidad de Murcia219256AburaJ.2016Universidad de GöttingenTesis doctoralAlföldyG.2011Nuevos senadores, la inscripción dedicatoria del teatro y la aristocracia senatorial de SegobrigaAbascalJ. M.AlföldyG.CebriánR.MadridReal Academia de la Historia357392AllinneC.2007Les villes romaines face aux inondations. La place des données archéologiques dans l’étude des risques fluviaux13110.4000/geomorphologie.674Almagro BaschM.1979Necrópolis romana de las parcelas números 45 y 46 de Segóbriga (Saelices, Cuenca)7213246Almagro BaschM.1984Excavaciones Arqueológicas en España, 127MadridMinisterio de CulturaAlmagro BaschM.1990MadridDirección General de Bellas Artes y ArchivosArmendárizR. M.Sáez de AlbénizM. P.2016Aproximación al paisaje urbano del yacimiento arqueológico de Santa Criz (Eslava)28268281BarrosoR.2019OxfordArchaeopress10.2307/j.ctvndv5h5CebriánR.2010La denominada Tumba Monumental de Segobriga (Saelices, Cuenca). Un mausoleo en forma de altarXXIX13914810.14198/LVCENTVM2010.29.08CebriánR.2014CuencaDiputación Provincial de CuencaCebriánR.2017Segobriga, civitas stipendiaria (Plin. HN 3.25). Nuevos datos arqueológicos sobre el urbanismo inicial de la ciudad3547148910.5209/GERI.59920CebriánR.2019aLas últimas decisiones del ordo decorionum de Segobriga. Evidencias arqueológicas del funcionamiento de la vida pública municipal a partir del siglo II d. C.AndreuJ.Blanco-PérezA.Potsdamer Altertumswissenschaftliche Beiträge 68StuttgartFranz Steiner Verlag163178CebriánR.2019bLas viae sepulcrales de Segobriga. Arquitectura y rituales funerarios7213610.33776/onoba.v7i0.3456CebriánR.2020Nuevas inscripciones procedentes de la necrópolis septentrional de Segobriga, Cuenca (Conventus Carthaginensis, Hispania Citerior)Suplemento de Conimbriga208313CebriánR.HortelanoI.2015La reexcavación de la basílica visigoda de Segobriga (Cabeza de Griego, Saelices). Análisis arqueológico, fases constructivas y cronología5640244710.34780/mm.v56i0.1016CebriánR.HortelanoI.2016CuencaDiputación Provincial de CuencaCebriánR.HortelanoI.PanzramS.2019La necrópolis septentrional de Segobriga y su configuración como suburbio cristiano. Interpretación de los resultados de la prospección geofísica9219121210.3989/aespa.092.019.010CurchinL. A.1987Social relations in Central Spain: Patrons, Freedmen and Slaves in the Life of a Roman Provincial Hinterland187590De la RosaR.1988Un recinto funerario en Las obradas de Gaspar, Segobriga31-329398EscriváI.2005Arxius i documents, 36ValenciaInstitució Alfons el MagnànimCentre Valencià d’Estudis i d’InvestigacióGamoR.2016Viaria romana en la provincia de Albacete: estado de la cuestiónCarrascoG.CuencaEdiciones de la Universidad de Castilla-La Mancha85122Gutiérrez BehemeridMª. A.2017La decoración escultórico-arquitectónica de carácter funerario en el Conventus Cluniensis10149198HeinzelmannM.2000MünchenVerlag Dr. Friedrich PfeilHerasF. J.OlmedoA. B.PérezC.2017Dinámica urbana en el Suburbio Norte de Augusta Emerita12707749HesbergH. von1992DarmstadtWissenschaftliche BuchgesellschaftHesbergH. vonZankerP.1987MünchenBayerische Akademie der WissenschaftenKobuschP.2014Tübinger Archäologische Forschungen, 14Rahden/Westf.Verlag Marie Leidorf GmbHKockelV.19831MainzVerlag Philipp von ZabernLepetzS.AndringaW. van2011Publius Vesonius Phileros vivos monumentum fecit: Investigations in a sector of the Porta Nocera cemetery in Roman PompeiiCarrollM.RempelJ.Studies in Funerary Archaeology, 5OxfordOxbow110133MachancosesM.2016Actualización de la topografía de las necrópolis de Valentia: siglos I-III d. C.27183214Mathea-FörtschM.1999MainzVerlag Philipp von ZabernMorenoI.2006MadridMinisterio de FomentoMurcianoJ. M.2019Tipología monumental funeraria en Augusta Emerita. Origen y desarrollo entre los siglos I a. C. y IV d. C127789NogueraJ. M.2012TarragonaInstitut Català d’Arqueologia ClàssicaNogueraJ. M.2016La necrópolis noroccidental y la escultura funeraria segobrigenseCebriánR.HortelanoI.CuencaDiputación Provincial de Cuenca179208QuinteroP.1913CádizImprenta de Manuel ÁlvarezPradosF.Jiménez VialásH.2015CádizUniversitat d’Alacant-Universidad de CádizPostA.2004MünsterScriptoriumRemolàJ. A.2008Arquitectura funeràriaDupréX.TarragonaMuseu Nacional Arqueològic de Tarragona8395Ruiz OsunaA. B.2010Viae sepulchrales y paisaje funerarioVaquerizoD.MurilloJ. F.CórdobaUniversidad de Córdoba372398Ruiz OsunaA. B.OrtizL.2009La guirnalda funeraria y su relación con los monumentos en forma de edícola: una propuesta de difusión para el sur peninsular2095124Ruiz de Arbulo, CebriánR.HortelanoI.2009CuencaConsorcio Parque Arqueológico de SegóbrigaSalinasE.2015Nuevos hallazgos exhumados en una necrópolis romana del sector septentrional de Córdoba (España)2253273SarabiaJ.2002II Congreso de Historia de Albacete. I. Arqueología y PrehistoriaAlbaceteInstituto de Estudios Albacetenses “Don Juan Manuel”283291SchörnerG.1995MainzVerlag Philipp von ZabernTrunkM.1998Zur Bauornamentik des Theaters von Segóbriga39151175TrunkM.2002Die korinthischen Kapitelle des Apsidenbaus am Forum von Segobriga43162167TrunkM.2008CuencaConsorcio Parque Arqueológico de SegóbrigaTrunkM.2015Fragmente römischer Grabbautenaus Segobriga und Augusta Emerita56326341TrunkM.2016La decoración arquitectónica de los monumentos funerarios desaparecidosCebriánR.HortelanoI.CuencaDiputación Provincial de Cuenca167178VaquerizoD.2010Documenta, 15Sevilla-TarragonaUniversidad de SevillaInstitut Català d’Arqueologia ClàssicaVerzárM.1974Frühaugusteischer Grabbau in Sestino (Toscana)86386444ZankerP.1998CambridgeHarvard University Press