Archivo Español de Arqueología 96
enero-diciembre 2023, e12
ISSN: 0066-6742, eISSN: 1988-3110, ISSN-L: 0066-6742
https://doi.org/10.3989/aespa.096.023.12

Un retrato de Ptolomeo III Evergetes, procedente de colonia Patricia (Córdoba, España)

A portrait of Ptolomeus III Evergetes, from colonia Patricia (Córdova, Spain)

María Luisa Loza Azuaga

Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico. Junta de Andalucía

https://orcid.org/0000-0003-2554-8219

José Beltrán Fortes

Universidad de Sevilla. Departamento de Prehistoria y Arqueología

https://orcid.org/0000-0001-5841-4140

RESUMEN

Se estudia un herma de un personaje masculino, adquirido por el Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba en la década de 1970. Procede de un descubrimiento ocasional en la calle Ángel de Saavedra, en los Altos de Santa Ana. Ha sido interpretado como monarca helenístico o atleta, de manera genérica, así como representación del dios Hermes. En este artículo lo identificamos como retrato idealizado del monarca lágida Ptolomeo III Evergetes, tanto por sus rasgos fisonómicos, como especialmente por el atributo que debió llevar en el centro de la diadema, una hoja o flor de loto, simbolizando su vinculación con Egipto, aunque hoy no se conserva y solo presenta el rebaje y orificio donde se ajustaría. Sería elaborado en un taller oriental (Ática) en época de Augusto.

Palabras clave: 
retrato helenístico; dinastía lágida; herma; colonia Patricia Corduba; período augusteo.
ABSTRACT

It is analysed a herma of a male person, acquired by the Archaeological and Ethnological Museum of Córdoba in the seventieth of the last century. It was discovered by chance on Ángel de Saavedra Street, in the Altos de Santa Ana. It has been interpreted as an Hellenistic king or an athlete as well as a representation of the god Hermes. In this article we identify it as an idealized portrait of the Lagid king, Ptolemy III Evergetes, both for his physiognomic features, and for the attribute that he must have worn in the center of the diadem, a lotus leaf or flower, symbolizing his connection with Egypt, although today it is not preserved and only presents the recess and hole where it would fit. It would be made in an oriental workshop (Attica) in the time of Augustus.

Keywords: 
Helenistic portrait; Lagide Dynasty; herma; colonia Patricia Corduba; Augustan period.

Enviado: 07-05-2023. Aceptado: 24-07-2023. Publicado online: 20-10-2023

Cómo citar este artículo/Citation: Loza Azuaga, M.ª L. y Beltrán Fortes, J. (2023). "Un retrato de Ptolomeo III Evergetes, procedente de colonia Patricia (Córdoba, España)". Archivo Español de Arqueología, 96, e12. https://doi.org/10.3989/aespa.096.023.12

CONTENIDO

1. INTRODUCCIÓN

 

Entre las esculturas de época romana conservadas en el Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba destaca un interesante herma, elaborado en mármol, que representa a un personaje masculino, de gran calidad (Fig. 1, a-d). Es una obra que ha tenido varias interpretaciones. La dio a conocer A. M.ª Vicent, quien la identificó con un príncipe helenístico, sin más concreción, con base en el análisis de modelos retratísticos de época temprano-helenística (Vicent, 1984-1985, pp. 58-59Vicent, A. M.ª (1984-1985). “Lote de esculturas de los Altos de Santa Ana”, Corduba Archaeologica, 15, 55-62.). En 1993 esta escultura fue objeto de un estudio de uno de los firmantes, quien quiso ver en ella un retrato de corte ideal (con influencias de tipos como los de Hermes Enagonios y, especialmente, de Heracles), según modelos del helenismo temprano, pero elaborado durante el principado de Augusto en un taller foráneo de Hispania (Loza, 1993, pp. 259-265Loza, M.ª L. (1993). “Consideraciones sobre algunas esculturas de Colonia Patricia Corduba”. En: Colonia Patricia Corduba: una reflexión arqueológica. Sevilla: Junta de Andalucía, pp. 259-274.). Posteriormente, pero desconociendo esta última publicación, se insistía en la consideración de la pieza como una representación de Hermes en su faceta de Enagonios, en relación con el deporte y los gymnasia griegos (Jaeggi, 2008Jäeggi, O. (2008). “Eine hellenistische Hermes-Herme in Córdoba”. Boletín de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología, 45, pp. 103-109.); para este autor habría que datar la elaboración de la pieza entre la segunda mitad del siglo II a. C. y la primera mitad del siglo I a. C., en un taller de Grecia o Asia Menor (Jaeggi, 2008, p. 104Jäeggi, O. (2008). “Eine hellenistische Hermes-Herme in Córdoba”. Boletín de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología, 45, pp. 103-109.). Finalmente, A. Peña (2009, pp. 330-331)Peña, A. (2009). “La escultura decorativa”. En: Arte Romano de la Bética. Escultura. Sevilla-Madrid: Fundación Focus-Abengoa, pp. 321-368. lo identificaba como retrato de un atleta famoso, realizado en época augustea o tiberiana. En esta ocasión concretamos su interpretación como un retrato de príncipe helenístico, que representaría al monarca lágida Ptolomeo III Evergetes y estaría colocado en un ambiente no bien conocido, quizás doméstico, de colonia Patricia en época de Augusto o muy poco después.

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Figura 1.  Herma romano de colonia Patricia (Córdoba): a. Frente; b. Lateral derecho; c. Lateral izquierdo; d. Parte superior. Museo Arqueológico y Etnográfico de Córdoba (fotografías: museo)

La escultura fue adquirida por compra del Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba, en 1985, y formó parte anteriormente de una colección particular cordobesa, y habría salido a la luz de manera ocasional en el solar n.º 5 de la calle Ángel de Saavedra, en la ciudad de Córdoba, entre los años 1965 y 1968, junto a otras dos esculturas, un retrato de Tiberio y una escultura de esfinge (Vicent, 1984-1985Vicent, A. M.ª (1984-1985). “Lote de esculturas de los Altos de Santa Ana”, Corduba Archaeologica, 15, 55-62.). Estas se unían a otras piezas arqueológicas recuperadas en ese mismo entorno cordobés en fechas más o menos similares (Vicent, 1973Vicent, A. M.ª (1973). “Situación de los últimos hallazgos romanos en Córdoba”. En: XII Congreso Nacional de Arqueología. Zaragoza: Ministerio de Cultura, pp. 673-680.; cfr. Garriguet, 1999Garriguet, J. A. (1999). “Reflexiones en torno al denominado ‘foro de Altos de Santa Ana’ y los comienzos del culto dinástico en Colonia Patricia Corduba”. Anales de Arqueología Cordobesa, 10, pp. 87-113.; Márquez, 2002a, p. 211 s.Márquez, C. (2022a). “Cabeza colosal de Colonia Patricia. Sobre el rempleo de esculturas de divinidades en el periodo romano”. Zephyrus, XC, pp. 199-217. DOI: https://doi.org/10.14201/zephyrus202290199217 ). Así, debemos aceptar que el herma procede de ese lugar de los llamados Altos de Santa Ana, de Córdoba (cfr. León, 1999León, P. (1999). “Itinerario de monumentalización y cambio de imagen en Colonia Patricia Corduba (Córdoba)”. Archivo Español de Arqueología, 72, pp. 39-56. DOI: https://doi.org/10.3989/aespa.1999.v72.295 ; Duprè, 2004Duprè, X. (ed.) (2004). Córdoba. Colonia Patricia Corduba. Roma: L’Erma di Bretschneider. ; Baena et al., 2011Baena, M. D., Márquez, C. y Vaquerizo, D. (ed.) (2011). Córdoba. Reflejo de Roma. Córdoba: Ayuntamiento de Córdoba.).

2. ESTUDIO DE LA ESCULTURA

 

2.1. Descripción de la pieza y análisis formal

 

Las dimensiones máximas de la pieza son 28 cm de altura, 20 cm de anchura y 17,5 cm de grosor. Muestra desperfectos en la nariz, así como en labios, mentón y mejilla derecha, además de pequeños arañazos y pérdidas en las cejas y la frente. El busto está fracturado en la parte baja, por lo que no sabemos si el soporte hermaico formaba cuerpo con la escultura o era pieza aparte, lo que parece más probable; además, tiene una fractura en la parte delantera y algunas pérdidas en los laterales. Se aprecian los cortes verticales que tenía a ambos lados, con las típicas entalladuras rectangulares de las formas hermaicas. En la derecha hay un agujero circular, para una espiga metálica que ajustaría el elemento que encajaba en ella. No conserva los ojos, ejecutados aparte, en un material diferente, para incrustar en los huecos vacíos, de forma almendrada; se han marcado bastante tanto los párpados inferiores como los superiores.

Representa a un varón, de cara cuadrangular y mandíbulas fuertes y angulares; el ancho cuello y barbilla sugieren una gran fuerza física y vigor. Los cabellos se disponen en pequeños rizos, elevados sobre la frente de manera desordenada, en contraposición al resto de la cabeza, en la que -aunque presenta una peor conservación- se disponen filas más ordenadas de mechones cortos, con puntas curvas, que parten como centro desde la coronilla. El peinado está ceñido por una cinta plana o diadema; en el centro de la parte superior de esta se ha rebajado un espacio rectangular, con un pequeño orificio circular en el centro, para añadir un elemento hecho aparte, que se cogería con una espiga metálica, que ha dejado huella. La frente es estrecha y se dispone inclinada, con un rehundimiento por encima de las cejas. La boca se reconoce entreabierta, con los labios curvados y marcándose en los dos extremos las comisuras. Las orejas tienen un amplio pabellón auditivo, donde se hace evidente su deformación.

Pensamos que la concepción plástica de la cara y las facciones, aunque de volúmenes un tanto cúbicos, parecen corresponder a unos rasgos individualizados, que definirían la pieza como retrato de una persona particular, más que como una representación ideal, de un dios, en contra de la opinión de otros autores que ven en él un ideal de belleza, vinculado al deporte, como representación del Hermes Enagonios. En efecto, O. Jaeggi paraleliza la pieza al herma de la llamada Casa del Hermes de Delos, que tiene un caduceo pintado en el estípite y una inscripción votiva dedicada a ese dios (Jaeggi, 2008, figs. 8-9Jäeggi, O. (2008). “Eine hellenistische Hermes-Herme in Córdoba”. Boletín de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología, 45, pp. 103-109.), pero esa evidente identificación no puede generalizarse a todas las representaciones grecorromanas influenciadas o relacionadas con el modelo del Hermes Enagonios1 Este mismo autor recogía también la problemática de identificación de ciertas piezas como representaciones de Hermes o retratos de monarcas helenísticos, especialmente lágidas (Jaeggi, 2008, p. 104, n. 8). , no siendo tampoco esa única referencia iconográfica la que advertimos en la pieza cordobesa. Según ya concluíamos anteriormente: “La individualización de los rasgos físicos y la elección del pilar hermaico como soporte del busto -en cuyo estípite, hoy perdido, pudo ir una inscripción, que identificaría con certeza al personaje allí efigiado- apuntaría a que el representado sea un determinado personaje histórico de los primeros momentos del helenismo, pero asimilado a la figura de Hércules” (Loza, 1993, p. 265Loza, M.ª L. (1993). “Consideraciones sobre algunas esculturas de Colonia Patricia Corduba”. En: Colonia Patricia Corduba: una reflexión arqueológica. Sevilla: Junta de Andalucía, pp. 259-274.).

El tipo escultórico es claramente una representación hermaica, con el busto cortado verticalmente a ambos lados, donde se situarían cunei, fijados a las entalladuras; estaría colocado posiblemente sobre un pilar troncocónico invertido, según la forma tradicional, o en una hornacina o soporte de otro tipo. Según ha sido bien estudiado, el tipo hermaico como apoyo para la cabeza de un Hermes se plasma en Grecia en el siglo VI a. C., y mostraba como elemento determinante los genitales y, en ambos laterales, los cunei, aunque a veces solo conservaba las entalladuras donde se colocaban, como en el caso cordobés. En épocas clásica y helenística destacan los Schulterhermen, con retratos de políticos, militares o filósofos, incluyendo a Alejandro Magno y monarcas helenísticos (Wrede, 1985Wrede, H. (1985). Die Antike Herme. Mainz am Rhein: P. von Zabern.; Stähli, 1992Stähli, A. (1992). “Ornamentum Academiae: Kopien griechischen Bildnisse in Hermenform”. En: Ancient Portraiture. Copenhagen: University of Copenhagen, pp. 147-172.). En época romana deriva en dos formas principales, adecuados para ambientes domésticos (Rodríguez-Oliva, 1985Rodríguez-Oliva, P. (1985). “Un nuevo testimonio de los hermas-retratos en la Baetica. La pilastra hermaica de Osqua (Málaga)”. Baetica, 8, pp. 166-170.): los hermae-retrato (Portillo, Rodríguez-Oliva y Stylow, 1985Portillo, R., Rodríguez-Oliva, P. y Stylow, A. U. (1985). “Porträthermen mit Inschrift im römischen Hispanien”. Madrider Mitteilungen, 26, pp. 185-217.) y los hermae decorativos o de jardín (Wrede 1985Wrede, H. (1985). Die Antike Herme. Mainz am Rhein: P. von Zabern.; Rückert 1998Rückert, C. (1998). “Miniaturhermen aus Stein. Eine vernachlässichte Gattung kleinformatiger Skulptur der römischen Villeggiatur”. Madrider Mitteilungen, 39, pp. 176-237.).

Los ojos debieron estar realizados aparte en un material distinto, una técnica estudiada bien por V. Hoft (2013Hoft, V. (2013). “Der Blick in eingelegte Augen: Griechische und römische Skulpturen der Ny Carlsberg Glyptotek”. En: Tracking colour. The Policromy of Greek and Roman Sculpture in the Ny Carlsberg Glyptotek. Copenhagen: Ny Carlsberg Glyptotek, pp. 63-80. y 2018)Hoft, V. (2018). “Die Augen der alten Republikaner”. En: Actas de la VIII Reunión de Escultura Romana en Hispania. Córdoba: Universidad de Córdoba, pp. 73-88.. En época romana las esculturas en mármol llevaban los ojos pintados, así como las pestañas, para dar una impresión de realismo, acorde con el uso de pigmentos en el resto de la escultura. En esta técnica diferente los ojos se formarían mediante la inserción de las partes del ojo en materiales de diversos colores, como mármoles, pastas de vidrio, piedras preciosas, marfil o esmalte, diferenciando iris y pupila, “dotando de vida” a las esculturas. Ya constatada desde época griega arcaica, su empleo aumenta en época helenística, pero sin que se haya detectado un patrón común o una especial afiliación en relación con alguna escuela escultórica concreta (Hoft, 2013Hoft, V. (2013). “Der Blick in eingelegte Augen: Griechische und römische Skulpturen der Ny Carlsberg Glyptotek”. En: Tracking colour. The Policromy of Greek and Roman Sculpture in the Ny Carlsberg Glyptotek. Copenhagen: Ny Carlsberg Glyptotek, pp. 63-80.); no obstante, se diferencian diversas formas del orificio para la inserción del ojo. Procedente de Augusta Emerita (Mérida) podemos destacar precisamente un herma-retrato masculino que tiene una cavidad de forma almendrada (Hoft, 2018Hoft, V. (2018). “Die Augen der alten Republikaner”. En: Actas de la VIII Reunión de Escultura Romana en Hispania. Córdoba: Universidad de Córdoba, pp. 73-88.).

De la misma Córdoba procede otra cabeza romana, interpretada como de un atleta victorioso (ya que lleva también la cinta o diadema) o de un Heracles joven (Héron de Villefosse y Michon, 1918Héron de Villefosse, A.-M. y Michon, E. (1918). Musée du Louvre. Catalogue sommaire des marbres antiques. Paris: Musée du Louvre.), que presenta también los ojos añadidos, pero en este caso conservados en sus correspondientes cuencas oculares (Fig. 2). Se expone en el Museo del Louvre, adquirido en 1912, de la antigua colección Anet (n.º inv. MA 3073), con procedencia genérica de la ciudad de Córdoba (Héron de Villefosse, 1912Héron de Villefosse, A.-M. (1912). Musée du Louvre. Antiquités grecques et romaines. Acquisitions de l’année 1912. Paris: Musée du Louvre.). Similar en estilo a esta escultura parisina es otra de la Ny Carlsberg Glyptotek dada también como atleta o Heracles joven (Poulsen, 1951, pp. 103 y 117Poulsen, F. (1951). Catalogue of ancient sculpture in the Ny Carlsberg Glyptotek. Copenhagen: Ny Carlsberg Glyptotek.), aunque asimismo ha sido considerada como un “portrait of a prince-athlete” helenístico (Frel, 1978, p. 24, fig. 24Frel, J. (1978). The Getty Bronze. Malibu: Getty Museum. ), que conserva los ojos, hechos aparte (por el contrario, obra moderna la considera Lehmann, 1980Lehmann, P. W. (1980). “A New Portrait of Demetrios Polierketes (?)”. Getty Museum Journal, 8, pp. 107-116., según criterios estilísticos). Las cavidades oculares tienen perfil en V y los ojos están formados por minerales diferentes: el globo ocular en mármol blanco y el iris en diorita; la pupila no se ha conservado, por lo que pudo ser de piedra o de pasta (Barov y Frel, 1981Barov, Z. y Frel, J. (1981). “Note on Ny Carlsberg head nº 117”. Getty Museum Journal, 9, pp. 109-111.; cfr., Hoft, 2013, pp. 68-74, figs. 7-12Hoft, V. (2013). “Der Blick in eingelegte Augen: Griechische und römische Skulpturen der Ny Carlsberg Glyptotek”. En: Tracking colour. The Policromy of Greek and Roman Sculpture in the Ny Carlsberg Glyptotek. Copenhagen: Ny Carlsberg Glyptotek, pp. 63-80.).

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Figura 2.  Cabeza romana de colonia Patricia (Córdoba). Museo del Louvre (fotografía: museo).

Para la escultura cordobesa que estudiamos también debemos referirnos a las orejas, que presentan una evidente deformidad o hinchazón, con un aspecto algo protuberante y separación nítida de los lóbulos redondeados del resto del pabellón auditivo; es un defecto que se denomina como orejas “de coliflor” y es propio de los púgiles, según se les representaba en época antigua (Laschinger, 2009Laschinger, A. (2009). “Das Blumenkohlohr in the griechischen und römischen Kunst. Neue Ansätze zu Verbreitung und Beudetung der geschwollenen Ohren bei Athletendarstellungen”. Antike Kunst, 52, pp. 75-94.). Las figuras de Heracles-Hércules presentan a veces esa deformidad, lo que se explica porque este asimismo aparece como atleta en ocasiones, en concreto como pancratista o boxeador (Marcadé, 1953, p. 512Marcadé, J. (1953). “Trouvailles de la maison dite de l’Hermès, à Delos”. Bulletin de Correspondance Hellénique, 77, pp. 497-615. DOI: https://doi.org/10.3406/bch.1953.5204 ; Weski y Frosien-Leinz, 1987, pp. 205-206, n.º 82Weski, E. y Frosien-Leinz, S. (1987). Das Antiquarium der Münchener Residenz. München: Hirmer.).

No hemos podido identificar el mármol en que fue elaborada la escultura. Se trata de un mármol blanco de grano fino, compacto, con tonalidades grisáceas y con una pátina amarillenta, aunque esta ha sido eliminada en muchas zonas como fruto de una limpieza excesiva. Creemos que no se trata de un mármol hispano, que procediera de algunas de las dos más importantes canteras romanas de la Bética, Almadén de la Plata (Sevilla) (Taylor, 2015Taylor, R. (2015). Las canteras romanas de mármol de Almadén de la Plata (Sevilla). Un análisis arqueológico. Sevilla: Universidad de Sevilla. Tesis doctoral. Disponible en: https://idus.us.es/handle/11441/28214.) y Mijas (Málaga) (Beltrán y Loza, 2003Beltrán, J. y Loza, M. L. (2003). El mármol de Mijas. Explotación, comercio y uso en época antigua. Mijas: Museo Histórico Etnológico de Mijas.); tampoco parece proceder, de visu, de las canteras lusitanas del anticlinal de Estremoz, cuyos mármoles sí se documentan en territorios béticos (Taylor et al., 2017Taylor, R., Ontiveros, E., Loza, M. L. y Beltrán, J. (2017). “Marmora Lusitana en la Bética romana”. DigitAR. Revista Digital de Arqueologia, Arquitectura e Artes, 4, pp. 23-31. DOI: https://doi.org/10.14195/2182-844x_4_3 ; Beltrán et al., 2022Beltrán, J., Loza, M. L., Ontiveros, E. y Taylor, R. (2022). “El mármol del Anticlinal de Estremoz en la Bética romana y su relación con el mármol de Almadén de la Plata (Sevilla)”. En: Mármore. 2000 anos de História. Évora: Universidade de Évora, vol. III, pp. 159-194.). A. Peña (2009, p. 330)Peña, A. (2009). “La escultura decorativa”. En: Arte Romano de la Bética. Escultura. Sevilla-Madrid: Fundación Focus-Abengoa, pp. 321-368., de visu, indicaba que posiblemente fuera mármol de Luni-Carrara, pero pensamos que -sin las correspondientes analíticas- no se puede concluir ese extremo de forma veraz, lo que sin duda aportaría un dato de gran interés para su estudio histórico-arqueológico.

2.2. Análisis iconográfico

 

El único elemento iconográfico conservado es la banda alrededor de la cabeza, que puede considerarse como una cinta o diadema plana. Era un símbolo distintivo tanto de diversas divinidades, como de gobernantes helenísticos o de atletas victoriosos (Lehmann, 2012, pp. 180-187Lehmann, S. (2012). “Sieger-Binden im agonistischen und monarchischen Kontext”. En: Das Diadem der Hellenistichen Herrscher. Bonn: Habelt, pp. 181-208.), pero que -también debe reconocerse- se usaron en contextos cotidianos para sujetar el cabello (Krug, 1968Krug, A. (1968). Binden in the griechischen Kunst. Mainz: Johannes-Gutenberg Universität. ; Schreiber, 2012Schreiber, T. (2012): “Die Funktionale Binde”. En: Das Diadem der Hellenistichen Herrscher. Bonn: Habelt, pp. 233-247. ). Se dice que en el mundo griego este atributo deriva de las cintas o bandas que llevaban los atletas victoriosos, aunque también presenta otras conexiones como el culto a Dionysos, vinculándose sus orígenes con esta divinidad (Alföldi, 1985Alföldi, A. (1985). “Diadem and Kranz”. En: Caesar in 44 v. Chr. I. Studien zu Caesars Monarchie und ihre Würzeln. Bonn: R. Halbelt, pp. 105-131. ). En el ámbito de los gobernantes la ciñe por vez primera Alejandro Magno como símbolo de la realeza (Collins, 2012Collins, A. W. (2012). “The Royal Costume and Insignia of Alexander the Great”. The American Journal of Philology, 133, 3, pp. 371-402. DOI: https://doi.org/10.1353/ajp.2012.0024 ), pero a su muerte alcanzará su máxima difusión, en especial, en relación con la dinastía ptolemaica y, en particular, a partir del reinado de Ptolomeo III, que será el principal impulsor del culto a los miembros de la dinastía lágida (Leclant, 1972, p. 86, n.º 228Leclant, J. (1972). Inventaire bibliographique des Isiaca. 1940-1969. Leiden: Brill.). Por otro lado, se diferencian distintas formas de llevar este atributo; en general, la manera de colocación de la diadema de Alejandro y de los diádocos difiere de como la llevan divinidades como Dionysos, Hermes o Heracles, así como los atletas. Normalmente, mientras que estos las colocan ceñida bajo la frente, los príncipes helenísticos la llevan más atrás sobre el pelo, colocada por la parte alta de la cabeza (Collins, 2012Collins, A. W. (2012). “The Royal Costume and Insignia of Alexander the Great”. The American Journal of Philology, 133, 3, pp. 371-402. DOI: https://doi.org/10.1353/ajp.2012.0024 ), aunque no siempre ocurre así.

La diadema del ejemplar cordobés debió llevar un aplique seguramente metálico en la parte frontal de la misma, donde conserva un pequeño orificio circular, en el cual encajaría una espiga metálica de fijación, asentando el atributo en el rehundimiento rectangular. Puesto que este ha desaparecido, caben diversas opciones. Ha sido propuesto que correspondiera a un apex, distintivo propio de algunos atletas, según se observa ya, por ejemplo, en el efebo en bronce de Maratón, y que también se usaba con cierta frecuencia en personajes de ambientes de palestra, ya que era una insignia con la que se distinguía a los vencedores de los eventos deportivos (Jaeggi, 2008Jäeggi, O. (2008). “Eine hellenistische Hermes-Herme in Córdoba”. Boletín de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología, 45, pp. 103-109.). Se denomina también como dikella (Schäfer, 1996Schäfer, T. (1996). “Dikella, Terme und Tettix: Zur Palästritenstele”. Athenische Mitteillungen, 111, pp. 110-140.) y está bien documentado en los repertorios de las cerámicas griegas, así como en representaciones de monumentos funerarios, entre los que podemos citar la estela del palestrista de Sunion, que ciñe su cabeza con una cinta mientras se corona con este controvertido atributo (Schäfer, 1996Schäfer, T. (1996). “Dikella, Terme und Tettix: Zur Palästritenstele”. Athenische Mitteillungen, 111, pp. 110-140.). En efecto, el atributo en concreto ha sido interpretado también como una hoja de loto y el efebo de Maratón ha sido considerado incluso como representación de un joven Hermes, vinculado a Egipto (Lehmannn, 1988, p. 292, n. 31Lehmann, P. W. (1988). “Ptolemaios III, Euergetes - Hermes Enagonios als Pentathlos und Pankratiast. Zur Bedeutung zweiter alexandrinischer Bronzestatuetten in Stuttgart”. En: Griechische und Römische Statuetten und Grossbronzen. Wien: Kunsthistorisches Museum Wien, 290-301.). Dentro del ámbito helenístico -y romano, como César o Augusto- determinados personajes portan sobre la frente una estrella, como el propio Alejandro Magno personificado como kosmokrator, que se figura con la estrella real de Macedonia (Blázquez, 2001Blázquez, J. M. (2001). “Alejandro, homo religiosus”. En: Alejandro Magno. Hombre y mito. Madrid: Actas, pp. 99-152.). Así aparece, por ejemplo, en una cabecita en terracota del macedonio conservada en el Museo Nacional de Dinamarca, de fines del siglo III a. C.-1er cuarto del siglo II a. C. (Paul, 1994, p. 19, n.º 36Paul, E. (1994). Universität Leipzig. Antikenmuseum, 50 Meisterwerke. Leipzig: Universität Leipzig.).

Los retratos de algunos diádocos presentan atributos que los personifican o relacionan con una determinada divinidad, como ocurre, por ejemplo, con Antígono Gonatas, efigiado como Pan, con los cuernos de cabra sobre su cabeza (Hackens, 1992, p. 188Hackens, T. (1992). The Age of Pyrrhus. Providence: Brown University. ), o con Demetrio Poliorcetes, con cuernos que hacen referencia a Dionysos (Lehmann, 1980Lehmann, P. W. (1980). “A New Portrait of Demetrios Polierketes (?)”. Getty Museum Journal, 8, pp. 107-116.; Frel y Pasquier, 1987Frel, J. y Pasquier, A. (1987). “L’école de Lyssipe: à la recherche des Demetrios Poliercetes”. En: Lysippe et son influence. Genève: Association Hellas et Roma, pp. 81-88. ); pero hay que destacar a Ptolomeo III Evergetes, identificado como Hermes griego o con la divinidad egipcia ptolemaica, el Hermes-Thot2Aparte de Hermes, este monarca fue identificado con Dionysos, por influencia de la figura de Alejandro Magno, y recibió culto en vida; así se comprueba en la cabeza marmórea de la Ny Carlsberg Glyptotek, que se decía que procedía de Creta y que lleva la diadema y cuernos de toro (Palagia, 2013, p. 148; 2020, p. 72, fig. 5). En las acuñaciones póstumas Ptolomeo III se asocia a Zeus, Poseidón y Helios mediante los correspondientes atributos de la égida, el tridente y la corona radiada (Palagia, 2020, p. 69).. Así, junto a la hoja de loto, como símbolo de Egipto, se le añaden en ocasiones dos pequeñas alas, que hacen clara referencia al dios griego (Lehmann, 1988, p. 292Lehmann, P. W. (1988). “Ptolemaios III, Euergetes - Hermes Enagonios als Pentathlos und Pankratiast. Zur Bedeutung zweiter alexandrinischer Bronzestatuetten in Stuttgart”. En: Griechische und Römische Statuetten und Grossbronzen. Wien: Kunsthistorisches Museum Wien, 290-301.), en una asimilación frecuente, que se reconoce en diferentes testimonios (Queyrel, 1997Queyrel, F. (1997). “Iconographie hellénistique: pour une méthodologie des identifications”, Revue Numismatique, 6ª série, 152, pp. 429-451. DOI: https://doi.org/10.3406/numi.1997.2147 ). También podemos aducir a la decoración de un cofre de Pompeya que dispone parejas de dioses en bronce, en una de las cuales, que representarían a Hermes y Atenea, se ha querido reconocer a la pareja real de Ptolomeo III y Berenice II. La figura masculina lleva en la cabeza una hoja o flor de loto, que relacionaría al monarca egipcio con el culto de Hermes (Queyrel, 1984, p. 280, n. 35Queyrel, F. (1984). “Portraits de souverains lagides à Pompei et à Délos”. Bulletin de Correspondance Hellénique, 108, pp. 267-300. DOI: https://doi.org/10.3406/bch.1984.1857 , según Chamoux, 1959, pp. 34-36Chamoux, F. (1959). “Hermès Parammon”. En: Études d’Archéologie Classique. Paris: De Boccard, vol. 2, pp. 29-40., quien vincula la banda con apex al culto de esa divinidad; cfr. Queyrel, 2002, pp. 32-33Queyrel, F. (2002). “Les portraits de Ptolémée III évergète et la problématique de l’iconographie lagide de style grec”. Journal des Savants, janvier-juin, pp. 3-73. DOI: https://doi.org/10.3406/jds.2002.1650 ). Además, debe reseñarse el grupo broncíneo de luchadores del Museo Arqueológico de Estambul, donde Ptolomeo III aparece representado como vencedor de un adversario seleúcida; el monarca egipcio es asimilado al Hermes griego o, mejor, al Hermes-Thot (Kyrieleis, 1975, p. 170, lám. 26, 6-8Kyrieleis, H. (1975). Bildinisse der Ptolemäer. Berlin: Mann.; Queyrel, 1984, pp. 280-281, fig. 16, a-bQueyrel, F. (1984). “Portraits de souverains lagides à Pompei et à Délos”. Bulletin de Correspondance Hellénique, 108, pp. 267-300. DOI: https://doi.org/10.3406/bch.1984.1857 ; 2002, pp. 36 ss., figs. 26-27, 73Queyrel, F. (2002). “Les portraits de Ptolémée III évergète et la problématique de l’iconographie lagide de style grec”. Journal des Savants, janvier-juin, pp. 3-73. DOI: https://doi.org/10.3406/jds.2002.1650 ; en general, cfr. La Rocca, 2021, esp. pp. 65 ss. La Rocca, E. (2021). Hermes-Thoth e Dioniso redentore. Dall’Egitto dei Tolomei al Tardo-antico: Studi sul mosaico della casa di Aion a Nea Paphos. Bullettino della Commisione Archeologica Comunale di Roma, Suppl. 28. Roma: L’Erma di Bretschneider.; sobre la problemática concreta de la hoja de loto, ibid., pp. 102-136).

En el ambiente ptolemaico en el centro de la diadema se podría añadir el uraeus o bien una flor, capullo u hoja de loto, en momentos en que la representación del monarca adquiría un sentido más alejado del egipcio tradicional, apostando en parte por una cierta iconografía lágida de estilo griego (Queyrel, 1997Queyrel, F. (1997). “Iconographie hellénistique: pour une méthodologie des identifications”, Revue Numismatique, 6ª série, 152, pp. 429-451. DOI: https://doi.org/10.3406/numi.1997.2147 , 2002Queyrel, F. (2002). “Les portraits de Ptolémée III évergète et la problématique de l’iconographie lagide de style grec”. Journal des Savants, janvier-juin, pp. 3-73. DOI: https://doi.org/10.3406/jds.2002.1650 , 2012Queyrel, F. (2012). “Sculptures grecques et lieux de mémoire: nouvelles orientation de la recherche”. Perspective, 1, pp. 71-94. DOI: https://doi.org/10.4000/perspective.544 ; cfr., Ashton, 1999Ashton, S. A. (1999). Ptolemaic Royal Sculpture from Egypt: The Greek and Egyptian Traditions and their Interaction. London: Kings College. Tesis doctoral. Disponible en: https://kclpure.kcl.ac.uk/portal.). Ello enlazaba también con el ámbito divino. El capullo, flor u hoja de loto son símbolos del Alto Egipto (Riad, 1996, pp. 30-31Riad, H. (1996). “Egyptian Influence on Daily Life in Ancient Alexandria”. En: Alexandria and Alexandrism. Malibu: Getty Museum, pp. 29-41.), pero también de los dioses Horus y Osiris, en conexión con la reencarnación. En una terracota en que se representa a Sarapis, el dios lleva la flor de loto sobre la frente, junto con el globo que sostiene y que alude a su papel también como kosmocrator (Hornbostel, 1973, p. 274, n. 1Hornbostel, W. (1973). Sarapis. Leiden: Brill.). De forma más inusual también se documenta incluso en algunas representaciones de la diosa Isis (Ashton, 1999, n. 102Ashton, S. A. (1999). Ptolemaic Royal Sculpture from Egypt: The Greek and Egyptian Traditions and their Interaction. London: Kings College. Tesis doctoral. Disponible en: https://kclpure.kcl.ac.uk/portal.). Elemento que pasará a ser un distintivo dinástico. En las acuñaciones de mnaieia y de las fracciones de estas monedas áureas, póstumas, Ptolomeo III Evergetes aparece representado con una corona radiada y con la hoja de loto (Iossif y Lorber, 2012Iossif, P. P. y Lorber, C. (2012). “The Rays of the Ptolemies”. Revue Numismatique, 196, pp. 197-224. DOI: https://doi.org/10.3406/numi.2012.3181 ). Estas representaciones monetales, que se inician con Ptolomeo IV, continúan con los siguientes monarcas, dentro de un programa iconográfico de finalidad propagandística que hace alusión al carácter benéfico de la dinastía y que proclamaba el papel de los dirigentes como garantes de la abundancia y la regeneración perpetua, a lo que hace alusión el loto, como planta del Nilo (Iossif y Lorber, 2012Iossif, P. P. y Lorber, C. (2012). “The Rays of the Ptolemies”. Revue Numismatique, 196, pp. 197-224. DOI: https://doi.org/10.3406/numi.2012.3181 ). Entre los sellos reales ptolemaicos se constata también la representación de la diadema asociada a la hoja de loto, que porta un joven, junto a otros que llevan una diadema y el caduceo, propio de Hermes, apoyado en el hombro; en esos sellos, a pesar del estado de conservación, se ha querido reconocer a Ptolomeo IV Philopator, con una iconografía por tanto muy parecida a la de su padre (Milne, 1916, p. 97, n.º 68-75, lám. VMilne, J. G. (1916). “Ptolemaic Seal Impressions”. Journal of Hellenic Studies, 36, pp. 87-101. DOI: https://doi.org/10.2307/625752 ). También a Ptolomeo III correspondería una cabeza de Hermopolis, que se adorna con dos pequeñas alas laterales y en la parte superior del cráneo dispone una pequeña oquedad para recibir la hoja de loto, que habría sustituido al uraeus, y que lo asociaría a Hermes-Thot (Leclant, 1972, p. 86, n.º 228Leclant, J. (1972). Inventaire bibliographique des Isiaca. 1940-1969. Leiden: Brill.). En otra cabeza del Museo del Louvre, procedente de Egipto y realizada en caliza gris, igualmente se ha propuesto identificar a Ptolomeo III asimilado a Hermes, con dos alas a ambos lados y una hoja de loto, en metal, en el eje de la frente, dentro de un proceso frecuente de asimilación de los soberanos lágidas con la iconografía del dios (Laubscher, 1992Laubscher, H. P. (1992). “Ein Ptolemäer als Hermes”. En: Kotinos. Festschrift für Erika Simon. Mainz am Rhein: P. von Zabern, pp. 317-322.; Queyrel, 2002, p. 37Queyrel, F. (2002). “Les portraits de Ptolémée III évergète et la problématique de l’iconographie lagide de style grec”. Journal des Savants, janvier-juin, pp. 3-73. DOI: https://doi.org/10.3406/jds.2002.1650 ; Hoff, 2017, pp. 296-298Hoff, R. (2017). “König, Tyrann, Bürger, Heros, Gott: Bilder von Monarchen in der vissuellen Kultur des antiken Griechenland”. En: Monarchische Herrschaft im Altertum. Berlin-Boston: De Gruyter, pp. 263-304.). Finalmente, en un bronce conservado en el Museo Cívico de Berlín, procedente de Alejandría, se representa a Ptolomeo III de cuerpo entero, con una diadema, pero en este caso con largas ínfulas que caen sobre los hombros, y con el atributo del loto sobre la cabeza (Heilmeyer, 1997Heilmeyer, W.-D. (1997). “Ptolemaios III Murray. Eine Neuerwerbung der Antikensammlung Berlin”. Jahrbuch der Berliner Museen, 39, pp. 7-22. DOI: https://doi.org/10.2307/4125973 ; Queyrel, 2002Queyrel, F. (2002). “Les portraits de Ptolémée III évergète et la problématique de l’iconographie lagide de style grec”. Journal des Savants, janvier-juin, pp. 3-73. DOI: https://doi.org/10.3406/jds.2002.1650 ; Maderna, 2005, pp. 258-260Maderna, C. (2005). “Zum Feindbild der Ptolemäer”. En: Ägypten Griechenland Rom. Tübingen: Wasmuth, pp. 258-266.).

Ello se constata también en el caso de las princesas egipcias. Así, en una máscara en terracota conservada en una colección particular de Berna la cabeza femenina está coronada con una diadema y lleva, en este caso sobre la frente, una hoja de loto; la comparación con la serie de acuñaciones de las primeras princesas lágidas ha llevado a reconocer en ella a Arsinoe III (Jucker, 1975, p. 20, lám. 8, 1 y 3Jucker, I. (1975). “Zum Bildnis Ptolemaios III Euergetes I”. Antike Kunst, 18, pp. 17-25.), hija de Ptolomeo III Evergetes y casada con su hermano, el ya citado Ptolomeo IV Philopator (Tyldesley, 2006, p. 194Tyldesley, J. (2006). Chronicle of the Queens of Egypt. London: Thames and Hudson. ; cfr. Ager, 2006Ager, S. (2006). “The Power of Excess: Royal Incest and the Ptolemaic Dynasty”. Anthropologica, 48, pp. 165-186. DOI: https://doi.org/10.2307/25605309 ). La hoja (o flor) de loto será un símbolo que se transmitirá a lo largo del tiempo y conservará su significado de renacimiento, aludiendo siempre a Egipto. Así, pudo llevar la flor/hoja de loto y no el uraeus un retrato de Cleopatra VII, de la Villa dei Quintilii, hoy en los Museos Vaticanos (Picón y Hemingway, 2016, pp. 202-203Picón, C. y Hemingway, S. (2016). Pergamon and the Hellenistic Kingdoms of the Ancient World. New York: Metropolitan Museum of Art. ). Ya en época adrianea, también aparece el motivo en el llamado Antinoo Brasci, por la relación del favorito de Adriano con el territorio egipcio, donde murió, y su identificación como Osiris (Bonanno, 1998Bonanno, M. (1998). “Adriano e Antinoo: immagini tra romanità e grecità”. En: Adriano e il suo Mausoleo. Roma: Electa, pp. 163-185. ). El Antinoo Mondragone, del Museo del Louvre, presenta una diadema y, sobre la frente, una pequeña oquedad para la inserción de un atributo, que debe ser la hoja/flor de loto o, en todo caso, el uraeus (Kersauson, 1996, n.º 63Kersauson, K. (1996). Musée du Louvre. Catalogue des portraits romains, II. Paris: Musée du Louvre. ).

Es interesante destacar, según ya se dijo, que algunas representaciones de monarcas lágidas presentan una relación directa con el ambiente atlético, sobre todo, en el caso de Ptolomeo III Evergetes, asimilado con Hermes y con Heracles. Así, podemos citar un pequeño bronce que representa a un atleta, conservado en el Museo de Stuttgart, en el que se ha retratado al monarca egipcio: efigiado como atleta penthalos y pancratista, presenta sobre su frente, detrás de la diadema, la hoja de loto, flanqueada por dos pequeñas alas -como ocurría en el bronce de Hermopolis-, alusivas al dios Hermes-Thot, asimilándose de esta forma también al Hermes Enagonios (Poliakoff, 1987, pp. 54-63Poliakoff, M. B. (1987). Combat Sports in the Ancient World. Competition, Violence and Culture. Connecticut: Yale University.), bajo cuya advocación estaban consagrados los gymmnasia (Lehmann, 1988, p. 292Lehmann, P. W. (1988). “Ptolemaios III, Euergetes - Hermes Enagonios als Pentathlos und Pankratiast. Zur Bedeutung zweiter alexandrinischer Bronzestatuetten in Stuttgart”. En: Griechische und Römische Statuetten und Grossbronzen. Wien: Kunsthistorisches Museum Wien, 290-301.). El mismo monarca aparece en el pequeño grupo broncíneo -ya citado- del Museo de Estambul de dos pancratistas que luchan (Queyrel, 2019, fig. 8.10Queyrel, F. (2019). “The Portraits of the Ptolomies”. En: Handbook of Greek Sculpture. Berlin-Boston: De Gruyter, pp. 194-224.); el triunfador ha sido identificado como Ptolomeo III Evergetes y presenta una diadema, con el loto sobre la frente y las alas como atributos de Hermes-Thot / Hermes Enagonios (Lehmann, 1988Lehmann, P. W. (1988). “Ptolemaios III, Euergetes - Hermes Enagonios als Pentathlos und Pankratiast. Zur Bedeutung zweiter alexandrinischer Bronzestatuetten in Stuttgart”. En: Griechische und Römische Statuetten und Grossbronzen. Wien: Kunsthistorisches Museum Wien, 290-301.; La Rocca, 2021, pp. 102-117La Rocca, E. (2021). Hermes-Thoth e Dioniso redentore. Dall’Egitto dei Tolomei al Tardo-antico: Studi sul mosaico della casa di Aion a Nea Paphos. Bullettino della Commisione Archeologica Comunale di Roma, Suppl. 28. Roma: L’Erma di Bretschneider.). También se ha atribuido a esta pieza un significado simbólico en clave política, como una alegoría de la victoria del monarca egipcio contra el imperio Seléucida (Kyrieleis, 1975, p. 170Kyrieleis, H. (1975). Bildinisse der Ptolemäer. Berlin: Mann.).

Otro pequeño bronce, conservado en el Museo Británico, de época helenística, parece aludir asimismo a esta victoria; aparece el personaje desnudo, con la piel de un león sobre el hombro izquierdo, por lo que fue interpretado como Heracles, pero más tarde -al pensar que más que la clava sostiene una espada- fue identificado como Ptolomeo III Evergetes (Bailey, 1990Bailey, D. M. (1990). “Not Herakles, a Ptolemy”. Antike Kunst, 33, 2, pp. 107-110.). Se debe observar que en esta ocasión la asimilación no sería con Hermes, sino con Heracles, como denota la piel leonina, que es también apropiada para los miembros de la dinastía lágida, asimilándolos al mítico héroe-dios. Así, siguiendo la estela de Alejandro Magno, Ptolomeo I Soter y sus descendientes consideraban que procedían de Heracles. En un medallón de bronce, procedente de Hildesheim, aparece representado en relieve el mismo Ptolomeo III Evergetes con la leonté sobre el hombro y la clava (Kyrieleis, 1975, p. 38, lám. 28, 4Kyrieleis, H. (1975). Bildinisse der Ptolemäer. Berlin: Mann.), así como en una inscripción procedente de Adulis se menciona en este caso a Heracles como antecesor del mismo Ptolomeo III (CIG, 3, 5127; cit. en Bailey, 1990, p. 109, n. 17Bailey, D. M. (1990). “Not Herakles, a Ptolemy”. Antike Kunst, 33, 2, pp. 107-110.).

2.3. Propuesta de identificación de la pieza cordobesa

 

Las características formales, faciales, del herma cordobés nos lleva a plantear, como decíamos al principio, que nos encontramos con un retrato, si bien con un alto componente idealizado, que se advierte, especialmente, en el desarrollo del peinado, claramente clasicista, derivado de la escultura griega ideal, en concreto del siglo IV a. C., vinculada a los círculos de Lisipo y, sobre todo, de Escopas. Dentro de este segundo se pueden mencionar obras como el Meleagro o, especialmente, el Heracles Lansdowne, elaboradas hacia mediados del siglo IV a. C. (Stewart, 1977, pp. 142 ss. Stewart, A. (1977). Skopas of Paros. New York: Noyes.; Howard, 1978Howard, S. (1978). The Landsdowne Herakles. Malibu: Getty Museum.). Asimismo, podemos hacer referencia al grupo de representaciones hermaicas de Heracles del denominado grupo Genzano, en el que la mayor parte de los ejemplares se data en el siglo II d. C., pero que siguen modelos escopásticos del tercer cuarto del siglo IV a. C. (LIMC, s.v. “Herakles”, pp. 784-785, nos 1174-1190). En el caso de Lisipo podemos traer a colación una cabeza broncínea, de caracteres efébicos, pero que ha sido identificada como un Hermes Enagonios (Geschwantler, 1992, p. 194, n.º 52Geschwantler, K. (1992). El deporte en la Grecia antigua. Barcelona: Fundación La Caixa.), o una de las esculturas de Anticitera, asimismo broncínea, que representa a un atleta (Bol, 1972, pp. 18 ss.Bol, P. C. (1972). Die Skulpturen des Schiffsfunde von Antykithera. Berlin: Mann.). También de Olimpia puede señalarse una cabeza de hacia el 340 a. C., de cabellos cortos y con una banda, con cuello musculoso y orejas deformes, que ha sido identificada bien como un atleta pancratista o bien como el mismo Heracles (Hermann, 1972, p. 172, láms. 64-65Hermann, H. V. (1972). Olympia. Heiligtum und Wettkampfstätte. München: Hirmer.; Schiering, 1980Schiering, W. (1980). En: Die Funde aus Olympia. Athen: Kasas, pp. 193-194.). En ese mismo sentido, hay que referir especialmente la cabeza asimismo interpretada como atleta o como Heracles joven de la Ny Carlsberg Glyptotek, de la antigua colección del conde Tyszkiewicz, adquirida en Roma en 1888, pero que se hace proceder de la Acrópolis de Atenas, y que dispone los ojos añadidos (globo ocular en mármol, iris de diorita y pupilas perdidas, que serían de piedra o pasta) y las orejas deformes (Poulsen, 1951, pp. 103, 117Poulsen, F. (1951). Catalogue of ancient sculpture in the Ny Carlsberg Glyptotek. Copenhagen: Ny Carlsberg Glyptotek.; Frel, 1978, p. 24, fig. 24Frel, J. (1978). The Getty Bronze. Malibu: Getty Museum. ), como en el caso cordobés, aunque el estilo de ejecución es bastante diverso. De hecho, ha sido considerada incluso una obra moderna (Lehmann, 1980, p. 116, figs. 20-22Lehmann, P. W. (1980). “A New Portrait of Demetrios Polierketes (?)”. Getty Museum Journal, 8, pp. 107-116.), aunque parece original, seguramente de taller ático del siglo I a. C., pero reelaborada en parte en época moderna. Para el territorio hispano traemos a colación la cabeza broncínea de un efebo que procede de la localidad cordobesa de Aguilar de la Frontera y que remite también a la tradición escopástica (Arce, 1990, n.º 176Arce, J. (ed.) (1990). Los bronces romanos en España. Madrid: Ministerio de Cultura y Deporte.), aunque las facciones idealizadas de la misma apuntan a que no se trata en este caso de un retrato, a diferencia de la pieza que analizamos.

Debemos destacar la vinculación formal que une a nuestra pieza con una cabeza conservada actualmente en el Smith College Museum of Art, adquirida en 1925 -aunque de procedencia desconocida-, que presentaba las cuencas oculares excavadas para añadir los ojos hechos aparte, pero que no se han conservado. Si bien había sido considerada como cabeza de un atleta, que sigue modelos griegos del siglo IV a. C. (del círculo de Lisipo y, sobre todo, de Escopas, según se advierte, por ejemplo, en el ya citado Heracles Lansdowne), ha sido reinterpretada como un posible retrato de Demetrio Poliorcetes, con base en las efigies monetales, así como en el herma de la Villa dei Pisoni, de Herculano, y la estatuilla broncínea de esa misma procedencia de un joven con diadema y cuernos (Lehmann, 1980, figs. 9-12 y 13-14, respectivamenteLehmann, P. W. (1980). “A New Portrait of Demetrios Polierketes (?)”. Getty Museum Journal, 8, pp. 107-116.). Por el contrario, J. Frel la consideró un retrato de un príncipe helenístico asimilado a un atleta, en el marco de su estudio del Bronce Getty, con el que la relaciona directamente (Frel, 1978, p. 24, figs. 20-23Frel, J. (1978). The Getty Bronze. Malibu: Getty Museum. ). En este último -según este autor- se representaría al mismo personaje retratado en la cabeza -ya citada- de la Ny Carlsberg Glyptotek, que debería ser considerada como un príncipe-atleta helenístico (Frel, 1978, p. 24, fig. 24Frel, J. (1978). The Getty Bronze. Malibu: Getty Museum. ), lo que nos parece muy sugerente. Su relación formal y estilística con la cabeza cordobesa del Museo del Louvre, ya citada (videFig. 2), y con el mismo herma que analizamos aquí puede aportar algún nuevo argumento para esa reinterpretación.

En segundo lugar, destaca el único elemento iconográfico que tendría el herma cordobés: la diadema plana con un apéndice metálico en su centro, que interpretamos como la hoja o flor de loto, y que lo relacionaría, por tanto, con la retratística de los monarcas ptolemaicos y, más en concreto, de Ptolomeo III Evergetes (Kyrieleis, 1975Kyrieleis, H. (1975). Bildinisse der Ptolemäer. Berlin: Mann. y 2006Kyrieleis, H. (2006). “Griechische Ptolemäerbildnisse: Eigenart, Unterschiede zu anderen hellenistischen Herrscherbildnissen”. En: Ägypten - Griechenland - Rom. Frankfurt an Mainz: Wasmuth, pp. 235-243.; Jucker, 1975Jucker, I. (1975). “Zum Bildnis Ptolemaios III Euergetes I”. Antike Kunst, 18, pp. 17-25.; Queyrel, 2002Queyrel, F. (2002). “Les portraits de Ptolémée III évergète et la problématique de l’iconographie lagide de style grec”. Journal des Savants, janvier-juin, pp. 3-73. DOI: https://doi.org/10.3406/jds.2002.1650 y 2019Queyrel, F. (2019). “The Portraits of the Ptolomies”. En: Handbook of Greek Sculpture. Berlin-Boston: De Gruyter, pp. 194-224.; cfr. Stanwick, 2003Stanwick, P. E. (2003). Portraits of the Ptolemies. Greek Kings as Egyptian Pharaohs. Austin: University of Texas.), según ya se ha dicho antes. Frente al modelo de cabellera larga o leonina de Alejandro Magno, los diádocos prefieren el cabello corto, aunque sin duda este elemento en el caso de la cabeza cordobesa es el más disonante para adecuarlo de entrada a los modelos del monarca ptolemaico. Si lo confrontamos con las esculturas conservadas, así como con las representaciones monetales, el cabello del monarca egipcio no se dispone tan corto y, en ocasiones, aparece representado con largas patillas. No obstante, debemos pensar que en el caso de la pieza cordobesa no se trata de una producción de época, sino de más de dos siglos posterior -como se dirá-, que no siguió los modelos conformados en el período helenístico. Por el contrario, las características faciales sí se adecuan a las de Ptolomeo III, a lo que apunta la boca pequeña, entreabierta, el mentón prominente, la frente en diagonal, con el rehundimiento por encima de las cejas, o la nariz ancha; esas características faciales se verían acentuadas en este caso por la adición de los ojos en otro material, que le proporcionaría realismo al retrato.

Un buen paralelo formal de las facciones del rostro podemos establecerlo especialmente con el retrato de Ptolomeo III Evergetes conservado en el Museo de la Universidad de Duke, en Durham, con diadema plana y con las orejas asimismo deformadas, propias del pancratista, si bien difiere en algunos aspectos, como la disposición del cabello, de rizos más abultados, o el que se dispondría en la cabeza la corona de rayos, según demuestran los orificios que se sitúan alrededor del cráneo, donde se insertarían unas varillas metálicas que compondrían la aureola radiada (Jucker, 1975, p. 22Jucker, I. (1975). “Zum Bildnis Ptolemaios III Euergetes I”. Antike Kunst, 18, pp. 17-25.; Kyrieleis, 1975, pp. 33 ss., lám. 22, 1-2Kyrieleis, H. (1975). Bildinisse der Ptolemäer. Berlin: Mann.). A pesar de todo, este retrato es el paralelo formal más cercano para el herma cordobés de entre los retratos considerados de Ptolomeo III. En el mismo grupo se sitúan otros ejemplares de interés, como una cabeza mayor que el natural, trabajada en varias partes, descubierta en el templo de Zeus de Cirene (Jucker, 1975, p. 21, lám. 4,3Jucker, I. (1975). “Zum Bildnis Ptolemaios III Euergetes I”. Antike Kunst, 18, pp. 17-25.; Kyrieleis, 1975, pp. 32 y 38 ss., láms. 18, 4 y 19, 1-2Kyrieleis, H. (1975). Bildinisse der Ptolemäer. Berlin: Mann.). De Apollonia, también en Cirene, procede asimismo otra cabeza de la misma técnica, mayor del natural y con añadidos en estuco, hoy perdidos, elaborada en un taller egipcio, que correspondería a una estatua de cuerpo entero, vestida, y que debió situarse en un santuario local durante el período de reinado del monarca (240-222/221 a. C.), como ejemplo de un culto regio asociado a la divinidad que allí recibía culto, pero que se desconoce (Laronde y Queyrel, 2001Laronde, A. y Queyrel, F. (2001). “Un nouveau portrait de Ptolomée III à Apollonia de Cyrénaîque”. Comptes rendus de l’Academie des Inscriptions, 145, pp. 737-782. DOI: https://doi.org/10.3406/crai.2001.16296 ). De menores dimensiones, recogió I. Jucker otras cuatro piezas: una conservada en una colección particular de Berna (Jucker, 1975, p. 17, láms. 4,1; 5, 1; 6, 1Jucker, I. (1975). “Zum Bildnis Ptolemaios III Euergetes I”. Antike Kunst, 18, pp. 17-25.; Kyrieleis, 1975, pp. 33 ss., lám. 22, 3-4Kyrieleis, H. (1975). Bildinisse der Ptolemäer. Berlin: Mann.), y otra del comercio de antigüedades de Múnich (Jucker, 1975, p. 18, lám. 10, 4-5Jucker, I. (1975). “Zum Bildnis Ptolemaios III Euergetes I”. Antike Kunst, 18, pp. 17-25.; Kyrieleis, 1975, pp. 33 ss., lám. 23, 1-3Kyrieleis, H. (1975). Bildinisse der Ptolemäer. Berlin: Mann.), a las que hay que sumar una tercera de la Ny Carlsberg Glyptotek (Jucker, 1975, p. 21, n. 32Jucker, I. (1975). “Zum Bildnis Ptolemaios III Euergetes I”. Antike Kunst, 18, pp. 17-25.; Kyrieleis, 1975, pp. 32 ss., lám. 20, 1-4Kyrieleis, H. (1975). Bildinisse der Ptolemäer. Berlin: Mann.) y una cuarta del Museo Arqueológico de Alejandría (Jucker, 1975, p. 21, láms. 4.2; 5, 2; 6, 2Jucker, I. (1975). “Zum Bildnis Ptolemaios III Euergetes I”. Antike Kunst, 18, pp. 17-25.; Kyrieleis 1975, pp. 31 ss., lám. 18, 1-3Kyrieleis, H. (1975). Bildinisse der Ptolemäer. Berlin: Mann.). Esta última presenta una perforación en el eje de la cabeza, tras la diadema, y, aunque no se ha conservado el atributo que se insertaría, por las dimensiones y colocación de la oquedad se ha descartado que fuera el uraeus, lo que apunta a una flor u hoja de loto (Jucker, 1975, p. 21, n. 34Jucker, I. (1975). “Zum Bildnis Ptolemaios III Euergetes I”. Antike Kunst, 18, pp. 17-25.). A este conjunto, suma H. Kyrieleis otros retratos de Ptolomeo III Evergetes: ejemplares de París, de Esparta, otros dos de Alejandría (en terracota), de Múnich, de Colonia, de Dresde, de Yale (con indumentaria egipcia), de Nápoles (un herma de época romana) (Kyrieleis, 1975, pp. 34 ss., n.os C4, C8, C9, C11, C10, C12, C13, C16, C17, respectivamenteKyrieleis, H. (1975). Bildinisse der Ptolemäer. Berlin: Mann.), así como dos pequeños bronces, de Estambul y de Bonn (Kyrieleis, 1975, nos C14 y C15Kyrieleis, H. (1975). Bildinisse der Ptolemäer. Berlin: Mann.). Además, en suelo italiano se conserva en la colección de la Abadía de San Nilo, en Grottaferrata, pero de procedencia desconocida, una cabeza en mármol blanco en que se ha representado también a este soberano egipcio; se completaría la parte superior del cráneo con una pieza aparte, en estuco, y es considerada como elaborada en un taller alejandrino durante el siglo III a. C., siendo identificado como retrato de Ptolomeo III (Romeo, 2005Romeo, I. (2005). “Un ritratto di Tolomeo III Evergete nella Abbazia di Nilo a Grottaferrara (Roma)”. Bullettino della Commissione Archeologica Comunale di Roma, 106, pp. 105-111. y 2008Romeo, I. (2008). “Rittrato di principe ellenistico”. En: Sculture antiche nell’Abbazia di Grottaferrata. Roma: Comitato Millenario Badia Grottaferata, pp. 54-57.). Muestra a un hombre joven, con gran realismo, con pelo corto ceñido por una diadema -pero sin atributo añadido-, que se emparenta fisionómicamente con el herma de Córdoba, por los rasgos faciales y la distribución del cabello sobre la frente.

En conclusión, el retrato de Córdoba puede relacionarse especialmente con el retrato de Ptolomeo III Evergetes, destacando sobre todo el atributo de la diadema plana con el añadido -perdido, pero que damos por cierto- de la hoja o flor de loto, seguramente metálica. En relación con algunos de los paralelos aportados, faltarían las dos alas que reafirman su vinculación con el Hermes Agonaios, desde su conexión al ámbito atlético; en nuestro caso sería, más bien, con el de los pancratistas, como deja en evidencia la clara deformidad de las orejas. Por ello, también debe tenerse en cuenta su relación con representaciones de Heracles joven, como atleta pancratista. Precisamente a ese ámbito hercúleo parece remitir mejor la disposición del cabello, que recuerda a modelos griegos del siglo IV a. C., del ámbito de Escopas, según testimonian, por ejemplo, las efigies del Heracles Lansdowne. Además, conecta formalmente con piezas tan destacadas como el Bronce Getty (Mattusch, 1997Mattusch, C. C. (1997). The Victorious Youth. Los Angeles: Getty Museum.), que -a nuestro juicio- sí se relaciona estrechamente con las dos cabezas ya citadas del Smith College y de la Ny Carlsberg Glyptotek, originalmente consideradas como de atletas, pero que pueden apuntar asimismo al ambiente del retrato ideal helenístico temprano, con la hipótesis expresada de la identificación del primero con Demetrio Poliorcetes (Frel, 1978Frel, J. (1978). The Getty Bronze. Malibu: Getty Museum. ). Finalmente, citaremos la estatua sedente de Nuceria Alfaterna, que sigue el modelo lisipeo del Heracles Epitrapezios, en la línea, por ejemplo, del joven Heracles del Museo Nazionale Romano, del siglo I a. C., con los ojos ahuecados para su inserción como piezas aparte (LIMC, s.v. “Herakles”, p. 774, n.º 953). La primera corresponde a una figura joven, con el típico peinado corto, en el que se insinúa la anastolé en el centro del flequillo y con la cinta o diadema; frente a su consideración más frecuente como atleta o Heracles joven, fue identificado también en algún momento como un retrato de Ptolomeo III (De Franciscis, 1978De Franciscis, A. (1978). “Tolomeo III - Herakles da Nuceria Alfaterna”. Rendiconti della Accademia di Archeologia, Lettere e Belle Arti, LIII, pp. 199-214.). A pesar de que no se trata de una identificación unánime, demuestra la cercanía de las representaciones heracleas a la figura del monarca lágida, mediante los argumentos esgrimidos por este último autor, a los que remitimos.

2.4. Fecha y lugar de elaboración

 

La mayor parte de las esculturas que han sido identificadas como retratos de Ptolomeo III Evergetes corresponden al período de su reinado, así como destacan las acuñaciones en que se representa durante el reinado de su hijo y sucesor (Kyrieleis, 1975, pp. 25-31Kyrieleis, H. (1975). Bildinisse der Ptolemäer. Berlin: Mann.), pero consideramos que el herma cordobés sería realizado en época tardohelenística. O. Jaeggi propuso su elaboración entre la segunda mitad del siglo II a. C. y la primera mitad del siglo I a. C. (Jaeggi, 2008, p. 104Jäeggi, O. (2008). “Eine hellenistische Hermes-Herme in Córdoba”. Boletín de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología, 45, pp. 103-109.), pero pensamos más plausible una datación algo más tardía, durante la segunda mitad del siglo I a. C. -en época de Augusto lo consideramos en una anterior ocasión (Loza, 1993Loza, M.ª L. (1993). “Consideraciones sobre algunas esculturas de Colonia Patricia Corduba”. En: Colonia Patricia Corduba: una reflexión arqueológica. Sevilla: Junta de Andalucía, pp. 259-274.)-. Con respecto al lugar de elaboración aquel autor apuntaba a un taller de Grecia o de Asia Menor, teniendo en cuenta el estilo y que los principales paralelos que aducía eran de Mileto, Delos, Eretria y El Pireo (Jaeggi, 2008, p. 104, n. 3Jäeggi, O. (2008). “Eine hellenistische Hermes-Herme in Córdoba”. Boletín de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología, 45, pp. 103-109.). Por el contrario, A. Peña indicaba que el mármol, de visu, era de las canteras de Luni, lo que invalidaba aquella propuesta y apuntaba a un taller itálico, aunque los artesanos fueran greco-orientales (Peña, 2009, p. 330Peña, A. (2009). “La escultura decorativa”. En: Arte Romano de la Bética. Escultura. Sevilla-Madrid: Fundación Focus-Abengoa, pp. 321-368.). Sin embargo, no creemos que se pueda mantener esa identificación del material solo de visu, sin los correspondientes análisis arqueométricos, por lo que también podría ser un mármol de una cantera del ámbito oriental del Imperio, como el pentélico. En todo caso, parece descartarse un origen hispano para el material marmóreo.

Pensamos como más plausible que su elaboración tuvo lugar en un taller del Mediterráneo oriental, quizás de Atenas, donde se explicaría mejor la elección del tema de Ptolomeo III Evergetes. No olvidemos que fue el más destacado de los reyes lágidas, con el que Egipto ptolemaico alcanzó su mayor expansión, en Siria, y que intervino de manera importante en las cuestiones políticas de la Grecia continental y, más en concreto, de Atenas (Hölb, 2001Hölb, G. (2001). A History of the Ptolemaic Empire. London-New York: Routledge. ). Posiblemente a este monarca se refiere Pausanias (I, 5, 5) cuando indica que tuvo culto como héroe epónimo en el ágora ateniense, por lo que una nueva tribu ateniense recibió su nombre, Ptolemais (Habicht, 1985, p. 98Habicht, C. (1985). Pausanias’ Guide to Ancient Greece. Berkeley: University of California. ). Precisamente del ágora griega de Atenas procede la cabeza de una posible estatua de culto, acrolítica, que representaría a su mujer Berenice II (Palagia, 2013, pp. 151-152, figs. 9, 4-5Palagia, O. (2013). “Aspects of the diffusion of Ptolemaic portraiture overseas”. En: The Ptolomies, the Sea and the Nile. Cambridge: Cambridge University, pp. 143-159.; 2020, p. 73Palagia, O. (2020). “The cult Statues of the Ptolomies and the Attalids”. En: The Materiality of Hellenistic Ruler Cults. Liège: Presses Universitaires de Liège, pp. 65-82.). Además, instituyó en Atenas un festival, llamado Ptolemaia (Palagia, 2013, pp. 148-149Palagia, O. (2013). “Aspects of the diffusion of Ptolemaic portraiture overseas”. En: The Ptolomies, the Sea and the Nile. Cambridge: Cambridge University, pp. 143-159.; 2020: 73Palagia, O. (2020). “The cult Statues of the Ptolomies and the Attalids”. En: The Materiality of Hellenistic Ruler Cults. Liège: Presses Universitaires de Liège, pp. 65-82.), y fundó el “gimnasio de Ptolomeo”, en el que, según dice Pausanias (I, 17, 2) habían hermae de piedra de calidad y una estatua broncínea de Ptolomeo. No sabemos a quienes se efigiaba en los hermae (¿divinidades?, ¿atletas?, ¿otros personajes?), pero es plausible que el referido retrato broncíneo fuera del mismo Ptolomeo III y, siguiendo la hipótesis, estuviera influenciado por la iconografía del Hermes Enagonios, tan relacionado con los gymnasia3Atenas era un mercado importante de hermae de factura griega para la Italia del siglo I a.C., como demuestran las peticiones de Cicerón a su amigo Ático; Cic. Att., I, I, 10; I, IV, 9; I, VIII, 4; I, IX, 5; I, X, 3.. Tampoco sabemos si tenían forma hermaica o no los retratos de otros dos personajes concretos que cita el autor griego entre las estatuas del gimnasio ateniense (Pausanias, I, 17, 2): del filósofo Crisipo de Solos y -lógicamente colocado mucho después- del monarca Juba de Libia, que, como rey helenístico, enlazaba con el ptolemaico.

El empleo de la forma del Schulterherme de la pieza cordobesa iría acorde también con ese tipo de producción griega durante la segunda mitad del siglo I a. C. (Wrede, 1985Wrede, H. (1985). Die Antike Herme. Mainz am Rhein: P. von Zabern.), así como la técnica de ahuecado de los ojos para su inserción como elementos aparte. Esta técnica, conocida para el mundo romano en época tardorrepublicana, se popularizará en el período imperial precisamente en los hermae decorativos, entre los que hay que destacar la serie concreta de los hermae de guerreros con casco, que surgen originalmente como representaciones de Alejandro Magno (Beltrán, 2002Beltrán, J. (2002). “Herma doble de Zeus-Ammon y Alejandro”. En: Beltrán, J., García, M. Á. y Rodríguez Oliva, P., Las esculturas romanas de la provincia de Jaén. Corpus Signorum Imperii Romani-España 1, 2. Murcia: Tabularium, pp. 133-134, nº 127.; cfr. Peña, 2018Peña, A. (2018). “Representaciones militares en los hermas de pequeño formato de la Bética”. En: Escultura romana en Hispania. VIII. Córdoba: Universidad de Córdoba, pp. 705-720.; Peña y Ojeda, 2020Peña, A. y Ojeda, D. (2020). “Miniature Herms representing Alexander the Great”. The Journal of the American School of Classical Studies at Athens, 89, 1, pp. 83-124. DOI: https://doi.org/10.2972/hesperia.89.1.0083 ) y donde se potenciaba esa expresividad a partir del añadido de los ojos con otros materiales. Aunque corresponde a una producción estandarizada durante el siglo I d. C., se incluyeron también a otros dinastas helenísticos, denominándosela en la investigación como hermae de reyes macedónicos o hermae de Pirro (Rodríguez-Oliva, 1984-1985Rodríguez-Oliva, P. (1984-1985): “Dos hermae del tipo ‘reyes macedónicos’ de la provincia de Málaga”. Mainake, 6-7, pp. 137-154.; Rückert, 1998Rückert, C. (1998). “Miniaturhermen aus Stein. Eine vernachlässichte Gattung kleinformatiger Skulptur der römischen Villeggiatur”. Madrider Mitteilungen, 39, pp. 176-237.).

3. SU USO EN LA CÓRDOBA ROMANA

 

El desconocimiento del contexto arqueológico de la pieza dificulta saber la función y lugar que tuvo el herma de Ptolomeo III en colonia Patricia Corduba. En los Altos de Santa Ana, de donde procede, se encuentra el lugar más elevado de la ciudad tras la ampliación de época augustea, donde se situaría un importante espacio de carácter público (León, 1996León, P. (1996). “Hacia una nueva visión de la Córdoba romana”. En: Colonia Patricia Corduba: una reflexión arqueológica. Sevilla: Junta de Andalucía, pp. 17-35. y 1999León, P. (1999). “Itinerario de monumentalización y cambio de imagen en Colonia Patricia Corduba (Córdoba)”. Archivo Español de Arqueología, 72, pp. 39-56. DOI: https://doi.org/10.3989/aespa.1999.v72.295 ; Murillo, 2010Murillo, J. F. (2010). “Colonia Patricia Corduba hasta la dinastía flavia. Imagen urbana de una capital provincial”. En: Simulacra Romae II. Reims: Société archéologique champenoise, pp. 71-93.; Márquez, 2022aMárquez, C. (2022a). “Cabeza colosal de Colonia Patricia. Sobre el rempleo de esculturas de divinidades en el periodo romano”. Zephyrus, XC, pp. 199-217. DOI: https://doi.org/10.14201/zephyrus202290199217 ). Se identificó con el foro provincial de la capital de la provincia Baetica (Stylow, 1990, p. 274Stylow, A. U. (1990). “Apuntes sobre el urbanismo de la Corduba romana”. En: Stadtbild und Ideologie. München: Bayerischen Akademie der Wissenschaften, pp. 259-282., con las inscripciones CIL II2/7, 273, 291-292, 295, 297), pero ahora se localiza ese espacio forense en el ámbito del templo de culto imperial de la calle Claudio Marcelo y del circo (Garriguet, 1999Garriguet, J. A. (1999). “Reflexiones en torno al denominado ‘foro de Altos de Santa Ana’ y los comienzos del culto dinástico en Colonia Patricia Corduba”. Anales de Arqueología Cordobesa, 10, pp. 87-113. y 2014Garriguet, J. A (2014). “Sobre el modelo, cronología y posible interpretación del templo romano de c/ Claudio Marcelo, Córdoba. Apuntes arqueológicos e históricos”. Arys, 12, pp. 238-267.). No obstante, en los Altos de Santa Ana debe emplazarse un espacio o recinto público y religioso desde los inicios de época imperial, seguramente ya desde época augustea, que estaría asimismo relacionado con el culto a la Domus Augusta, lo que explicaría el descubrimiento de sendos retratos de Livia y de Tiberio, por lo que también se ha caracterizado como un Augusteum (León, 1996León, P. (1996). “Hacia una nueva visión de la Córdoba romana”. En: Colonia Patricia Corduba: una reflexión arqueológica. Sevilla: Junta de Andalucía, pp. 17-35. y 1999León, P. (1999). “Itinerario de monumentalización y cambio de imagen en Colonia Patricia Corduba (Córdoba)”. Archivo Español de Arqueología, 72, pp. 39-56. DOI: https://doi.org/10.3989/aespa.1999.v72.295 ; Garriguet, 1999Garriguet, J. A. (1999). “Reflexiones en torno al denominado ‘foro de Altos de Santa Ana’ y los comienzos del culto dinástico en Colonia Patricia Corduba”. Anales de Arqueología Cordobesa, 10, pp. 87-113.; Márquez, 2022a, pp. 213-214Márquez, C. (2022a). “Cabeza colosal de Colonia Patricia. Sobre el rempleo de esculturas de divinidades en el periodo romano”. Zephyrus, XC, pp. 199-217. DOI: https://doi.org/10.14201/zephyrus202290199217 ). Como documentación arqueológica tenemos solo la derivada de las excavaciones llevadas a cabo por Á. Ventura en el solar del n.º 10 de la calle Ángel de Saavedra (Ventura, 1991Ventura, Á. (1991). “Resultados del seguimiento arqueológico en el solar de c/ Ángel de Saavedra nº 10, Córdoba”. Anales de Arqueología Cordobesa, 2, pp. 253-290. DOI: https://doi.org/10.21071/aac.v0i.11418 ) y por P. León en la casa Carbonell (León, 1996León, P. (1996). “Hacia una nueva visión de la Córdoba romana”. En: Colonia Patricia Corduba: una reflexión arqueológica. Sevilla: Junta de Andalucía, pp. 17-35.). En ambos casos se evidencia un vacío estratigráfico entre los siglos I a. C. y III d. C., con construcciones que documentarían seguramente un recinto consagrado a Diana (Ventura, 1991Ventura, Á. (1991). “Resultados del seguimiento arqueológico en el solar de c/ Ángel de Saavedra nº 10, Córdoba”. Anales de Arqueología Cordobesa, 2, pp. 253-290. DOI: https://doi.org/10.21071/aac.v0i.11418 ) y, quizás, a Apolo, ya desde época temprano imperial (Márquez, 1998, pp. 123-124Márquez, C. (1998). La decoración arquitectónica de Colonia Patricia. Córdoba: Universidad de Córdoba.), donde estaría situado en el siglo III d. C. el altar dedicado por el procónsul Arriano a Ártemis, con el famoso epigrama escrito en griego (Beltrán, 1992Beltrán, J. (1992). “Arriano de Nicomedia y la Bética, de nuevo”. Habis, 23, pp. 171-196.; Fernández, 2007Fernández Nieto, F. J. (2007). “Arriano de Quitros, procónsul de la Bética, los sacrificios incruentos y la Ártemis chipriota”. En: Provinciae Imperii Romani inscriptionibus descriptae. Barcelona: Institut d’Estudis Catalans, pp. 491-500.).

Ha sido J. A. Garriguet quien ha ordenado de manera más sistemática hasta ahora los diversos descubrimientos ocasionales realizados en esta zona desde mediados de la década de 1960, especialmente escultóricos (Garriguet, 1999, fig. 2Garriguet, J. A. (1999). “Reflexiones en torno al denominado ‘foro de Altos de Santa Ana’ y los comienzos del culto dinástico en Colonia Patricia Corduba”. Anales de Arqueología Cordobesa, 10, pp. 87-113.) (Fig. 3): en el mismo solar en que se recuperó el herma (Fig. 3, n.º 2) aparecieron el retrato de Tiberio y la esfinge egipcia; en un ambiente cercano, varias estatuas femeninas, un fragmento de estatua masculina tipo Hüftmantel, fragmentos escultóricos diversos y la inscripción de la flaminica Fulcinia Prisca (Fig. 3, n.º 3), a lo que hay que sumar otra estatua femenina y las inscripciones de Axio Nasón, del flamen Octavio Liciniano y del procónsul Arriano, antes referido (Fig. 3, n.º 4), y otra estatua femenina fragmentada (Fig. 3, n.º 7); hacia el norte, se sitúan el retrato de Livia (Fig. 3, n.º 1) y un fragmento de estatua masculina (Fig. 3, n.º 6); y, finalmente, en un punto algo más alejado, hacia el suroeste (Fig. 3, n.º 5), un fragmento de estatua de Apolo. Además, se refieren de manera genérica fragmentos arquitectónicos (fustes, cornisas), otros fragmentos de estatuas femeninas, una cabeza colosal de Mercurio -reelaborada sobre una anterior de Minerva (Márquez, 2022aMárquez, C. (2022a). “Cabeza colosal de Colonia Patricia. Sobre el rempleo de esculturas de divinidades en el periodo romano”. Zephyrus, XC, pp. 199-217. DOI: https://doi.org/10.14201/zephyrus202290199217 )-, un brazo colosal masculino y otro fragmento de una posible estatua de atleta o Baco (Garriguet, 1999, n. 10Garriguet, J. A. (1999). “Reflexiones en torno al denominado ‘foro de Altos de Santa Ana’ y los comienzos del culto dinástico en Colonia Patricia Corduba”. Anales de Arqueología Cordobesa, 10, pp. 87-113.). Todos ellos, con excepción del último, desaparecido, se encuentran conservados en el Museo Arqueológico de Córdoba y están siendo objeto de estudio por parte de un equipo dirigido por Carlos Márquez (cfr.Márquez 2022bMárquez, C. (2022b). “El estudio de los materiales romanos depositados en los almacenes del Museo Arqueológico de Córdoba como recurso de investigación”. Boletín del Museo Arqueológico Nacional, 41, pp. 89-101.).

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Figura 3.  Plano de distribución de descubrimientos de piezas romanas en los Altos de Santa Ana (Córdoba) (según Murillo, 1999, fig. 2).

Especial interés reviste la escultura de esfinge egipcia, ya que apareció junto al herma y comparte con este su relación con el mundo egipcio. Aunque le falta la cabeza, llevaba los cuernos de carnero y, sobre el pecho, restos del nemes o kleft faraónico, por lo que se trata de un ejemplo de esfinge egipcia (Vicent, 1984-1985, p. 57Vicent, A. M.ª (1984-1985). “Lote de esculturas de los Altos de Santa Ana”, Corduba Archaeologica, 15, 55-62.; Alvar, 2012, p. 84, n.º 106Alvar, J. (2012). Los cultos egipcios en Hispania. Besançon: Presses Universitaires de Franche-Comté.) (Fig. 4). No es una reutilización de una escultura egipcia, sino que es obra de época romana, seguramente de ese mismo momento augusteo. Es una pieza excepcional en el panorama de la estatuaria de los cultos egipcios en Hispania y, más en concreto, en la Bética (Beltrán, 2008, pp. 258-259Beltrán, J. (2008). “Cultos orientales de la Baetica romana. Del coleccionismo a la arqueología”. En: Culti orientali. Tra scavo e collezionismo. Roma: Artemide, pp. 248-272.), de cuyo territorio solo tenemos documentada una esfinge -serían dos, aunque solo se ha conservado una-, flanqueando la entrada del Iseum de Baelo Claudia (Dardaine et al., 2008, pp. 107 y 126-128Dardaine, S., Fincker, M., Lancha, J. y Sillières, P. (ed.) (2008). Belo VIII. Le sanctuaire d’Isis. Madrid: Casa de Velázquez. ; Alvar, 2012, p. 84, n.º 105Alvar, J. (2012). Los cultos egipcios en Hispania. Besançon: Presses Universitaires de Franche-Comté.; Beltrán y Loza, 2020, p. 282, n.º 190Beltrán, J. y Loza, M. L. (2020). Provincia de Cádiz (Hispania Vlterior Baetica). Corpus Signorum Imperii Romani-España I, 8. Cádiz-Tarragona: Universidad de Cádiz-ICAC.). De un carácter diverso es la cabeza o prótomo de esfinge procedente del oppidum ignotum de Gibalbín (Jerez de la Frontera), que está elaborada en granito rosa y tiene dimensiones mayores (Beltrán y Loza, 2019Beltrán, J. y Loza, M. L. (2019). “Una excepcional cabeza romana de esfinge en el Museo Arqueológico de Jerez de la Frontera (Cádiz)”. En: Docendo discimus. Homenaje a la profesora Carmen Fernández Ochoa. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid, pp. 247-252.; 2020, pp. 187-188, n.º 75Beltrán, J. y Loza, M. L. (2020). Provincia de Cádiz (Hispania Vlterior Baetica). Corpus Signorum Imperii Romani-España I, 8. Cádiz-Tarragona: Universidad de Cádiz-ICAC.).

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Figura 4.  Estatua de esfinge de tipo egipcio, procedente de los Altos de Santa Ana (Córdoba). Museo Arqueológico y Etnográfico de Córdoba (fotografía: museo).

La esfinge cordobesa está realizada en mármol blanco, le falta la cabeza y mide en lo conservado 40 cm de altura y 78 cm de longitud. Por su relación con Egipto, y por ende con Augusto, se ha apuntado que quizás estuvo situada en un Augusteum (León, 1999, p. 47León, P. (1999). “Itinerario de monumentalización y cambio de imagen en Colonia Patricia Corduba (Córdoba)”. Archivo Español de Arqueología, 72, pp. 39-56. DOI: https://doi.org/10.3989/aespa.1999.v72.295 ), que pudo estar en funcionamiento tras la consagración del Princeps, en el 14 d. C., o incluso antes, teniendo en cuenta los testimonios de la Bética occidental durante el principado augusteo (González, 2007González, J. (2007). “El origen del culto imperial en la Bética según la documentación epigráfica”. En: Culto imperial: política y poder. Roma: L’Erma di Bretschneider, pp. 173-190.; Beltrán y Stylow, 2007Beltrán, J. y Stylow, A. U. (2007). “Un aspecto del culto imperial en el suroeste bético: el ‘puteal’ de Trigueros (Huelva), un altar dedicado a Augusto”. En: Culto imperial: política y poder. Roma: L’Erma di Bretschneider, pp. 239-250.); en todo caso se completaría en época tiberiana con los retratos citados de Tiberio y Livia (tipo Salus). Más difícil es justificar la presencia de un herma del monarca Ptolomeo III en ese contexto de culto imperial.

En una línea hipotética parece más plausible considerar que el herma formaba parte de la decoración escultórica de una domus de la colonia Patricia ubicada en ese entorno, como ya apuntaron J. A. Garriguet (1999)Garriguet, J. A. (1999). “Reflexiones en torno al denominado ‘foro de Altos de Santa Ana’ y los comienzos del culto dinástico en Colonia Patricia Corduba”. Anales de Arqueología Cordobesa, 10, pp. 87-113. y O. Jaeggi (2008)Jäeggi, O. (2008). “Eine hellenistische Hermes-Herme in Córdoba”. Boletín de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología, 45, pp. 103-109., para satisfacer el gusto cosmopolita de un rico propietario de la capital provincial en época augustea o, en todo caso, tiberiana. Es conocida la importancia de la oligarquía cordubense durante esos momentos, vinculada a la explotación minera, según ocurre con la familia de los Annaei, emparentados con los Argentarii (minas de mercurio de Almadén), o los Mercellones-Persini, relacionados con los Persii (minas de la zona de Montoro), o -como ejemplo más destacado de riqueza y vinculación con Roma- los Marii (minas de oro y cobre de sierra Morena), cuyo patrimonio despertó la codicia de Tiberio y desencadenó la expropiación de sus propiedades (Ventura, 1999Ventura, Á. (1999). “El teatro en el contexto urbano de Colonia Patricia (Córdoba): ambiente epigráfico, evergetas y culto imperial”. Archivo Español de Arqueología, 72, pp. 57-72. DOI: https://doi.org/10.3989/aespa.1999.v72.296 ; Ventura y Stylow, 2006Ventura, Á. y Stylow, A. U. (2006). “Nuevos datos sobre los antepasados maternos de Lucano y las relaciones familiares de los Annaei cordubenses”. En: El concepto de lo provincial en el mundo antiguo. Homenaje a la Profra. Pilar León Alonso. Córdoba: Universidad de Córdoba, vol. I, pp. 267-278. ). Significativo es el caso de Titus Mercello Persinus Marius (CIL II2/7, 311), quien tras desempeñar los cargos de aedilis y IIvir en colonia Patricia aparece como procurator Augusti, lo que “demuestra, además de un contacto directo con el Princeps, un emparentamiento particularmente interesante con los Marii” (Ventura, 2009, p. 388Ventura, Á. (2009). “Las élites de Colonia Patricia, año 5 a.C.: un ejemplo de puesta en escena literaria y monumental”. En: Espacios, usos y formas de la epigrafía hispana en épocas antigua y tardoantigua. Homenaje al Dr. Armin U. Stylow. Mérida: CSIC, pp. 375-395.). También se ha destacado la figura del ecuestre cordubense Aemilius Aelianus, quien fue absuelto de la acusación de hablar mal del Princeps (Suetonio, Aug., 51, 2), lo que “deja entrever que frecuentaba el trato de la casa imperial” (Ventura y Stylow, 2006, p. 276Ventura, Á. y Stylow, A. U. (2006). “Nuevos datos sobre los antepasados maternos de Lucano y las relaciones familiares de los Annaei cordubenses”. En: El concepto de lo provincial en el mundo antiguo. Homenaje a la Profra. Pilar León Alonso. Córdoba: Universidad de Córdoba, vol. I, pp. 267-278. ).

Alguno de aquellos oligarcas de colonia Patricia pudo estar relacionado directamente con el mundo egipcio. Así lo testimonia, aunque para el reinado de Tiberio, el ejemplo de Aemilius Rectus (Dión Casio, LVII, 10, 5; Suetonio, Tib., 32, 2), del que se ha dicho que fue “…praefectus Aegypti entre los años 14 y 22 (y funcionario de menor rango allí con anterioridad, hasta sumar los 16 años de estancia en el país del Nilo que relata Séneca), habría sido el marido de Helvia, tío político (avunculus), por tanto, de Séneca el filósofo y padre del posterior praefectus homónimo del año 41: L. Aemilius Rectus” (Ventura y Stylow, 2006, p. 276Ventura, Á. y Stylow, A. U. (2006). “Nuevos datos sobre los antepasados maternos de Lucano y las relaciones familiares de los Annaei cordubenses”. En: El concepto de lo provincial en el mundo antiguo. Homenaje a la Profra. Pilar León Alonso. Córdoba: Universidad de Córdoba, vol. I, pp. 267-278. ). Esa vinculación de tantos años con Egipto justificaría perfectamente, por ejemplo, que en una hipotética domus de Corduba que fuera propiedad de Aemilius Rectus y su mujer Helvia se hubiera colocado en época tiberiana una ornamentación escultórica de clara referencia al mundo egipcio ptolemaico, aunque lógicamente queda solo como sugerencia4Agradecemos al colega Ángel Ventura Villanueva haber llamado nuestra atención sobre este dato.. Ya durante el siglo I a. C. hay testimonios que apuntan a rasgos cosmopolitas de las domus de Corduba que las vinculaban al mundo helenístico del Mediterráneo oriental (Beltrán, 1997Beltrán, J. (1997). “Luxuria helenística en la Hispania tardorrepublicana”. En: Jaire. II Reunión de historiadores del mundo griego. Homenaje al profesor Fernando Gascó. Sevilla: Universidad de Sevilla, pp. 311-327.; Carrillo, 1999Carrillo, J. R. (1999). “Evolución de la arquitectura doméstica en Colonia Patricia Corduba”. En: Córdoba en la historia. La construcción de la urbe. Córdoba: Ayuntamiento de Córdoba, pp. 75-86.). En un contexto doméstico de ese tipo también puede tener explicación la presencia de la esfinge egipcia, que pudo formar parte asimismo de la decoración de la domus de donde procedería el herma del monarca lágida, ya que ambas piezas apuntan a ese territorio, en un momento caracterizado por el desarrollo de una egiptomanía en las artes decorativas de la tardía República y el temprano Imperio en Roma, pero que aquí debió tener un significado más complejo (Beltrán, 1996Beltrán, J. (1996). “La incorporación de los modelos griegos por las elites romanas en el ámbito privado. Una aproximación arqueológica”. En: Graecia capta. De la conquista de Grecia a la helenización de Roma. Huelva: Universidad de Huelva, pp. 201-232.).

Finalmente, cabe recordar la otra cabeza, ya citada, que se conserva en el Museo del Louvre (cfr.Fig. 2), donde ingresó por compra en 1911 desde una colección cordobesa junto a un retrato de Germánico, de gran calidad (Loza, 2009Loza, M.ª L. (2009). “Un nuevo testimonio de un príncipe julio-claudio: el retrato de Germánico de Colonia Patricia Corduba”. Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología de Valladolid, LXXX, pp. 143-158.). En la documentación del museo se dice que las dos esculturas estaban en el patio de una casa del centro de Córdoba (Héron de Villefosse, 1912, p. 433, n.º 5Héron de Villefosse, A.-M. (1912). Musée du Louvre. Antiquités grecques et romaines. Acquisitions de l’année 1912. Paris: Musée du Louvre.), pero no se conocen las circunstancias de descubrimiento o incluso si ambas habían aparecido juntas5Incluso es posible que el retrato de Germánico formara parte del grupo imperial de los Altos de Santa Ana, según se ha dicho antes -pero de lo que no hay certeza-; en ese caso, ello abogaría porque esta segunda pieza fuera también de ese entorno.. Además, siempre queda la duda de si la procedencia era local o fruto del comercio de antigüedades; no obstante, desde el punto de vista formal y estilístico, la cabeza ideal presenta claras concomitancias con el herma que estudiamos, lo que puede servir para reforzar la posibilidad de su origen en la propia colonia Patricia. Por otro lado, el ejemplar parisino no parece corresponder ni a un herma ni a una cabeza que se insertara en un cuerpo de estatua, sino que podría asociarse mejor a un busto. Sí se aprecia un carácter más ideal en las facciones, por lo que nos parece acertada su identificación con un atleta, aunque el estado de conservación de la pieza dificulta un tanto su análisis (Héron de Villefosse y Michon, 1918, p. 40Héron de Villefosse, A.-M. y Michon, E. (1918). Musée du Louvre. Catalogue sommaire des marbres antiques. Paris: Musée du Louvre.; Charbonneaux, 1963, p. 49Charbonneaux, J. (1963). La sculpture Grecque et Romaine au Musée du Louvre. Paris: Musée du Louvre.). Presenta una serie significativa de rasgos comunes con nuestro herma, como la inserción aparte de los ojos, realizados en otro material -y que sí se conservan en este caso-, la composición del peinado con la diadema, que sigue modelos también escopásticos, o la forma entreabierta de la boca. Su datación debe situarse seguramente en un momento avanzado del siglo I a. C., elaborado en un taller del Mediterráneo oriental, quizás del Ática, lo que asimismo la relacionaría con el herma de Ptolomeo III Evergetes.

4. CONCLUSIONES

 

La iconografía, con la diadema plana, sin taeniae, pero -pensamos- con la flor u hoja de loto, así como los paralelos aducidos, hacen que concluyamos que el herma cordobés es un retrato idealizado de Ptolomeo III Evergetes. La forma de las orejas, típicas del pancratista, también lo vinculan con las figuras de Ptolomeo III relacionadas con el mundo atlético, aunque faltarían las típicas alas que lo asociarían más directamente con Hermes-Thot o, especialmente, Hermes Agonaios. Por ello, en este caso hay un vínculo no solo a Hermes sino también a Heracles, cuya imagen como pancratista es bien conocida. La dinastía lágida decía proceder de Heracles.

Formalmente deriva de representaciones griegas del siglo IV a. C., en especial del círculo escopástico. El taller que produjo la obra, que debió situarse en el Mediterráneo oriental, posiblemente ático y de orientación ecléctica, encontraría muy adecuada esa referencia a las producciones heracleas de época clásica griega. Pensamos que se esculpió en la segunda mitad del siglo I a. C. y que debió llegar a la colonia Patricia en los momentos finales de época augustea o algo después, durante el reinado de Tiberio, pero en circunstancias que desconocemos. Queda en simple hipótesis las referencias al contexto de colocación, que se vincula a un programa egiptizante al que se uniría la escultura de la esfinge de tipo egipcio: bien en un ámbito público, o bien ­-lo que nos parece más plausible- en un ambiente doméstico, de una domus distinguida. Finalmente, se apunta la probable relación -al menos estilística- con otra pieza excepcional en el panorama cordubense, que hemos simplemente referido y tenemos en estudio: una cabeza idealizada, de factura asimismo vinculable a un taller oriental, ático, con la misma fecha de elaboración. En este caso nos parece muy interesante su probable relación formal y estilística con la cabeza de atleta de la Ny Carlsberg Glyptotek, si bien, por su analogía con la cabeza Smith, identificada de manera hipotética como retrato idealizado de Demetrio Poliorcetes, puede remitir también a la retratística de los reyes helenísticos.

5. AGRADECIMIENTOS

 

Proyecto: “FEDER/Ministerio de Ciencia e Innovación - Agencia Estatal de Investigación / Proyecto Italica Adrianea: la Nova Urbs. Análisis arqueológico del paradigma urbano y su evolución, y contrastación del modelo (PID2020-114528GB-I00)”, así como resultado de una estancia de estudios de uno de nosotros (JBF) en la Università degli Studi di Napoli L’Orientale (Italia), con una ayuda de estancia para investigador senior en centros extranjeros, del Ministerio de Universidades de España, durante los meses de mayo/julio de 2022, con el agradecimiento al profesor Fabrizio Pesando. Finalmente, se enmarca en las actividades del Grupo de Investigación HUM 402 (Plan Andaluz de Investigación), adscrito a la Universidad de Sevilla (Departamento de Prehistoria y Arqueología).

NOTAS

 
1

Este mismo autor recogía también la problemática de identificación de ciertas piezas como representaciones de Hermes o retratos de monarcas helenísticos, especialmente lágidas (Jaeggi, 2008, p. 104, n. 8Jäeggi, O. (2008). “Eine hellenistische Hermes-Herme in Córdoba”. Boletín de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología, 45, pp. 103-109.).

2

Aparte de Hermes, este monarca fue identificado con Dionysos, por influencia de la figura de Alejandro Magno, y recibió culto en vida; así se comprueba en la cabeza marmórea de la Ny Carlsberg Glyptotek, que se decía que procedía de Creta y que lleva la diadema y cuernos de toro (Palagia, 2013, p. 148Palagia, O. (2013). “Aspects of the diffusion of Ptolemaic portraiture overseas”. En: The Ptolomies, the Sea and the Nile. Cambridge: Cambridge University, pp. 143-159.; 2020, p. 72, fig. 5Palagia, O. (2020). “The cult Statues of the Ptolomies and the Attalids”. En: The Materiality of Hellenistic Ruler Cults. Liège: Presses Universitaires de Liège, pp. 65-82.). En las acuñaciones póstumas Ptolomeo III se asocia a Zeus, Poseidón y Helios mediante los correspondientes atributos de la égida, el tridente y la corona radiada (Palagia, 2020, p. 69Palagia, O. (2020). “The cult Statues of the Ptolomies and the Attalids”. En: The Materiality of Hellenistic Ruler Cults. Liège: Presses Universitaires de Liège, pp. 65-82.).

3

Atenas era un mercado importante de hermae de factura griega para la Italia del siglo I a.C., como demuestran las peticiones de Cicerón a su amigo Ático; Cic. Att., I, I, 10; I, IV, 9; I, VIII, 4; I, IX, 5; I, X, 3.

4

Agradecemos al colega Ángel Ventura Villanueva haber llamado nuestra atención sobre este dato.

5

Incluso es posible que el retrato de Germánico formara parte del grupo imperial de los Altos de Santa Ana, según se ha dicho antes -pero de lo que no hay certeza-; en ese caso, ello abogaría porque esta segunda pieza fuera también de ese entorno.

BIBLIOGRAFÍA

 

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