Archivo Español de Arqueología 96
enero-diciembre 2023, e14
ISSN: 0066-6742, eISSN: 1988-3110, ISSN-L: 0066-6742
https://doi.org/10.3989/aespa.096.023.14

Las lámparas de vidrio y portamechas localizados en contextos cristianos (siglos V-VII): los casos de Barcelona (Barcino) y Terrassa (Egara)

Glass lamps and wick holders located in Christian contexts (5 th -7 th centuries): the cases of Barcelona (Barcino) and Terrassa (Egara)

Julia Beltrán de Heredia Bercero

Facultat Antoni Gaudi-AUSP

https://orcid.org/0000-0003-4293-7048

M. Gemma Garcia Llinares

Facultat Antoni Gaudi-AUSP / Museu de Terrassa

https://orcid.org/0000-0003-4598-7286

RESUMEN

En este artículo presentamos algunos testimonios arqueológicos de lámparas de vidrio y portamechas localizados en contextos de los siglos V-VII, en el grupo episcopal de Barcelona y en el de Egara (Terrassa). Asimismo, se aborda el significado que tenían las lámparas y la iluminación en los edificios de culto, su estatus y consideración a través de los textos escritos y el simbolismo teológico de la luz.

Palabras clave: 
basílicas; iluminación; hallazgos arqueológicos; simbología cristiana de la luz; Antigüedad tardía.
ABSTRACT

In this article, we present some archaeological testimonies of glass lamps and wick holders located in contexts of the 5th-7th centuries, in the episcopal group of Barcelona and in that of Egara (Terrassa). Likewise, the meaning that lamps and lighting had in cult buildings, their status and consideration through written texts and the theological symbolism of light are addressed.

Keywords: 
basilicas; lighting; archaeological finds; Christian symbology of light; Late Antiquity.

Enviado: 19-03-2023. Aceptado: 25-09-2023. Publicado online: 15-12-2023

Cómo citar este artículo/Citation: Beltrán de Heredia Bercero, J. y Garcia Llinares, G. (2023). "Las lámparas de vidrio y portamechas localizados en contextos cristianos (siglos V-VII): los casos de Barcelona (Barcino) y Terrassa (Egara)". Archivo Español de Arqueología, 96, e14. https://doi.org/10.3989/aespa.096.023.14

CONTENIDO

1. INTRODUCCIÓN

 

En general, el vidrio, salvo en contextos funerarios cerrados, aparece muy fragmentado, lo que obstaculiza su clasificación. Esta dificultad conlleva que, a menudo, no se acometa su estudio, quedando este material relegado en las memorias de intervención a un mero inventario, lo que acarrea su anonimato, añadiéndose una problemática más al estudio de estos materiales. Afortunadamente y a pesar de lo expuesto, la distancia entre los estudios de cerámica y de vidrio se ha ido acortando en los últimos años1Al respecto y muy positivamente, hemos de reseñar la reciente presentación de una tesis doctoral sobre el vidrio en la Antigüedad tardía en Cataluña y Andorra, que recoge gran cantidad de material (Coll i Riera, 2020). También el monográfico de la revista que aborda la incidencia de la luz en las iglesias desde un punto de vista poliédrico, Hortus Artium Medievalium, 26, Luminosa Saecla. The luminous centuries. Lighting systems in churches between Late Antiquity and the Middle Ages, 2020, entre otras publicaciones (Gamo Parras, 2010) y tesis de gran interés.. Un reto para el siglo XXI son los estudios arqueométricos que permiten determinar su procedencia y también contribuir a su conservación y que, aunque ya cuentan con líneas de investigación abiertas y excelentes resultados, no son ni mucho menos una práctica habitual2Para el caso de Hispania, podemos citar, por ejemplo: De Juan y Schibille, 2017; Velo Gala y García Heras, 2021..

Con este artículo queremos dar a conocer una serie de materiales hallados en contextos arqueológicos en los yacimientos de Barcelona y Terrassa, en concreto en los diversos edificios que configuraron los grupos episcopales de Barcino y Egara.

En el conjunto de vidrios recuperados de ambos yacimientos se han podido individualizar y reconocer distintas formas, presentado en este estudio solamente aquellas que se relacionan con la luminaria, en concreto lámparas de vidrio de diferentes tipologías, formas bien conocidas y documentadas fundamentalmente en todo el arco mediterráneo entre los siglos V y VII.

También otros elementos auxiliares vinculables necesarios para su funcionamiento, destacando especialmente los hallazgos de portamechas, unas piezas que pocas veces aparecen en las publicaciones, bien porque se desconozca su función, bien por su fragmentación o bien por su limitado valor estético. Asimismo, otras piezas metálicas, como cadenillas, cruces, ganchos, arandelas o anillas que seguramente formaron parte de los elementos de suspensura de las lámparas, ya que en la mayoría de los casos han aparecido asociados.

Todo el material presentado en este trabajo se ha recuperado en contextos muy simbólicos y en ambientes de carácter litúrgico o de representación del obispo. Son en estos contextos donde las lámparas y la iluminación de los edificios de culto adquieren su mayor significado. Un simbolismo que adentra sus raíces en el cristianismo antiguo, y su vinculación con la figura de Cristo, como nos muestran los numerosos escritos de teólogos o Padres de la Iglesia, tema que también abordamos en el este artículo.

Esperamos con este trabajo contribuir a una mayor difusión de estos materiales en contextos cristianos, y sobre todo poner de relieve elementos tan singulares como los portamechas, que como decíamos escasean en la bibliografía especializada.

2. LOS HALLAZGOS DE LUMINARIA EN BARCELONA Y TERRASSA Y SUS CONTEXTOS

 

Los hallazgos de luminaria que presentamos proceden de los yacimientos de Plaza del Rey de Barcelona (subsuelo arqueológico del Museo de Historia de Barcelona) y de las basílicas de la sede de Egara, en Terrassa. Ambos yacimientos conservan gran parte de los edificios que constituyeron en la Antigüedad tardía sendos grupos episcopales, el del obispado de Barcino/Barcinona y el de Egara (Fig. 1).

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Figura 1.  Plantas de los dos grupos episcopales con la localización de los hallazgos de lámparas y portamechas: Barcelona: 1. Sala de recepción del obispo; 2. Baptisterio; 3. Iglesia cruciforme (hipótesis J. Beltrán de Heredia- Ch. Bonnet); Terrassa: 1. Baptisterio y espacio anexo (hipótesis G. Garcia-A. Moro-F. Tuset).

En el caso de Barcelona, el grupo episcopal se configuró en el ángulo norte de la ciudad romana, junto a la muralla. Su origen, se remonta al siglo IV (momento en el que aparecen mencionados también los primeros obispos), cuando se documenta arqueológicamente un baptisterio con una piscina de planta cuadrada y una primera basílica que desconocemos porque no se ha excavado bajo la catedral actual. A inicios del siglo V, es ampliado y consolidado con nuevos edificios, como un palacio episcopal, una sala de recepción del obispo y un nuevo baptisterio con una piscina de planta octogonal, y todo un sector artesanal y de producción que dependía directamente de la Iglesia barcinonense3Sobre actividades productivas de los grupos episcopales, en general y en particular el de Barcelona, véase, Beltrán de Heredia, e. p. b.. En la segunda mitad del siglo VI, el grupo episcopal es nuevamente ampliado y monumentalizado, con la incorporación de otros edificios, como una iglesia en planta de cruz vinculada a un pequeño cementerio, un nuevo palacio episcopal, la residencia del poder civil visigodo (comes civitatis) y un conjunto termal, llegando a ocupar prácticamente un cuarto de la ciudad romana.

La sede episcopal de Egara fue el resultado de una escisión territorial del obispado de Barcelona en el siglo V, por parte del obispo Nundinario, que coloca a Irineo como obispo de la nueva sede. Las estructuras episcopales se asientan sobre una primera fase de edificaciones de culto cristiano asociadas a sepulturas que surgen a mediados del siglo IV. El nuevo complejo episcopal se proyecta en el momento de la designación de la nueva sede, en torno al año 460 y se finaliza la obra arquitectónica del conjunto a mediados del siglo VI, cuando el obispado desaparece como tal. El episcopium está compuesto por la catedral al sur (de planta basilical) con el baptisterio a los pies; un mausoleo-edificio funerario en el centro; la iglesia triabsidiada al norte; y la residencia episcopal al sur, junto a la catedral, con una capilla dedicada a los santos Justo y Pastor en uno de sus patios. Las tres iglesias están abiertas a un patio-atrio porticado, con un pozo central, al que se accede por una puerta situada en el doble corredor funerario que cierra el complejo.

No nos extenderemos más en explicar ambos yacimientos, ya que no es el objetivo de este artículo. Por otro lado, tanto el grupo episcopal de Barcino, como el de Egara cuentan con diversas publicaciones a consulta para el investigador interesado4Para Barcelona, consultar: Beltrán de Heredia, 2013a, 2018, 2019, e. p. a; y para Egara, Garcia, Moro y Tuset, 2009; Ferran, Garcia y Moro, 2019; Beltrán de Heredia y Garcia Llinares (eds.), 2022, publicaciones que recogen prácticamente la totalidad de la bibliografía anterior. . Así pues, nos centraremos en presentar los testimonios de lámparas de vidrio, portamechas y algunos elementos de suspensura, encontrados en dichos yacimientos.

Todas las piezas analizadas en este artículo tienen un marco cronológico que va de los siglos V al VII y proceden de contextos que se han de leer en clave eclesiástica: edificios de culto, como basílicas, baptisterios y espacios vinculados al obispo de los respectivos grupos episcopales, como iremos viendo.

3. LAS LÁMPARAS DE VIDRIO

 

3.1. Los hallazgos de Barcelona

 

Centrándonos ya en los hallazgos de Barcelona, las lámparas que presentamos están vinculadas concretamente a tres edificios: el aula episcopal o sala de recepción del obispo, el baptisterio y la iglesia cruciforme de la Plaza del Rey5En el caso de las lámparas del baptisterio y del aula episcopal, proceden de excavaciones antiguas y es difícil disponer de contextos cronológicos precisos, aunque en su mayoría aparecieron en los rellenos de una serie de silos amortizados en época carolingia (siglos IX-X), cuando ni el aula, ni el baptisterio funcionaban ya como tal. Tendríamos pues una fecha ante quem para la datación (Beltrán de Heredia y Bonnet, 2007). En el caso de las aparecidas en la Plaza del Rey, se localizaron excavaciones modernas llevadas a cabo en 1997-1998 y pueden precisarse sus contextos (Beltrán de Heredia y Revilla, 1997-1998).. En los tres edificios, se han localizado fragmentos que se pueden asociar a lámparas de vidrio, los cuales presentan perfiles diversos6El material se conserva en el Museo de Historia de Barcelona, y procede en gran parte de las excavaciones antiguas realizadas mayoritariamente en la primera mitad del siglo XX (Beltrán de Heredia, e. p. c). En esos momentos, no se guardaba todo el material arqueológico, sino que se llevaba a cabo una selección. Por ejemplo, sabemos que de la cerámica ‒durante unos años‒ solo se guardaron los bordes y los fondos y se tiraron los informes. En el caso de los vidrios, estos apenas se recogían, dado el grado de fragmentación y su fragilidad. Por este motivo, la muestra de la que se dispone es pequeña. Así pues, el número de fragmentos presentados, es únicamente un testimonio, no siendo indicativo de la realidad arqueológica del yacimiento.. Todos ellos son translúcidos7La transparencia de las lámparas de vidrio aumentaba su luminosidad y así nos la describe el poeta Prudencio (C.5.144. Pendent mobilibus lumina funibus, quae suffi xa micant per laquaria,et de languidulis fota natatibuslucem perpicuo fl amma iacit vitro): “Suspendidas en flexibles cuerdas cuelgan las lámparas, que brillan fijas en los artesonados, y la llama, alimentada por el aceite que en ellas suavemente flota, proyecta su luz a través del transparente vidrio” (Fuster, 2019, p. 301)., algunos con una tonalidad ámbar/melada o verdosa.

En primer lugar, hemos de referirnos a dos piezas de perfil completo. Se trata de dos lámparas pequeñas, de unos 10 cm de altura y un diámetro de boca de 8,4/8,8 cm, de perfil campaniforme y con presencia de asas. Las dos son del mismo tipo, aunque con alguna pequeña variante. Una de ellas tiene el borde exterior engrosado, un cordón aplicado en el estrechamiento del cuerpo y un fondo plano rehundido, formando un pequeño umbo (Fig. 2.1). La otra dispone de un borde entrado, un fondo plano engrosado al interior con restos del puntel (o caña de soplar) en la base externa del cuerpo (Fig. 2.2). A la misma forma correspondería un tercer fondo (Fig. 2.3) ‒los tres procedentes de las excavaciones del aula episcopal‒ y seguramente tres bordes más (Fig. 2.10-12); uno de ellos en el mismo contexto de las piezas enteras a las que acabamos de referirnos y los otros dos proceden de las excavaciones modernas de la Plaza del Rey, y se pueden datar en los siglos VI-VII (Beltrán de Heredia y Revilla, 1997-1998Beltrán de Heredia Bercero, J. y Revilla, E. (1997-1998). Memòria de la Intervenció Arquelògica al Subsol del Museu d’Història de la Ciutat (Casa Padellàs-Plaça del Rei). Barcelona: Generalitat de Catalunya.). No podemos descartar otras posibilidades tipológicas de lámparas, como que estos tres últimos puedan asociarse también a la forma Uboldi tipo IV (1995, p. 122, fig.5)Uboldi, M. (1995). “Diffusione delle lampade vitree in età tardoantica e altomedievale e spunti per una tipología”. Archeologia Medievale, XXII, pp. 93-145.. Este grupo de piezas que acabamos de presentar, tienen unos diámetros de boca que van de 9 a 13 cm. Procedentes del baptisterio también se han localizado más fragmentos de orlas engrosadas, típicas de las lámparas triansadas, pero que no las reproducimos aquí dado su grado de fragmentación.

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Figura 2.  Lámparas de Barcelona (dibujo MUHBA).

En relación con las bases atribuibles a lámparas, podemos hablar de tres tubulares (Fig. 2.7-9) que corresponderían a lámparas en forma de embudo (Tipo IV. 2 de Uboldi). Una de ellas ‒de un vidrio translúcido de tonalidad verde oliva‒ procede de las excavaciones de Plaza del Rey y se localizó en un contexto alto medieval (Fig. 2.9); también una cuarta (Fig. 2.13) que podría pertenecer a una lámpara de perfil cónico, con el vértice macizo (Tipo II de Uboldi, Isings 106, en general), todas ellas adaptadas para ser colocadas en un polycandelon. Dichas formas, las encontramos en las producciones de Recopolis, en los Grupos II y III de lámparas, con unas dataciones de finales del siglo VI a la segunda mitad del siglo VII (Gómez de la Torre, 2017Gómez de la Torre-Vercejo A. (2017). El vidrio en la submeseta sur en época visigoda, siglos VI y VII. Tipología, producción y uso en ámbitos urbano y rural. Tesis doctoral, Universidad de Alcalá. http://hdl.handle.net/10017/38330 ), asimismo en la Crypta Balbi, datadas en el siglo VII (Arena et al., 2001, pp. 315-318Arena, M. S., Delogu, P., Paroli, L., Ricci, M., Saguí, L. y Venditelli, L. (2001). Roma, dall’Antichità al Medioevo. Archeologia e Storia. Milano: Museo Nazionale Romano. Crypta Balbi.). También presentamos un fondo de una lámpara cónica, en forma de embudo u ovoide (Uboldi tipo III), que termina en un apéndice en forma de una gota maciza, localizado en la Plaza del Rey en un contexto del siglo VI (Fig. 2.14), con paralelos en ejemplares de Cimitile (Ebanista y Originale, 2020, p. 116, figs. 9-15Ebanista, C. y Originale, M. G (2020). “L’illuminazione degli edifici di culto del santuario di Cimitile, en testimonianze letterarie e dati archeologici”. Hortus Artium Medievalium, 26, pp. 109-118.)8Queremos agradecer a Carlo Ebanista el habernos facilitado su artículo.. Estas lámparas se difunden en el Mediterráneo oriental en los siglos IV-V, dándose una continuidad al menos hasta el siglo VII. En el sudeste de Francia, en Italia y en España, las encontramos en contextos del VI-VII (Sánchez de Prado, 2009, pp, 171 y 173, fig.6. 10-11Sánchez de Prado, M. D. (2009). La vajilla de vidrio durante la Antigüedad Tardía en el Conventus Carthaginiensis. Boletín del Seminario de Estudios de Arqueología, LXXV. Valladolid: Universidad de Valladolid.; 2018Sánchez de Prado, M. D. (2018). La vajilla de vidrio en el ámbito suroriental de la Hispania romana, Alicante: Universitat d’Alacant.). No podemos dejar de citar los fondos tubulares y cónicos localizados en Son Peretó (Riera, Cau y Salas, 2012Riera Rullan, M., Cau, M. A. y Salas, M. (Coords.) (2012). Cent anys de Son Peretó: descobrint el passat cristià. Palma de Mallorca: Consell de Mallorca.) y los de la iglesia de Pilar de la Legua, con paralelos en Benalúa, Baños de la Reina y El Alberria (Hevia, Esteban y Zarzalejos, 2022, pp. 318-319Hevia, P., Esteban, G. y Zarzalejos, M. (2022). “La iglesia tardoantigua de Pilar de la Legua (Almadén, Ciudad Real)”. En: Salido Domínguez, J. y Gómez Osuna, R. (Eds.). Iglesias tardoantiguas en el centro peninsular (siglos V-VIII). Madrid: La Ergastula Ediciones, pp. 295-326.). También hemos de referirnos a otro fondo de 3 cm de diámetro que podría pertenecer al tipo IV.3 de Uboldi (Fig. 2.4), igualmente con paralelos en lámparas de Cimitile (Ebanista y Originale, 2020, p. 116, figs. 9-13Ebanista, C. y Originale, M. G (2020). “L’illuminazione degli edifici di culto del santuario di Cimitile, en testimonianze letterarie e dati archeologici”. Hortus Artium Medievalium, 26, pp. 109-118.). En nuestro caso procede de las excavaciones de Plaza del Rey y lo podemos datar en los siglos VI-VII.

Finalmente, queremos referirnos a otros dos fondos cónicos de paredes exvasadas, presumiblemente relacionados con cualquier variante del tipo I de Uboldi (Fig.2.5-6), que proceden de las excavaciones antiguas del baptisterio y del aula episcopal, respectivamente. Estos no disponen de un contexto cronológico claro, aunque por las referencias asociadas podrían ser piezas amortizadas en un momento altomedieval. Este tipo presenta amplios paralelos en toda Italia, como muestran, entre otros, los hallazgos del Lazio, Abruzzo, Calabria, Puglia, Sicilia, etc. en contextos de los siglos VI-VII (Ebanista y Originale, 2020, pp. 115-116Ebanista, C. y Originale, M. G (2020). “L’illuminazione degli edifici di culto del santuario di Cimitile, en testimonianze letterarie e dati archeologici”. Hortus Artium Medievalium, 26, pp. 109-118.), y también en piezas documentadas en el Pla de ses Figueres y Son Pereto (Riera, Cau y Salas, 2012, p. 71Riera Rullan, M., Cau, M. A. y Salas, M. (Coords.) (2012). Cent anys de Son Peretó: descobrint el passat cristià. Palma de Mallorca: Consell de Mallorca.; Riera Rullan, 2017Riera Rullan, M. (2017). El monacat insular de la Mediterrània Occdental. El Monestir de Cabrera (Balears, segles V-VIII). Studia Archaeologiae Chritianae 1. Barcelona: Facultat Antoni Gaudi (AUSP).), así como en la propia Terrassa (piezas que presentamos en este artículo), todas ellas en contextos de los siglos VI-VII. Aun así, no puede excluirse de una manera taxativa su pertenencia a otras formas no relacionadas con la iluminación.

En referencia al origen de las lámparas localizadas en Barcelona, los tipos no sirven para identificar los talleres. Estas formas se encuentran frecuentemente en el Mediterráneo occidental, la Galia meridional, Italia y Túnez con los mismos perfiles, y parece que solo las troncocónicas se han vinculado, con una mayor seguridad, a las producciones africanas (Foy y Nenna, 2001Foy, D. y Nenna, M. D. (2001). Tout feu tout sable. Mille ans de verre Antique dans le Midi de la France. Marseille: Musées de Marseille.). En Barcelona, se constata la producción de vidrio durante la Antigüedad tardía. En diversos sectores de la ciudad tardoantigua (tanto dentro como fuera de las murallas), se han localizado escorias de vidrio en niveles arqueológicos datados en los siglos VI-VII, destacando el negativo de un crisol (Fig. 3). Asimismo, se han documentado tres hornos de vidrio vinculados a los hábitats tardoantiguos, resultado de la compartimentación de tres domus romanas, la de Sant Miquel, la de Bisbe Caçador y la de Sant Honorat (Beltrán de Heredia, 2013b, pp. 58-59Beltrán de Heredia Bercero, J. (2013b). “Barcelona de colònia romana a sede regia visigoda, medina islàmica i ciutat comtal: una urbs en transformació”. Quaderns d’Arqueologia i Història de la Ciutat de Barcelona, Quarhis 9, pp. 17-118.). En estas dos últimos, junto a los hornos, se localizó gran cantidad de escoria de vidrio (Fig. 4)9No abordaremos el tema de los talleres de vidrio en Barcelona, ya que no es el objetivo de este artículo, y además requeriría de un enfoque diverso y más amplio que rebasaría con creces el límite de extensión.. Aun así, desconocemos si las lámparas localizadas en el grupo episcopal de Plaza del Rey son de procedencia local o vienen de fuera, ya que desgraciadamente no se han realizado analíticas y no tenemos datos sobre su composición. Únicamente podemos apuntar que las dos lámparas enteras que hemos presentado, siendo de la familia de las de perfil campaniforme, no se ajustan exactamente a ninguna de las tipologías establecidas, quizás un indicio de que estamos delante de una variante local producida en los talleres de la ciudad.

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Figura 3.  Fotografía del residuo de vidrio que conserva el negativo de un crisol de fundición (dibujo del crisol extraído de Foy y Nenna, 2001Foy, D. y Nenna, M. D. (2001). Tout feu tout sable. Mille ans de verre Antique dans le Midi de la France. Marseille: Musées de Marseille.).
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Figura 4.  Escoria de vidrio relacionada con el horno de Bisbe Caçador (fotografía Pep Parer-MUHBA).

Y ya para cerrar el apartado dedicado a Barcelona, nada más apuntar que en los fondos antiguos del Museo de Historia de Barcelona procedentes de Plaza del Rey se conservan más fragmentos susceptibles de pertenecer a lámparas, pero dado la nula o escasas referencias con los que están asociados, hemos preferido no incluirlos en este artículo.

3.2. Los hallazgos de Terrassa

 

El material de iluminación que presentamos procede de los niveles de amortización de un pozo ciego situado en una estancia anexa al baptisterio donde se vertía el agua sobrante de la piscina bautismal después de la ceremonia del bautismo10El baptisterio fue construido entorno al año 455, momento en el que Egara adquiere la categoría episcopal. El agua procedente de la piscina bautismal se vertía en dicho pozo a través de un conducto de tejas unidas con mortero que partía del fondo de la piscina (Garcia, Moro y Tuset, 2009, pp. 101-105). Un pozo de vertido también relacionado con el agua bendecida del baptisterio, se documenta en el conjunto episcopal de Ginebra (Bonnet y Gaillard, 2016) y se ha propuesto igualmente para el baptisterio de Barcelona (Beltrán de Heredia, e. p. b).. Es un contexto interesante, ya que el agua bendecida no se podía evacuar por las cloacas, sino en tierra consagrada, y es en este pozo donde se “abandonan” las lámparas y otros elementos que podemos considerar de carácter litúrgico. El conjunto de materiales documentado está formado por fragmentos de lámparas, hojas de vidrio plano, portamechas y una cruz, posiblemente relacionada con los elementos de suspensión de las lámparas11Junto a este material han aparecido fragmentos residuales de cerámica campaniense, sigilatas sudgálicas, cerámica africana de cocina de época tardoantigua. Del material vítreo y en el mismo contexto, se localizaron también dos fondos de ampollitas, y testimonios muy fragmentados de una copa y un plato que no permiten precisar su forma. . De los cerca de 200 fragmentos de pequeñas lámparas de vidrio se ha podido reconstruir el perfil completo de cuatro formas distintas (Fig. 5)12El estudio del vidrio procedente de las excavaciones del conjunto de Egara formó parte de la tesis doctoral de J.M. Coll i Riera (2020). Este estudio engloba tanto el material de época romana como el relacionado con el conjunto episcopal. . Se trata de piezas con bocas exvasadas, bordes redondeados y engrosados, diferentes fondos y asas aplicadas al cuerpo a partir de hilos de vidrio.

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Figura 5.  Lámparas de Terrassa (dibujo Xavier Carlús-Museu de Terrassa).

El primer tipo corresponde a lámparas en forma de embudo. Se han localizado diferentes fragmentos, pudiendo remontarse el perfil de cinco de ellas (Fig. 5.1) atribuible al tipo Uboldi IV.2. El vidrio es de color amarillento, mide 10,6 centímetros de altura, 9,2 centímetros de diámetro en la boca, y una anchura que se reduce más de la mitad en el perfil, adoptando la característica forma de embudo. La base presenta una variación respecto a la forma de Uboldi13La forma original de Uboldi presenta un acabado de forma tubular, cónico o cilíndrico., ya que es plana en el interior y anular en el exterior. Este tipo de lámparas, con una base inestable, suelen ir colocadas en los orificios de las coronae y polycandela (Foy et al., 2003, pp. 61-67, fig. 21Foy, D., Picon, M., Vichy, M. y Thirion_Merle, V. (2003). “Caractérisation des verres de la fin de l’Antiquité en Méditerranée occidentale : l’émergence de nouveaux courants commerciaux”. Échanges et commerce du verre dans le monde antique, Actes du colloque international de l’AFAV, Aix-en-Provence et Marseille (2001). Monographies Instrumentum, 24. Montagnac: Mergoil, pp. 41-86. ; Foy, 2011, pp. 235-238, fig. 12Foy, D. (2011). “Les porte-mèche des lampes en verre de l’Antiquité tardive”. Provence historique, Numéro spécial Hommages à Jean Guyon, LXI, fasc. 243-244, pp. 207-239.).

Del grupo de lámparas de forma campaniforme se han podido individualizar dos formas diferentes. De la primera, se han reconstruido tres ejemplares, (Fig. 5.2) que presentan una altura media de 10,5 centímetros y un diámetro de 8,5 centímetros en la boca. El borde está engrosado, el fondo es plano con el exterior rehundido y reforzado y dispone de tres asas aplicadas. La decoración, localizada en la zona de las asas, está realizada a partir de finos hilos de vidrio, igualmente aplicados. La segunda (Fig. 5.3) corresponde a una variante de la forma Feyeux 52-Foy O14El ejemplar localizado en Egara podría atribuirse a esta variante, a pesar de que presenta algunas diferencias en el perfil. La tipología de D. Foy se ha realizado a partir del material recuperado en las excavaciones de la plaza Camille Julien de Burdeos (Foy, 2012, p. 351, pl. 13).. Se trata de una pieza sin asas, decorada con hilos de vidrio, con un apéndice en la base de punta maciza y redonda, a modo de botón. Es una forma muy común en los contextos funerarios de época merovingia, donde aparece denominada como “gobelet caréne” (Alenus-Lecerf, 1995, p. 66Alenus-Lecerf, J. (1995). Contribution á l’étude des verres provenant des tombes mérovingiennes de Belgique”. En: Foy, D. (ed.), Le Verre de l’Antiquité Tardive et du Haut Moyen Age, typologie, chronologie et diffusion. Guiry-en-Vexin: Musée Archéologique Départemental du Val d’Oise, pp. 57-83.). Igualmente, la encontramos en contextos arqueológicos del siglo VI, tanto como vaso asociado al mundo funerario o como lámpara (Foy, 2011, pp. 224-225, n. 61 y 65Foy, D. (2011). “Les porte-mèche des lampes en verre de l’Antiquité tardive”. Provence historique, Numéro spécial Hommages à Jean Guyon, LXI, fasc. 243-244, pp. 207-239.). Un ejemplar muy parecido se localizó en la necrópolis de Adamuz (Córdoba)15En la zona conocida como Los Pedroches, se ha identificado una importante necrópolis formada por diversos cementerios dispersos, cuyas tumbas presentan piezas de vidrio. La forma, parecida a la de Egara, es identificada como un vaso campaniforme con un botón terminal tipo Feyeux 52, el cual se conserva en el Museo Arqueológico de Córdoba (Marcos Pous y Vicent Zaragoza, 2000, n.º 31). , considerado como un unicum en la península ibérica. Otros ejemplares del mismo tipo son los localizados en las excavaciones del Monasterio de Sant Cugat, cerca de Egara, y los del baptisterio de la basílica de El Bovalar (Seròs, Lleida) (Coll i Riera, 2020, pp. 170 y 467Coll i Riera, J. M. (2020). El vidre de l’antiguitat tardana a Catalunya i Andorra. Contextos i tipologia del vidre a la Tarraconense Oriental entre el baix imperi romà i l’antiguitat tardana (segles IV-VIII), Tesis doctoral Universitat de Barcelona, http://hdl.handle.net/2445/180009 ). El perfil inestable de estos ejemplares requiere de elementos auxiliares de suspensión, ya sea un soporte donde poder insertar la lámpara, o bien cadenas para ser colgadas por las asas.

El cuarto y último tipo, del cual hemos remontado cuatro piezas (Fig. 5.4), corresponde a lámparas en forma de vaso, de perfil troncocónico invertido, con tres asas aplicadas y base cóncava, clasificadas como Uboldi I.3Isings 134 (-Isings, 1957, p. 162Isings, C. (1957). Roman glass. From dated finds. Groningen/Djakarta: J.B.Wolters.). Esta forma empieza a producirse a partir de finales del IV ‒ principios del siglo V, siendo testimonio de ello los ejemplares procedentes de la necrópolis cercana a la Porta Decumana de Aosta16M. Uboldi recoge en sus estudios los testimonios conocidos de este tipo de lámparas en los contextos italianos. El ejemplar de Aosta se fecha entre los años 330-335 (Uboldi, 1995, p. 109)., de Ostia o de las catacumbas de Siracusa, fechados a principios del siglo V (Sánchez de Prado, 2009, pp. 185-187Sánchez de Prado, M. D. (2009). La vajilla de vidrio durante la Antigüedad Tardía en el Conventus Carthaginiensis. Boletín del Seminario de Estudios de Arqueología, LXXV. Valladolid: Universidad de Valladolid.), perdurando su producción hasta el siglo VII. En el caso de Hispania, se han localizado ejemplares similares en Baños de la Reina (Sánchez de Prado, 2009, pp. 185-186, fig. 12Sánchez de Prado, M. D. (2009). La vajilla de vidrio durante la Antigüedad Tardía en el Conventus Carthaginiensis. Boletín del Seminario de Estudios de Arqueología, LXXV. Valladolid: Universidad de Valladolid.).

Las lámparas del grupo episcopal de Egara se pueden datar en los siglos VI y VII, con paralelos en contextos arqueológicos de Italia, Francia, el norte de África y también en Hispania17Véanse los estudios Uboldi y Foy donde se recogen estos paralelos; para el caso de Hispania, ver el trabajo de Sánchez de Prado, todos ellos citados en el texto.. La fecha de la inutilización del pozo se sitúa en torno al siglo VIII, momento en que el conjunto cristiano pierde su condición episcopal y los espacios fueron transformados para albergar nuevos usos18El último obispo documentado es Ilergio, que el año 693 asiste al XVI Concilio de Toledo (Vives, 1963, p. 519). Para una evolución del obispado egarense y su transformación en parroquia, véase el artículo, Soler, 2003, pp. 59-95.. El lugar de localización de lámparas en Egara es especialmente significativo, ya que solo se han documentado en los niveles de amortización del pozo donde desaguaba el agua procedente del baptisterio, lo que le confiere un gran simbolismo. Las lámparas, consideradas sagradas, formaron parte del mobiliario litúrgico. Como luego expondremos, cuando perdieron su función fueron “enterradas” en un lugar significado, en el pozo donde iba a parar el agua bendecida.

Junto a las lámparas se han localizado fragmentos de vidrio plano procedentes de las ventanas. Se trata de fragmentos de hojas de color amarillento, a excepción de uno de color azulado. Desconocemos el sistema de anclaje empleado en las ventanas, ya que no se han podido documentar los elementos de fijación, que normalmente son de plomo o madera19En la basílica de Bir Ftouha (Cartago) y en la de San Apolinar en Classe (Ravenna) se han localizado este tipo de piezas. Véase el estudio de D. Foy y S. Fontaine (2008, pp. 436-439; figs. 26-27 y 29-30), donde se analizan dichos elementos.. Las ventanas, la forma, el número y la posición jugaban también un papel en la iluminación de las iglesias (Brandt, 2020Brandt, O. (2020). “Were the Emperor Constantine’s Christian Basilicas Bright or Dark? The Windows of Old St. Peter’s”. Hortus Artium Medievalium, 26, pp. pp-11-17.).

4. LOS PORTAMECHAS Y ALGUNOS ELEMENTOS DE SUSPENSURA DE LÁMPARAS DE BARCELONA Y TERRASSA

 

Las lámparas de vidrio requerían de algún soporte metálico, como bases circulares con diversos agujeros para poder alojar distintas lámparas, las cuales se suspendían en el aire con cadenas metálicas colgadas de techos o vigas. Algunas disponían de mecanismos de elevación que permitían subirlas y bajarlas fácilmente. Otras se colgaban de las paredes a menor altura para proporcionar una iluminación más focalizada o puntual, o también de los intercolumnios de las naves y en los dinteles de las puertas. Queremos destacar los portalámparas de bronce localizados en la basílica del Tolmo de Minateda: tres piezas en forma de cestillo ‒que seguramente formaron parte de un lampadario‒ donde alojar unas lámparas cónicas, que en este caso eran de cerámica, y no de vidrio como es lo más habitual, ya que una de ellas se ha conservado in situ (Gutiérrez Lloret y Sarabia Bautista, 2013, p. 283Gutiérrez Lloret, S. y Sarabia Bautista (2013). “The Episcopal complex of Eio-el Tolmo de Minateda (Hellín, Albacete, Spain). Architecture and spatial organization, 7th to 8th centuries AD”. Hortus Artium Medievalium, 19, pp. 267-300.; Poveda, 2021, p. 192Poveda Navarro, A. M. (2021). “Lampadarios cristianos tardoantiguos de Hispania. Evidencias de Begastri (Cabezo Roenas, Cehegín) e Ilinum (Tolmo de Minateda, Hellín)”. Boletín del Museo Arqueológico Nacional, 40, pp. 185-202.).

Asimismo, las lámparas de vidrio igualmente necesitaban de un dispositivo especial para poder sujetar la mecha y mantenerla centrada. En la Antigüedad tardía, se conocen arqueológicamente varios tipos de portamechas realizados con materias distintas, como son el vidrio (en este caso, el dispositivo era solidario con la lámpara, es decir el tubo vertical para la mecha venía ya incorporado a la propia lámpara), la cerámica y el metal, bien sean de bronce, cobre o plomo. En estos dos últimos casos, los portamechas eran independientes y se colocaban en el interior de las lámparas. Todos ellos responden a formas distintas que han sido recogidas por Daniele Foy (2011)Foy, D. (2011). “Les porte-mèche des lampes en verre de l’Antiquité tardive”. Provence historique, Numéro spécial Hommages à Jean Guyon, LXI, fasc. 243-244, pp. 207-239..

4.1. Los elementos de suspensura

 

Tanto en Barcelona como en Egara, y en los mismos contextos de las lámparas, aparecen fragmentos de cadenas, argollas, anillas (diám. ext. 2,4 cm), ganchos y otros elementos de suspensura de bronce fragmentados (Fig. 6) que podrían relacionarse con las lámparas de vidrio documentadas en los contextos que presentamos, sin descartar su uso en cualquier otro elemento litúrgico o en lámparas de metal (Xanthopoulou, 2010Xanthopoulou, M. (2010). Les lampes en bronze a l’époque paléochrétienne. Bibliothèque de l’Antiquité Tardive, 20. Turnhout: Brepols.), como podemos ver, por ejemplo, en el lampadario de Begastri (Poveda, 2021Poveda Navarro, A. M. (2021). “Lampadarios cristianos tardoantiguos de Hispania. Evidencias de Begastri (Cabezo Roenas, Cehegín) e Ilinum (Tolmo de Minateda, Hellín)”. Boletín del Museo Arqueológico Nacional, 40, pp. 185-202.).

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Figura 6.  Elementos de suspensurae de Barcelona (fotografía MUHBA).

Procedente de la Plaza del Rey, destacamos un fragmento de cadena de más de 22 cm formada por eslabones de mallas curvadas (de 1,8 cm cada eslabón) en forma de ochos encadenados, con paralelos en sistemas metálicos de suspensión para lámparas localizadas en Calabria (Corrado, 2009Corrado, M. (2009). “Sistemi metallici di sospensione e lampada vitree pensili in Clabria dalla tarda antichità al medioevo”. Archeologia della tardo antichità e del medioevo, IV, pp. 139-169.). De ellos habla también Paulus Silenciario al describir la nueva Santa Sofia: “Por todos lados hay discos de plata que el orfebre supo tallar para colocar las lámparas de cristal... sostenidas por cadenas anudadas… de donde cuelgan una multitud de ganchos de bronce” (Comte, 1989Comte, F. (1989). “Le luminaire en verre”. Dossiers d’Archéologie, 143, pp. 46-51. ).

Para el caso de Egara, queremos hacer referencia a un elemento que creemos podría estar relacionado igualmente con las lámparas de vidrio. Se trata de una cruz patada con los brazos desiguales y los extremos terminados en dos vértices, los cuales no presentan los típicos remates circulares de las cruces que se denominan “bizantinas” (Fig. 7). Se localizó ‒junto con las lámparas‒ en los mismos niveles de amortización del pozo, presentando asimismo una cronología de los siglos VI-VII. La pieza, hecha de bronce, con un baño de plata, es de pequeñas dimensiones (4,6 centímetros de altura, 2,7 centímetros de anchura y 1 milímetro de grosor), y dispone de un orificio de suspensión en la parte superior, el cual conserva la anilla. No podemos afirmar con rotundidad su relación con las lámparas20Evidentemente, y dado su tamaño, también podría tratarse de una cruz de uso personal, pero el contexto del hallazgo nos lleva a abrir la hipótesis de su uso como adorno litúrgico. , ya que la mayoría de las piezas conservadas están engarzadas de las cadenas en los dos extremos, formando parte de la decoración de las suspensurae y necesitando, pues, dos orificios, uno superior y otro inferior (Fig. 8)21La documentación disponible sobre los apliques decorativos en polycandela y elementos de sujeción de lámparas, nos muestran generalmente cruces relacionadas con las cadenas y ganchos. En los conjuntos arqueológicos o los fondos de museos aparecen cruces de pequeño tamaño junto a mobiliario litúrgico (lámparas, jarros y páteras). Véase: Corrado, 2009, pp. 151-152. . Aun así y dado el contexto del hallazgo, pensamos que podría tratarse perfectamente de una cruz colgante de algún soporte de lámpara22El uso de cruces colgantes es muy habitual en las coronas suspendidas sobre el altar, como, por ejemplo, la corona de Recesvinto del tesoro de Guarrazar (Beghelli y Pinar Gil, 2013) y en el ya citado lampadario de Begastri (Poveda, 2021). o bien pudo ser el remate de algún elemento decorativo, como la pieza que presentamos (Fig. 9)23Dicha pieza pertenece a una colección particular, https://www.icollector.com/A-Byzantine-Bronze-Polycandelon-Section_i14406300. Sus dimensiones totales (cruz y crismón) son de 17 cm..

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Figura 7.  Cruz de plata y bronce de Terrassa (fotografía ©CRBMC Centre de Restauració de Béns Mobles de Catalunya).
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Figura 8.  Cruces de polykandela (fotografía extraída de Corrado, 2009, p. 151Corrado, M. (2009). “Sistemi metallici di sospensione e lampada vitree pensili in Clabria dalla tarda antichità al medioevo”. Archeologia della tardo antichità e del medioevo, IV, pp. 139-169.).
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Figura 9.  Cruz colgante (fotografía extraída de https://www.icollector.com/A-Byzantine-Bronze-Polycandelon-Section_i14406300).

Prácticamente de las mismas dimensiones (4,3 × 2,1 × 0,1 cm), es la cruz patada de plata localizada en la iglesia de Pilar de la Legua, interpretada también como un completo ornamental de objetos litúrgicos (Hevia, Esteban y Zarzalejos, 2022, p. 318Hevia, P., Esteban, G. y Zarzalejos, M. (2022). “La iglesia tardoantigua de Pilar de la Legua (Almadén, Ciudad Real)”. En: Salido Domínguez, J. y Gómez Osuna, R. (Eds.). Iglesias tardoantiguas en el centro peninsular (siglos V-VIII). Madrid: La Ergastula Ediciones, pp. 295-326.); igualmente, se hallaron anillas y fragmentos de dos lámparas. Asimismo, la cruz de bronce de Punta de l’Illa de Cullera (de 4 cm) que formó parte de un lampadario (Roselló, 2005, p. 397, fig. 9Roselló, M. (2005): “Mártirs, monjos i bisbes. El bisbe Justinià i el Monestir de Sant Vicent mártir de l’Illa de Cullera”. VI Jornades d’Estudis de Cullera (Cullera 2003). Cullera: Ajuntament, pp. 379-397.). Otras cruces colgantes también de pequeño tamaño (por ejemplo, de 5 y 8 cm), las podemos ver por ejemplo en el Tesoro de Villafáfila (Zamora) que conserva el Museo Provincial de Zamora (Gómez Moreno, 1927, p. 76, lám. 25, n.º inv. 105Gómez Moreno, M. (1927). Catálogo monumental de la provincia de Zamora. Madrid: Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.). También de entre 5 y 7 cm, son las cruces colgantes del Tesoro de Torredonjimeno (Jaén), que conserva el Museo Arqueológico de Barcelona (Almagro, 1946, p. 71, lám. XIIIAlmagro Basch, M. (1946). Los fragmentos del Tesoro de Torredonjimeno conservados en el Museo Arqueológico de Barcelona”. Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales, VI, pp. 64-75.). Ambos casos, se relación con ambientes litúrgicos, aunque a diferencia de las de Egara son de láminas de oro.

4.2. Los portamechas

 

Abordamos ahora los portamechas encontrados en ambos yacimientos, que responden a dos tipos totalmente distintos y que pasamos a presentar a continuación.

En el caso de Barcelona, y en concreto en el aula de recepción del obispo del grupo episcopal de Plaza del Rey, se localizaron diversos fragmentos en bronce de forma cilíndrica o tubular, con un extremo abierto en tres pequeños brazos, configurando una especie de trípode. Este dispositivo, situado en el fondo de la lámpara y apoyado en los tres pies, servía para colocar la mecha y mantenerla centrada. Se han podido individualizar cuatro ejemplares, pero el número seguramente es superior, dado el número de fragmentos contabilizados (Fig. 10.4). La única pieza que está entera presenta una longitud cercana a los 8 cm y un diámetro de 1,5 cm.

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Figura 10.  1. Portamechas de Sedi Jdidi; 2. Portamechas de Siracusa; 3. Portamechas de Cornus (fotografías y dibujos extraídos de Foy, 2011, p. 220Foy, D. (2011). “Les porte-mèche des lampes en verre de l’Antiquité tardive”. Provence historique, Numéro spécial Hommages à Jean Guyon, LXI, fasc. 243-244, pp. 207-239.); 4. Portamechas de Barcelona (fotografía: Pep Parer-MUHBA).

Este tipo de portamechas se ha documentado también en diversas excavaciones, como, por ejemplo, en Cornus (Cerdeña), en relación con una tumba, donde aparecieron con residuos de cera (Martorelli, 1986, p. 180, pl. CVII y XCVII, n.º 38-39Martorelli, R. (1986). “I corredi funerari e la suppellettile metallica”. L’Archeologia Romana e Altomedievale nell’Oristanese. Tarente: Scorpione, pp. 161-170.) (Fig. 10.3), en Aci Catena (Sicilia) y en Roma (Foy, 2011, p. 219Foy, D. (2011). “Les porte-mèche des lampes en verre de l’Antiquité tardive”. Provence historique, Numéro spécial Hommages à Jean Guyon, LXI, fasc. 243-244, pp. 207-239.). Igualmente, en las catacumbas de San Giovanni, en Siracusa, se encontró un ejemplar de cobre (Fig. 10.2) ‒junto con 5 lámparas de cerámica y “el orlo di una tazzina vitrea (seguramente de una lámpara)‒ pieza que Paolo Orsi ya identificó como un portamechas de una gran lámpara colgada del tipo coronae o circuli luminum (Orsi, 1895, p, 498Orsi, P. (1895). “Siracusa. Nuove esplorazioni nelle catacombe di S. Giovanni nel 1894”. Notizie degli Scavi di Antichità, Atti della R. Academia dei Lincei, pp. 477-521.; Foy, 2011, fig.4Foy, D. (2011). “Les porte-mèche des lampes en verre de l’Antiquité tardive”. Provence historique, Numéro spécial Hommages à Jean Guyon, LXI, fasc. 243-244, pp. 207-239.), aludiendo al conocido texto de Prudencio. También en una de las basílicas del grupo episcopal de Sedi Jdidi (Foy, 2007, p. 172, fig. 109Foy, D. (2007). “Lampes de verre de l’Antiquité tardive et du Moyen Âge”. En: Chrzanovski, L. y Kaiser, P. (Dir.). Dark Ages? Licht im Mittelalter/ L’éclaire au moyen âge. Olten: Historisches Museum, pp. 167-180.), a 10 kilómetros de Hammamet, en Túnez, con una datación del siglo VI, se localizó un ejemplar que igualmente reproducimos (Fig. 10.1). Las piezas de Roma y Cornus están realizadas en plomo. Todas ellas, incluidas las de Barcelona, presentan unas dimensiones similares y la pieza tubular perforada. Se ha sugerido la posibilidad de que los agujeros pudieran servir para mantener la mecha bien empapada en aceite, facilitando así el mantenimiento de la llama (Foy, 2011, p. 219Foy, D. (2011). “Les porte-mèche des lampes en verre de l’Antiquité tardive”. Provence historique, Numéro spécial Hommages à Jean Guyon, LXI, fasc. 243-244, pp. 207-239.). La forma de estos portamechas se corresponde con la que narra Paulino de Nola en el Carme 23, cuando glosa la iluminación de la basílica nova y describe las lámparas de aceite de vidrio transparente en las que se colocaba un trípode de plomo en el centro, útil para sostener una cánula, dentro de la cual se insertaba la mecha de lino, ungida con aceite (Ebanista y Originale, 2020, p. 111Ebanista, C. y Originale, M. G (2020). “L’illuminazione degli edifici di culto del santuario di Cimitile, en testimonianze letterarie e dati archeologici”. Hortus Artium Medievalium, 26, pp. 109-118.).

Por contra, los portamechas documentados en Egara son totalmente distintos. Están formados por 4 tiras de plomo de unos 12 cm de longitud y 0,5 cm de anchura (Fig. 11). La tira se ensancha en la parte central formando un óvalo con un agujero en el que se introduce la mecha que permite que la misma se mantenga vertical. La propiedad moldeable del plomo facilita que los pies se doblen, adaptándose a las paredes de la lámpara para permitir su fijación.

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Figura 11.  Portamechas de Terrassa (fotografía Antonio Moro-Museu de Terrassa/ dibujo: Xavier Carlús-Museu de Terrassa).

Portamechas idénticos a los de Egara se han localizado en las Islas Baleares (Riera Rullan, 2017, pp. 568-569Riera Rullan, M. (2017). El monacat insular de la Mediterrània Occdental. El Monestir de Cabrera (Balears, segles V-VIII). Studia Archaeologiae Chritianae 1. Barcelona: Facultat Antoni Gaudi (AUSP).), en Elche (Ronda Femenia, 2016, p. 262Ronda Femenia, A. M. (2016). L’Alcudia de Alejandro Ramos Folqués. 50 años de estudios arqueológicos. Tesis doctoral. Universidad de Alicante.), en las basílicas del norte de África, Sicilia y Cerdeña, en diferentes yacimientos de la península itálica, también en Albania y en la Provenza francesa (Foy, 2011 pp. 219-232Foy, D. (2011). “Les porte-mèche des lampes en verre de l’Antiquité tardive”. Provence historique, Numéro spécial Hommages à Jean Guyon, LXI, fasc. 243-244, pp. 207-239.). Significativos, tal como señala D. Foy, son los dos conjuntos de Riez y Marsella por su parecido con el conjunto egarense. En la excavación de la basílica de Maraval (Marsella), los portamechas ‒fechados en el siglo VI‒ se han localizado junto a lámparas de vidrio, las cuales se concentran mayoritariamente en la zona del coro (Foy, 2011, p. 225, fig. 8Foy, D. (2011). “Les porte-mèche des lampes en verre de l’Antiquité tardive”. Provence historique, Numéro spécial Hommages à Jean Guyon, LXI, fasc. 243-244, pp. 207-239.). En la catedral de Riez, junto a lámparas y portamechas, se han documentado asimismo fragmentos de vidrio plano pertenecientes a las vidrieras de las ventanas del edificio de culto (Foy, 2011, p. 225, n. 64Foy, D. (2011). “Les porte-mèche des lampes en verre de l’Antiquité tardive”. Provence historique, Numéro spécial Hommages à Jean Guyon, LXI, fasc. 243-244, pp. 207-239.)24Se trata de fragmentos de vidrió plano de color ámbar y azul semejantes a los encontrados en Egara..

Los hallazgos de portamechas más bien escasean en la bibliografía, siendo los casos de Barcelona, Terrassa, las Islas Baleares y Elche, unos de los pocos conocidos en Hispania. Los cuatro casos tienen en común su localización en contextos cristianos, basílicas, baptisterios y sala de recepción del obispo para Barcelona. En el caso de las Baleares se circunscriben a las basílicas de Son Fadrinet e Illa del Rei (Amengual y Orfila, 2007, p. 230Amengual, J. y Orfila, M. (2007). Paganos, judíos y cristianos en las Baleares: documentos literarios y arqueológicos”. Revista de Ciencias de las Religiones, 18, pp. 197-246.; Riera Rullan, 2017, p. 82Riera Rullan, M. (2017). El monacat insular de la Mediterrània Occdental. El Monestir de Cabrera (Balears, segles V-VIII). Studia Archaeologiae Chritianae 1. Barcelona: Facultat Antoni Gaudi (AUSP).), a la basílica y el baptisterio Son Peretó y al conjunto monástico del Pla de ses Figueres (Riera, Cau y Salas, 2012, p. 48Riera Rullan, M., Cau, M. A. y Salas, M. (Coords.) (2012). Cent anys de Son Peretó: descobrint el passat cristià. Palma de Mallorca: Consell de Mallorca.; Riera Rullan, 2017, pp. 568-569Riera Rullan, M. (2017). El monacat insular de la Mediterrània Occdental. El Monestir de Cabrera (Balears, segles V-VIII). Studia Archaeologiae Chritianae 1. Barcelona: Facultat Antoni Gaudi (AUSP).). Todos ellos, al igual que los de Terrassa y los de Elche, se pueden asimilar al grupo “porte-mèche en ruban” de Foy. Únicamente tres ejemplares presentan una variante en la forma, ya que al disponer de unas láminas metálicas más anchas no necesitan el ensanchamiento central en forma de ovalo, variante que también se ha documentado en piezas de Toulon (Foy, 2011, figs. 10-2 y 10.5Foy, D. (2011). “Les porte-mèche des lampes en verre de l’Antiquité tardive”. Provence historique, Numéro spécial Hommages à Jean Guyon, LXI, fasc. 243-244, pp. 207-239.).

5. EPILOGO

 

Como hemos visto, el marco general de las lámparas estudiadas en este artículo y encontradas en Barcino y Egara, es el de un episcopium, presentando además un contexto litúrgico claro, ya que se localizan en los baptisterios y basílicas de ambos grupos episcopales y en espacios tan simbólicos y representativos, como el secretarium/salutatorium o sala de recepción del obispo (Beltrán de Heredia, e. p. dBeltrán de Heredia Bercero, J. (en prensa d). “Las salas de recepción de los obispos (secretarium, salutatorium) en la antigüedad tardía. Un modelo funcional en base a las salas de representación de las grandes villas. Arqueología y fuentes escritas”. Vivir en el Mediterraneo tardoantiguo. IV Congreso Internacional del CISEM. Cuenca (noviembre 2022).). Todas ellas fueran halladas en estratos de abandono, destacando especialmente ‒por su significado‒ el “depósito” de las mismas en un pozo practicado en tierra consagrada, en el propio baptisterio de Egara, donde iba a parar el agua bendecida de la pila bautismal. Por este motivo, no queremos cerrar el artículo sin analizar el papel que tuvieron las lámparas en los edificios de culto, el cual iba mucho más allá de su sentido práctico.

Los sistemas de iluminación formaron parte del mobiliario litúrgico y las lámparas las vemos asociadas con el resto de ornamentos, lo que indica el estatus del que gozaban25Así, por ejemplo, en el Liber Pontificalis, los candelabra/cereostata minoris (que aparecen en números pares: dos o cuatro), están vinculados a la vajilla litúrgica y a la iluminación del altar y presbiterio (Geertman, 1988, p. 151). Igualmente, en Cirta, antigua ciudad de Numidia, en el inventario de la iglesia, las lámparas aparecen inmediatamente detrás del mobiliario litúrgico y no en relación con los bienes patrimoniales (Stasolla, 2013, p. 859). . Padres de la Iglesia, teólogos o escritores, como Gregorio de Tours, Paulino de Nola, Prudencio o Isidoro de Sevilla, entre otros muchos, hablan de la iluminación en los edificios de culto. Egeria, que recorrió Tierra Santa en el siglo IV, nos trasmite su asombro frente a la iluminación de las iglesias del Gólgota26En su obra Itinerarium, esta peregrina expresa: “La decoración es tan maravillosa que realmente no existen palabras para describirla…. No puedes ni siquiera imaginar el número y el peso de los cirios, velas, lámparas y de todos los demás adminículos empleados en las ceremonias” (Janeras, 1986). . Desiderio de Cahors, nos narra cómo las iglesias de la Galia estaban profusamente iluminadas, como las lámparas se mantenían encendidas día y noche, y como la luz y las sustancias aromáticas que se quemaban en su interior convertían a las iglesias en “fragmentos del paraíso” en la tierra (Janeras, 1986, p. 102Janeras, S. (ed.) (1986). Egéria, Pelegrinatge. Barcelona: Fundació Bernat Metge.; Riera Rullan, 2017, p. 567Riera Rullan, M. (2017). El monacat insular de la Mediterrània Occdental. El Monestir de Cabrera (Balears, segles V-VIII). Studia Archaeologiae Chritianae 1. Barcelona: Facultat Antoni Gaudi (AUSP).). La luz también fue muy importante en los monasterios. En Irlanda, el monasterio “ideal” era el que estaba bien iluminado. Los monjes y los centros monásticos en los siglos VI-VII aparecen relacionados con la producción de los distintos tipos de combustibles para la iluminación, y se menciona expresamente la producción de aceite para “desterrar la oscuridad” (Riera Rullan, 2017, p. 568Riera Rullan, M. (2017). El monacat insular de la Mediterrània Occdental. El Monestir de Cabrera (Balears, segles V-VIII). Studia Archaeologiae Chritianae 1. Barcelona: Facultat Antoni Gaudi (AUSP).).

Otras fuentes escritas aluden igualmente a la iluminación de las iglesias, baptisterios, oratorios y otros espacios de culto, como por ejemplo los inventarios de dichos espacios (Caseau, 2007Caseau, B. (2007). “Objects in churches: The testimony of inventories”. Objects in context, Objects in use, Late Antique Archaeology, 5, pp. 551-580.; Ripoll, 2008Ripoll, G. (2008). “Ornamenta Ecclesiae. Propuesta de vocabulario”. En: Español, F. Art i litùrgia a l’Occident medieval. Barcelona: IEC, pp. 17-27.). De gran interés es el Liber Pontificalis y el análisis realizado por H. Geertman (1988)Geertman, H. (1988). “L’illuminazione della basilica paleocristiana secondo il Liber Pontificalis”. Rivista di archeologia cristiana, 64, pp. 135-160., por el que conocemos los diversos tipos de lámparas que podían encontrarse en los edificios religiosos. Suspendidas en el aire estaban las coronae (a menudo de metales preciosos), la fara canthara (una versión más sencilla de la corona que consistía en un simple disco con agujeros), ambas con lámparas de vidrio y la canthara cereostata, en este caso, con velas de cera. La segunda categoría de elementos de iluminación eran los candelabra/cereostata de mayor o menor tamaño, profusamente decorados o más sencillos, normalmente en bronce o plata. Se mencionan minoris, que podían ser portátiles y situarse sobre las mensae y que debieron de usarse también para la liturgia en movimiento, y maiores apoyados en el suelo. Algunos de los maiores debieron de ser muy pesados y, por lo tanto, difícilmente móviles, por lo que su ubicación hubo de ser fija. A menudo, se nombran delante de los sepulcros o flanqueando el altar, o ‒como en la basílica Constantiniana‒ delante de las mesas destinadas a las ofrendas que se situaban a ambos lados del altar (Geertman, 1988, p. 140Geertman, H. (1988). “L’illuminazione della basilica paleocristiana secondo il Liber Pontificalis”. Rivista di archeologia cristiana, 64, pp. 135-160.)27Las fuentes escritas en ocasiones indican su ubicación: ante altare, ante corpus, ante confessionem, ante lignum sanctum, ante sepulchrum, ante altaria, ante ipsum locum, parte dextera basilicae, in laeva basilicae, etc (Geertman, 1988, pp. 155-158). . Candelabros maiores apoyados en el suelo se pueden ver, por ejemplo, en una placa de marfil del siglo V que representa el bautismo de Jesús (Dalton, 1901, p. 293Dalton, O. M. (1901). Catalogue of Early Christian Antiquities and Objects from the Christian East in the Department of British and Medieval Antiquities and Ethnography of the British Museum. London: BMP.; 1909, p. 9Dalton, O. M. (1909). Catalogue of the Ivory Carvings of the Christian Era with Examples of Mohammedan Art and Carvings in Bone in the Department of British and Mediaeval Antiquities and Ethnography of the British Museum, London: BMP.); también se representan con frecuencia junto a la imagen del difunto en las laudes sepulcrales musivas tunecinas que conserva el Museo del Bardo (Stasolla, 2013, fig. 34StasollaF. R. (2013). “Dal tramonto all’alba: strumenti e tecniche di illuminazione nell’alto medioevo”. Il fuoco nell’alto medioevo. Atti della LX Settimana di studio CISAM (Spoleto 2012). Spoleto: Centro Italiano si Studi sull’Alto Medioevo, pp. 857-888.) y se conservan ejemplares en las colecciones de museos (Xanthopoulou, 2010Xanthopoulou, M. (2010). Les lampes en bronze a l’époque paléochrétienne. Bibliothèque de l’Antiquité Tardive, 20. Turnhout: Brepols.).

Finalmente, tendríamos las lucernae, simples o múltiples, que Prudencio califica de “humosas” (Fuster, 2019Fuster, A. G (2019.) La cultura material y otros aspectos sociales e ideológicos en la obra del poeta Aurelio Prudencio Clemente. Anejos de Antigüedad y Cristianismo, 7. Murcia: Universidad de Murcia.), bien de bronce o metales nobles (Xanthopoulou, 2010Xanthopoulou, M. (2010). Les lampes en bronze a l’époque paléochrétienne. Bibliothèque de l’Antiquité Tardive, 20. Turnhout: Brepols.), pero también de cerámica, estas últimas las más frecuentes y accesibles económicamente para las basílicas de menor rango. Los sistemas de iluminación más sencillos, como los cirios (cerei), que se utilizaban en la Vigilia de Pascua o se llevaban a los cementerios (Vives, 1963, p. 7Vives, J. (1963). Concilios visigóticos e Hispanos-romanos. Madrid: CSIC.)28A estos se alude en el Concilio de Elvira (¿300-306?), canon XXXIV, en relación con su prohibición de encenderlos en los cementerios (ne cerei in cimiteriis incendantur)., no se mencionan a la hora de describir las suntuosas iluminaciones de las basílicas.

Así, las corona, fara canthara, canthara cereostata, cadelabra, lucerna, etc., unas fijas y otras móviles, se combinaban y disponían en los edificios de culto en función del espacio y la liturgia. También en función de su categoría, ya que había luces ordinarias y también especiales reservadas a ciertas ocasiones. De este modo, se distribuían y colocaban en un lugar u otro de la basílica: presbiterio, nave central, naves laterales, cripta, tumba privilegiada, etc. La iconografía también nos acerca a la realidad de la iluminación en los edificios de culto29Podemos ver las lámparas colgadas en los intercolumnios de las naves, en el mosaico de la basílica de San Stefano, de Umm ar-Rasas (Jordania), también en el del baptisterio de La Skhira (Túnez), donde las lámparas cuelgan de cruces (Stasolla, 2013, figs. 23 y 28), o en la decoración musiva de Santa María Maggiore de Roma (Arena et al., 2001, p. 317, fig. 125), que muestra una lámpara colgada de la barra que sujetaba el velum de la puerta de entrada a una basílica..

Sin duda, hubo una iluminación permanente, bien por motivos litúrgicos, simbólicos o funcionales (sobre todo en los oficios nocturnos), pero también otra que se encendía únicamente para ceremonias especiales, y además una iluminación suplementaria móvil para ciertos actos litúrgicos en movimiento. Parece que el presbiterio y el altar fueron los espacios más iluminados de la basílica y en donde se concentraban las luces más vistosas y singulares, colocándose otras, menos ornamentadas, en las naves y las entradas al edificio, mientras que el resto de la basílica pudo quedar en una semipenumbra (Geertman, 1988, p. 144Geertman, H. (1988). “L’illuminazione della basilica paleocristiana secondo il Liber Pontificalis”. Rivista di archeologia cristiana, 64, pp. 135-160.). También la confessio, la tumba o sepultura venerada y las reliquias, que atraían la devoción de los fieles, tuvieron una iluminación especial. Esta se mantenía constante, si la economía de la basílica era saneada, o se encendía al llegar la noche, en caso contrario30Así, en el canon II del Concilio de Toledo del 597, se estipula que, si las rentas de la basílica no daban para mantener a un presbítero o a un diácono que se ocupara de la basílica, el obispo debía designar un ostiario para que cuidase del aseo interior del templo y encendiera las lámparas de las santas reliquias al llegar la noche (qui sanctarum reliquiarum luminaria omni subsequente nocte accendat) (Vives, 1963, pp. 156-157).. La iluminación suponía un gasto notable en el presupuesto de la basílica. En ocasiones, el combustible para las lámparas procedía de donaciones o privilegios, como el que se concedía anualmente a la comunidad del Monasterio de Corbie (c. 661-664), que consistía en una importante cantidad de aceite, para la “luz perpetua” de sus basílicas (Riera Rullan, 2017, p. 568Riera Rullan, M. (2017). El monacat insular de la Mediterrània Occdental. El Monestir de Cabrera (Balears, segles V-VIII). Studia Archaeologiae Chritianae 1. Barcelona: Facultat Antoni Gaudi (AUSP).). El tipo de combustible empleado venía determinado por el tipo de contenedor. El más apreciado era el de oliva, que producía un olor menos desagradable, si se comparaba con el de otros aceites vegetales o el de procedencia animal (Stasolla, 2013, pp. 860-861StasollaF. R. (2013). “Dal tramonto all’alba: strumenti e tecniche di illuminazione nell’alto medioevo”. Il fuoco nell’alto medioevo. Atti della LX Settimana di studio CISAM (Spoleto 2012). Spoleto: Centro Italiano si Studi sull’Alto Medioevo, pp. 857-888.).

También en los cánones conciliares hispanos, encontramos preceptos sobre la iluminación en las iglesias, mostrando su papel y consideración en el cristianismo antiguo31En el XIII Concilio del Toledo del 683 (canon VII), se califica a las lámparas del altar de sagradas (luminariorum sacrorum) y se les asocia con el resto de ornamentos del altar, castigando a aquellos que -por disputas terrenales- despojaban los altares de sus ornamentos sagrados y se llevaban las lámparas, impidiendo así los santos oficios (Vives, 1963, p. 424); en el Concilio de Tarragona del 516 (canon VII) se pone de manifiesto que, en las iglesias menores de la diócesis, el clero no acude y por eso no se encienden las lámparas (conperimus in baselicis nec luminaria ministrati), lo cual se considera muy grave (Vives, 1963, p. 36). En el II Concilio de Braga del 572 (canon V), se ordena a los obispos que no se consagre una iglesia si no está dotada económicamente para su mantenimiento, haciendo una mención expresa de que se ha de poder costear su iluminación (si sine luminariis vel sine sustentationes) (Vives, 1963, p. 83). De la misma manera, en el IV Concilio de Toledo del 633 (canon IX), encontramos asociados la bendición solemne del cirio y la lucerna (lucerna et cereus) ‒práctica obligatoria en la vigilia pascual‒ para que, santificados con la bendición de la luz, los fieles recibieran el misterio de la sagrada resurrección de Cristo que tenía lugar en el transcurso de la noche (Vives, 1963, p. 194).. La razón se encuentra en el simbolismo cristiano aplicado a la luz; así lo muestran las numerosas referencias que podemos encontrar en la Patrística en relación con las lámparas, la luz y sus efectos. Así, por ejemplo, se establece un vínculo entre el nacimiento del sol y Cristo, a partir del símil de la luz con la “llegada del día” y la “llegada de Cristo”, Cristo es la luz que ilumina el camino. Soles, discos solares o discos con radios se han interpretado como elementos cristológicos y los podemos ver con frecuencia en la iconografía cristiana.

La lámpara aparece ya como un símbolo de Dios en el salmo 18:28 (“Tu encenderás mi lampara: Jehová, mi Dios, alumbrara mis tinieblas) del Antiguo Testamento, y en el Nuevo aparece asociada a la parábola de las diez vírgenes (Frey, 2007Frey, J. (2007). “Lumieres et éclairage sacré dans les sources écrites et illustrées” En: Chrzanovski, L y Kaiser, P. (Dirs.). Dark Ages? Licht im Mittelalter/ L’éclaire au moyen âge. Olten: Historisches Museum, pp. 71-85.). Prudencio (348-c. 410); en su “Himno para cuando se enciende la lámpara” vincula la luz con Cristo: “el creador de la luz”, “el que otorga la luz a los fieles”, y nos indica que “la luz se alberga en su cuerpo (Rivero García, 1997, p. 179Rivero García, L. (1997). Prudencio. Obras. Biblioteca Clásica Gredos, 240. Madrid: Gredos.).

Euquerio, obispo de Lyon, asocia el racimo de uvas con la comunidad de fieles, la lámpara y el candelero con la Iglesia en su misión de propagar la luz de Cristo (Dulaey, 2009Dulaey, M. (2009). “Les relations entre Lérins et Marseille: Eucher et Cassien”. En : Lérins, une île sainte de l’antiquité au moyen âge. Turnhout: Brepols, pp. 63-82.; Riera Rullan, 2017, p. 567Riera Rullan, M. (2017). El monacat insular de la Mediterrània Occdental. El Monestir de Cabrera (Balears, segles V-VIII). Studia Archaeologiae Chritianae 1. Barcelona: Facultat Antoni Gaudi (AUSP).). En su “Alabanza del Desierto, y en el simbolismo sobre la vida monástica, encontramos diversas analogías de la luz, como, los desiertos “iluminados” por el retiro de los hombres piadosos; el monasterio de Lérins irradia la “luz” de Honorato, su fundador; el coro de los ángeles “ilumina” el desierto; el monje o el asceta es la “luz que brilla” sobre el mundo colocada en el “candelabro” del desierto (Contreras y Sáenz, 1993Contreras, E. y Saenz, P. (1993). “Euquerio de Lyon. alabanza del desierto”. Cuadernos Monásticos, 105, Conferencia de Comunidades Monásticas del Cono Sur.). Para Juan Casiano, la lámpara es la imagen de discernimiento. Ambos, Casiano y Euquerio, escriben sobre la vida monástica, usando las mismas imágenes, aunque a veces difieren en el simbolismo, como en el caso de las lámparas, en el que el segundo mantiene el sentido clásico del alma, la Iglesia o las buenas obras (Dulaey, 2009, p. 72Dulaey, M. (2009). “Les relations entre Lérins et Marseille: Eucher et Cassien”. En : Lérins, une île sainte de l’antiquité au moyen âge. Turnhout: Brepols, pp. 63-82.).

Ya para finalizar, nada más apuntar que si bien los hallazgos de lámparas de vidrio se han multiplicado en los últimos años, sería necesaria una revisión del material localizado en contextos cristianos, ya que seguramente muchas de las formas consideradas como vasos podrían ser atribuidas a lámparas. Como hemos visto, el uso de las lámparas de vidrio se generalizó en los edificios de culto, donde se documentan arqueológicamente con más frecuencia (Foy, 1995Foy, D. (1995). “Le verre de la fin du IVe au VIIIe siècle en France méditerranéenne premier essai de typo-chronologie”. En: Le Verre de l’Antiquité Tardive et du Haut Moyen Age, typologie, chronologie et diffusion. Guiry-en_Vexin: Musée Archéologique Départemental du Val d’Oise, pp. 187-243. , 2004Foy, D. (2004). “Les verres”. Sidi Jdidi I. La basilique sud. Collection de l’École Française de Rome, 339. Roma: École Française de Rome, pp. 317-329. , 2011Foy, D. (2011). “Les porte-mèche des lampes en verre de l’Antiquité tardive”. Provence historique, Numéro spécial Hommages à Jean Guyon, LXI, fasc. 243-244, pp. 207-239.; Gençler, 2009, pp. 116-126Gençler, Ç. (2009). Elaiussa Sebaste antik yerlesimi cam buluntulari, Tesis doctoral, Ankara Üniversitesi. https://dspace.ankara.edu.tr/xmlui/handle/20.500.12575/33871 ; Riera Rullan, 2017, pp. 565-568Riera Rullan, M. (2017). El monacat insular de la Mediterrània Occdental. El Monestir de Cabrera (Balears, segles V-VIII). Studia Archaeologiae Chritianae 1. Barcelona: Facultat Antoni Gaudi (AUSP).) y donde las mismas adquieren un significado especial.

Por otro lado, y de igual modo, es necesario subrayar que las lámparas localizadas en Barcino y Egara responden a unas formas que se documentan fundamentalmente en todo el arco del Mediterráneo Occidental (Fig. 12), difundiéndose, alguna de ellas, a partir de la zona oriental. Destacan el sudeste de España y Francia, Italia y también la zona de Túnez habiéndose vinculado algunas de las formas a las producciones africanas. Para el caso de las lámparas de Barcelona y a la espera de poder realizar análisis arqueométricos, solo podemos apuntar una posible fabricación local, dada la localización de tres talleres de vidrio que están funcionando en la ciudad durante la Antigüedad tardía.

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Figura 12.  Mapa de dispersión de las zonas geográficas con paralelos de lámparas (■) y portamechas (★) citadas en el texto (dibujo Gemma Garcia).

NOTAS

 
1

Al respecto y muy positivamente, hemos de reseñar la reciente presentación de una tesis doctoral sobre el vidrio en la Antigüedad tardía en Cataluña y Andorra, que recoge gran cantidad de material (Coll i Riera, 2020Coll i Riera, J. M. (2020). El vidre de l’antiguitat tardana a Catalunya i Andorra. Contextos i tipologia del vidre a la Tarraconense Oriental entre el baix imperi romà i l’antiguitat tardana (segles IV-VIII), Tesis doctoral Universitat de Barcelona, http://hdl.handle.net/2445/180009 ). También el monográfico de la revista que aborda la incidencia de la luz en las iglesias desde un punto de vista poliédrico, Hortus Artium Medievalium, 26, Luminosa Saecla. The luminous centuries. Lighting systems in churches between Late Antiquity and the Middle Ages, 2020, entre otras publicaciones (Gamo Parras, 2010Gamo Parras, B. (2010). “Un material frágil y olvidado. El estudio del vidrio de época visigoda en Hispania”. En: El tiempo de los “bárbaros. Pervivencia y transformación en Galia e Hispania (ss. V-VI d.C.). Zona Arqueológica, 11. Alcalá de Henares: Museo Arqueológico Regional, pp. 476-488.) y tesis de gran interés.

2

Para el caso de Hispania, podemos citar, por ejemplo: De Juan y Schibille, 2017De Juan, J. y Schibille, N. (2017): “La Hispania antigua y medieval a través del vidrio: la aportación de la arqueometría”. Boletín de la Sociedad Española del Vidrio, 56, pp. 195-204. ; Velo Gala y García Heras, 2021Velo Gala, A. y García Heras, M. (2021). “La conservación del vidrio de ventana romano: perspectivas de actuación tras su estudio arqueométrico”. Ge-Conservacion, 19 (1), pp. 113-125. DOI: https://doi.org/10.37558/gec.v19i1.880 .

3

Sobre actividades productivas de los grupos episcopales, en general y en particular el de Barcelona, véase, Beltrán de Heredia, e. p. bBeltrán de Heredia Bercero, J. (en prensa b). “Las actividades productivas y económicas en las sedes episcopales durante la Antigüedad Tardía. Barcino y otros modelos mediterráneos”. Actividades productivas en ámbitos eclesiásticos en época tardoantigua y altomedieval, Romula. Universidad Pablo de Olavide de Sevilla..

4

Para Barcelona, consultar: Beltrán de Heredia, 2013aBeltrán de Heredia Bercero, J. (2013a). “Topografía de los Grupos Episcopales urbanos: Barcelona”. XV Congreso Internacional de Arqueología Cristiana, episcopus, ciuitas, territorium (Toledo 2008). Roma: PIAC, pp. 571-586. , 2018Beltrán de Heredia Bercero, J. (2018). “Barcelona, la topografía de un centro de poder visigodo: católicos y arrianos a través de la arqueología” En: Territorio, topografía y arquitectura del poder durante la Antigüedad Tardía. MYTRA. Monografías y Trabajos de Arqueología, 1. Mérida: Instituto de Arqueología CSIC, Junta de Extremadura, pp. 78-94., 2019Beltrán de Heredia Bercero, J. (2019). La Barcelona Visigoda: un puente entre dos mundos. La Basílica dels Sants Màrtirs Just i Pastor. De la ciudad romana a la ciudad altomedieval. Studia Archaeologiae Chritianae, 3. Barcelona: Facultat Antoni Gaudi (AUSP). , e. p. aBeltrán de Heredia Bercero, J. (en prensa a). “La dimensión sagrada del agua a través de la arqueología: el caso de Barcelona (siglos IV-VIII)”. En: Ebanista, C. y. Rotili, M. (Eds.). Atti Convegno Fluxit abunda tuis aqua potibus atque lavacris: uso e simbologia dell’acqua fra tarda antichità e medioevo (16-17 junio 2022). Cimitile, Napoles.; y para Egara, Garcia, Moro y Tuset, 2009Garcia Llinares, M. G., Moro, A. y Tuset, F. (2009). La seu episcopal d’Ègara. Arqueologia d’un conjunt Cristià del segle IV al IX. Documenta, 8. Tarragona: ICAC.; Ferran, Garcia y Moro, 2019Ferran, D., Garcia, M. G. y Moro, A. (2019). “La seu episcopal d’Egara. Arquitectura, litúrgia i art”. Tarraco Biennal, Actes 4t Congrés Internacional d’Arqueologia i Món Antic, VII Reunió d’Arqueologia Cristiana Hispànica. El cristianisme en l’Antiguitat Tardana. Noves Perspectives, Tarragona: Universitat Rovira i Virgili, Institut d’Estudis Catalans, pp. 215-224.; Beltrán de Heredia y Garcia Llinares (eds.), 2022Beltrán de Heredia Bercero, J. y Garcia Llinares, G. (eds.) (2022). Les basiliques de la seu episcopal d’Ègara: centre i periferia. VI Jornades de les Basiliques Històriques de Barcelona, studia historica tarraconensi, 13. Barcelona: Facultat Antoni Gaudi (AUSP)., publicaciones que recogen prácticamente la totalidad de la bibliografía anterior.

5

En el caso de las lámparas del baptisterio y del aula episcopal, proceden de excavaciones antiguas y es difícil disponer de contextos cronológicos precisos, aunque en su mayoría aparecieron en los rellenos de una serie de silos amortizados en época carolingia (siglos IX-X), cuando ni el aula, ni el baptisterio funcionaban ya como tal. Tendríamos pues una fecha ante quem para la datación (Beltrán de Heredia y Bonnet, 2007Beltrán de Heredia Bercero, J. y Bonnet, Ch. (2007). “Nuovi dati sui battisteri di Barcellona”. Convegno Internazionale Tempi e dinamiche della cristianizzazione tra Liguria di Ponente e Provenza (Albenga, settembre 2006). Genoa, pp. 723-772.). En el caso de las aparecidas en la Plaza del Rey, se localizaron excavaciones modernas llevadas a cabo en 1997-1998 y pueden precisarse sus contextos (Beltrán de Heredia y Revilla, 1997-1998Beltrán de Heredia Bercero, J. y Revilla, E. (1997-1998). Memòria de la Intervenció Arquelògica al Subsol del Museu d’Història de la Ciutat (Casa Padellàs-Plaça del Rei). Barcelona: Generalitat de Catalunya.).

6

El material se conserva en el Museo de Historia de Barcelona, y procede en gran parte de las excavaciones antiguas realizadas mayoritariamente en la primera mitad del siglo XX (Beltrán de Heredia, e. p. cBeltrán de Heredia Bercero, J. (en prensa c). “Excavaciones antiguas y metodología aplicada: la recuperación del grupo episcopal de Plaza del Rey”. En: León-Muñoz, A. y Raimundo Ortiz Urbano, R. (Eds.). La investigación arqueológica sobre el Complejo Episcopal de Córdoba y su entorno urbano. Córdoba: Excmo. Cabildo-Catedral de Córdoba. ). En esos momentos, no se guardaba todo el material arqueológico, sino que se llevaba a cabo una selección. Por ejemplo, sabemos que de la cerámica ‒durante unos años‒ solo se guardaron los bordes y los fondos y se tiraron los informes. En el caso de los vidrios, estos apenas se recogían, dado el grado de fragmentación y su fragilidad. Por este motivo, la muestra de la que se dispone es pequeña. Así pues, el número de fragmentos presentados, es únicamente un testimonio, no siendo indicativo de la realidad arqueológica del yacimiento.

7

La transparencia de las lámparas de vidrio aumentaba su luminosidad y así nos la describe el poeta Prudencio (C.5.144. Pendent mobilibus lumina funibus, quae suffi xa micant per laquaria,et de languidulis fota natatibuslucem perpicuo fl amma iacit vitro): “Suspendidas en flexibles cuerdas cuelgan las lámparas, que brillan fijas en los artesonados, y la llama, alimentada por el aceite que en ellas suavemente flota, proyecta su luz a través del transparente vidrio” (Fuster, 2019, p. 301Fuster, A. G (2019.) La cultura material y otros aspectos sociales e ideológicos en la obra del poeta Aurelio Prudencio Clemente. Anejos de Antigüedad y Cristianismo, 7. Murcia: Universidad de Murcia.).

8

Queremos agradecer a Carlo Ebanista el habernos facilitado su artículo.

9

No abordaremos el tema de los talleres de vidrio en Barcelona, ya que no es el objetivo de este artículo, y además requeriría de un enfoque diverso y más amplio que rebasaría con creces el límite de extensión.

10

El baptisterio fue construido entorno al año 455, momento en el que Egara adquiere la categoría episcopal. El agua procedente de la piscina bautismal se vertía en dicho pozo a través de un conducto de tejas unidas con mortero que partía del fondo de la piscina (Garcia, Moro y Tuset, 2009, pp. 101-105Garcia Llinares, M. G., Moro, A. y Tuset, F. (2009). La seu episcopal d’Ègara. Arqueologia d’un conjunt Cristià del segle IV al IX. Documenta, 8. Tarragona: ICAC.). Un pozo de vertido también relacionado con el agua bendecida del baptisterio, se documenta en el conjunto episcopal de Ginebra (Bonnet y Gaillard, 2016Bonnet, Ch. y Gaillard, M. (2016). “Autour de l’organisation du baptistère de Genève au début du vie siècle : Réflexions et hypothèses à propos de la liturgie du baptême” En : La mémoire des pierres. Mélanges d’archéologie, d’art et d’histoire en l’honneur de Christian Sapin. Bibliothèque de l’Antiquité Tardive, 29. Turnhout: Brepols, pp. 231-240.) y se ha propuesto igualmente para el baptisterio de Barcelona (Beltrán de Heredia, e. p. bBeltrán de Heredia Bercero, J. (en prensa b). “Las actividades productivas y económicas en las sedes episcopales durante la Antigüedad Tardía. Barcino y otros modelos mediterráneos”. Actividades productivas en ámbitos eclesiásticos en época tardoantigua y altomedieval, Romula. Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.).

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Junto a este material han aparecido fragmentos residuales de cerámica campaniense, sigilatas sudgálicas, cerámica africana de cocina de época tardoantigua. Del material vítreo y en el mismo contexto, se localizaron también dos fondos de ampollitas, y testimonios muy fragmentados de una copa y un plato que no permiten precisar su forma.

12

El estudio del vidrio procedente de las excavaciones del conjunto de Egara formó parte de la tesis doctoral de J.M. Coll i Riera (2020)Coll i Riera, J. M. (2020). El vidre de l’antiguitat tardana a Catalunya i Andorra. Contextos i tipologia del vidre a la Tarraconense Oriental entre el baix imperi romà i l’antiguitat tardana (segles IV-VIII), Tesis doctoral Universitat de Barcelona, http://hdl.handle.net/2445/180009 . Este estudio engloba tanto el material de época romana como el relacionado con el conjunto episcopal.

13

La forma original de Uboldi presenta un acabado de forma tubular, cónico o cilíndrico.

14

El ejemplar localizado en Egara podría atribuirse a esta variante, a pesar de que presenta algunas diferencias en el perfil. La tipología de D. Foy se ha realizado a partir del material recuperado en las excavaciones de la plaza Camille Julien de Burdeos (Foy, 2012, p. 351, pl. 13Foy, D. (2012). “Les verres des Ve-VIIIe siècles”. En: Maurin, L. Un quartier de Bourdeau du Ier au VIIIe s. Les fouilles de la place Camille Julien 1989-1990. Bordeaux : Ausonius, pp. 335-371.).

15

En la zona conocida como Los Pedroches, se ha identificado una importante necrópolis formada por diversos cementerios dispersos, cuyas tumbas presentan piezas de vidrio. La forma, parecida a la de Egara, es identificada como un vaso campaniforme con un botón terminal tipo Feyeux 52, el cual se conserva en el Museo Arqueológico de Córdoba (Marcos Pous y Vicent Zaragoza, 2000, n.º 31Marcos Pous, M. y Vicent Zaragoza, A. M. (2000). Vetri di V-VII sec.d.C. nel N.E. della provincia di Córdoba (Spagna)”. Annales du 14 Congres de L’association Internationale pour l’Histoire du Verre, (Lochem 1998). Lochen: AIHV, pp. 213-218. ).

16

M. Uboldi recoge en sus estudios los testimonios conocidos de este tipo de lámparas en los contextos italianos. El ejemplar de Aosta se fecha entre los años 330-335 (Uboldi, 1995, p. 109Uboldi, M. (1995). “Diffusione delle lampade vitree in età tardoantica e altomedievale e spunti per una tipología”. Archeologia Medievale, XXII, pp. 93-145.).

17

Véanse los estudios Uboldi y Foy donde se recogen estos paralelos; para el caso de Hispania, ver el trabajo de Sánchez de Prado, todos ellos citados en el texto.

18

El último obispo documentado es Ilergio, que el año 693 asiste al XVI Concilio de Toledo (Vives, 1963, p. 519Vives, J. (1963). Concilios visigóticos e Hispanos-romanos. Madrid: CSIC.). Para una evolución del obispado egarense y su transformación en parroquia, véase el artículo, Soler, 2003, pp. 59-95Soler, J. (2003). “El territori d’Ègara, des de la seu episcopal fins al «castrum Terracense» (segles V-X). Alguns residus antics en la toponímia altmedieval”. Terme, 18, pp. 59-95..

19

En la basílica de Bir Ftouha (Cartago) y en la de San Apolinar en Classe (Ravenna) se han localizado este tipo de piezas. Véase el estudio de D. Foy y S. Fontaine (2008, pp. 436-439; figs. 26-27 y 29-30)Foy, D. y Fontaine, S. (2008). “Diversité et évolution du vitrage de l’Antiquité et du Haut Moyen Âge. Un état de la question”. Gallia, 65, pp. 405-459., donde se analizan dichos elementos.

20

Evidentemente, y dado su tamaño, también podría tratarse de una cruz de uso personal, pero el contexto del hallazgo nos lleva a abrir la hipótesis de su uso como adorno litúrgico.

21

La documentación disponible sobre los apliques decorativos en polycandela y elementos de sujeción de lámparas, nos muestran generalmente cruces relacionadas con las cadenas y ganchos. En los conjuntos arqueológicos o los fondos de museos aparecen cruces de pequeño tamaño junto a mobiliario litúrgico (lámparas, jarros y páteras). Véase: Corrado, 2009, pp. 151-152Corrado, M. (2009). “Sistemi metallici di sospensione e lampada vitree pensili in Clabria dalla tarda antichità al medioevo”. Archeologia della tardo antichità e del medioevo, IV, pp. 139-169..

22

El uso de cruces colgantes es muy habitual en las coronas suspendidas sobre el altar, como, por ejemplo, la corona de Recesvinto del tesoro de Guarrazar (Beghelli y Pinar Gil, 2013Beghelli, M. y Pinar Gil, J. (2013). “Corredo e arredo liturgico nelle chiese tra VIII e IX secolo”. Jahrbuch Römisch-Germanisches Zentralmuseum, 60, pp. 697-753.) y en el ya citado lampadario de Begastri (Poveda, 2021Poveda Navarro, A. M. (2021). “Lampadarios cristianos tardoantiguos de Hispania. Evidencias de Begastri (Cabezo Roenas, Cehegín) e Ilinum (Tolmo de Minateda, Hellín)”. Boletín del Museo Arqueológico Nacional, 40, pp. 185-202.).

23

Dicha pieza pertenece a una colección particular, https://www.icollector.com/A-Byzantine-Bronze-Polycandelon-Section_i14406300. Sus dimensiones totales (cruz y crismón) son de 17 cm.

24

Se trata de fragmentos de vidrió plano de color ámbar y azul semejantes a los encontrados en Egara.

25

Así, por ejemplo, en el Liber Pontificalis, los candelabra/cereostata minoris (que aparecen en números pares: dos o cuatro), están vinculados a la vajilla litúrgica y a la iluminación del altar y presbiterio (Geertman, 1988, p. 151Geertman, H. (1988). “L’illuminazione della basilica paleocristiana secondo il Liber Pontificalis”. Rivista di archeologia cristiana, 64, pp. 135-160.). Igualmente, en Cirta, antigua ciudad de Numidia, en el inventario de la iglesia, las lámparas aparecen inmediatamente detrás del mobiliario litúrgico y no en relación con los bienes patrimoniales (Stasolla, 2013, p. 859StasollaF. R. (2013). “Dal tramonto all’alba: strumenti e tecniche di illuminazione nell’alto medioevo”. Il fuoco nell’alto medioevo. Atti della LX Settimana di studio CISAM (Spoleto 2012). Spoleto: Centro Italiano si Studi sull’Alto Medioevo, pp. 857-888.).

26

En su obra Itinerarium, esta peregrina expresa: “La decoración es tan maravillosa que realmente no existen palabras para describirla…. No puedes ni siquiera imaginar el número y el peso de los cirios, velas, lámparas y de todos los demás adminículos empleados en las ceremonias” (Janeras, 1986Janeras, S. (ed.) (1986). Egéria, Pelegrinatge. Barcelona: Fundació Bernat Metge.).

27

Las fuentes escritas en ocasiones indican su ubicación: ante altare, ante corpus, ante confessionem, ante lignum sanctum, ante sepulchrum, ante altaria, ante ipsum locum, parte dextera basilicae, in laeva basilicae, etc (Geertman, 1988, pp. 155-158Geertman, H. (1988). “L’illuminazione della basilica paleocristiana secondo il Liber Pontificalis”. Rivista di archeologia cristiana, 64, pp. 135-160.).

28

A estos se alude en el Concilio de Elvira (¿300-306?), canon XXXIV, en relación con su prohibición de encenderlos en los cementerios (ne cerei in cimiteriis incendantur).

29

Podemos ver las lámparas colgadas en los intercolumnios de las naves, en el mosaico de la basílica de San Stefano, de Umm ar-Rasas (Jordania), también en el del baptisterio de La Skhira (Túnez), donde las lámparas cuelgan de cruces (Stasolla, 2013, figs. 23 y 28StasollaF. R. (2013). “Dal tramonto all’alba: strumenti e tecniche di illuminazione nell’alto medioevo”. Il fuoco nell’alto medioevo. Atti della LX Settimana di studio CISAM (Spoleto 2012). Spoleto: Centro Italiano si Studi sull’Alto Medioevo, pp. 857-888.), o en la decoración musiva de Santa María Maggiore de Roma (Arena et al., 2001, p. 317, fig. 125Arena, M. S., Delogu, P., Paroli, L., Ricci, M., Saguí, L. y Venditelli, L. (2001). Roma, dall’Antichità al Medioevo. Archeologia e Storia. Milano: Museo Nazionale Romano. Crypta Balbi.), que muestra una lámpara colgada de la barra que sujetaba el velum de la puerta de entrada a una basílica.

30

Así, en el canon II del Concilio de Toledo del 597, se estipula que, si las rentas de la basílica no daban para mantener a un presbítero o a un diácono que se ocupara de la basílica, el obispo debía designar un ostiario para que cuidase del aseo interior del templo y encendiera las lámparas de las santas reliquias al llegar la noche (qui sanctarum reliquiarum luminaria omni subsequente nocte accendat) (Vives, 1963, pp. 156-157Vives, J. (1963). Concilios visigóticos e Hispanos-romanos. Madrid: CSIC.).

31

En el XIII Concilio del Toledo del 683 (canon VII), se califica a las lámparas del altar de sagradas (luminariorum sacrorum) y se les asocia con el resto de ornamentos del altar, castigando a aquellos que -por disputas terrenales- despojaban los altares de sus ornamentos sagrados y se llevaban las lámparas, impidiendo así los santos oficios (Vives, 1963, p. 424Vives, J. (1963). Concilios visigóticos e Hispanos-romanos. Madrid: CSIC.); en el Concilio de Tarragona del 516 (canon VII) se pone de manifiesto que, en las iglesias menores de la diócesis, el clero no acude y por eso no se encienden las lámparas (conperimus in baselicis nec luminaria ministrati), lo cual se considera muy grave (Vives, 1963, p. 36Vives, J. (1963). Concilios visigóticos e Hispanos-romanos. Madrid: CSIC.). En el II Concilio de Braga del 572 (canon V), se ordena a los obispos que no se consagre una iglesia si no está dotada económicamente para su mantenimiento, haciendo una mención expresa de que se ha de poder costear su iluminación (si sine luminariis vel sine sustentationes) (Vives, 1963, p. 83Vives, J. (1963). Concilios visigóticos e Hispanos-romanos. Madrid: CSIC.). De la misma manera, en el IV Concilio de Toledo del 633 (canon IX), encontramos asociados la bendición solemne del cirio y la lucerna (lucerna et cereus) ‒práctica obligatoria en la vigilia pascual‒ para que, santificados con la bendición de la luz, los fieles recibieran el misterio de la sagrada resurrección de Cristo que tenía lugar en el transcurso de la noche (Vives, 1963, p. 194Vives, J. (1963). Concilios visigóticos e Hispanos-romanos. Madrid: CSIC.).

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