Archivo Español de Arqueología 96
enero-diciembre 2023, e05
ISSN: 0066-6742, eISSN: 1988-3110, ISSN-L: 0066-6742
https://doi.org/10.3989/aespa.096.023.05

N O T I C I A R I O

Un capitel de lesena marmóreo con decoración figurada de temática mitológica procedente del complejo termal monumental de la ciudad hispanorromana de Valeria (Las Valeras, Cuenca)

A marble lesena capital with figurative decoration of mythological themes from the monumental thermal complex of the Hispano-Roman city of Valeria (Las Valeras, Cuenca)

Javier Atienza

Proyecto Termas de Valeria

https://orcid.org/0000-0001-5467-3444

RESUMEN

Durante la intervención arqueológica llevada a cabo en el complejo termal monumental de Valeria a lo largo del año 2019 se recuperaron numerosos elementos marmóreos pertenecientes a la decoración del edificio en su última etapa de uso. Entre estos objetos destaca un capitel de lesena elaborado en un marmor hispano que presenta la particularidad de contener decoración figurada, labrada en relieve, de temática mitológica. En este trabajo se aborda el estudio de esta pieza tanto en lo que respecta a sus aspectos técnicos y morfológicos como también a la temática e iconografía de la escena representada.

Palabras clave: 
decoración arquitectónica; capitel de lesena; termas romanas; mármol.
ABSTRACT

During the archaeological intervention carried out in the monumental thermal complex of Valeria throughout the year 2019, numerous marble elements belonging to the decoration of the building in its last stage of use were recovered. Among these objects stands out a lesena capital elaborated in a Hispanic marble that presents the particularity of containing figurative decoration, carved in relief, with a mythological theme. This work deals with the study of this piece both in terms of its technical and morphological aspects as well as the theme and iconography of the scene represented.

Keywords: 
architectural decoration; lesena capital; Roman thermae; marble.

Enviado: 11-02-2023. Aceptado: 18-05-2023. Publicado online: 24-08-2023

Cómo citar este artículo/Citation: Atienza, Javier (2023). "Un capitel de lesena marmóreo con decoración figurada de temática mitológica procedente del complejo termal monumental de la ciudad hispanorromana de Valeria (Las Valeras, Cuenca)". Archivo Español de Arqueología, 96, e05. https://doi.org/10.3989/aespa.096.023.05

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

 

En el año 2014, con motivo de unas obras de mejora en el abastecimiento hídrico a la localidad de Valeria (Las Valeras, Cuenca) que afectaban al entorno inmediato del BIC correspondiente al yacimiento arqueológico de la ciudad hispanorromana de Valeria, se realizaron diferentes sondeos a fin de determinar el grado de afección de la infraestructura proyectada a posibles restos arqueológicos que pudieran aparecer durante las obras1 Proyecto “Termas de Valeria” de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Expedientes n.º 191015, 20.2068 y 21.2136.. Uno de los sondeos reveló la existencia de unos restos arquitectónicos que, por sus características constructivas y los materiales asociados recuperados, pertenecían a una instalación termal. Desde ese mismo año, se solicitó a la Consejería de Patrimonio Histórico de Castilla-La Mancha la realización de un proyecto de investigación con el objetivo de determinar la entidad del edificio y contextualizarlo en el conjunto del entramado urbano ya conocido de la ciudad de Valeria 2 Una visión general de la historia de la ciudad de Valeria puede verse en Osuna et al., 1978. En Gozalbes, 2009 se tratan diferentes aspectos como su entramado urbano o su arquitectura forense. Finalmente, en Fuentes, 2006, se pueden encontrar numerosas referencias al devenir histórico de Valeria durante la Antigüedad en un contexto comparativo con lo que sucede con el resto de núcleos urbanos del ámbito geográfico de Castilla-La Mancha..

El proyecto de investigación se extendió desde el año 2014 hasta el año 2021, realizándose campañas de excavación anuales en las que han participado tanto estudiantes universitarios como personal técnico contratado al efecto. A lo largo de estos años se ha podido confirmar el carácter termal del edificio exhumándose completamente los ambientes correspondientes al frigidarium e interviniendo parcialmente en otras estancias aledañas (Fig. 1).

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Figura 1.  Vista aérea de la zona del frigidarium del complejo termal de Valeria al inicio de la campaña de 2021 (fotografía del autor).

CONTEXTO HISTÓRICO

 

La ciudad hispanorromana de Valeria se encuentra situada en lo alto de un promontorio rocoso, bordeado por profundas hoces de paredes casi verticales que han sido conformadas por la acción erosiva fluvial en la confluencia de los ríos Zahorras y Gritos que discurren al oeste y al este del yacimiento respectivamente.

Las sucesivas intervenciones arqueológicas llevadas a cabo, sobre todo en la zona forense, han puesto de manifiesto la presencia de estructuras arquitectónicas que se podrían adscribir a la época tardorrepublicana (Fuentes, 2006, p. 95Fuentes, Á. (2006). Castilla-La Mancha en época romana y Antigüedad Tardía. Ciudad Real: Almud.) y que serían testimonio de una temprana y profunda romanización de la zona. Si tenemos en cuenta lo indicado por Plinio (NH. III, 25), Valeria se encontraría entre las ciudades privilegiadas que gozaron del derecho latino viejo y que se adscribiría al Convento Jurídico Cartaginense. Parece lógico pensar que el intenso programa de monumentalización urbana que se desarrolla en la ciudad a partir de época tiberiana, estaría relacionado con la promoción municipal mencionada (Fuentes, 2006, pp. 118-119Fuentes, Á. (2006). Castilla-La Mancha en época romana y Antigüedad Tardía. Ciudad Real: Almud.), reestructurándose por completo la zona del foro y dotándola de una configuración más acorde con los modelos que, desde la metrópolis, se estaban difundiendo por Hispania.

La ciudad de Valeria muestra un vigor notable de su vida pública y del mantenimiento de sus instituciones principales a lo largo de los siglos II y III, e incluso gran parte del IV, tal y como sugiere la erección de nuevos epígrafes monumentales y conmemorativos en el espacio forense (Fuentes, 2006, pp. 182, 196 y 205Fuentes, Á. (2006). Castilla-La Mancha en época romana y Antigüedad Tardía. Ciudad Real: Almud.; Gimeno, 2009, pp. 177-180Gimeno, H. (2009). “Epigrafia y “epigraphic habit” en Valeria, una ciudad en la zona nororiental del Conventus Carthaginiensis”. En: Gozalbes, E. (Ed.). La ciudad romana de Valeria (Cuenca). Cuenca: Universidad de Castilla-La Mancha, pp. 157-184.).

Será a fines de la cuarta centuria y, sobre todo, durante el siglo V cuando la ciudad de Valeria dé muestras de una clara decadencia o, más bien, de un cambio drástico en el uso de sus espacios públicos, algunos de los cuales serán ocupados por viviendas privadas o también y al mismo tiempo, desmantelados total o parcialmente para proceder a la venta de sus materiales constructivos (Fuentes, 2006, pp. 205-206Fuentes, Á. (2006). Castilla-La Mancha en época romana y Antigüedad Tardía. Ciudad Real: Almud.).

Durante la etapa visigoda, Valeria debió de mantener cierto estatus privilegiado tal y como parece indicar la presencia de obispos valerienses en los sucesivos concilios de Toledo desde el 633 hasta el 693 (Fuentes, 2006, p. 225Fuentes, Á. (2006). Castilla-La Mancha en época romana y Antigüedad Tardía. Ciudad Real: Almud.).

La conquista musulmana del territorio valeriense supuso un cambio en el paradigma urbano de la ciudad, que pasó a convertirse en una aldea escasamente poblada y de la que tan solo se conservará el nombre como reminiscencia de la antigua civitas imperial.

LAS TERMAS PÚBLICAS ROMANAS DE VALERIA

 

El complejo termal se dispone siguiendo un esquema de tránsito lineal con la orientación de sus diferentes ambientes siguiendo un eje que va de sur a norte. El edificio cuenta con un espacio porticado mediante columnas situado en el extremo meridional que ha sido interpretado como una posible palestra (Atienza, 2019a, pp. 117-118) Atienza, J. (2019a). “El complejo termal monumental de la ciudad romana de Valeria: propuesta de reconstrucción virtual de sus ambientes fríos a la luz de los hallazgos arqueológicos”. Virtual Archaeology Review, 10, pp. 116-131. DOI: https://doi.org/10.4995/var.2019.11317 . Desde la palestra se accede, mediante dos vanos de idénticas dimensiones3 De uno de los vanos se conoce que estaba rematado por un arco de medio punto realizado con dovelas de grandes dimensiones que atravesaban completamente el espesor del muro de separación entre la palestra y el frigidarium (96 cm) y que han sido todas ellas localizadas durante la excavación arqueológica del área. al frigidarium. Esta zona, sin sistema de calefactado, está compuesta por tres ambientes diferentes que se disponen en sentido este-oeste: en el extremo oriental una estancia de planta rectangular, pavimentada con un mosaico polícromo de diseño geométrico, identificada como un apodyterium o vestuario; en la parte central una amplia sala de planta rectangular enlosada con baldosas de mármol de tonalidades blancas y grisáceas que se interpreta como un vestibulum; en el extremo occidental una piscina de planta rectangular, con asientos escalonados de obra situados en sus lados cortos y revestida originalmente con placas marmóreas de tonalidad blanca. Desde el vestibulum se accede a través de un vano de 90 cm de anchura y rematada en su parte superior por un arco de medio punto4 También la totalidad de las dovelas de este arco se localizaron en su posición de caída durante la intervención arqueológica de la campaña de 2018 (Atienza, 2019a, pp. 121-122). a una estancia rectangular dotada con un sistema de hipocausia y concamerationes en las paredes que se ha identificado como un probable tepidarium. Desde este último ambiente se accede a través de un solo vano a una estancia de idénticas dimensiones, con la particularidad de presentar el muro oeste absidiado. Esta última estancia, localizada en el extremo norte del edificio y también calefactada, ha sido interpretada como un posible caldarium (Fig. 2).

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Figura 2.  Plano con la totalidad de las estructuras excavadas al final de la campaña de 2021. En la parte central de la imagen se encuentran los ambientes que conforman el frigidarium; en el lado izquierdo, la parte excavada de la palestra correspondiente al encuentro entre el pórtico septentrional con el occidental, así como los plintos o basamentos de dichos pórticos in situ localizados hasta el momento; en el lado derecho, se puede apreciar el desarrollo del edificio termal hacia el norte, donde se han perimetrado los cerramientos de al menos dos estancias más, intercomunicadas, una de ellas absidiada en el flanco occidental. En el ambiente que comunica con el frigidarium se realizó un sondeo donde se exhumó parte de un hypocaustum a base de pilae de ladrillos circulares todavía in situ que conservaban todas ellas su altura total de 90 centímetros. El círculo rojo indica el lugar del hallazgo del capitel de lesena (plano del autor).

La construcción del edificio se sitúa en torno al último tercio del siglo I d. C., en un momento inmediatamente posterior a la monumentalización del área forense, y continuó en uso al menos hasta finales del siglo IV, siempre con la misma función termal (Domínguez, Atienza y Bruno, 2020, p. 55Domínguez, S.; Atienza, J. y Bruno, G. (2020). “Variedad decorativa de las termas públicas de Valeria (Las Valeras, Cuenca): mosaicos, mármoles y conchas marinas”. Anas, 33, pp. 53-85.). Fue probablemente su situación a media ladera en el promontorio rocoso sobre el que se asienta la ciudad de Valeria lo que propició que, tras su abandono, el edificio no fuese sometido a un sistemático proceso de expolio de sus materiales constructivos y decorativos, como sí sucede en otras áreas urbanas5 Muchos de los edificios situados en tono al foro fueron expoliados hasta sus cimientos poco después de haber sido abandonados. La excavación arqueológica de la basílica forense puso en evidencia que algunos de los materiales cerámicos de su cubierta habían sido desmantelados y apilados posiblemente para su reutilización o para su reventa en los circuitos comerciales..

No obstante, sí se han detectado numerosos indicios que parecen indicar la existencia de frecuentes acciones de rapiña y pequeños saqueos que parecen haber tenido como objetivo la recuperación de los materiales metálicos, sobre todo los elementos que formaban parte del sistema de sujeción de los elementos marmóreos decorativos al soporte murario6 Son numerosos los elementos decorativos marmóreos que presentan golpes, cortes y fracturas en los puntos concretos donde se habían practicado los agujeros de trépano destinados a alojar las clavijas que los anclaban al muro..

EL CAPITEL. ASPECTOS TÉCNICOS

 

El elemento objeto de este artículo fue hallado en el área de la palestra, junto a una jamba de uno de los vanos de acceso al frigidarium, al final de la campaña de excavación de 2019 y ha sido interpretado como un capitel de lesena. El capitel se encontró directamente caído sobre el pavimento de opus signinum del corredor norte del pórtico/palestra y cubierto por un estrato de material de arrastre pluvial procedente de la ladera oeste del cerro y que solo pudo ser depositado en ese lugar una vez que el edificio o esa parte del mismo se encontraba fuera de uso y con sus muros de cierre perimetrales total o parcialmente arruinados. Esta circunstancia lleva a pensar que el capitel no formaba parte de la decoración interna del frigidarium, sino del corredor norte del pórtico/palestra, quizá formando parte de la ornamentación del vano de acceso al que se encontraba cercano.

La pieza ha sido labrada en un bloque en forma de tabla de marmor Saetabitanum 7 Sobre la explotación y comercialización de este material lapídeo véanse los trabajos de Cebrián, 2008 y 2012. de tonalidad rosada. Esta roca corresponde a una caliza recristalizada explotada en la sierra de Buixcarró desde principios del siglo I d. C. en las proximidades de la antigua ciudad de Saetabis (actual Xátiva, Valencia). Este litotipo suele presentar, recién extraído del banco rocoso, numerosas venas de tonalidad rojiza o violácea (Mayer, 1998, pp. 100-101Mayer, M. (1998). “Sobre las calizas amarillas de la franja costera de la Hispania Citerior”. En: Pensabene, P. (Ed.). Marmi Antichi II. Roma: L’Erma di Bretschneider, pp. 99-109.). En determinadas condiciones, el material que rellena estas venas se disuelve o desaparece, quedando tan solo el canal que lo contenía en forma de conducto vacío (Íñiguez, 1961, pp. 27 y ss. Íñiguez, J. (1961). Alteración de calizas y areniscas como materiales de construcción. Madrid: Ministerio de Educación Nacional.). Cuando ello sucede, como es el caso de la pieza aquí tratada, la superficie de la roca puede adoptar un aspecto agrietado o cuarteado, dependiendo de la cantidad y del grosor de las venas, pero no se trata de verdaderas fisuras que puedan poner en peligro la integridad estructural del elemento (Fig. 3).

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Figura 3.  Fotografía cenital de la cara frontal del capitel de lesena. Se puede apreciar en la parte central de la imagen el contorno de la figura estante, con el brazo derecho extendido, sujetando un recipiente de doble asa interpretado como un kantharos y el brazo izquierdo flexionado sosteniendo un objeto alargado en forma de bastón (probablemente un tirso). Se aprecia también claramente parte de la decoración vegetal, tanto en la inflorescencia inferior, que oculta parte de las piernas de la figura, como en la parte superior, cuyo desarrollo hacia los lados a partir de un florón central determina la forma espiraliforme de las volutas de los ángulos superiores (fotografía del autor).

El capitel se conserva íntegro, entero, sin roturas ni desperfectos graves (solo una pérdida parcial de material en el extremo de una de la voluta lateral izquierda). En algunas zonas, especialmente en la parte inferior derecha, aunque no solo, se han formado concreciones calizas oscuras, en forma de costra8 Sobre la formación de costras calcáreas en este tipo de rocas véase el trabajo de Íñiguez, 1961., que enmascaran el aspecto original de la superficie.

La pieza presenta una ligera forma trapezoidal, típica de este tipo de elementos, con los lados laterales claramente curvados, marcando la forma de las volutas superiores y configurando el cuerpo inferior que compone el elemento decorativo. La parte superior de la pieza presenta una longitud total de 34 cm, mientras que la parte inferior tiene una longitud total de 22 cm9Esta medida coincide con los fragmentos de fustes de lesena, acanalados, que han sido recuperados en la excavación del frigidarium de complejo termal valeriense y que conservan su anchura total (Atienza, 2019a, p. 122 y fig. 18).. Tiene una altura total de 22 cm y un grosor ligeramente variable de 4 cm de media. El capitel marmóreo tiene un peso de 5212 gr.

El capitel conserva todas las caras perimetrales en un buen estado de conservación, perfectamente regularizadas y con marcas del cincel utilizado en la labra. En el tercio inferior de las caras perimetrales, excepto en la zona de las volutas y en la parte superior, se aprecian una serie de golpes alineados producidos con cincel o puntero que han fracturado intencionadamente la superficie. Las caras perimetrales laterales presentan un leve biselado hacia el interior para reducir la superficie de contacto con las piezas adyacentes y facilitar así su encaje y colocación en obra.

En la cara superior, en su punto medio, se ha practicado un rebaje o entalle de forma semicircular, con sus caras perfectamente regularizadas y con huellas de uso del cincel en su superficie. La funcionalidad de este entalle no es segura, pero pudo haber servido para encajar alguna otra pieza de otro tipo de mármol o de un material de distinta naturaleza que serviría para complementar el efecto decorativo de este tipo de elementos.

También en la cara superior se conservan tres agujeros de trépano, dos de ellos a la altura de las volutas, y uno en la parte central, junto al entalle o rebaje mencionado anteriormente. Los agujeros presentan diferencias entre ellos tanto en su diámetro10 Los orificios practicados en los laterales poseen un diámetro de entre 0,4 y 0,5 mm, mientras que el situado en la parte central presenta un diámetro de 0,8 cm. Esta circunstancia demuestra la utilización sobre la pieza de dos trépanos diferentes. Cabe señalar que la inmensa mayoría de los elementos marmóreos recuperados en el frigidarium del complejo termal valeriense que conservan agujeros de trépano, ya sea íntegros o seccionados, tienen un diámetro de 0,4-0,5 cm, mientras que son excepcionales los que tienen un diámetro mayor. (dos de 5 mm y uno de 7 mm) como en su profundidad11 Los agujeros laterales tienen una profundidad de 1,5 cm, mientras que el orificio central alcanza una profundidad de 2,1 cm. (uno de ellos presenta una profundidad total de 1,7 cm, en otro la profundidad alcanza el centímetro, y en el tercero no es posible determinarla por estar parcialmente taponado) y también en la técnica de ejecución. Los orificios situados lateralmente se encuentran realizados en el fondo de un rebaje labrado con puntero (del que se conservan algunas marcas de golpeo en la superficie) de aproximadamente 2 cm de profundidad. Estos rebajes no ocupan la totalidad de la anchura de la cara lateral sino los dos tercios posteriores de la misma, de modo que son inapreciables si la pieza es vista frontalmente. La función de estos cajeados es acoger en su interior la parte distal de las clavijas metálicas de fijación, evitando que, por su grosor, estas sobresaliesen por el borde superior del capitel y causasen complicaciones y dificultades en el asiento de los elementos que se situasen inmediatamente encima de él. Por el contrario, el orificio situado en la parte central ha sido realizado sin preparativos o retoques previos, directamente sobre la superficie biselada de la cara perimetral superior.

En la superficie de la pieza es posible distinguir algunos finos trazos rectilíneos, incisos, que recorren tanto total como parcialmente la cara frontal en sentido vertical y que, probablemente, fueron utilizados por el marmorarius para realizar la composición gráfica12 Este tipo de trazos auxiliares ha sido detectado en numerosas piezas molduradas marmóreas pertenecientes a la decoración del frigidarium termal de Valeria (Atienza, 2019b, pp. 64-65; 2021, p. 747). Cabe destacar el ejemplo de dos fragmentos del mismo litotipo que el elemento que se aborda en este artículo, coincidentes entre sí y pertenecientes también a un capitel de lesena, con decoración vegetal acantiforme que presentan trazos incisos lineales que parecen seguir los ejes de tallos y hojas (Atienza, 2019b, p. 65 y fig. 1)..

La cara posterior presenta un aspecto desbastado, sin afinado superficial, donde es posible individualizar algunos de los golpes efectuados con la herramienta utilizada, probablemente un puntero (Atienza, 2021, p. 746Atienza, J. (2021). “The tools of the Roman stone craftsman: the marks left on marble decorative elements in Valeria”. En: Mascarenhas, M. y Pires, P. (Eds.). Proceedings of the Seventh International Congress on Construction History. Londres: Editorial Taylor and Francis, pp. 743-749.), durante el proceso de elaboración (Fig. 4).

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Figura 4.  Fotografía cenital de la cara posterior del capitel de lesena, claramente desbastada, pero sin regularizar, donde es posible apreciar algunos golpes de puntero en la parte central, así como golpes con cincel en algunas partes de las caras perimetrales (fotografía del autor).

ASPECTOS MORFOLÓGICOS, FIGURATIVOS E ICONOGRÁFICOS

 

En la pieza se distinguen dos partes claramente diferenciadas en cuanto a su morfología: el tercio superior, que está ocupado fundamentalmente por las dos volutas laterales y la hilera curva de hojitas que las comunica, presenta los rasgos típicos del capitel jónico; por su parte, el kalathos, de tendencia rectangular, que ocupa los dos tercios inferiores está configurado con la forma característica del capitel corintio, donde las habituales coronas de hojas de acanto se han suprimido completamente para dejar espacio a la decoración figurada13 Es precisamente esta total ausencia de las hojas de acanto distribuidas en una o dos coronas superpuestas y que constituye una de las características principales de los capiteles corintizantes (Gutiérrez Behemerid, 1983, pp. 73-75) la que nos lleva a descartar la pieza como perteneciente a esa tipología.. Es precisamente por este eclecticismo formal en el que están presentes características propias de ambos estilos por lo que se ha considerado la pieza como un capitel de orden compuesto.

En este caso, las volutas características de esta tipología se han transformado completamente en motivos vegetales espiraliformes y florales pero, aun así, son perfectamente reconocibles. El resto de elementos habituales ha desaparecido, quedando el cuerpo del capitel enteramente a disposición del diseño y realización de la decoración figurada14 Generalmente, racimos, tallos y zarcillos aparecen representados en capiteles de temática dionisíaca. Von Mercklin (1962) recoge algunos ejemplos de capiteles con este tipo de representación figurada: un ejemplar conservado en el Palacio de los Conservadores en Roma, fechado en época severiana (p. 162, fig. 767 y n.º de catálogo 389b); un ejemplar procedente del Palacio de las Columnas de Tolemaida y fechado entre el siglo I a. C y época flavia (pp. 185-186, figs. 864-866 y n.º de catálogo 446a); un ejemplar conservado en el Museo de Estambul, procedente de Heraklea Marmara (p. 190, fig. 887 y n.º de catálogo 460)..

Las volutas están conformadas por roleos vegetales de 9 cm de diámetro, con florón heptapétalo interior y botón cuatrilobulado en la parte central de las mismas. De estas volutas parten sendas hileras curvas de motivos foliáceos consecutivos, a modo de guirnaldas, que se unen en la parte central del capitel. A partir de esta unión central de las guirnaldas surgen dos tallos también foliados que se desarrollan diagonalmente y en sentidos opuestos hasta alcanzar el límite superior de la pieza.

La parte central de la cara frontal está ocupada por una figura estática, de pie, que centra toda la atención del espectador. La figura se presenta desnuda en hombros, torso, cintura y la parte superior de los muslos, mientras que la parte inferior de las piernas queda oculta por una inflorescencia vegetal15 En Phigalia, en el interior del templo de Dioniso Acratóforo, Pausanias describe una imagen escultórica de la divinidad con la parte inferior del cuerpo oculta por vegetación formada por hiedra y laurel (Paus. 8,39,6).. Esta inflorescencia vegetal está centrada en la parte inferior del capitel y parece estar formada por tres tallos foliáceos que se disponen dos hacia los lados y uno en posición frontal.

La cabeza, en cambio, parece estar decorada con una especie de tocado o gorro, quizá en forma de diadema16 Sobre las diversas maneras de coronar la cabeza de la divinidad en las representaciones de Dioniso, véase Gasparri, 1986, pp. 414-514., que pudiera también interpretarse como una corona vegetal de la que aún es posible intuir algunas hojas (Fig. 5).

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Figura 5.  Imagen de la cara frontal del capitel de lesena, tratada con filtro fotográfico, donde se han resaltado en trazo oscuro las líneas de la decoración que se observan con claridad, mientras que en trazo menos marcado se han señalado las líneas de la decoración que presentan dudas en su interpretación (dibujo sobre fotografía del autor).

La figura, a simple vista, no presenta unos rasgos que nos permitan identificarla certeramente con un género u otro. Efectivamente, las caderas claramente marcadas y una forma de perfilar y delimitar la parte superior del torso de la figura que pudiera dar a entender la presencia de pechos, parecen sugerir una interpretación netamente femenina17 La pieza, observada con luz rasante, ha revelado la existencia de unos finos trazos incisos de desarrollo curvo a la altura de los pechos, a los cuáles parece contornear.. No obstante, como se verá a lo largo de las líneas siguientes, los objetos que porta la figura, así como los distintos elementos que complementan la representación plástica del capitel, nos obligan a descartar esta hipótesis.

El personaje está representado de frente con el brazo derecho extendido hacia la izquierda y sosteniendo en su mano un recipiente caliciforme, de doble asa, que pudiera ser interpretado como un kantharos. En la mano izquierda, flexionada sobre la cadera, la figura sostiene una larga vara o bastón que parece estar rematado en su extremo distal por una piña o por un conjunto arracimado de hojas vegetales. Este elemento lo interpretamos como la representación de un tirso.

En el tercio inferior izquierdo se desarrolla un pámpano de vid, sinuoso, del que surgen algunas hojas y en cuyas extremidades se desarrollan racimos de uva. Uno de estos racimos se sitúa justo por encima del kantharos que el personaje sostiene en su mano derecha.

El tercio inferior derecho se encuentra en su mayor parte ocupado por una costra calcárea de tonalidad oscura que impide apreciar con claridad la superficie de la pieza. A pesar de ello, se intuyen algunas formas que presentan los rasgos característicos de haber sido labradas con cincel.

Este tipo de elementos, integrados en lo que Schreiter denomina “arquitectura ornamental” (Schreiter, 1995, pp. 163-164Schreiter, C. (1995). “Römische Schmuckbasen”. Kölner Jahrbuch, 28, pp. 161-347.), adquieren una funcionalidad complementaria a la que ya tienen por sí mismos, al convertirse en el soporte mediante el cual canalizar un mensaje de contenido político, ideológico o religioso (Webb, 1996, p. 3Webb, P. (1996). Hellenistic architectural sculpture: figural motifs in western Anatolia and the Aegean Islands. Madison: University of Wisconsin Press.), o bien un mensaje polisémico que pudiera ser interpretado de diferentes formas según el tipo de espectador (Hölscher, 1994, pp. 77-80Hölscher, T. (1994). Monumenti statali e pubblico. Roma: L’Erma di Bretschneider.).

La figura central, estante, reclama toda la atención del espectador y, en torno a la misma, se distribuyen una serie de atributos que complementan, articulan y dan coherencia a la escena. El tirso que el personaje sostiene en su mano izquierda, el kantharos que sujeta con la derecha y que parece sugerir una invitación a la acción de beber o brindar, también la vid o los pámpanos, entre otros, son atributos representados en el capitel que llevan a identificar a la figura representada como una personificación del dios Dioniso/Baco18 La tríada vegetal formada por hiedra, vid y acanto son consideradas por G. Sauron como representaciones alegóricas al mundo dionisíaco (Sauron, 1988, p. 34)..

La anatomía un tanto andrógina del personaje, como se ha apuntado en líneas precedentes, es absolutamente normal (Gasparri, 1986, p. 414Gasparri, C. (1986). “Dionysos”. Lexicon Iconographicum Mythologiae Classicae, III, 1. Zurich: Artemis, pp. 414-514.) e incluso se podría afirmar que es un rasgo que caracteriza a esta divinidad, especialmente cuando se le representa ebrio o asociado al vino o a la acción de beber19 Véase el reciente y bien documentado trabajo de Perczyk, (2022) donde la autora, revisando las obras originales de autores clásicos, plantea una imagen normalizada de la androginia de Dioniso..

También la figura de Dioniso/Baco aparece tradicionalmente asociada a la vegetación y la naturaleza y, en el capitel valeriense, flores y plantas están prolíficamente representadas tanto en las volutas como en el corimbo inferior ocupando una superficie predominante dentro del total de la decoración labrada de la pieza.

El florón central de la parte baja, que oculta parte de las extremidades inferiores del personaje se une al cuerpo de la figura sin solución de continuidad, y la parte superior de la corona o diadema que porta en la cabeza contacta con el punto de unión que une las dos guirnaldas que, a su vez, surgen de las volutas laterales. Dioniso/Baco es también considerado como un “dios-árbol”20 Bruhl, 1953. en el que raíces, tronco y copa forman un todo uniforme y en el capitel la manera en la que se ha representado la escena parece apuntar en esta dirección.

En definitiva, se trata de la representación de una escena figurada de carácter mitológico en la que la divinidad, Dioniso/Baco, ya que aparece caracterizada y acompañada de los atributos iconográficos clásicos21 Zanotto, 1863, pp. 50-52; Gasparri, 1986, pp. 414-415. que se habrían consolidado ya en época helenística y que continuarían, sin apenas variaciones, durante buena parte del Imperio Romano.

Desde un punto de vista plástico, la labra de la decoración de la pieza ha sido realizada de tal modo que la incidencia de la luz sobre el capitel crease notables contrastes de claroscuros en la zona de las volutas y guirnaldas superiores, así como también la zona de los roleos inferiores. Por el contrario, la forma en la que está labrado el cuerpo de la figura central, lisa, sin pliegues ni irregularidades, hace que la luz incida plenamente sobre ella y la destaque sin matices, resaltándola, sobre el resto de la decoración.

CONCLUSIONES

 

El capitel de lesena en cuestión proviene de la última fase decorativa, y probablemente también de uso, del edificio termal22 Las intervenciones arqueológicas efectuadas en el frigidarium han evidenciado una serie de reformas y remodelaciones llevadas a cabo en las distintas estancias que lo componen, cuando el edificio ya llevaba tiempo funcionando como complejo termal (Domínguez, Atienza y Bruno, 2020, p. 55). Así, por ejemplo, se realza el nivel del pavimento de la piscina y se modifica su sistema de desagüe o, también, se instala un banco corrido de obra, apoyado en las paredes perimetrales del apodyterium, reutilizando en su fábrica algunos elementos (tubuli) procedentes del sistema de calefactado de otras estancias y amortizando parte de la decoración musiva pavimental de la sala. Además, la presencia de elementos decorativos marmóreos elaborados en marmor Thessalicum, cuyo empleo no se extiende en Hispania hasta época adrianea (Pensabene, 2013, p. 302), nos llevan a pensar que en el último tercio del siglo II o principios del siglo III se debieron producir una serie de cambios en el edificio que afectaron no solo al funcionamiento de sus instalaciones, sino también a los elementos que componían su programa decorativo.. A pesar de no encontrar paralelos en las ciudades y establecimientos urbanos del entorno geográfico cercano al yacimiento valeriense, el uso figurativo de divinidades y personajes mitológicos en contextos termales, ya sea en forma escultórica23 Sobre la decoración escultórica en ambientes termales en época romana véase el trabajo de Manderscheid, 1981. Para el caso de la decoración estatuaria en ámbitos termales de Hispania véase el sucinto pero completo trabajo de Koppel, 2004, pp. 339-366. En este sentido, cabe destacar que muy cerca del lugar del hallazgo del capitel se recuperaron diversos fragmentos escultóricos, uno de ellos perteneciente a un torso de Venus (Atienza, 2020, pp. 203-206). o integradas en la decoración labrada de elementos arquitectónicos, fue una práctica en auge sobre todo a partir del primer tercio del siglo III d. C. (Dell’Acqua, 2017, pp. 479-480Dell’Acqua, Antonio (2017). “Capitelli con volute figurate nell’architettura romana”. En: Pensabene, P., Milella, M. y Caprioli, F. (Eds.). Thiasos Monografie, 9. Roma: Quasar, pp. 471-490.).

La asociación de la imagen de Dioniso/Baco con el ocio y los edificios termales es relativamente frecuente a lo largo de toda la época romana (Manderscheid, 1981, pp. 29-31Manderscheid, H. (1981). Die Skulpturenausstattung der Kaiserzeitlichen Thermenanlagen. Berlin: Mann. ; DeLaine, 1997, pp. 69-84DeLaine, J. (1997). The baths of Caracalla: a study in the design, construction and economics of large-scale building projects in imperial Rome. Journal of Roman Archaeology, Supplementary Series, 25. Portmouth, Rhode Island: Journal of Roman Archaeology.). Esta circunstancia es particularmente evidente si se tiene en cuenta la cantidad de pavimentos musivos de temática báquica que se han conservado en este tipo de establecimientos ya fuesen estos de carácter público o privado24 Blázquez, 1984; Blázquez et al., 1986; Durante, 2017; García Bueno, 2017 o García-Dils, Sáez y Ordoñez, 2005, por citar solo algunos de los ejemplos más representativos de este tipo de temática..

Es precisamente a partir del siglo III d. C. cuando se produce en algunos casos una adopción y en otros un resurgimiento de una serie de cultos que tienen su origen en la parte oriental del Mediterráneo y que fueron integrados en la práctica habitual de la sociedad o bien de una parte de la sociedad, generalmente, las élites (Bermejo, 2011, pp. 755-758Bermejo, J. (2011). “El resurgimiento tardorromano de lo dionisíaco desde una perspectiva social”. Latomus, 70, pp. 755-773.). Es en este ambiente favorable a la producción y elaboración, pero también ostentación, de este tipo de representaciones en las que se debe encuadrar la producción del capitel valeriense.

Si tenemos en cuenta aspectos técnicos como el modo de labrar los detalles, sobre todo vegetales, y el tipo de marmor usado, se debe concluir que la elaboración de la pieza debió ser realizada por un taller local o, a lo sumo, una officina regional, que reproducía o reinterpretaba cartones o modelos ya conocidos25 Sobre el uso de los cartones o modelos predefinidos en la plástica decorativa, sobre todo en cuanto a la representación vegetal y su simbolismo asociado, véase Sauron, 1988, pp. 34-37..

Como se ha mencionado anteriormente, no se dispone de paralelos precisos con los que confrontar el capitel valeriense, al menos en lo que a la decoración arquitectónica edilicia de los núcleos urbanos cercanos se refiere. No obstante, en Afrodisias, un conjunto de 18 capiteles figurados de pilastra (Dillon, 1997, pp. 732-768 y figs. 2-5, 11-37Dillon, S. (1997). “Figured pilaster capitals from Aphrodisias”. American Journal of Archaeology, 101, pp. 731-769. DOI: https://doi.org/10.2307/506832 ) presenta importantes similitudes con la pieza recuperada en Valeria, no solo en cuanto a sus dimensiones, sino también en cuanto a su temática (buena parte de ellos tienen una temática eminentemente mitológica y algunos con alusiones claramente báquicas) y a la forma en la que la decoración figurada se articula en el capitel (generalmente siguen el mismo esquema descrito para el capitel de Valeria con una figura principal, generalmente estante, ocupando la parte central del cuerpo del capitel, en torno a la cual se distribuyen los elementos o atributos principales que la identifican)26 La autora informa en su artículo de que la datación cronológica de los capiteles se sitúa entre los siglos III y V d. C..

AGRADECIMIENTOS

 

Se agradecen las apreciaciones técnicas de la profesora Rosario Cebrián Fernández (Universidad Complutense de Madrid) sobre al material en el que está elaborado el capitel; los apuntes y notas sobre la iconografía de los motivos representados dados por la profesora María Isabel Rodríguez López (Universidad de Granada) y las observaciones hechas sobre el capitel referidas a sus características de estilo y morfología por el profesor Javier Ángel Domingo Magaña (Pontificia Università della Santa Croce de Roma).

NOTAS

 
1

Proyecto “Termas de Valeria” de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Expedientes n.º 191015, 20.2068 y 21.2136.

2

Una visión general de la historia de la ciudad de Valeria puede verse en Osuna et al., 1978Osuna, M.; Suay, F.; Fernández, J. J.; Garzón, J. L.; Valiente, S. y Rodríguez Colmenero, A. (1978). Valeria Romana I. Cuenca: Servicio de publicaciones de la Diputación Provincial.. En Gozalbes, 2009Gozalbes, E. (2009). La ciudad romana de Valeria. Cuenca: Universidad de Castilla-La Mancha. se tratan diferentes aspectos como su entramado urbano o su arquitectura forense. Finalmente, en Fuentes, 2006Fuentes, Á. (2006). Castilla-La Mancha en época romana y Antigüedad Tardía. Ciudad Real: Almud., se pueden encontrar numerosas referencias al devenir histórico de Valeria durante la Antigüedad en un contexto comparativo con lo que sucede con el resto de núcleos urbanos del ámbito geográfico de Castilla-La Mancha.

3

De uno de los vanos se conoce que estaba rematado por un arco de medio punto realizado con dovelas de grandes dimensiones que atravesaban completamente el espesor del muro de separación entre la palestra y el frigidarium (96 cm) y que han sido todas ellas localizadas durante la excavación arqueológica del área.

4

También la totalidad de las dovelas de este arco se localizaron en su posición de caída durante la intervención arqueológica de la campaña de 2018 (Atienza, 2019a, pp. 121-122Atienza, J. (2019a). “El complejo termal monumental de la ciudad romana de Valeria: propuesta de reconstrucción virtual de sus ambientes fríos a la luz de los hallazgos arqueológicos”. Virtual Archaeology Review, 10, pp. 116-131. DOI: https://doi.org/10.4995/var.2019.11317 ).

5

Muchos de los edificios situados en tono al foro fueron expoliados hasta sus cimientos poco después de haber sido abandonados. La excavación arqueológica de la basílica forense puso en evidencia que algunos de los materiales cerámicos de su cubierta habían sido desmantelados y apilados posiblemente para su reutilización o para su reventa en los circuitos comerciales.

6

Son numerosos los elementos decorativos marmóreos que presentan golpes, cortes y fracturas en los puntos concretos donde se habían practicado los agujeros de trépano destinados a alojar las clavijas que los anclaban al muro.

7

Sobre la explotación y comercialización de este material lapídeo véanse los trabajos de Cebrián, 2008Cebrián, R. (2008). “Saetabis y el comercio del Buixcarró”. Lucentum, 27, pp. 101-113. DOI: https://doi.org/10.14198/lvcentvm2008.27.07 y 2012Cebrián, R. (2012). “Las canteras de Buixcarró y el uso del marmor Saetabitanum”. En: García-Entero, V. (Ed.). El marmor en Hispania. Explotación, uso y difusión en época romana. Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia, pp. 155-168..

8

Sobre la formación de costras calcáreas en este tipo de rocas véase el trabajo de Íñiguez, 1961Íñiguez, J. (1961). Alteración de calizas y areniscas como materiales de construcción. Madrid: Ministerio de Educación Nacional..

9

Esta medida coincide con los fragmentos de fustes de lesena, acanalados, que han sido recuperados en la excavación del frigidarium de complejo termal valeriense y que conservan su anchura total (Atienza, 2019a, p. 122 y fig. 18Atienza, J. (2019a). “El complejo termal monumental de la ciudad romana de Valeria: propuesta de reconstrucción virtual de sus ambientes fríos a la luz de los hallazgos arqueológicos”. Virtual Archaeology Review, 10, pp. 116-131. DOI: https://doi.org/10.4995/var.2019.11317 ).

10

Los orificios practicados en los laterales poseen un diámetro de entre 0,4 y 0,5 mm, mientras que el situado en la parte central presenta un diámetro de 0,8 cm. Esta circunstancia demuestra la utilización sobre la pieza de dos trépanos diferentes. Cabe señalar que la inmensa mayoría de los elementos marmóreos recuperados en el frigidarium del complejo termal valeriense que conservan agujeros de trépano, ya sea íntegros o seccionados, tienen un diámetro de 0,4-0,5 cm, mientras que son excepcionales los que tienen un diámetro mayor.

11

Los agujeros laterales tienen una profundidad de 1,5 cm, mientras que el orificio central alcanza una profundidad de 2,1 cm.

12

Este tipo de trazos auxiliares ha sido detectado en numerosas piezas molduradas marmóreas pertenecientes a la decoración del frigidarium termal de Valeria (Atienza, 2019b, pp. 64-65Atienza, J. (2019b). “La labor de los marmorarii en el complejo termal occidental de la ciudad hispanorromana de Valeria (Cuenca, España): estudio de las marcas y trazos realizados sobre elementos constructivos y decorativos pétreos recuperados en las campañas de excavación de 2017 y 2018”. En: Del Cueto, J. I., Méndez, V. y Huerta, S. (Eds.). Actas de III Congreso Internacional Hispanoamericano de la Historia de la Construcción. Madrid: Instituto Juan de Herrera, pp. 63-71.; 2021, p. 747Atienza, J. (2021). “The tools of the Roman stone craftsman: the marks left on marble decorative elements in Valeria”. En: Mascarenhas, M. y Pires, P. (Eds.). Proceedings of the Seventh International Congress on Construction History. Londres: Editorial Taylor and Francis, pp. 743-749.). Cabe destacar el ejemplo de dos fragmentos del mismo litotipo que el elemento que se aborda en este artículo, coincidentes entre sí y pertenecientes también a un capitel de lesena, con decoración vegetal acantiforme que presentan trazos incisos lineales que parecen seguir los ejes de tallos y hojas (Atienza, 2019b, p. 65 y fig. 1Atienza, J. (2019b). “La labor de los marmorarii en el complejo termal occidental de la ciudad hispanorromana de Valeria (Cuenca, España): estudio de las marcas y trazos realizados sobre elementos constructivos y decorativos pétreos recuperados en las campañas de excavación de 2017 y 2018”. En: Del Cueto, J. I., Méndez, V. y Huerta, S. (Eds.). Actas de III Congreso Internacional Hispanoamericano de la Historia de la Construcción. Madrid: Instituto Juan de Herrera, pp. 63-71.).

13

Es precisamente esta total ausencia de las hojas de acanto distribuidas en una o dos coronas superpuestas y que constituye una de las características principales de los capiteles corintizantes (Gutiérrez Behemerid, 1983, pp. 73-75Gutiérrez Behemerid, M. Á. (1983). “El capitel corintizante. Su difusión en la Península Ibérica”. Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 49, pp. 73-104.) la que nos lleva a descartar la pieza como perteneciente a esa tipología.

14

Generalmente, racimos, tallos y zarcillos aparecen representados en capiteles de temática dionisíaca. Von Mercklin (1962)Mercklin, E. von (1962). Antike Figuralkapitelle. Berlin: De Gruyter. recoge algunos ejemplos de capiteles con este tipo de representación figurada: un ejemplar conservado en el Palacio de los Conservadores en Roma, fechado en época severiana (p. 162, fig. 767 y n.º de catálogo 389b); un ejemplar procedente del Palacio de las Columnas de Tolemaida y fechado entre el siglo I a. C y época flavia (pp. 185-186, figs. 864-866 y n.º de catálogo 446a); un ejemplar conservado en el Museo de Estambul, procedente de Heraklea Marmara (p. 190, fig. 887 y n.º de catálogo 460).

15

En Phigalia, en el interior del templo de Dioniso Acratóforo, Pausanias describe una imagen escultórica de la divinidad con la parte inferior del cuerpo oculta por vegetación formada por hiedra y laurel (Paus. 8,39,6).

16

Sobre las diversas maneras de coronar la cabeza de la divinidad en las representaciones de Dioniso, véase Gasparri, 1986, pp. 414-514Gasparri, C. (1986). “Dionysos”. Lexicon Iconographicum Mythologiae Classicae, III, 1. Zurich: Artemis, pp. 414-514..

17

La pieza, observada con luz rasante, ha revelado la existencia de unos finos trazos incisos de desarrollo curvo a la altura de los pechos, a los cuáles parece contornear.

18

La tríada vegetal formada por hiedra, vid y acanto son consideradas por G. Sauron como representaciones alegóricas al mundo dionisíaco (Sauron, 1988, p. 34Sauron, G. (1988). “Le message esthétique des rinceaux de l’Ara Pacis Augustae”. Revue Archéologique. Nouvelle Série, 8:1, pp. 3-40.).

19

Véase el reciente y bien documentado trabajo de Perczyk, (2022)Perczyk, C. J. (2022). “La representación de Dioniso en los fragmentos de la Licurgía de Esquilo”. Nova Tellus, 40, pp. 11-36. DOI : https://doi.org/10.14198/lvcentvm2017.36.11 donde la autora, revisando las obras originales de autores clásicos, plantea una imagen normalizada de la androginia de Dioniso.

20

Bruhl, 1953Bruhl, A. (1953). Liber Pater. Origine et expansion du culte dionysiaque à Rome et dans le monde romain. París: De Boccard. Bibliotheque del Écoles Françaises d’Athénes et de Rome..

21

Zanotto, 1863, pp. 50-52Zanotto, F. (1863). Dizzionario pittoresco di ogni mitologia d’Antichità d’Iconologia e delle favole del Medio Evo. Venecia: Giuseppe Antonelli Editor.; Gasparri, 1986, pp. 414-415Gasparri, C. (1986). “Dionysos”. Lexicon Iconographicum Mythologiae Classicae, III, 1. Zurich: Artemis, pp. 414-514..

22

Las intervenciones arqueológicas efectuadas en el frigidarium han evidenciado una serie de reformas y remodelaciones llevadas a cabo en las distintas estancias que lo componen, cuando el edificio ya llevaba tiempo funcionando como complejo termal (Domínguez, Atienza y Bruno, 2020, p. 55Domínguez, S.; Atienza, J. y Bruno, G. (2020). “Variedad decorativa de las termas públicas de Valeria (Las Valeras, Cuenca): mosaicos, mármoles y conchas marinas”. Anas, 33, pp. 53-85.). Así, por ejemplo, se realza el nivel del pavimento de la piscina y se modifica su sistema de desagüe o, también, se instala un banco corrido de obra, apoyado en las paredes perimetrales del apodyterium, reutilizando en su fábrica algunos elementos (tubuli) procedentes del sistema de calefactado de otras estancias y amortizando parte de la decoración musiva pavimental de la sala. Además, la presencia de elementos decorativos marmóreos elaborados en marmor Thessalicum, cuyo empleo no se extiende en Hispania hasta época adrianea (Pensabene, 2013, p. 302Pensabene, P. (2013). I marmi nella Roma antica. Roma: Carocci.), nos llevan a pensar que en el último tercio del siglo II o principios del siglo III se debieron producir una serie de cambios en el edificio que afectaron no solo al funcionamiento de sus instalaciones, sino también a los elementos que componían su programa decorativo.

23

Sobre la decoración escultórica en ambientes termales en época romana véase el trabajo de Manderscheid, 1981Manderscheid, H. (1981). Die Skulpturenausstattung der Kaiserzeitlichen Thermenanlagen. Berlin: Mann. . Para el caso de la decoración estatuaria en ámbitos termales de Hispania véase el sucinto pero completo trabajo de Koppel, 2004, pp. 339-366Koppel, E. M. (2004). “La decoración escultórica de las termas de Hispania”. En: Nogales, T. y Gonçalves, L. J. (Eds.). Actas de la IV Reunión sobre Escultura Romana en Hispania. Madrid: Ministerio de Cultura, pp. 339-366.. En este sentido, cabe destacar que muy cerca del lugar del hallazgo del capitel se recuperaron diversos fragmentos escultóricos, uno de ellos perteneciente a un torso de Venus (Atienza, 2020, pp. 203-206Atienza, J. (2020). “Las termas públicas de Valeria (Cuenca): estudio descriptivo y conclusiones preliminares de los hallazgos escultóricos marmóreos en la campaña de 2018”. Cuadernos de Arqueología de la Universidad de Navarra, 28, pp. 193-212. DOI: https://doi.org/10.15581/012.28.009 ).

24

Blázquez, 1984Blázquez, J. M. (1984). “Mosaicos báquicos de la Península Ibérica”. Archivo Español de Arqueología, 57, pp. 69-95.; Blázquez et al., 1986Blázquez, J. M., López Monteagudo, G., Neira, M. L. y San Nicolás, M. P. (1986). “La mitología en los mosaicos hispano-romanos”. Archivo Español de Arqueología, 59, pp. 101-162.; Durante, 2017Durante, A. (2017). “El mosaico de Baco (Puente Melchor, Cádiz), arqueología, arqueometría y musealización”. Revista Investigación y Letras, 1, pp. 114-129.; García Bueno, 2017García Bueno, C. (2017). “Una revisión del mosaico dionisíaco de la villa romana de Albaladejo (Ciudad Real)”. Lucentum, 36, pp. 177-200. DOI: https://doi.org/10.14198/lvcentvm2017.36.11 o García-Dils, Sáez y Ordoñez, 2005García-Dils, S.; Sáez, P. y Ordoñez, S. (2005). “Motivo iconográfico excepcional en un mosaico báquico de Astigi (Écija, Sevilla)”. Habis, 36, pp. 389-406., por citar solo algunos de los ejemplos más representativos de este tipo de temática.

25

Sobre el uso de los cartones o modelos predefinidos en la plástica decorativa, sobre todo en cuanto a la representación vegetal y su simbolismo asociado, véase Sauron, 1988, pp. 34-37Sauron, G. (1988). “Le message esthétique des rinceaux de l’Ara Pacis Augustae”. Revue Archéologique. Nouvelle Série, 8:1, pp. 3-40..

26

La autora informa en su artículo de que la datación cronológica de los capiteles se sitúa entre los siglos III y V d. C.

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