Archivo Español de Arqueología, 2021, 94, e26
ISSN: 0066-6742, eISSN: 1988-3110, ISSN-L: 0066-6742

RECENSION

Inés Sastre

Instituto de Historia. CSIC

Virginie Bridoux, Les royaumes d’Afrique du Nord. Émergence, consolidation et insertion dans les aires d’influences méditerranéennes (201-33 av. J.-C.), Bibliothèque des Écoles françaises d’Athènes et de Rome 387, École Française de Rome, Roma, 2020, 281 pp. + figuras y láminas, ISBN: 978-2-7283-1421-8.

CONTENIDO

V. Bridoux publica en 2020 una síntesis de su tesis de doctorado, defendida en la Universidad de Paris I-Pantheón Sorbonne en 2006 y dirigida por Maurice Lenoir. La obra se ha actualizado, no tanto en sus planteamientos, pero sí en lo que se refiere a las excavaciones arqueológicas más recientes en los territorios principalmente de Marruecos y también de Argelia y Túnez. El eje fundamental del trabajo es la construcción de los sistemas políticos monárquicos norteafricanos, que se imponen sobre el territorio y sus ciudades y su interacción con las potencias mediterráneas: Cartago y, sobre todo, Roma a partir de la segunda guerra púnica. El resultado es una revisión de los siglos previos a la provincialización romana, cuando los pueblos africanos entran en las narraciones grecolatinas, que proporciona una actualización de los trabajos ya clásicos de St. Gsell, G. Camps y J. Desanges.

La estructura del libro responde a tres problemas históricos bien definidos, pero cuyo contenido resulta un poco desigual. La primera parte (Essor dynastique, rivalités et conquêtes territoriales en Afrique du nord) se centra en trazar la genealogía de las dinastías reinantes, su evolución política, la ubicación general de los pueblos masyles, masaesyles y mauri y la evolución territorial de los reinos mauritano y numida. Uno de los principales resultados es un conjunto de mapas (láminas I a XIV) que sintetizan muy eficazmente el enfoque de geografía histórica aplicado, que es una de las aportaciones más relevantes (y vistosas) del libro. Se trata de un estudio muy dependiente de las fuentes literarias grecolatinas, con todo lo que ello implica de sumisión de la investigación a los puntos de vista externos e interesados de la potencia imperialista. Es por ello que algunas pinceladas antropológicas que indica la autora saben a poco: la sucesión real a través del agnado de mayor edad y la posible interferencia romana sobre esta cuestión es un tema muy interesante. Excesivamente estereotipada es la breve consideración del origen de los reinos a partir de una unificación de “tribus” de la que surge el Estado (p. 13-14). No es el tema de investigación del libro, y por ello se trata solo como un precedente, pero viene a la mente la gigantesca tradición antropológica francesa desarrollada durante el siglo XX que tan fructíferamente se está aplicando a la Antigüedad europea (Clastres, Meillassoux, Bonte…), que podrían servir de inspiración para profundizar y actualizar los modelos interpretativos de estos periodos formativos de los reinos africanos.

La segunda parte (Structure étatique et pouvoir royal: entre fragilité et renforcement) se centra en la relación entre los reyes y las ciudades autónomas africanas, que pre-existen a la formación de los reinos. La “agencia” de los dinastas mauritanos y numidas para consolidar su poder suprarregional se aborda evidenciando los recursos ideológicos de reforzamiento del poder: series monetales, identificación de sedes regias que acuñaron moneda, caracterización de la arquitectura monumental. Este registro demuestra una importancia notable de los modelos helenísticos en la fabricación de la imagen real. Se constata la presencia de fuerzas centrífugas -ciudades y/o principes-, cuya autonomía deriva de su pasado fenicio-púnico o líbico, y cuyas constituciones no son tan dependientes del modelo de Cartago como se había pensado, sino que muestran una clara diversidad y originalidad, reflejadas sobre todo en la epigrafía. En Numidia, el proceso de fortalecimiento de la monarquía se inicia con Massinissa, como ya se sabía, pero la autora reivindica también el papel de Micipsa, favorecido por el periodo de paz del que disfrutó. En Mauritania, el proceso es más tardío. Aun así, estos reinos nunca llegaron a constituirse como “Estados” (nation organisée et soumise à un gouvernement et à des lois communes). De todos modos, estos planteamientos se ven lastrados por la falta de estudios espaciales que permitan visualizar arqueológicamente la estructuración territorial, el modelo de poblamiento y su evolución. Hobson ha publicado recientemente una propuesta de sistematización del poblamiento norteafricano (Hobson, 2019Hobson, M. S. (2019). “‘Roman towns and the settlement hierarchy of ancient North Africa: a bird’s-eye view”. En: De Ligt, L. y Bintliff, J. (Eds.). Regional Urban Systems in the Roman World, 150 BC-AD 250. Mnemosyne Suppl. 431. Leiden: Brill, pp. 281-323.), siendo uno de los tres capítulos dedicados al Norte de Africa en el volumen de Bintliff y de Ligt. Wilson tiene una síntesis reciente sobre el proceso de urbanización norteafricano (Wilson, 2020Wilson, A. (2020). “Mediterranean Urbanisation in North Africa: Greek, Punic and Roman Models”. En: Sterry M. y Mattingly, D. (Eds.) Urbanisation and State Formation in the Ancient Sahara and Beyond. Cambridge: Cambridge University Press, pp. 396-437.). Es sorprendentemente escaso el número de citas en lengua inglesa recogidas en la bibliografía. Por otra parte, siendo como es relevante la conclusión de que la institucionalización del poder real nunca acabó de producirse, tal vez habría sido necesario sumergirse en la noción de Estado o, cuando menos, en el papel de la ciudad, un tema fundamental en los estudios sobre la Antigüedad.

La tercera parte (Sous l’influence de Rome: de l’amicitia a l’integration dans l’ager publicus) evalúa más específicamente la integración en la esfera política de Roma. En realidad, “sous l’influence de Roma” es algo que afecta a toda la obra: la consolidación de los reinos norteafricanos no se entiende sin la expansión romana. Tal vez es por ello que en esta parte especialmente se repitan ideas y conceptos que se han tratado ya en páginas anteriores. Aunque la estructura de la obra es coherente, tal vez no se ha resuelto de una manera totalmente satisfactoria. Una estructura cronológica habría resultado más convencional, pero tal vez más clara en este sentido. Uno de los ejes centrales de esta parte es la valoración de hasta qué punto los reyes africanos conservan cierta autonomía (o no) en sus tratos con los generales romanos, cuál es su grado de dependencia y cómo la injerencia romana condiciona el desarrollo político local. La autora defiende que la entrada de los reyes africanos en las relaciones de amicitia con generales romanos proporciona estabilidad política en la zona, favoreciendo con ello el proceso de reafirmación del poder real a escala local (p. 211). Esto contradice otras visiones que parten de la idea de que Roma favorece la disolución progresiva de los reinos norteafricanos. Es muy interesante la discusión sobre la naturaleza de este dominio imperialista, si responde al modelo de reyes “socii et amici populi romani” o si por el contrario el territorio se convierte en ager publicus y es otorgado a los reyes que actúan como usufructuarios. Esto último es lo que defiende la tradición literaria relacionada con el bando popular (Salustio, principalmente) y resulta, tal y como sostiene la autora, poco verosímil y muy tendencioso. En relación con estas formas de dominación romana, el título de esta tercera parte resulta algo ambiguo: ¿se da por supuesta una identificación entre anexión provincial y conversión del territorio en ager publicus? Esta es la teoría clásica de Mommsen, contra la cual han argumentado acertadamente otros autores (vid. discusión historiográfica en Orejas y Sastre 1999Orejas, A. y Sastre, I. (1999). “Fiscalité et organisation du territoire dans le Nord-Ouest de la Péninsule Ibérique : civitates, tribut et ager mensura comprehensus”. Dialogues d’Histoire Ancienne, 25.1, pp. 159-188). La trasformación del suelo provincial en ager publicus no es lo habitual, si bien fue el caso de Cartago, que fue tratado con especial dureza dado su carácter de competitor irreconciliable con el pueblo de Roma por su crueldad (Cic. Off. 1, 11) y por no cumplir los pactos (Cic. Off. 1, 12) (Sastre, 2003Sastre, I. (2003). “Ager publicus y deditio: reflexiones sobre los procesos de provincialización”. En: Histoire, Espaces et Marges de l’Antiquité, 2. Hommages à Monique Clavel-Lévêque. Besançon: Université de Franche-Comté, pp. 157-192.; Rodríguez Fernández, 2019, p. 35Rodríguez Fernández, A. (2019). Fiscalidad y ordenación del territorio en el occidente romano: su impacto social en el noroeste de Hispania (ss. I s.C.-II d. C.). Tesis doctoral inédita. Madrid. Universidad Complutense.).

A pesar de la clara vinculación con Roma de la historia de estos reinos y de la progresiva expansión de la ciudad del Lacio tras la segunda guerra púnica, la autora demuestra que la influencia romana en el registro arqueológico, aunque se documenta antes, solo empieza a hacerse notable desde mediados del siglo I a. C. El libro es una aportación muy interesante en un aspecto al que la autora no alude directamente, pero que está en el trasfondo de todo el texto, sobre todo de la tercera parte: el moderno debate sobre la romanización. Esto permite imbricar la obra en un panorama más amplio que el estrictamente africano, el de los estudios culturales e identitarios tanto de la sociedad romana como de las provinciales. En esto resulta también significativa la falta de bibliografía en lengua inglesa (o tal vez por esa ausencia, el tema no se plantea directamente). Los reyes numidas y mauritanos recurren a referentes romanos, entran en las relaciones de amicitia y de intercambios de regalos al mismo nivel que los cónsules y legados romanos (p. 176). Con Massinissa se introducen las costumbres culinarias romanas entre las clases altas, y el propio Massinissa usaba la toga (Ath. Deipn. VI 229d; p. 205). Sin embargo, Jugurta según Salustio, aprendió el latín en Numancia (Bell. Iug. CI, 6; p. 197) y en Cirta, se documenta un “haut degré de punicitisation” favorecido por los reyes, principalmente Massinissa: “enemmi de Carthage, le roi numide contribue paradoxalement au rayonnement de la civilisation carthaginoise en faisant de sa capitale un foyer de culture punique. Il est posible, comme le pensé G. Camps, que cette politique vise à «civiliser» ses sujets” (Camps, 1960, pp. 221 y 260; p. 209Camps, G. (1960). Aux origines de la Berbèrie. Massinissa ou les débuts de l’histoire. Lybica. Bulletin du Service des Antiquités. Archaeologie. Epigraphie. 8.1. Alger: Service des antiquités.). Hasta la segunda mitad del siglo I a. C. son los modelos púnicos y helenísticos los predominantes, hasta tal punto que en Mauritania “sur l’ensemble des sites, l’element punique apparait souvent plus marqué au Ier siècle av. J.-C. qu’aux siècles prècedents […] on serait presque tentés de penser que les Romains contribuent à la diffusion des traditions puniques après la chute de Carthage” (p. 196). Además, la autora advierte de que no hay que subestimar la presencia del elemento líbico en todo el proceso (p. 209).

Al tiempo que “puniciza”, Roma “joue également un rôle dans la diffusion de l’hellenisme aprés la chute de Carthage” (p. 208), sobre todo en épocas finales: Augusto recurre a esta influencia cultural para favorecer la dominación sobre la Mauritania de Juba II, de modo que la helenización aparece como “préambule indispensable à la romanisation” (p. 208). Una de las conclusiones del libro es que la influencia helénica es directa, a través del contacto directo de los reyes numidas con Grecia, de modo que se hace innecesario el papel intermediario de Cartago en el proceso. Respecto de la influencia púnica en Mauritania y Numidia, dejando aparte los territorios que pertenecían a Cartago y pasaron a estar bajo dominación númida tras la segunda guerra púnica, el libro supone que la influencia púnica no es directa, sino que deriva de las vinculaciones con Cerdeña y Baleares (p. 220). Al mismo tiempo, se intenta rebajar la influencia de Cádiz matizándose la noción de “círculo del Estrecho” (p. 181).

Las nociones helenísticas del poder se difundieron por todo el Mediterráneo y no es necesario suponer un contacto directo con Grecia para explicar su llegada al Norte de Africa, ni tampoco una intermediación cartaginesa, ni siquiera romana. Más sutilmente, sin embargo, sí puede afirmarse que es la presión de Cartago y después de Roma lo que empuja a las comunidades del Mediterráneo occidental a desarrollar formas de identidad propias y a recurrir a un lenguaje de poder helenístico para expresarlas. Dicho de otra manera, con la expansión romana florecen las identidades locales que se expresan mediante su integración en la koiné cultural que ofrece el helenismo. Siguiendo a Coarelli y Thébert, lo que implica la helenización es que las monarquías numidas “s’intègrent activement, sous la forme de monarchies de type hellénistique, dans l’histoire commune méditerranéenne” (Coarelli y Thébert, 1988, p. 761Coarelli, F. y Thebert, Y. (1988). “Architecture funéraire et pouvoir : réflexions sur l’hellénisme numide”. Mélanges de l’École française de Rome. Antiquité, 100. 2, pp. 761-818).

La investigación de Bridoux es un excelente ejemplo del fenómeno de identidades múltiples que no responde a los modelos tradicionales de romanización. Como argumentó Wallace-Hadrill, se puede ser a la vez indígena y romano, y mostrar una identidad helénica: “the doctor Boncar who speaks Greek as a doctor, Roman as a citizen and Punic as an African (Wallace-Hadrill, 2008, p. 76Wallace-Hadrill, A. (2008). Rome’s cultural revolution. Cambridge: Cambridge University Press.; CIL VIII 15 Leptis Magna). “These triple switchers rub in the point: they wish all their identities to be visible or audible. They do not regard subsidiary identities as diminishing their primary identity (if one such there is), but as enriching it (Wallace-Hadrill, 2008, p. 76Wallace-Hadrill, A. (2008). Rome’s cultural revolution. Cambridge: Cambridge University Press.). Una de las cuestiones interesantes de las propuestas de Wallace-Hadrill, y de otros autores, es que parten de la base de que no necesariamente el desarrollo de una identidad supone la desaparición de otra: no es un juego de suma cero, sino de suma no nula. A esto se une el hecho de que “for at least three centuries the Romans ignore, and eventually actively resisted the idea of making the allied states Roman” (Wallace-Hadrill, 2008, p. 81Wallace-Hadrill, A. (2008). Rome’s cultural revolution. Cambridge: Cambridge University Press.). Es interesante cómo el autor diferencia entre la colonización, que debería ser lo más “romano” del proceso de expansión puesto que las colonias son “Romas en pequeño”, y la política de alianzas tildando la primera como “part of the Hellenisation of Italy, Roman power expressed in an Hellenic idiom” y la segunda como “true Romanisation, Roman power expressed in a Roman way” (p. 81). Todo esto cambia a partir de la guerra social (91-89 a. C.). Sin embargo, el reflejo en el registro, como indica Bridoux, es mucho más tardío. Todas estas consideraciones nos ponen alerta contra el peligro de confundir la ausencia de una romanización entendida como la sustitución de una cultura local por la cultura romana, con la independencia política. La autora tiene sobre esto una visión clara y defiende que, aún bajo la influencia de las relaciones de dependencia política frente a los generales romanos, los reyes norteafricanos disponen de margen de maniobra y capacidad de acción lo que da lugar a las particularidades que caracterizan a estos reinos.

En resumen, el libro sintetiza información histórica y arqueológica, centrándose esta principalmente en la arquitectura monumental, en el registro cerámico -sobre todo las importaciones- y en las excavaciones recientes de determinadas ciudades que han permitido conocer los trazados urbanos. La epigrafía se usa de manera secundaria y las monedas sí que han sido objeto de notable atención, en sus aspectos representativos e ideológicos. Cabe felicitar a la autora y a la École Française de Rome por el esfuerzo de rescatar una tesis doctoral, con las debidas actualizaciones, de quedar sepultada en los repositorios universitarios con una accesibilidad limitada. Son muchos los temas abordados, las sugerencias y las posibilidades de futuro de una investigación indudablemente abierta y para la que se augura una continuidad fructífera.

BIBLIOGRAFÍA

 

Camps, G. (1960). Aux origines de la Berbèrie. Massinissa ou les débuts de l’histoire. Lybica. Bulletin du Service des Antiquités. Archaeologie. Epigraphie. 8.1. Alger: Service des antiquités.

Coarelli, F. y Thebert, Y. (1988). “Architecture funéraire et pouvoir : réflexions sur l’hellénisme numide”. Mélanges de l’École française de Rome. Antiquité, 100. 2, pp. 761-818

Hobson, M. S. (2019). “‘Roman towns and the settlement hierarchy of ancient North Africa: a bird’s-eye view”. En: De Ligt, L. y Bintliff, J. (Eds.). Regional Urban Systems in the Roman World, 150 BC-AD 250. Mnemosyne Suppl. 431. Leiden: Brill, pp. 281-323.

Orejas, A. y Sastre, I. (1999). “Fiscalité et organisation du territoire dans le Nord-Ouest de la Péninsule Ibérique : civitates, tribut et ager mensura comprehensus”. Dialogues d’Histoire Ancienne, 25.1, pp. 159-188

Rodríguez Fernández, A. (2019). Fiscalidad y ordenación del territorio en el occidente romano: su impacto social en el noroeste de Hispania (ss. I s.C.-II d. C.). Tesis doctoral inédita. Madrid. Universidad Complutense.

Sastre, I. (2003). “Ager publicus y deditio: reflexiones sobre los procesos de provincialización”. En: Histoire, Espaces et Marges de l’Antiquité, 2. Hommages à Monique Clavel-Lévêque. Besançon: Université de Franche-Comté, pp. 157-192.

Wallace-Hadrill, A. (2008). Rome’s cultural revolution. Cambridge: Cambridge University Press.

Wilson, A. (2020). “Mediterranean Urbanisation in North Africa: Greek, Punic and Roman Models”. En: Sterry M. y Mattingly, D. (Eds.) Urbanisation and State Formation in the Ancient Sahara and Beyond. Cambridge: Cambridge University Press, pp. 396-437.