Archivo Español de Arqueología, 2021, 94, e25
ISSN: 0066-6742, eISSN: 1988-3110, ISSN-L: 0066-6742

RECENSION

Esperanza Ortiz Palomar

Arqueóloga (Colegiada CDL Aragón)

María Dolores Sánchez De Prado, La vajilla de vidrio en el ámbito suroriental de la Hispania romana. Comercio y producción entre los siglos I-VII d. C., Anejo a la revista Lucentum, 25. Alicante: Publicacions Universitat d’Alacant, 2018, 407 pp., 237 figs. ISBN: 978-84-9717-560-9.

CONTENIDO

El fondo y la arquitectura de esta obra son de una calidad incuestionable, sumándose al archivo de referencia para el conocimiento del vidrio en España. El haber sido evaluada como tesis doctoral (Universidad de Alicante, bajo la dirección de Lorenzo Abad Casal y Alberto José Lorrio Alvarado)1Disponible en acceso abierto en RUA. http://hdl.handle.net/10045/73250 le confiere una acreditación añadida, culminando la avalada trayectoria investigadora de la autora. Podría decirse que pertenece a la segunda generación de especialistas españoles en la materia, a la vanguardia de estudios cuya valorización no recae en la primacía del objeto sino en su interpretación multifactorial. La selección por los criterios estéticos, el valor intrínseco, o el estado de conservación, que habían focalizado los bienes culturales muebles (no siendo un demérito el reporte de grandes tesoros), dio paso, en esta nueva etapa, a una objetividad aséptica, de puertas abiertas, hacia espacios del conocimiento más complejos. Si escribir es “tener vocación de alcanzar influencia dentro de la comunidad científica” (Ruiz-Zapatero, 2014, p. 16Ruiz Zapatero, G. (2014). “Escribir como arqueología, arqueología como escritura”, Anales de Prehistoria y Arqueología, 30, pp. 11-28.), María Dolores Sánchez de Prado está en ese grupo pionero español, que ha sabido “comunicar para ser leída”.

El título es preciso en su enunciado: La vajilla de vidrio en el ámbito suroriental de la Hispania romana. Comercio y producción entre los siglos I-VII d. C., pero más extenso en su proyección, dado que los imperativos editoriales, con frecuencia, dejan en el tintero facetas minuciosamente abordadas en la tesis, entre las generalidades, que no verán la luz a pesar de ser importantes y ampliar panorámicas desde una óptica particular. El escaso tiempo transcurrido, entre la fecha doctoral (2016) y la de edición, imprime vigencia que, en trabajos punteros como este, permanece atemporal.

El volumen se estructura en cinco capítulos, con acceso a una lectura asimétrica, ya sea de inmersión y académica, o parcial y de consulta: I. Los conjuntos analizados; II. El material y su contextualización: el vidrio en época altoimperial (siglos I-III d. C.); III. El material y su contextualización: el vidrio en el Bajo Imperio y Antigüedad Tardía (siglos IV-VII d. C.); IV. La producción vidriera en Hispania; V. Conclusiones: la evolución de la vajilla.

Lorenzo Abad Casal esboza el perfil humano en la presentación. La introducción avanza la estructura, los objetivos y el proceso de ejecución de un trabajo modestamente autocalificado como “mero punto de partida”, sin embargo, realmente, le precede una fructífera carrera de publicaciones, en compromiso con el vidrio antiguo. Hay una reflexión intimista sobre sus inicios y el periplo formativo, con un guiño al estado actual de otras tesis temáticas. Todo este preámbulo computa y no resulta banal para apreciar mejor el libro.

El capítulo I es fundamentalmente catalográfico. La ambiciosa y necesaria serie cronológica encadena un recorrido evolutivo, desde los siglos I al VII, cubriendo el área de la Hispania Citerior. Ello implica una labor de recopilación y manipulación ingentes, registrada en fichas breves, de consulta ágil, en donde está todo lo que se espera de cada artefacto. El uso discrecional de cartas de color, aunque minimiza la subjetividad en la descripción cromática, y es pertinente para los tesauros museológicos y los cronogramas temáticos (aventajando, frente a otras, la tabla Carand’Ache, disponible online y universal), no es comparable con las fotografías a color, opción de reconocimiento elegida, que calificamos de óptima y generosa, valorada más adelante. Se agradecen las composiciones reunidas por conjuntos, un total de doce, presentados individualmente y con un útil comentario a su cierre. El dominio del vasto Conventus Carthaginiensis garantiza la fiabilidad de los datos utilizados, habiendo una amplia representatividad de ambientes en los yacimientos incluidos.

Los capítulos II y III son medulares. Aúnan los repertorios de formas, decoraciones y fábricas, en clave directriz y temporalmente secuenciados. La aplicación de las tipologías es adecuada y selectiva, para cada caso. Solo una perspectiva global, sostenida por la visualización de numerosos restos y objetos y, sobre todo, el contacto directo con ellos, pueden asumir las cifras del total manejado (1400 fragmentos y 25 piezas completas), especialmente meritorio por las grandes diferencias habidas entre las producciones de un periodo tan dilatado como el que se examina. El lector puede hacer un viaje en el tiempo, visionando la conformación artesanal, cumplidamente ilustrada gracias al muestrario significativo y plural de perfiles y decoraciones. Los contenidos y el rigor metodológico convergen, ejecutando procesos deductivos e inductivos, alternados con razonamientos analógicos entre homólogos. Junto al mensaje explícito, de exposición impecable, y cuyo uso apropiado de la terminología especializada enriquece la redacción, subyace otro sobrentendido o implícito. La tipificación y clasificación efectuadas radiografían todas las piezas con sus paralelos y contextos. A través del lenguaje encerrado en un material específico, capaz de fusionar funcionalidad y virtuosismo, sensible a los cambios que se generan en las sociedades, representándolas, percibimos instantáneas múltiples de la vida a la que pertenecieron. La dinámica histórica acompasa a la introducción, difusión y variación productiva. En este sentido, hay ejemplos simbólicos del alcance comercial y el luxus en el Conventus Carthaginiensis. Algunos sobresalientes, por distintos motivos, son: el cuenco en vidrio mosaico del pecio de San Ferreol, el rhyton, el vaso alto tallado (panal de abeja), el ungüentario con doble cabeza humana y la pátera decorada con crismón del Portus Ilicitanus. Un ungüentario con pie alto moldurado (Gamo Tipo IB), singular y peculiar, es otra de las piezas icónicas y que más ha dado que pensar a los investigadores. Como se expresa en el texto, puede existir cierta conexión con las copas/lámparas sobre vástago (Isings 111) (p. 338) sugiriendo una vía de indagación latente, detectados los contextos, cronología y determinados rasgos comunes entre ambos géneros del ajuar litúrgico.

El capítulo II debuta con los contenedores de los siglos I al III d. C., y está introducido por una justa mención a los antecedentes inmediatos. Se adentra en unos años de gran explosión cromática, esencialmente durante la primera centuria, explorando los métodos de fabricación y sus procedimientos propios. Las alusiones a las simulaciones en piedra conectan con una reactualizada línea de investigación abierta sobre esqueuomorfos en vidrio (Cisneros, Ortiz y Paz, 2017Cisneros, M., Ortiz, E. y Paz, J. Á. (2017). “Recipientes en piedra y vidrio procedentes de las colecciones del Museo Arqueológico Nacional”. En: Carretero Pérez, A. Papí Rodes, C. y Zapatero Ruiz, G. (Eds.). Actas del V Congreso Internacional de Historia de la Arqueología / IV Jornadas de Historiografía SEHA-MAN (Madrid, 21-23 marzo de 2017). Madrid: Ministerio de Cultura y Deporte, pp. 1017-1034. ), al servicio de cualquier modelo potencial y, en reciprocidad, nutriendo al aludido proyecto. También se señalan los perfiles cerámicos, objetivo de vidrieros que llegó hasta la cooperación en la cadena artesanal. La variedad de funciones primarias, para contenedores, se completa con categorías auxiliares (removedores), lúdicas (calculi), ornamentales y arquitectónicas (cubrición de vanos), innovación tecnológica que supuso un antes y un después en la actividad edilicia, y que está dejando de ser una de las asignaturas pendientes en arqueología (como lo demuestra la reciente tesis doctoral: Velo, 2019Velo, A. (2019). El vidrio de ventana y su empleo en la arquitectura romana de la Bética, Universidad de Granada, tesis doctoral, inédita.).

El capítulo III profundiza en los siglos IV al VII. Son agitadas y activas las polémicas cruzadas para denominar a este periodo (Bajo Imperio, Antigüedad tardía...) según se ponga el acento más en la decadencia, la continuidad, las transformaciones, la articulación u otros enfoques; sirviendo el vidrio de patrón a todas esas visiones poliédricas. Un debate al que podría derivarse uno de los axiomas prevalentes, oportunamente recogido en el capítulo V: la reconocida tendencia con calidad decreciente en fabricación y estilo, a lo largo del periodo romano, cohabitando, paradójicamente, con creaciones de los siglos IV y V tan competitivas en el lujo como las del Alto Imperio pero, como entonces, minoritarias (pp. 387-388). Algo corroborado por el hecho de que en esa fase “avanzada”, con su doble acepción polisémica, se consumara la mayor complejidad tecnológica, técnica y artística en los raros y exclusivos diatreta dicroicos (en España solo se conoce el de Termes), que dimensionan el luxus imperial, y relativizan la adjetivada periodización del Imperio romano occidental y oriental (Cisneros, Ortiz y Paz, 2018Cisneros, M., Ortiz, E. y Paz, J. Á. (2018). “Green/red model of dichroic glass: some considerations based on the cage cup from Termes (Spain)”. Archeologia Classica, LXIX, pp. 523-547.).

En este bloque se procede, de igual modo, con los recipientes. Entre todos ellos, resaltamos el tratamiento dado a las formas distintivas y a las admitidas como bivalentes asignadas al nicho lychnológico.

Es plausible la transición establecida desde las manufacturas romanas hacia las, culturalmente, visigodas, merovingias y bizantinas, algo menos estudiadas en nuestra geografía. El historial de filiación define los antecedentes bien secuenciados y la herencia transferida, con la capacidad de influir y perpetuarse. Una argumentación se adivina correctamente construida, cuando su acotación no es estricta, enlazando los eslabones en ambas direcciones, lo que favorece la comprensión del discurso; con esa disposición, se describen los productos que podrían datarse entre circa 552-711. Algunos trazos pudieron darse en los ungüentarios visigodos, funcionales y limitados, con perfiles homogéneos o ciertos atributos dominantes (las bocas exvasadas, los bordes engrosados, las asimetrías perceptibles y una reiterada austeridad decorativa) (p. 332); o, bajo la dinastía merovingia, la utilización de hilos de vidrio blancos (p. 347), diseño de larga tradición decorativa, más profuso en la Península que las esfumaturas púrpuras; y en las fábricas bizantinas, un inconfundible color “natural” imperante en ese momento, visible en las copas/lámparas con vástago (pp. 351-353).

El capítulo IV pone el acento en los talleres y se acomete a través de varios restos desiguales que los relacionan. Supone un gran paso para la ubicación y naturaleza de estos establecimientos en Hispania y, por extensión, en el mundo antiguo. La investigadora se está volcando hacia esta dirección, tarea extraordinariamente plausible, tanto por el interés del tema, como por lo impracticable de filtrar y acceder a las noticias fidedignas, más allá del territorio inmediato, en este caso con aportaciones elocuentes. Como nos advierte, no todos los indicadores de fabricación ofrecen la misma seguridad (entre el conjunto de rastros pueden ordenarse niveles de fiabilidad, trasladando individualmente nociones diferentes y un peso gradual: Ortiz y Paz, 2019, pp. 803-804Ortiz, E. y Paz, J. Á. (2019). “El vidrio en Hispania romana (218 a.C.-472 d.C.)”. En: Sánchez López, E. H. y Bustamante Álvarez, M. (Eds.). Arqueología romana en la Península Ibérica. Granada: Universidad de Granada, pp. 795-809.).

Las conclusiones las recoge el capítulo V en un desarrollo circular, repasando la evolución de la vajilla mediante un dialogo de tradiciones, innovaciones, influencias y desplazamientos conceptuales de ida y vuelta, con la valiosa capacidad de enseñar los objetos recolocándolos en unos escenarios disueltos y recomponiendo su identidad. Esta tesis demuestra una sentencia unánime del colectivo científico relativa a cómo la artesanía vidriera, a lo largo de la Historia, encuentra su máxima expresión y representación en los recipientes para beber, con los vasos como protagonistas (correspondiendo a un taxón del engranaje de funciones jerarquizadas). La arqueología baraja datos comunicantes, fenómeno que se plasma en las tres tablas cronotipológicas, muy intuitivas y ventajosas, que podrían erigirse en marcadores o arquetipos. Se incluye un gráfico de repercusión local, para los enclaves seleccionados, con la traslación porcentual de los grandes grupos funcionales presentes entre los siglos I-VII. El minucioso procesamiento de la información, la hace apta para poder ser contrastada con la de otras excavaciones y crear cronogramas de tendencias, realizados mediante técnicas arqueométricas, cuyas estimaciones universales surgen de la estadística inferencial (el yacimiento arqueológico per se y la práctica arqueológica lato sensu nos dejan considerar muestreos).

Seguramente queda aplazada la adenda de análisis químicos para el expediente de manufacturas significativas. Intención que, estando en el esquema de cualquier profesional, resulta ajena a su voluntad, por estar condicionada a los permisos reglamentarios para las extracciones y al soporte económico externo.

El perfecto manejo de las referencias bibliográficas fundamentales cumple con los requisitos de ser no solo pertinentes y relevantes, sino también actualizadas. En el volumen cotejado, se percibe una intensa consulta sistemática en bibliotecas. El compendio de Stern (1995)Stern, E. M. (1995). Roman Mold-blown Glass: the first through sixth centuries. The Toledo Museum of Art. Roma: L’Erma di Bretschneider - Toledo Museum of Art. sobre vidrio soplado a molde, habría podido respaldar las destacadas piezas estudiadas (pp. 202-214); aunque todas las identificaciones quedan cubiertas con las tipologías utilizadas, priorizando la más universal de Isings (1957)Isings, C. (1957). Roman Glass from dated finds, Groningen/Djakarta: Wolters..

En cuanto al aparato gráfico, los dibujos técnicos son de una factura correctísima, reflejando líneas esmeriladas y estrías, básicas en la caracterización de la pieza y manteniendo los grosores en blanco, algo que debe estandarizarse para discriminar los materiales arqueológicos heterogéneos, primordial cuando se exhiben agrupados.

Igual de loables son las ilustraciones, que viajan más rápidamente, con mayor precisión y a más público, sobre todo sensibles a la fotografía. Esta herramienta crucial es un regalo, tanto para trabajar los investigadores, como para recrearse los lectores. Suponen un vehículo trascendental, un coadyuvante cronológico a distancia, por su capacidad de transmitir directamente y con fidelidad el aspecto físico de los objetos (parámetros cromáticos: tono, valor y saturación; acabado y textura; defectos de fabricación; y estado de conservación, con alteraciones o características de las capas de descomposición).

En arqueología existe un escaso uso de la fotografía in situ de los vidrios, frente a las cerámicas, los huesos humanos y las estructuras. Documentar y/o mostrar el contexto de los elementos muebles e inmuebles es un ejercicio de asociación valioso, siempre que sea posible. En esta ocasión, el retrato descriptivo, en los ambientes funerarios, manifiesta una entrenada percepción sobre esa importancia inclusiva de los hallazgos, principalmente cerámicos y metálicos (numismáticos y adorno personal), contribuyendo a afinar, con solvencia, las cronologías estratigráficas.

En definitiva, es un texto para aprender, comprender y cotejar información, pero simultáneamente para estimular la investigación en un campo arqueológico “frágil”. Cuando un estudio está bien hecho es rico en posibilidades para la Ciencia, por las cuantiosas vías que se abren a unos materiales escrupulosamente clasificados, catalogados e interpretados. Los avances arqueológicos son constantes respecto a luxus social, gustos, modas y costumbres, cambios conductuales, significados iconográficos, sinergias culturales, causas de fenómenos (etiologías), descartes y puzles cronológicos, etc. Muchos trabajos posteriores sobre vidrio pasarán por citar y difundir esta publicación, explícita o implícitamente, remitiendo a los elementos tratados; o alternativamente, podrán sumarse textos complementarios y suplementarios, con una demanda creciente de planteamientos transdisciplinares que requieren interdependencia, difuminando y ensanchando horizontes, para ser expeditivos y resolutivos. Es el mayor logro del investigador su capacidad de generar conocimiento, algo que la autora lleva tiempo promoviendo.

El protocolo arqueológico (muy operativo y relevante en el campo, paciente y prolijo en el laboratorio, o metódico en el rastreo bibliotecario) se hace intrincado exponencialmente para el vidrio, por sus particularidades innatas e idiosincrasia, con unos condicionantes endémicos en torno a la mayor segmentación, alteraciones y afectaciones de conservación, intervenciones antrópicas como el reciclaje, el requerido adiestramiento para la reconstrucción y orientación de los fragmentos, o las correctivas a la extracción, manipulación y documentación inadecuadas de los restos. Estas dificultades, que compartimos de cerca, no impiden, como se comprueba aquí, que se pueda finalizar con éxito y llevar a buen término su estudio.

La disección geográfica permite inspecciones más atomizadas y exhaustivas, a menudo concluyentes. La suma de esfuerzos, como este, obligarán a corregir los comportamientos bibliométricos en los que España aún lastra un “vacío” en el vidrio antiguo, trasluciendo la inercia de una sentencia que pertenece ya a un relato del siglo pasado. En los últimos años se han sumado dignos y nuevos investigadores. Las publicaciones cada vez son más numerosas y de mayor calidad, llegando al ámbito internacional a través de revistas y congresos, con la ayuda inestimable de las tecnologías de la información y la comunicación en la difusión de contenidos y bases de datos. El mapa actual peninsular dista mucho de aquellos que aparecían en blanco, ahora cubriéndose el espacio suroriental intensivamente. Hay motivos para felicitarnos por haber salido del paréntesis informativo, aunque muchos fuera de nuestras fronteras no se hayan dado cuenta, suscribiendo que los tránsitos son largos y arduos, por razones muy dispares.

BIBLIOGRAFÍA

 

Cisneros, M., Ortiz, E. y Paz, J. Á. (2017). “Recipientes en piedra y vidrio procedentes de las colecciones del Museo Arqueológico Nacional”. En: Carretero Pérez, A. Papí Rodes, C. y Zapatero Ruiz, G. (Eds.). Actas del V Congreso Internacional de Historia de la Arqueología / IV Jornadas de Historiografía SEHA-MAN (Madrid, 21-23 marzo de 2017). Madrid: Ministerio de Cultura y Deporte, pp. 1017-1034.

Cisneros, M., Ortiz, E. y Paz, J. Á. (2018). “Green/red model of dichroic glass: some considerations based on the cage cup from Termes (Spain)”. Archeologia Classica, LXIX, pp. 523-547.

Isings, C. (1957). Roman Glass from dated finds, Groningen/Djakarta: Wolters.

Ortiz, E. y Paz, J. Á. (2019). “El vidrio en Hispania romana (218 a.C.-472 d.C.)”. En: Sánchez López, E. H. y Bustamante Álvarez, M. (Eds.). Arqueología romana en la Península Ibérica. Granada: Universidad de Granada, pp. 795-809.

Ruiz Zapatero, G. (2014). “Escribir como arqueología, arqueología como escritura”, Anales de Prehistoria y Arqueología, 30, pp. 11-28.

Stern, E. M. (1995). Roman Mold-blown Glass: the first through sixth centuries. The Toledo Museum of Art. Roma: L’Erma di Bretschneider - Toledo Museum of Art.

Velo, A. (2019). El vidrio de ventana y su empleo en la arquitectura romana de la Bética, Universidad de Granada, tesis doctoral, inédita.