Archivo Español de Arqueología, 2021, 94, e21
ISSN: 0066-6742, eISSN: 1988-3110, ISSN-L: 0066-6742

RECENSION

Inés Sastre

Instituto de Historia. CSIC

Eduardo Ferrer Albelda (ed.), La ruta de las Estrímnides. Navegación y conocimiento del litoral atlántico de Iberia en la Antigüedad, Monografías de Gahia n.º 4, Universidad de Alcalá / Universidad de Sevilla, Alcalá de Henares, 2019, 689 pp. ISBN: 978-84-17729-31-8 y 978-84-472-2923-9.

CONTENIDO

La colección de monografías de Gahia publica desde 2016 estudios dedicados a la geografía y cartografía antiguas, un tema de gran interés con un enorme impacto en el conocimiento de las sociedades antiguas. El volumen coordinado por Eduardo Ferrer aborda esta cuestión englobándola en una amplia variedad de temáticas que enriquecen enormemente la perspectiva y aportan novedades sobre muchas cuestiones, algunas especialmente candentes en el debate actual sobre el Noroeste y Occidente de Iberia/Hispania durante la Edad del Hierro. Se trata de una edición de cómodo manejo a pesar de su envergadura, si bien unos trabajos con un contenido geográfico y arqueológico tan relevante tal vez habrían merecido un tratamiento algo mejor del aparato gráfico.

El libro es uno de los principales resultados del proyecto recientemente finalizado “La ruta de las Estrímnides. Comercio e interculturalidad en el Noroeste de Iberia” (HAR2015-68310-P), una iniciativa de investigación tremendamente oportuna en el contexto actual de la investigación. La producción científica sobre la Edad del Hierro del Noroeste es muy prolífica, con un gran dinamismo en sus debates sobre las formas de organización social y territorial plenamente integrados en los ámbitos académicos europeos (Moore y Armada, 2011Moore, T. y Armada, X. L. (Eds.) (2011). Atlantic Europe in the First Millennium BC. Crossing the Divide. Oxford: OUP; Currás y Sastre, 2020Currás, B. X. y Sastre, I. (Eds.) (2020). Alternative Iron Ages. Social theory from archaeological analysis. Oxford-New York: Routledge.). Actualmente el tema estrella es el papel de los contactos culturales en las dinámicas de cambio histórico, y se está otorgando un papel cada vez más relevante a los contactos fenicio-púnicos, minimizándose en general el impacto de Roma hasta avanzado el siglo I a. C. El siglo IV a. C. se considera un momento de cambio fundamental, y se relaciona directamente con la presencia de navegantes fenicios en las costas más occidentales de Hispania. Esto se apoya en la creciente aparición de materiales mediterráneos en asentamientos castreños, principalmente en las zonas litorales. Este registro había sido analizado solo por buenos conocedores de los materiales noroccidentales. El proyecto Estrímnides ha permitido la colaboración entre varios de estos investigadores, dirigidos por Josefa Rey, y los especialistas en el mundo fenicio-púnico de la Universidad de Sevilla coordinados por Eduardo Ferrer, con resultados novedosos para los intereses de ambos ámbitos de investigación.

El tamaño del volumen y la diversidad de los artículos recogidos en el libro son buena muestra del amplio alcance y el nivel de exigencia y exhaustividad de los investigadores del proyecto Estrímnides. A ello se han sumado otros especialistas que han colaborado en la obra. El libro contiene aportaciones realmente importantes sobre cuestiones como las rutas de navegación atlánticas y las conexiones marítimas (costeras, de altura) y continentales entre el Mediterráneo y el Norte de Europa, la cartografía, la toponimia antigua (Oestrymnis, Ofiusa, Casitérides…) y la interpretación de los pasajes más difíciles de los textos antiguos. Destaca, por su estupenda contextualización histórica, el trabajo de Ferrer y Alburquerque sobre las fuentes griegas arcaicas (p. 135 ss.). Por mi propio sesgo de investigación, me centraré en las cuestiones más relacionadas con el Noroeste peninsular, por lo que seguramente esta reseña no hará justicia al amplio alcance que tiene la monografía.

El libro se divide en dos partes diferenciadas, pero claramente interrelacionadas. Las primeras 276 páginas se dedican a las fuentes escritas, y las siguientes, a los “testimonios mudos”, es decir, la arqueología. Previamente, se incluye una exhaustiva introducción sobre la historiografía del término Casitérides, y su variada apropiación en discursos patrióticos de investigadores españoles, franceses y británicos hasta principios del siglo XX. En ella ya queda de manifiesto una conclusión general: que las islas no son un espacio mítico, sino una realidad geográfica localizada frente a las costas atlánticas de Hispania. De cualquier manera, el papel de otros lugares como Cornualles o Bretaña es también analizado en alguno de los capítulos (Bianchetti, pp. 85-102).

La primera parte del libro se ocupa de la revisión de todas las fuentes clásicas que mencionan las costas occidentales de la península Ibérica, desde Herodoto a Avieno. Ponen de manifiesto estos trabajos que los territorios atlánticos solo empiezan a cobrar nitidez con la presencia de Roma (Haushalter, pp. 249-276). Afirma Cruz-Andreotti (p. 223) que el paisaje histórico galaico es esencialmente una creación romana, puesto que es Roma quien lo ordena y lo define. ¿A qué se debe el carácter difuso de las informaciones previas? Pudo responder al total desinterés por unos territorios marginales, tras el cual se atisba sin embargo la existencia de rutas atlánticas; o a la pérdida de la literatura que más se ocupaba de estas regiones, como menciona Gómez Espelosín (p. 81). Pudo deberse también a la eficacia de la labor de Gades y/o Cartago por ocultar estas rutas y monopolizar los intercambios, aunque es discutible hasta qué punto Cartago impuso un “cierre del estrecho” realmente eficaz. La verosimilitud del periplo de Himilcón, por ejemplo, es cuestionable desde el momento en que se lleva a cabo su “contextualización literaria”, como hace González-Ponce (pp. 185-204), identificando tópicos propios de las regiones extremas: monstruos, bajíos, lodos y ramaje que dificultan la navegación, lo que pudo responder a una estrategia cartaginesa para desincentivar los viajes hacia Occidente. Y pudo ser, también, que la ignorancia y la cerrazón de algunos autores antiguos provocaran el estancamiento de los conocimientos geográficos: Estrabón, Posidonio y Polibio se negaron a reconocer el valor de las expediciones de Piteas y la información manejada por Eratóstenes (como argumentan A. Domínguez Monedero y P. Moret). Un tema muy interesante es la posible existencia de fuentes fenicio-púnicas que pudieron ser consultadas por Piteas u otros navegantes griegos, pero que no se han conservado (archivos de los templos, principalmente el de Melqart de Gades, correspondencia privada entre marinos…), así como la utilización que pudieron hacer algunos escritores latinos, como Mela, de fuentes púnicas (Gómez Espelosín, p. 75) algo realmente difuso que permite plantear la duda sobre la permeabilidad intercultural, tanto del uso de fuentes por los escritores antiguos como en el propio hecho de la navegación: ¿información fenicia o información de Marsella como apunta Bianchetti para el viaje de Pitias, -por no hablar del papel de los persas-?, ¿compartieron información fenicios y griegos?, ¿transportaron mercancías de distintos orígenes?, ¿hubo tripulaciones mixtas?

Los historiadores que son más receptivos a la información de la arqueología cada vez condicionan más la interpretación de las fuentes escritas a las cronologías suministradas para los productos mediterráneos identificados en las costas de Portugal y el Noroeste hispano. Es el caso, por ejemplo, de Domínguez Monedero y de Álvarez Martí-Aguilar. Como he indicado al principio, esta cuestión es esencial para la interpretación del cambio histórico del Noroeste y Occidente peninsulares. Teniendo esto en cuenta, se me permitirá afirmar que la principal aportación del libro es precisamente el último capítulo, con título “Proyecto Estrímnides: resultados preliminares” (pp. 567-650). El artículo enmarca perfectamente la cuestión en su breve introducción historiográfica (pp. 570-571). Procede a continuación a la revisión de los materiales mediterráneos, principalmente cerámicos, de los yacimientos más relevantes que han proporcionado este tipo de registro (A Lanzada, Neixón, O Achadizo, Toralla, Punta do Muiño de Vento, Santa Trega, Fózara, Chandebrito, Vigo, Montealegre, Alobre, Elviña). Como resultado queda claro el papel intermediario de Gadir, la homogeneidad de los hallazgos y la coherencia de los productos con la de otros puertos del área del Estrecho y de Mauritania -prueba de que forman parte de una “misma red comercial” (p, 631)-. Queda definido un repertorio de materiales que da a la región una marcada personalidad (p. 629). Por lo tanto “el abastecimiento de productos foráneos no solo es relativamente regular y homogéneo a lo largo de la Edad del Hierro” (p. 629), sino que determinadas ánforas salazoneras (T-11/T-12 y T-8.1.1.2 y T-8.2.1.1) llegan “abundantemente” a las rías gallegas (p. 631).

El valor de esta sistematización de los repertorios cerámicos y su cronología es enorme. Ahora bien, los autores son claramente conscientes de los límites de su análisis: se trata de un estudio principalmente tipológico, cuyas cronologías se apoyan en esta identificación formal, con dificultades para especificar el contexto arqueológico en un notable número de casos y con ausencia prácticamente total de información de yacimientos submarinos. A estas consideraciones habría que añadir una que es esencial y que se explica seguramente porque estamos ante resultados provisionales: los datos se presentan sin una cuantificación comparativa de los totales de materiales analizados, tanto en relación con el resto del material cerámico de los yacimientos como en relación con los repertorios mediterráneos de cronologías más recientes. Así mismo, ha quedado para un momento más avanzado de la presentación de resultados el estudio de la relación entre cerámicas importadas e imitaciones indígenas, cuestión ya iniciada por J. Rey (2016)Rey, J. (2016). “A cerámica castrexa das Rias Baixas”. En: Emporium. Mil anos de comercio en Vigo. Vigo: Concello de Vigo, pp. 56-57. y en la que incide en su contribución (pp. 423-448). Estas dos cuestiones nos llevan a un tema muy relevante: cuál es el volumen real de estas importaciones prerromanas (siglos V-III a. C.) dentro del registro de materiales total de los yacimientos estudiados y, por lo tanto, el impacto de la presencia de navegantes mediterráneos en los castros del Noroeste.

El libro incorpora, de manera honesta y enriquecedora, la visión de investigadoras portuguesas, Sousa y Arruda, que dudan de la relevancia de las importaciones en periodos tan tempranos. Varios de los artículos aluden al hecho, evidenciado por dichas investigadoras, de que el inicio de la frecuentación, supuestamente regular, de navegantes/comerciantes fenicios a las costas gallegas se produce contemporáneamente a la práctica desaparición de materiales de importación en el área del Mondego, y al abandono de asentamientos fenicios como Santa Olaia. Habida cuenta de que la navegación atlántica hacia el norte (de la que se ocupan los artículos de López Castro, Arruda y Rocha Pereira), si bien no tan dificultosa como se ha considerado tradicionalmente -tal y como demostró Arruda-, sí exige la presencia de lugares de refugio y puntos de cabotaje, esta comparación regional resulta muy sorprendente. E. Sousa presenta en su contribución (pp. 499-520) datos cuantificados que permiten hacerse una idea clara de cuál es la relevancia real de este tipo de materiales en los contextos locales: “as quantidades absolutas de materiais importados sâo francamente reducidas quando comparadas com as areas mais meridionais” de modo que “parece difícil admitir a existencia de contactos comerciais intensos y frequentes como o mundo andaluz durante a segunda metade do 1º milenio a. C., muito en particular a partir de finais do século IV a. C.” (p. 516). De ahí que “mantemos ainda algum cepticismo sobre referencias a abundantes materiais ‘púnicos’ no noroeste peninsular”. Si bien están claros los contactos entre mediados del siglo V y mediados del IV por la presencia de cerámicas griegas (que son objeto de la contribución de Ferreira en este volumen), la autora no tiene claro cómo pudieron mantenerse en momentos posteriores y apunta la posibilidad de que los materiales que se datan en el siglo III realmente correspondan a una reactivación de las relaciones comerciales ya de iniciativa romana (p. 517). Nótese, además, que Ferreira, a su vez, indica, en su estudio sobre la cerámica griega de Portugal (pp. 521-548), que los porcentajes son “diminutas no cômputo geral dos materiais identificados en cada un destes arqueosítios” (p. 539).

A la hora de explicar el porqué de esta divergencia en los intereses comerciales gaditanos, los autores recurren acertadamente a la comparativa de los procesos históricos de las áreas portuguesas y gallega. Se supone un cambio en las dinámicas económicas y sociales de las comunidades del Sado y el Tajo que llevarían hacia un mayor localismo al tiempo que las élites dejaban de interesarse por lo helenizante/mediterráneo y se abrían a los influjos continentales. Las pautas de consumo de las comunidades castreñas serían diferentes (p. 630). Se afirma que estos productos tendrían un uso ritualizado como materiales exóticos y por tanto su acceso estaba socialmente diferenciado (p. 627) pero también que eran “algo más que objetos exóticos” y que acabaron “integrándose y adaptándose a sus propias prácticas adquiriendo una nueva función en el marco de las relaciones sociales y la construcción de su universo simbólico” (p. 631). Son afirmaciones tal vez excesivamente genéricas y ambiguas. También poco precisa es la distinción entre “economía comercial” y “economía de reciprocidad” entre élites manejada en el artículo de Rodríguez Corral y Rodríguez Rellán (pp. 387-422), en el que se da una visión más amplia desde la perspectiva de las comunidades locales. La tesis defendida es que en los territorios atlánticos portugueses la disolución de la red de reciprocidad aristocrática suprarregional del Bronce y su sustitución por sociedades más “territorializadas” y con una mentalidad más mercantil durante el Hierro supusieron la interrupción del suministro de metales a los comerciantes mediterráneos, que volvieron su vista a un Noroeste en el que la “homogeneidad” de las comunidades castreñas facilitaría la circulación del estaño del interior hacia la costa. Esta noción de “homogeneidad” no queda clara. E igualmente, para el tema de las mentalidades económicas y formas rituales de intercambio, hay que señalar que la atribución de “espacios cultuales” con betilos a fechas anteriores al siglo II a. C. no está en absoluto demostrada, al menos por ahora.

Tal vez esa noción de “homogeneidad” se refiere a la falta de jerarquías evidentes en el registro arqueológico del Noroeste. Los autores no ponen en duda que existe una relación directa entre importaciones mediterráneas y formas de desigualdad social. Sin embargo, la presencia de formas de organización social segmentarias/igualitarias (Currás y Sastre, 2020Currás, B. X. y Sastre, I. (Eds.) (2020). Alternative Iron Ages. Social theory from archaeological analysis. Oxford-New York: Routledge.) a lo largo de toda la Edad del Hierro del conjunto del Noroeste, incluyendo las Rias Baixas (Currás, 2019Currás, B. X. (2019). Las sociedades de los castros entre la Edad del Hierro y la dominación romana. Estudio del paisaje en el Baixo Miño. Bibliotheca Praehistorica Hispana, XXXV. Madrid: CSIC.) es una realidad para la que hemos aportado datos empíricos que no han sido refutados. Por lo tanto, el gran cambio del registro arqueológico del Noroeste, por ahora no puede atribuirse al siglo IV sino al siglo II a. C. y esto coincide con la presión romana (Sastre y Currás, 2019Sastre, I. y Currás, B. X. (2019). “The End of Iron Age Societies in Northwestern Iberia: Egalitarianism, Heterarchy and Hierarchy in Contexts of Interaction”. En: Rey, C. y Fernández-Götz, M. (Eds.). Historical Ecologies, Heterarchies and Transtemporal Landscapes. Oxford-New York: Routledge, pp. 176-194.), dentro de la cual se engloba, sin duda, la expansión comercial gaditana (como también indica Álvarez, pp. 217-227). Los contactos mediterráneos en los siglos V- III a. C. reforzarían las relaciones locales igualitarias (como hemos argumentado por ejemplo en Sastre et al., 2020Sastre, I., Currás, B. X., Sánchez-Palencia, F. J. y Orejas, A. (2020). “Costes de sumisión frente a costes de rebelión: por qué no hay jerarquización social en el Noroeste de la península Ibérica hasta la dominación romana”. En: The Matter of Prehistory. Papers in Honor of Antonio Gilman Guillén. Bibliotheca Praehistorica Hispana, XXXVI. Madrid: CSIC, pp. 337-343.), mientras que la llegada de Roma supondría exactamente lo contrario, su ruptura. Es muy destacable por ello la afirmación de Arruda de que “as condiçoes especificas da ocupaçao indígena desse territorio ‘travou’ os navegadores mediterráneos que, até ao século VI a.n.e. parecem ter-se detido no estuário do Mondego” (p. 374). En realidad, esas realidades indígenas no cambiaron hasta el siglo II y posiblemente dificultaron la existencia de unas relaciones de intercambio continuadas y homogéneas.

A la vez que las interpretaciones históricas basadas en las lecturas de fuentes se ven condicionadas por las dataciones de materiales mediterráneos, a su vez las interpretaciones arqueológicas dependen tremendamente de las fuentes literarias en determinadas cuestiones interpretativas: “el control del estaño por parte de Gadir y de la ruta marítima de acceso constituirán uno de los factores estratégicos más importantes en la proyección política y comercial de la ciudad fenicia” (López Castro, p. 363). Que se trata de una “ruta del estaño”, no parece que sea puesto en duda por ninguno de los autores. Específicamente, E. Maunier presenta su trabajo (p. 279-320) sobre esta cuestión. Cabe destacar que el posible registro de actividades productivas relacionadas con el estaño para el que se tienen cronologías está en relación con asentamientos de época romana (o de la Edad del Bronce). La autora afirma ante esto que no hay que fiarse de los materiales en superficie, como ha puesto de manifiesto la investigación de Cauuet en las minas de oro de Limousin (Cauuet, 2004Cauuet, B. (2004). L’or des celtes du Limousin. St. Léonard de Noblar: Culture et patrimoine en Limousin.). Los materiales en superficie “en el mejor de los casos se corresponden con la última fase de laboreo, pero también pueden ser más tardíos, ya que las minas abandonadas se convierten a menudo en vertederos”. Está por ver que las minas de oro del Noroeste tengan dataciones prerromanas a pesar de algunos trabajos publicados (Villa, 2007Villa, A. (2007). “Explotación aurífera en la sierra de Begega (Belmonte de Miranda): principales resultados de la intervención arqueológica”. En: Excavaciones arqueológicas en Asturias: 1999-2002. Oviedo: Gobierno del Principado de Asturias, pp. 295-304.). Habrá que esperar también a ver si se confirma una fase prerromana en las explotaciones de estaño antiguas del Noroeste peninsular.

Como colofón a esta reseña, necesariamente incompleta, hay que felicitar a los investigadores del proyecto Estrímnides por el buen trabajo, por la amplia perspectiva aportada sobre el tema de estudio y por haber producido un libro que será sin duda referencia obligada tanto de los investigadores interesados en las relaciones comerciales de las ciudades fenicias de la península, principalmente Gadir, como de los colegas que se ocupan de la Edad del Hierro y la dominación romana del Noroeste.

BIBLIOGRAFÍA

 

Cauuet, B. (2004). L’or des celtes du Limousin. St. Léonard de Noblar: Culture et patrimoine en Limousin.

Currás, B. X. (2019). Las sociedades de los castros entre la Edad del Hierro y la dominación romana. Estudio del paisaje en el Baixo Miño. Bibliotheca Praehistorica Hispana, XXXV. Madrid: CSIC.

Currás, B. X. y Sastre, I. (Eds.) (2020). Alternative Iron Ages. Social theory from archaeological analysis. Oxford-New York: Routledge.

Moore, T. y Armada, X. L. (Eds.) (2011). Atlantic Europe in the First Millennium BC. Crossing the Divide. Oxford: OUP

Rey, J. (2016). “A cerámica castrexa das Rias Baixas”. En: Emporium. Mil anos de comercio en Vigo. Vigo: Concello de Vigo, pp. 56-57.

Sastre, I. y Currás, B. X. (2019). “The End of Iron Age Societies in Northwestern Iberia: Egalitarianism, Heterarchy and Hierarchy in Contexts of Interaction”. En: Rey, C. y Fernández-Götz, M. (Eds.). Historical Ecologies, Heterarchies and Transtemporal Landscapes. Oxford-New York: Routledge, pp. 176-194.

Sastre, I., Currás, B. X., Sánchez-Palencia, F. J. y Orejas, A. (2020). “Costes de sumisión frente a costes de rebelión: por qué no hay jerarquización social en el Noroeste de la península Ibérica hasta la dominación romana”. En: The Matter of Prehistory. Papers in Honor of Antonio Gilman Guillén. Bibliotheca Praehistorica Hispana, XXXVI. Madrid: CSIC, pp. 337-343.

Villa, A. (2007). “Explotación aurífera en la sierra de Begega (Belmonte de Miranda): principales resultados de la intervención arqueológica”. En: Excavaciones arqueológicas en Asturias: 1999-2002. Oviedo: Gobierno del Principado de Asturias, pp. 295-304.