Archivo Español de Arqueología 94
Enero-Diciembre 2021, e10
ISSN: 0066-6742, eISSN: 1988-3110, ISSN-L: 0066-6742
https://doi.org/10.3989/aespa.094.021.10

Las estructuras portuarias del Patio de Banderas del Alcázar de Sevilla y el emporium de Hispalis

The port structures of Patio de Banderas (Alcazar of Seville) and the emporium of Hispalis

Miguel Ángel Tabales Rodríguez

Universidad de Sevilla

https://orcid.org/0000-0002-9884-7407

Enrique García Vargas

Universidad de Sevilla

https://orcid.org/0000-0002-8361-1071

RESUMEN

Se describen en este trabajo las estructuras portuarias de época romana excavadas entre 2009 y 2014 en el llamado Patio de Banderas del Alcázar de Sevilla (la antigua colonia Romula Hispalis). Dentro de la compleja estratigrafía del solar, el artículo se centra en las fases constructivas datadas entre finales del siglo II a. C. y el primer tercio del siglo III d. C. Tras una ocupación republicana inicial (fase republicana I) consistente en un edificio productivo, probablemente una almazara, se construye un complejo de almacenes portuarios (fase republicana II) cuya fecha fundacional está dentro del tercer cuarto del siglo I a. C. y cuya destrucción súbita tiene lugar en los primeros decenios del siglo III (fase Imperial II). Tras un recorrido sin apenas modificaciones (fase Imperial I), hacia el último tercio del siglo I d. C. (fase Imperial II) se documenta una importante reforma interior de las estructuras para adecuarlas en su parte septentrional a una función artesanal relacionada con el uso abundante del agua. La destrucción del conjunto se relaciona con un evento energético que, no obstante, parece repercutir sobre un sector de la ciudad ya en decadencia desde finales del siglo II d. C. Finalmente, el trabajo trata de contextualizar las estructuras excavadas en el Patio de Banderas dentro del contexto portuario de la ciudad y en relación a almacenes y conjuntos edilicios similares del resto del Imperio.

Palabras clave: 
puertos romanos; colonia Romula Hispalis; horrea portuarios; opus africanum; opus signinum; urbanismo romano.
ABSTRACT

This paper describes the Roman port facilities excavated between 2009 and 2014 in the so-called Patio de Banderas of the Alcazar of Seville (the former Romula Hispalis colony). Within the complex stratigraphy of the site, this article focuses on the construction phases dated between the end of the 2nd century BC and the first third of the 3rd century AD. After an initial republican occupation (Republican Phase I) consisting of a productive building, probably an oil mill, a complex of port warehouses was built (Republican Phase II) whose foundation date is within the third quarter of the 1st century BC and whose sudden destruction took place in the first decades of the 3rd century (Imperial Phase II). After an almost unchanged constructive phase (Imperial I), towards the last third of the 1st century AD. (Imperial Phase II), an important internal reform of the structures is documented in order to adapt them in their northern part to an “industrial” function related to the abundant use of water. The destruction of the complex is linked to an energy event which however seems to have had repercussions on a port sector of the city already in decline since the end of the 2nd century AD. Finally, the work attempts to contextualize the excavated port structures within the port context of the city and in relation to warehouses and multi-functional buildings of central courtyard type known for the same period in the rest of the Empire.

Keywords: 
Roman ports; Romula Hispalis colony; opus africanum; opus signinum; Roman urbanism.

Enviado: 14-02-2020. Aceptado: 24-06-2020. Publicado online: 29-06-2021

Cómo citar este artículo/Citation: Tabales Rodríguez, M. Á. y García Vargas, E. (2021). “Las estructuras portuarias del Patio de Banderas del Alcázar de Sevilla y el emporium de Hispalis”. Archivo Español de Arqueología, 94, e10. https://doi.org/10.3989/aespa.094.021.10

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

 

Tras la publicación en 1980 del extenso trabajo de Manuel Bendala e Iván Negueruela sobre sus excavaciones de 1974 en el Patio de Banderas del Alcázar sevillano, se consolidó la idea de que fue en este sector meridional de la ciudad donde se edificó el primer conjunto episcopal de Ispali y se convino en que era necesario ampliar las excavaciones al resto de la plaza a fin de confirmar la existencia aquí de un complejo religioso tardoantiguo desde su construcción en el siglo IV d. C. hasta su definitiva amortización debida a la construcción del alcázar islámico (Bendala y Negueruela, 1980, p. 335Bendala, M. y Negueruela, I. (1980). “Baptisterio paleocristiano y visigodo en los reales alcázares de Sevilla”. Noticiario Arqueológico Hispánico, 10, pp. 335-380.).

Trabajos posteriores, realizados por uno de los firmantes en 1999 (Tabales, 2002, p. 155Tabales, M. A. (2002). El Alcázar de Sevilla. Primeros Estudios Sobre Estratigrafía y Evolución Constructiva. Sevilla: Junta de Andalucía. ), sirvieron para afirmar la necesidad de emprender excavaciones en extensión en el Patio de Banderas, al localizarse restos de edificaciones romanas de interés hasta una profundidad de 6 m bajo la rasante de la plaza (Fig. 1).

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Figura 1.  El Patio de Banderas del Real Alcázar de Sevilla en el contexto urbano (elaboración propia).

Se realizaron excavaciones entre 2009-2014 en diferentes campañas (Figs. 2 y 3), culminando en 2015 con la consolidación y protección de los restos previo relleno provisional. Se construyó una pequeña cripta arqueológica en el extremo meridional del yacimiento, actualmente practicable y disponible para visitas bajo demanda, a la espera de reiniciar en un futuro próximo las tareas de recuperación de los restos y ampliación de la cripta a toda la plaza (Tabales, 2015Tabales, M. A. (2015). Excavaciones arqueológicas en el Patio de Banderas del Alcázar de Sevilla (Memoria de Investigación 2009-2014). Sevilla: Patronato del Real Alcázar y Casas Consistoriales de Sevilla.).

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Figura 2.  Excavación del Patio de Banderas. Sectores excavados desde 2009 a 2014 (elaboración propia).
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Figura 3.  Excavación del Patio de Banderas desde el norte (abajo) a sur (arriba). Al fondo niveles romanos del sector meridional. En primer término, estructuras tardoantiguas situadas tres metros sobre el nivel republicano (fotografía M. A. Tabales).

El presente trabajo pretende exponer uno de los aspectos derivados de este estudio arqueológico y estratigráfico total en el Patio de Banderas de Sevilla, el que se refiere a la evolución urbanística y funcional del mismo entre fines del siglo II a. C. y mediados del III d. C., un momento en el que esta zona se incluía en el emporium de Hispalis y en la que este sector acogía una serie de instalaciones artesanales y de almacenamiento que se irán describiendo y discutiendo a lo largo del artículo, pero que no se comprenderían bien sin una pequeña contextualización geoarqueológica previa.

CONTEXTO GEOARQUEOLÓGICO: UNA CIUDAD ENTRE DOS RÍOS

 

La ciudad de Sevilla estuvo hasta tiempos muy recientes enmarcada por dos corrientes fluviales de diferente entidad e importancia. La principal de la ciudad, el río Guadalquivir, la flanqueaba, como hoy, a poniente, aunque hasta el siglo XII el lecho del río discurrió mucho más al este que el curso que ha separado en época reciente la ciudad del arrabal de Triana. Una corriente de agua menor, hoy desviada al norte de la ciudad, el Tagarete, bordeaba Sevilla por el este y el sur desaguando finalmente en el Guadalquivir al sur del núcleo urbano. Entre ambos ríos, se encontraba, pues, la ciudad primitiva, situada sobre la estrecha terraza que se elevaba sobre el Guadalquivir hasta una cota absoluta de +7 m y que se encontraba a salvo de las crecidas que solían afectar a las llanuras de inundación de ambos ríos.

En cuanto al Baetis, los estudios geomorfológicos muestran que a lo largo del siglo II a. C. parece culminar el proceso de cambio en su dinámica fluvial que pasa de un sistema de braided o canales con no demasiada profundidad y amplia anchura, a un tipo de río marcado por los meandros y un solo canal bien definido, aunque con ámbitos de encharcamiento y fenómenos de agradación en su llanura de inundación (Barral Muñoz, 2009Barral Muñoz, M. A. (2009): Estudio geoarqueológico de la ciudad de Sevilla. Sevilla: Universidad de Sevilla/Fundación Focus-Abengoa.; Borja Barrera, 2014Borja Barrera, F. (2014). “Geoarqueología urbana en Sevilla”. En: Beltrán Fortes, J. y Rodríguez Gutiérrez, O. (Eds.). Sevilla Arqueológica. La ciudad en época protohistórica, antigua y andalusí. Sevilla: Universidad de Sevilla y Ayuntamiento de Sevilla, pp. 276-303) que provocarían finalmente el desplazamiento del cauce principal del río hacia el de la dársena actual en época almohade y la amortización y desecamiento total del cauce “histórico” (Borja Barrera, 2014Borja Barrera, F. (2014). “Geoarqueología urbana en Sevilla”. En: Beltrán Fortes, J. y Rodríguez Gutiérrez, O. (Eds.). Sevilla Arqueológica. La ciudad en época protohistórica, antigua y andalusí. Sevilla: Universidad de Sevilla y Ayuntamiento de Sevilla, pp. 276-303; Borja Barrera et al., 2018Borja Barrera, F., Borja Barrera, C., Jiménez Sancho, A. y García Vargas, E. (2018): “Evolución de la llanura aluvial del Bajo Guadalquivir durante el Holoceno medio-superior. Geoarqueología y reconstrucción paleogeográfica de la Vega de Itálica (Santiponce, Sevilla, España)”. Boletín Geológico y Minero, 129, pp. 371-420. DOI: https://doi.org/10.21701/bolgeomin.129.1.015 ).

El río de época tardorrepublicana avanzaba hacia el sur desde la zona que ocupa hoy la Alameda de Hércules, por las actuales calle Trajano, plaza del Duque, Campana y Sierpes, hasta la Avenida de la Constitución y los jardines del Cristina. En esta parte meridional se fue definiendo entre épocas tardorrepublicana y tempranoimperial una explanada portuaria gracias a una leve retirada del cauce unos 150 m al oeste con respecto al talud del oppidum registrada ya entrado el siglo I a. C. Al acondicionamiento de esta zona suburbana meridional contribuyó igualmente la estabilidad climática del período árido que va desde el siglo II a. C. al II d. C. que hizo más esporádicas las grandes inundaciones del Baetis (Fig. 4).

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Figura 4.  Evolución paleohidrográfica de la llanura aluvial del Guadalquivir en la ciudad de Sevilla a partir de Borja Barrera et al. (2018)Borja Barrera, F., Borja Barrera, C., Jiménez Sancho, A. y García Vargas, E. (2018): “Evolución de la llanura aluvial del Bajo Guadalquivir durante el Holoceno medio-superior. Geoarqueología y reconstrucción paleogeográfica de la Vega de Itálica (Santiponce, Sevilla, España)”. Boletín Geológico y Minero, 129, pp. 371-420. DOI: https://doi.org/10.21701/bolgeomin.129.1.015 : 1) época protohistórica; 2) final de la época republicana romana; 3) siglo I d. C.; 4) siglos IX-X d. C.; 5) siglo XI d. C.: bifurcación por avulsión; 6) siglos XII-XIII d. C.: cauce de época almohade.

Guadalquivir y Tagarete marcarían, pues, los límites posibles de expansión cementerial y portuario-artesanal de la ciudad en sus lados oriental y occidental, mientras que la juntura de ambos ríos definiría el límite máximo de expansión hacia el sur de las estructuras portuarias extramuros. Por el lado norte, sobre una terraza +7 m s. n. m. que iba creciendo progresivamente en anchura, el límite de la ciudad intramuros debió hallarse hacia el siglo I a. C. en la zona de las actuales Cuesta del Rosario y plaza de San Isidoro, al ser en este sector donde se ha llegado a identificar en torno a la cota +9,60 los restos de un pequeño monumento funerario escalonado de tipología tardorrepublicana. La estructura se ha interpretado como parte de un área funeraria que, dada la paleotopografía conocida, se hallaría a las afueras de una hipotética puerta de acceso a la ciudad republicana desde el norte (García García, 2007, p. 134García García, M. A. (2007). “Aqua Hispalensis. Primer avance sobre la excavación de la cisterna romana de la Plaza de la Pescadería (Sevilla)”. Romula, 6, pp. 125-142.).

La ampliación hacia el norte de la ciudad parece haberse hecho ya en época imperial, si bien los primeros testimonios de un uso residencial del área urbanizada entre 20-40 d. C. en el entorno de la Encarnación, que hasta entonces tuvo una dedicación fundamentalmente artesanal y comercial, no son anteriores a los primeros años del siglo II d. C. En este momento, todo este solar debió encontrarse claramente intramuros, aunque los testimonios conservados del lienzo de muralla que coinciden con el límite norte de la plaza actual no se han fechado nunca con claridad (cf. para todo lo anterior González Acuña, 2011González Acuña, D. (2011). Forma vrbis hispalensis. El urbanismo de la ciudad romana de Hispalis a través de los testimonios arqueológicos. Sevilla: Universidad de Sevilla.).

CONTEXTO URBANO: UN SECTOR EXTRAMUROS DE VOCACIÓN PORTUARIA

 

La zona portuaria de la ciudad en épocas turdetana y republicana parece encontrarse unos cientos de metros al norte del Patio de Banderas. Desde el punto de vista arqueológico, se documenta aquí un sector de almacenamiento y artesanal entre el límite septentrional del Patio de los Naranjos de la Catedral (calle Alemanes) y el interior del Palacio Episcopal, que flanquea el mismo patio. En Alemanes 25-29 (Vázquez-Paz, 2006Vázquez-Paz, J. (2006). Informe preliminar sobre la excavación de urgencia en la calle Alemanes nos. 25, 27, 29 de Sevilla. Sevilla: documento interno de la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.) se excavaron estancias de posibles almacenes separadas con muros cuyo alzado estaba hecho de ánforas reutilizadas. Aquí se documentó, además, el extremo meridional de la terraza +7 m s. n. m. descendiendo en pendiente hacia la ribera del río. Las estructuras artesanales excavadas en el actual Palacio Episcopal que incluyen hornos cerámicos (García Fernández y García Vargas, 2012, pp. 24-25García Fernández, F. J. y García Vargas, E. (2012). “Los hornos alfareros de tradición fenicia en el valle del Guadalquivir y su perduración en época romana: aspectos tecnológicos y sociales”. Spal, 21, pp. 9-38. DOI: https://doi.org/10.12795/spal.2012i21.01 ), parecen marcar el límite meridional de este suburbio portuario e “industrial” de la Spal prerromana, de modo que en el Patio de Banderas no se documentan para estos momentos más que ocupaciones esporádicas de la I Edad del Hierro. Tras una eventual ampliación de la zona artesanal y portuaria hacia el sur entre inicios y mediados del siglo I a. C. se constata la ocupación del espacio actual del Patio de Banderas por estructuras construidas que se extienden hacia el talud meridional de la terraza a +7 m s. n. m. y que inauguran las fases romanas de su estratigrafía. Hacia las primeras décadas del siglo I d. C. y hasta época flavia el área portuaria extramuros se extenderá aún más hacia el sur hasta alcanzar las zonas de almacenaje y de servicios excavadas en las actuales avenida de Roma1Intervención inédita. Memoria final depositada en la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía: Camiña Salas, N. y Gamarra Otero, F. (2004). Memoria Final de la intervención: excavación arqueologica de urgencia en Avenida de Roma y calle General Sanjurjo. Sevilla: documento interno de la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. y calle San Fernando2Intervención inédita. Memoria final depositada en la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía: Hunt Ortiz, M. (2007). Memoria Final de la intervención: excavación arqueológica de urgencia realizada en la calle San Fernando con motivo de la construcción de la línea 1 de metro ligero de Sevilla. Documento interno de la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía., junto al hotel Alfonso XIII.

Excavaciones recientes (2019) en la zona más oriental del interfluvio Guadalquivir-Tagarete, concretamente en el área conocida como “La Florida”3Intervención reciente aún inédita. Agradecemos la información al director de la intervención, Miguel Ángel de Dios Pérez. , han documentado un edificio porticado con cimentaciones de caementicium y consistente en una nave longitudinal de más de 70 m de longitud con una hilada de pilares en su eje. Su construcción se data en época augustea o julio-claudia temprana y se interpreta preliminarmente como un edificio de infraestructura portuaria, tal vez relacionado con el almacenamiento o el resguardo de bienes.

Las campañas de excavación en el Patio de Banderas han documentado, por su parte, una compleja estratigrafía que se abre en el siglo IX a. C. y concluye en la actualidad (Figs. 5 a 7Figs. 5, 6, 7) de la que aquí nos interesan las fases republicanas e imperiales que son las que desarrollaremos en este trabajo. Tras un abandono de más de trescientos años, hacia fines del siglo V d. C., se retoma la actividad constructiva en el solar de la actual plaza. No obstante, las recientes excavaciones, que han interesado a un área de más de 2000 m2, no han podido detectar para esta época ningún edificio religioso que permita pensar en un baptisterio o cualquier otro elemento de un complejo episcopal, como se había propuesto a partir de las excavaciones citadas de M. Bendala e I. Negueruela (Bendala y Negueruela, 1980Bendala, M. y Negueruela, I. (1980). “Baptisterio paleocristiano y visigodo en los reales alcázares de Sevilla”. Noticiario Arqueológico Hispánico, 10, pp. 335-380.; Sánchez Ramos, 2009, pp. 258-259Sánchez Ramos, I. (2009). “Arquitectura sacra de época tardía en Hispalis. Algunas reflexiones”. Archivo Español de Arqueología, 82, pp. 255-274. DOI: https://doi.org/10.3989/aespa.082.009.010 ; cf. García Vargas, 2012b)García Vargas, E. (2012b). “La Sevilla tardoantigua. Diez años después”. En: Beltrán Fortes, J. y Rodríguez Gutiérrez, O. (Eds.). Hispaniae urbes. Investigaciones arqueológicas en ciudades históricas. Sevilla: Universidad de Sevilla, pp. 881-925. .

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Figura 5.  Secuencia de ocupación del espacio ocupado por el Patio de Banderas desde el siglo IX a. C. hasta el presente (elaboración propia).
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Figura 6.  Restos arqueológicos pertenecientes a los períodos romanos desde el siglo II a. C. hasta el siglo III d. C. (elaboración propia).
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Figura 7.  Sección norte-sur de la excavación. En rojo las estructuras de época republicana (elaboración propia).
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Figura 8.  Ubicación de los restos republicanos iniciales en el contexto de la ciudad y topografía romanas bajo el actual Alcázar (elaboración propia).

FASE REPUBLICANA I: LAS PRIMERAS ESTRUCTURAS ROMANAS BAJO EL PATIO DE BANDERAS. SIGLOS II-I A. C.

 

Las estructuras de esta época documentadas en el Patio de Banderas se concentran en los sectores central y septentrional del espacio excavado, circunscribiéndose a la parte alta de la elevación contigua a la confluencia de los ríos Tagarate y Guadalquivir. La base de estas estructuras se sitúa sobre la cota +7,75 m s. n. m. (5 m bajo la rasante del Patio de Banderas), nivel en el que se disponen sus pavimentos si bien alguno de los alzados conservados llega a sobrepasar la cota +9,00 m s. n. m. (Fig. 10).

Las estructuras excavadas se disponen ortogonalmente siendo las primeras que urbanizan este sector de la ciudad, inaugurando un sistema de orientaciones que perdurará, aunque con notables alteraciones, hasta el siglo XI d. C. Parecen pertenecer a una única edificación (Fig. 9) que dispondría de muros con zócalos de mampostería y alzados de adobe con enlucidos de cal y que estaría pavimentada con opus signinum de árido grueso.

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Figura 9.  Planta de los restos del edificio romano republicano inicial. Siglos II-I a. C. (elaboración propia).
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Figura 10.  SE XVII. Campaña 2012. Muro de adobe (1796) perteneciente a la fase republicana 1 (fotografía M. A. Tabales).

Los alzados conservados de algunos muros tienen entre 0,40 y 0,55 m de espesor, están construidos con adobes trabados con barro que responden al módulo 0,48 × 0,32 × 0,06 m con llagas de 0,02 m y se asientan sobre un zócalo construido con mampostería caliza careada dispuesta sobre una cimentación de ripio del mismo material. Los muros septentrionales y occidentales de la construcción se elevan sobre una zapata.

El revestimiento exterior de terminación para el enlucido está formado, allí donde se conserva, por una sola capa de encalado. En su composición, se ha detectado la presencia de hematites (Fe2O3) que puede ser debida a impurezas de la cal, a la existencia de una policromía con pigmentos de óxido de hierro sobre el encalado o a la impregnación del encalado con óxidos de hierro procedentes de la tierra (arcillas) con la que ha estado enterrado durante muchos siglos. La técnica empleada para el enlucido es ciertamente original al marcar ligeros resaltes superpuestos que delatan el empleo de algún tipo de tablazón.

Uno de estos muros de adobe (U 1796) supera los 2 m de altura (Fig. 10), lo cual es sorprendente dado el nivel de conservación del resto de estructuras de esta fase; se explica gracias a que fue reutilizado como límite occidental de un edificio posterior. Aparece asociado a un pavimento simple de cal apisonada junto al que discurre un desagüe.

Aunque muy arrasadas por las construcciones posteriores y difíciles de interpretar también por haber sido excavadas solo parcialmente, las estructuras de esta fase del Patio de Banderas parecen responder a una sola edificación separada de otro edificio (muros 1924 y pavimentos 1925 y 2032) por el muro medianero 1923 que corre en dirección norte-sur. Esta edificación se organizaría interiormente en al menos tres espacios perpendiculares a la medianera mencionada.

  • El primero (estancia 1) tendría forma rectangular y vendría delimitado, además de por el muro de fachada 1923, por los paramentos 1917, 2144 y 2279. Se encontraba pavimentado (1918) con signinum de gran dureza, color rojizo y superficie perfectamente alisada.

  • El segundo (estancia 2), contiguo al primero por el sur, estaría delimitado por los muros 2144 y 2148 siendo 2144 medianero entre las estancias 1 y 2. La existencia de una columna de cuartos de ladrillo sobre base de ladrillos incluida en este último paramento hace pensar en que la conexión entre los dos ámbitos se hacía a través de un pequeño porticado con al menos dos columnas que luego sería tabicado y enlucido en blanco, además de subirse ligeramente la cota de los pavimentos. Esta estancia conserva hacia su centro una estructura circular de piedras trabadas con barro y pudo rodear por el sur y el este a la estancia 1.

  • El tercero (estancia 3) estaría separado del anterior por el muro 2148 y apenas se ha excavado en extensión. Solo se conservan pegados a este muro el pavimento 2149 y la canalización 2159 que de hecho pasa por debajo de él procedente, aparentemente de la estancia 1 para desembocar seguramente en un lebrillo turdetano de grandes dimensiones encastrado en el suelo de este espacio (Fig. 11).

  • Una serie de muros (1730, 1795, 2056) asociados a restos de pavimentos de cal y alineados en dirección norte-sur pueden ser ámbitos externos de tránsito (angiportus) o de conexión interna entre crujías de un mismo edificio, en cuyo caso constituirían un nuevo espacio.

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Figura 11.  SE XVII. Sectores XVII B, C, F y G. Campaña 2012. Detalle del lebrillo de tradicición turdetana encastrado en el terreno (fotografía M. A. Tabales).
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Figura 12.  Ubicación de los conjuntos edilicios portuarios en el contexto de la ciudad y topografía romanas bajo el actual Alcázar (elaboración propia).

En general, como se ha dicho, la interpretación es difícil, pero el esquema de las estancias 1 a 3, la presencia de un antiguo paso porticado entre dos de ellos (estancias 1 y 2), los pavimentos de signinum de gran calidad y la acumulación de piedras de la estancia 2, así como la canalización que procede de la estancia 1, hacen pensar en un edificio de vocación productiva.

Podría verse, por ejemplo, una habitación de prensado de aceitunas en la estancia 1, cuya mitad oriental nos es casi completamente desconocida. Esta podría haber albergado infraestructuras de prensado ya que sus muros perimetrales son los únicos que poseen zapata de cimentación, tal vez porque debieron recibir una presión superior. La habitación o estancia 2 pudo albergar el contrapeso de la viga, del cual el único testimonio sea tal vez la acumulación circular que le serviría de basamento, mientras que la estancia 3 podría ser un espacio de recogida del aceite y separación del alpechín que llegaría procedente de la estancia 1 a través de la canaleta 2159 para ser contenida en recipientes del tipo del lebrillo 2160 encastrado en el suelo o en piletas como las que parecen sugerir los baquetones del pavimento de signinum 2149.

Se tendrían, así, los elementos funcionales de este tipo de instalaciones, situados en batería norte-sur en una sola crujía que incluiría nave de prensado de la sampsa o pasta de aceituna obtenida y nave de separación del aceite y posterior almacenamiento, aunque, como señalamos, el estado de las estructuras y lo parcial de su conocimiento hace difícil ir más allá de una hipótesis de trabajo sustentada en la presencia de contenedores enterrados, fundamentaciones de posibles máquinas, y canalizaciones y suelos de signinum de gran resistencia que, antes de la generalización en la provincia de los pavimentos de spicatum para esta clase de instalaciones, parecen haber sido los más usados para ensolar las almazaras.

La tipología del edificio sería, pues, similar a la que se conoce en las escasas instalaciones de este tipo documentadas hasta ahora en la Ulterior-Baetica para época republicana o tempranoimperial y parece acorde con un carácter no industrial y suburbano de entorno portuario (Peña Cervantes, 2014Peña Cervantes, Y. (2014). “Bodegas y almazaras en Hispania: Estructuras y ámbitos de producción”. En: Bustamante, M. y Bernal, D. (Eds.). Artífices idóneos. Artesanos, talleres y manufacturas en Hispania. Anejos de Archivo Español de Arqueología, 71. Mérida, CSIC, pp. 211-267.; Carrillo Díaz-Pines, 2011-2012Carrillo Díaz-Pines J. R. (2011-2012). “La producción de aceite en el interior de la Bética: la Subbética cordobesa”. En: Noguera, J. M. y Antolinos, J. A. (Eds.). De vino et oleo hispaniae. Áreas de producción y procesos tecnológicos del vino y el aceite en la Hispania romana. Coloquio Internacional. Anales de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Murcia, 27-28, pp. 349-380.).

La datación del CNA (Centro Nacional de Aceleradores de Sevilla) sobre una muestra de carbón extraído del muro de adobe UE 1795 del SE XV (campaña 2009) establece una edad por radiocarbono convencional del 202 a. C. ± 45 años. La edilicia claramente romana al respecto de los pavimentos y de los cuartos de círculo de ladrillos denotan una cronología posterior a la ofrecida por la muestra de carbono 14, lo que puede indicar una mayor antigüedad de los muros del angiportus septentrional o bien un decalage entre la fecha de los componentes de la construcción del muro y el momento de su erección.

Los materiales cerámicos documentados bajo el signinum (UE 1927) y en los rellenos de colmatación y anulación de las estructuras (UE 1929, 1919 y 1922) rondan, no obstante, el tránsito entre los siglos II y I a. C. y, muy probablemente, se sitúen en los primeros decenios del siglo I a. C. sin que sea posible establecer, por su cercanía tipológica, una datación diferenciada para materiales contenidos en rellenos de construcción y destrucción de las estructuras, máxime cuando los signina pueden haberse renovado a lo largo de la vida útil del edificio. Se trata de ánforas itálicas Dressel 1A, ánforas ovoides brindisinas, una de ellas con sello APOLLON(i), procedente del taller alfarero de Apani; ánforas africanas de la forma 7.4.3.1., púnicas sudhispanas de los tipos 9.1.1.1. y 7.4.3.3., Pellicer D del valle del Guadalquivir, ibicencas PE 17; lebrillos y urnas pintadas de tradición turdetana; campanienses A de las formas Lamb. 5, 8, 33 y 27 a-b, campanienses B etruscas sin formas diagnosticables, campaniense B de Cales de las formas 1, 5 y 8A; comunes itálicas de las formas Vegas 2, Vegas 14 y Celsa 80,7056. Otras producciones singulares presentes en estos contextos y que proceden del Egeo y de la costa levantina peninsular se encuadran bien en esta cronología. Nos referimos, respectivamente, a imitaciones itálicas de boles helenísticos con decoración en relieve y a los kalathoi o vasos con forma de “sombrero de copa” pertenecientes al repertorio cerámico ibérico. Los primeros están presentes en otros contextos de la ciudad de Sevilla contemporáneos a nuestra fase II, como Argote de Molina 9 (Campos, 1986Campos Carrasco, J. (1986). Excavaciones arqueológicas en la ciudad de Sevilla. Sevilla: Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla.) y Abades 41-43Jiménez Sancho, A., García Vargas, E., García Fernández, F. J. y Ferrer Albelda, E. (2006). “Aportación al estudio de la Sevilla prerromana y romano-republicana. Repertorios cerámicos y secuencia edilicia en la estratigrafía de la calle Abades 41-43”. Spal, 15, pp. 281-312. DOI: https://doi.org/10.12795/spal.2006.i15.15 (Jiménez Sancho et al., 2006Jiménez Sancho, A., García Vargas, E., García Fernández, F. J. y Ferrer Albelda, E. (2006). “Aportación al estudio de la Sevilla prerromana y romano-republicana. Repertorios cerámicos y secuencia edilicia en la estratigrafía de la calle Abades 41-43”. Spal, 15, pp. 281-312. DOI: https://doi.org/10.12795/spal.2006.i15.15 ), mientras que los segundos se documentan en otros yacimientos del suroeste peninsular, como la mina La Loba (Fuente Ovejuna, Córdoba) (Blázquez et al., 2002Blázquez, J. M., Domergue, P. y Sillières, P. (2002). La Loba (Fuenteobejuna, Cordoue, Espagne). La mine et le village minier antiques. Burdeos: Ausonius. ), en contextos fechados entre 110 y 90 a. C.

FASE REPUBLICANA II: LOS EDIFICIOS DE OPUS AFRICANUM DE MEDIADOS DEL SIGLO I A. C.

 

Una vez amortizado el horizonte descrito se procedió a levantar un complejo edilicio de notables proporciones realizado en opus africanum y cuyas estructuras se organizan en torno a un espacio central al que se accedía mediante pasajes de sentidos opuestos situados en su extremo oriental formando un angiportus. A este complejo edilicio que es el que se ha excavado sustancialmente en el área del actual Patio de Banderas, le hemos denominado conjunto edilicio n.º 1. Este centrará nuestra descripción en esta fase, pero como quiera que en su entorno se han excavado, ahora o en campañas anteriores, espacios que estimamos que corresponden a otros conjuntos edilicios paredaños o separados unos de otros por calles y angiportus, los hemos agrupado también en conjuntos y les hemos otorgado una numeración correlativa dentro de su conjunto (Fig. 13).

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Figura 13.  Planta de los conjuntos edilicios portuarios: naves 1 a 5, conjunto 1; muro 1715, conjunto 2; naves A a D, conjunto 3; naves α-γ, conjunto 4. (elaboración propia).

En lo que hace al conjunto edilicio n.º 1., se trata de un edificio, seguramente de almacenaje y actividades comerciales y/o artesanales, organizado en torno a un patio central. En este patio interior abierto se dispusieron cuatro grandes pilares pétreos de base rectangular (1,20 × 2,00 m) que tal vez fuesen originalmente seis, pues la gran fosa de época islámica situada al sur del sondeo XVIII parece haber arrasado los pilares meridionales, situados en este sector destruido del espacio central.

Al norte de este espacio central o patio, se abren los lados cortos de tres naves adosadas (naves 1, 2 y 3) cuyas fachadas contrarias dan a una calle, mientras que al sur del mismo patio dan otras dos naves alargadas (naves 4 y 5) que en su extremo contrario se abren a un criptopórtico sostenido por columnas de cuartos de círculo en cerámica recubiertas con estuco. Nos encontramos, pues, ante un conjunto de naves, a veces divididas interiormente en habitaciones más pequeñas, que se presentan agrupadas en torno a un patio central. Se han documentado bien las que flanquean este espacio abierto por el norte y por el sur. Las que continúan, con el patio mismo, hacia el oeste se conocen muy parcialmente, mientras que las que limitan con el lado oriental de este lo hacen por intermediación del angiportus, es decir, que no abren directamente al patio. Por su técnica constructiva (infra) y por hallarse divididas por una calle intermedia de dirección este-oeste, creemos que estos espacios pueden atribuirse a dos conjuntos edilicios diferentes (conjuntos edilicios n.º 2 y n.º3) no conectados entre sí. Del conjunto n.o 3 se han excavado parcialmente cuatro naves o salas nombradas de la A a la D. En el extremo noroeste del Patio de Banderas, las estructuras excavadas en su día por Bendala y Negueruela parecen definir un último conjunto edilicio (conjunto edilicio n.º 4), del que se conocen tres espacios denominados con las tres primeras letras del alfabeto griego. Por su parte, la cloaca documentada en esta excavación en dirección este-oeste debe reproducir el trazado de una calle con la misma dirección que separaría los conjuntos 1 y 4.

La funcionalidad de los conjuntos edilicios del Patio de Banderas no ha podido ser definida con certeza ya que los materiales rescatados en las diversas intervenciones son dudosos a la hora de adscribirles un uso claro. No obstante, tanto la fisonomía general de los mismos como su inserción en la zona portuaria meridional de la ciudad durante este periodo hacen pensar en una probable función administrativa y/o comercial: tal vez un conjunto de almacenes y espacios anexos organizados, al menos en el caso del conjunto edilicio n.º 1, según el conocido esquema de “patio central” (Rickmam, 1971Rickman, G. E. (1971). Roman Granaries and Store Buildings. Cambridge: Cambridge University Press. ) y formando parte del emporium hispalense.

En lo que sigue, analizaremos con cierto detenimiento la distribución y la edilicia del conjunto edilicio n.º 1, único excavado en suficiente extensión para comprender su esquema compositivo. Se fecha, como se indicará más adelante, en el tercer cuarto del siglo I a. C. Los espacios de este conjunto se irán describiendo de norte a sur, pero no hay que olvidar que se trata de un bloque centrado en un espacio interior abierto o patio (Fig. 13).

SECTOR 1. NAVES SEPTENTRIONALES

 

Es el sector mejor conservado, configurándose mediante una serie de alineaciones murales yuxtapuestas formando estancias alargadas y compartimentadas que en algunas ocasiones llegan a conservar hasta 2,50 m de altura siendo el espesor medio de los muros 0,44 m. Aunque la fachada norte de la edificación se pierde bajo el perfil de la excavación, se ha podido documentar su fachada meridional. Esta presenta una línea escalonada con un saliente acusado en el extremo occidental debido a que la nave que ocupa esta zona se adelanta unos 0,60 m sobre la línea de fachada de las otras dos. La nave central presenta igualmente en fachada una pilastra o estribo de refuerzo hacia su parte central que sobresale unos 0,30 m.

La secuencia del sector septentrional del complejo del Patio de Banderas es: fase constructiva en torno al tercer cuarto del siglo I a. C., con planteamiento general de las estructuras, de los tránsitos y de las funciones; alzado parcial de cotas entre 15 a. C. y 20 d. C. (fase imperial I), y, finalmente, reformas significativas entre 70-90 d. C. que supusieron un alzado importante de cotas de circulación en el sector, la introducción de un sistema hidráulico complejo (piletas y canalizaciones de evacuación) y la reordenación de los tránsitos internos. Estos aspectos se tratarán más adelante en el apartado dedicado a las reformas de época flavia (Fig. 20).

SECTOR 2. NAVES MERIDIONALES Y GALERÍA

 

Al sur del patio central se repite de manera casi simétrica el esquema del sector norte, si bien a una cota inferior situándose los pavimentos que aquí sí se documentan y son de un potente signinum, en torno a una cota de 7 m s. n. m. Un pasaje similar y algo más corto (9,70 × 1,50 m) que el que separa el sector septentrional del conjunto edilicio 1 del conjunto 2 divide también aquí este sector meridional el conjunto 1 del del conjunto 3. Consideraremos ambos pasajes como formando parte de la misma estructura a la que denominaremos angiportus para evitar ambigüedades en la descripción, ya que en contextos de edificios de almacenamientos estos pasillos que separan naves y conjuntos deben tal vez denominarse ambitus. Nuestro angiportus conduce, en dirección meridiana, desde la calle que divide los conjuntos edilicios 1 y 4 a la galería que lo separa de otras construcciones aún más meridionales que por su identificación muy parcial en perfil no hemos numerado. Esta galería (un criptopórtico) presenta en el centro una batería de columnas latericias revocadas con mortero de cal que corre a lo largo de la fachada meridional de las naves 4 y 5 y continúa hasta enlazar con las de las naves C y D del conjunto edilicio 3. La mejor conservada presenta 1,80 m de altura y un diámetro de 0,44 m. El intercolumnio ronda los 3,30 m y la luz completa es de 4,30 m desde la fachada sur del conjunto edilicio 1 hasta el citado muro del conjunto documentado en el perfil sur (probablemente una plaza porticada de la que se ha recuperado un tambor de calcarenita con estrías dóricas) (Fig. 15).

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Figura 14.  SE XIV. Sector A. Campaña 2009. Conjunto edilicio 1: acceso cegado entre las naves 2 y 3. Vista desde la nave 3. (fotografía M. A. Tabales).
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Figura 15.  Galería meridional. Probable criptopórtico sobre el que se elevaría una galería superior una vez colocadas las columnas latericias a fines del siglo I d. C. La existencia en el perfil oriental de un tambor de calcarenita con acanaladuras vivas, parcialmente enlucido, permite suponer la existencia de un pórtico a una cota superior al sur de este ámbito (fotografía M. A. Tabales).

Se han recuperado seis columnas a lo largo de los 18,60 m excavados de galería; una de ella sustituye a otra previa mediante un replanteo que acortó la distancia entre las dos situadas al este. Precisamente frente a la columna renovada aparece en el muro de fachada una entalladura que delata el empotramiento de una de las vigas de soporte de la cubrición del criptopórtico. La columna del extremo oriental es la única que disponía de un basamento de ladrillos y una moldura ática del mismo material muy simplificada; cerca de ella, aparecen los restos volcados de otra columna muy probablemente perteneciente a la vuelta de la galería hacia el sur. Las demás se apoyaban directamente sobre una leve zanja de cimentación rellena de cascotes. El pavimento de la galería era de cal apisonada, situándose en la última fase antes de su destrucción a la cota 7,18 m s. n. m., es decir, un pie sobre el suelo de las habitaciones contiguas.

Se han podido excavar una gran estancia completa (nave 4) y parte de otra al oeste de esta (nave 5) cuyas dimensiones apuntan a un área similar. La primera tiene una superficie de 55 m² disponiéndose rectangularmente con 5,71 × 9,70 m de lado y un gran pilar de sillares en el centro de la sala. Conserva todo su perímetro a excepción de su esquina noroeste y aparece pavimentada con un magnífico suelo de opus signinum solo alterado por algunos huecos que posiblemente pertenecieran a postes de madera que podrían sostener un armario corrido con empotramientos ya que estas perforaciones aparecen de manera cadenciada en los muros. También la nave contigua 5 presenta huellas similares (Fig. 16).

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Figura 16.  Vista general de las naves 4 y 5 del conjunto edilicio 1. La estancia central se abre a la galería sur mediante una portada doble con pilar central. Adviértanse los huecos en el pavimento de opus signinum pertenecientes a los apoyos de los estantes de madera originales. Consideramos la posibilidad de su uso como tabularium o archivo (fotografía M. A. Tabales).

En los rellenos de amortización de las naves 4 y 5 se localizaron materiales constructivos procedentes tal vez del desplome de la planta superior destacando entre ellos abundantes fragmentos de opus signinum, elementos ornamentales marmóreos, sectiles, teselas y revocos polícromos. Es probable que hacia el patio central, las plantas superiores se proyectaran hasta alcanzar la línea de pilares 4-¿6?, ganando, de este modo, superficie, en un expediente habitual en este tipo de estructuras de almacenaje. El mismo caso pudo darse con respecto a las naves 1-3 del sector septentrional, proyectadas en primera planta tal vez hacia la línea de pilares 1-¿3? De hecho, se documentan fragmentos importantes de suelos de signinum y de elementos decorativos (estucos) en la galería norte del patio que no pueden proceder en su mayoría sino de la destrucción de una sobreplanta cuyos voladizos estarían sostenidos sobre los pilares con un entramado de madera como el propuesto para el criptopórtico del foro de Santa Cruz de Eslava, Navarra (Cebrián et al., 2020Cebrián Fernández, R., Andreu Pintado, J., Romero Novella, L., Mateo Pérez, R. y Delage González, I. (2020). “Arquitectura pública de Santa Criz de Eslava (Navarra, conventus Caesaraugustanus) en época altoimperial: el criptopórtico del foro y su almacén anexo”. Spal, 29.1, pp. 130. DOI: http://dx.doi.org/10.12795/spal.2020.i29.08.). El grosor excepcional del muro septentrional de las naves 3 y 4 (ca. 0,90 m o tres pies romanos) construido con mampostería tomada con barro y los ensanchamientos en la del muro meridional de las naves 1 a 3 que coinciden con la posición de los pilares, hablan en favor de la idea de plantas superiores proyectadas y apoyadas en los muros engrosados y en los recios pilares del patio central. De cualquier forma, las naves superiores no tenían por qué presentar construido todo el voladizo, siendo posible un juego de muro de cierre con vanos y pequeña balconada corrida frente a este abriendo al patio.

Las naves parcialmente excavadas del conjunto edilicio 3 (naves A, B, C y D) carecen de comunicación con el conjunto no 1, por lo que interpretamos que corresponden a un conjunto arquitectónico diferente, lo que se refleja incluso en la edilicia. De hecho, el muro occidental de la Nave A (1795) es un paramento de adobe de más de 2 m de altura reaprovechado de la fase anterior, siendo su continuación hacia el sur (2056) de tierra pisada y enlucida y construida con un encofrado del que se conservan las huellas en ambos paramentos. Difícilmente hace juego constructivo con los pilares del patio y tal vez sea un edificio construido reutilizando las estructuras de adobe de la fase anterior. Sus divisiones internas son de mampuesto, a diferencia del africanum del conjunto 1. No obstante, sus naves tendrían la misma longitud que las naves 4 y 5 de este último, es decir, 9,70 m siendo la anchura de la única que permite conocer este dato (nave C) algo menor que en estas, solo 3,96 m.

SECTOR 3. PATIO CENTRAL

 

Entre los dos sectores hasta ahora descritos se sitúa el ámbito más original del conjunto. Se trata de un espacio rectangular de 16 m de lado menor en el que se inscriben al menos cuatro pilares pétreos (Fig. 17) en opus quadratum dispuestos irregularmente en su interior. Una gran fosa de época andalusí afecta hasta niveles de fundación el sector occidental de este patio impidiéndonos saber si a poniente de los pilares documentados existieron otros que continuaran su ritmo arquitectónico, aspecto que consideramos muy probable ya que las naves con las que se van coordinando y que supuestamente vuelan su primera planta sobre ellos continúan adosándose al conjunto en esta dirección.

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Figura 17.  SE XVIII. Sector G. Campaña 2012. Patio central, pilar n.º 1. En la parte superior se advierte la cimentación de la galería del patio tardoantiguo (fotografía M. A. Tabales).

Los restos documentados oscilan entre las cotas +9,55 y +7,56 m s. n. m. Parecen definir tres naves en sentido este-oeste con galerías menores en los extremos (3,77 m) y un área central de mayor luz de 5,60 m. Su límite oriental viene definido por el muro de adobe compuesto con barro construido un siglo antes y que ahora se reutilizará en el conjunto edilicio 3, definiendo el angosto espacio de acceso desde el exterior que hemos llamado angiportus, de apenas 1,42 m en su lado mayor (Tabales, 2011, p. 88Tabales, M. A. (2011). “Resumen de los trabajos arqueológicos realizados en la campaña 2010 en el Patio de Banderas”. Apuntes del Real Alcázar de Sevilla, 12, pp. 88-105).

El espacio central se abre a las estancias contiguas mediante diferentes tránsitos habiéndose conservado con suficiente nitidez tres de ellos. En definitiva, nos encontramos con un espacio central a la cota +8 m s. n. m. al que se bajaba desde el norte y al que se ascendía desde el sector sur. Igualmente, parece deducirse la existencia de una calle este-oeste que desemboca en el angiportus y separaría los conjuntos edilicios 2 y 3 (Figs. 13 y 18).

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Figura 18.  SE XV. Sectores B y C. Campaña 2010. Paramento exterior del conjunto 1 correspondiente al angiportus norte. En primer término, restos del pavimento de losas de la calle; al fondo (izquierda) relieve fálico sobre el último sillar vertical. Obsérvese el escalonamiento de la calle reflejado en el muro (fotografía M. A. Tabales).

Ya se ha señalado que en el tramo septentrional del angiportus se documenta (parcialmente) un pavimento de losas calizas trabadas con barro tendentes al cuadrado. Estas se asientan sobre un rudus de mampostería caliza de tamaño mediano y constituyen el solado de este pasillo que flanquea por el este la nave 1 descendiendo escalonadamente hasta el espacio central. Precisamente en esta bajada, formando parte del paramento de la citada nave, se localizó sobre una de las cadenas pétreas una escultura en bajorrelieve (Fig. 19) con motivo fálico. Se presenta en estado de erección y con dos elementos relativos al mundo animal como los cuartos traseros y cola (Vargas, 2011, p. 106Vargas Lorenzo, C. (2011). “Estudio del motivo fálico hallado en el edificio romano republicano bajo el Patio de Banderas”. Apuntes del Real Alcázar de Sevilla, 12, pp. 106-121).

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Figura 19.  SE XV. Sector D. Campaña 2010. Relieve fálico en la fachada oriental del conjunto edilicio 1. Vista frontal (fotografía M. A. Tabales).

Uno de los aspectos fundamentales en la interpretación de estas estructuras es el de sus cotas y su posible doble altura. De norte a sur los cimientos se disponen sobre el terreno natural decreciendo, al igual que este, a lo largo de 40 m desde la cota de +8 m s. n. m. hasta la cota de +6,60 m s. n. m. La técnica general empleada para la construcción del citado conjunto responde al denominado opus africanum. Uno de los sillares del muro occidental de la nave 2 presenta una característica especial. En él puede observarse la inscripción “LCIL” que bien podría tratarse de marcas de cantero o también de cualquier otro tipo de abreviatura.

Se constatan una serie de detalles reseñables en este sector septentrional del conjunto; nos referimos por un lado a la colocación del relieve fálico en una de sus fachadas, indicio claro de la necesidad de protección de su contenido o función, y por otro, a la aparición de sendas fosas votivas fundacionales en sus fundamentos con depósitos de ungüentarios en un caso y de pondus de grandes dimensiones en el otro, así como la disposición de una estatuilla femenina de terracota, tal vez una representación de la diosa Diana protegida por un platillo bajo una piedra, en la base de uno de los pilares.

La datación por radiocarbono de dos muestras tomadas en los rellenos fundacionales ofrece un abanico temporal que va desde el 110 hasta el 30 a. C.4Dataciones del CNA sobre muestras carbónicas en las unidades estratigráficas 1684 (fundación del edificio) y 1676. En el primer caso el radiocarbono convencional fecha en 70 ± 40 a. C., si bien con un 95 % de probabilidades abre la horquilla entre el 197 y el 17 a. C. Por su parte la UE 1676 fecha en 75 ± 30 a. C. abriendo la horquilla al 95 % de probabilidad entre el 184 y el 40 a. C. Por su parte, el estudio de los materiales procedentes de los rellenos constructivos de las estructuras de opus africanum nos ha puesto ante un interesante repertorio de cerámicas locales y de importación que se fechan genéricamente hacia el tercer cuarto del siglo I a. C. (50-25 a. C.). Las producciones que ofrecen esta cronología son las sigillatae de producción oriental de la variante Eastern Sigillata A (Hayes, 1985Hayes, J. W. (1985): “Atlante Delle Forme Ceramiche II. Ceramica Fine Romana Nel Bacino Mediterraneo: Sigillate Orientali”. Enciclopedia Dell’Arte Antica. Roma: Istituto della Enciclopedia Italiana.), encuadrables en el tipo Atlante 3 cuya datación se extiende, entre el 100 a. C. y el cambio de Era, las campanienses mayoritariamente del tipo B caleno y las ánforas locales (con una amplia tipología ovoide) e importadas. A esto hay que añadir la aparición de un conjunto de ungüentarios helenísticos (Oberaden 28/C5) dispuestos en la cimentación del edificio, aparentemente como depósito fundacional.

FASE IMPERIAL I: ÉPOCA TARDOAUGUSTEA-TIBERIANA

 

Las trazas tardorrepublicanas del conjunto edilicio del Patio de Banderas perdurarán algo más de un siglo sin apenas alteraciones de interés, si exceptuamos algunos cambios de cota menores y reparaciones que han podido ser fechadas durante el cambio de Era, en concreto entre el 15 a. C. y el 20 d. C. En esta etapa tan solo hemos podido identificar una serie de paquetes de relleno que elevan levemente las cotas de uso, pero cuyos materiales cerámicos (especialmente las sigillatae itálicas) arrojan una cronología posterior a la de los aparecidos en los propios paquetes de cimentación del edificio. Estas unidades están representadas por los números 1879, 1880 y 1883 alzados de cota documentados en las naves septentrionales del conjunto y que oscilan entre +8,86 y +8,72 m s. n. m., no reflejándose niveles de pavimentos claramente identificable, sino solo estos paquetes sedimentarios que elevan la cota de circulación.

FASE IMPERIAL II: ÉPOCA FLAVIA (70-90 D. C.)

 

Será en época flavia, entre los años 70 y 90 d. C., cuando asistiremos a la ejecución de reformas de mayor intensidad encaminadas a la reparación y reestructuración de los antiguos espacios del sector 1. En primer lugar, hemos podido documentar una elevación de las cotas de uso de 1,30 m de potencia en el edificio de opus africanum mediante al aporte de paquetes de relleno muy homogéneos y con una importante concentración de material cerámico (Fig. 20).

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Figura 20.  Planta del conjunto edilicio 1. Reformas del sistema hidráulico en época flavia (elaboración propia).

Esta elevación se podría explicar por una parte si pensamos que el antiguo edificio contaba con espacios deprimidos en la nave 3 que en estos momentos dejan de tener funcionalidad siendo anulados previo taponamiento con ladrillos pedales de antiguos vanos como los que comunicaban la nave 2 con el ámbito 1 de la nave 3 y los ámbitos 2 y 3 de la misma nave. En el primero, el aparejo que maciza el vano del viejo paramento de africanum estará construido con ladrillos de 0,29 × 0,22 × 0,06 m colocados a soga y tizón alterno algo irregular y trabados con argamasa de cal de buena calidad. Para nivelar las irregularidades de dicho muro se usa una verdugada de tegulae de nivelación. En el segundo se usa un aparejo compuesto en su totalidad por tegulae acuñadas con piezas fragmentarias conformando verdugadas pseudohorizontales tomadas con barro.

Otra de las reformas de este periodo es la instalación cruzando todo el sector septentrional del conjunto de una cloaca cubierta por bóveda de medio punto con rosca de ladrillos (1845). Lleva dirección norte-sur y conserva una longitud documentada de 5,08 m. Procede del área central, concretamente del espacio situado entre los pilares 1, 2, 4 y 5 donde se había procedido al relleno de las galerías hasta la cota 10 m s. n. m. (es decir, en más de 1,5 m) para construir un depósito que, en su última fase, la única excavada, presenta una pareja de lacus de signinum colocados en paralelo en dirección norte-sur enmarcados en una cenefa de spicatum. La cloaca lleva también dirección meridiana y atraviesa los muros formeros e internos de la nave 2 saliendo en dirección a supuesta calle septentrional donde debe enlazar con el colector localizado en la excavación de Bendala y Negueruela (Bendala y Negueruela, 1980, p. 379Bendala, M. y Negueruela, I. (1980). “Baptisterio paleocristiano y visigodo en los reales alcázares de Sevilla”. Noticiario Arqueológico Hispánico, 10, pp. 335-380.). Ello obliga a elevar la cota de los pavimentos de la nave ligeramente por encima de los 10 m s. n. m. como atestigua uno de los escasos restos documentados de suelo de ladrillos de esta fase (1701).

Bajo el angiportus septentrional se ha podido constatar también la existencia de una atarjea de desagüe construida con ladrillos a tizón en la pared y en la tapa y asentada sobre hiladas de nivelación de tegulae que se traban con argamasa con alta concentración de cal. Pensamos que desaguaría hacia el mismo colector que la cloaca descrita en el párrafo anterior. La existencia de dos colectores debe relacionarse con la reforma del contenedor de agua que primero parece conectarse con la cloaca de medio cañón y posteriormente con la adintelada.

En el sector meridional se mantuvo la cota primitiva (7 m s. n. m., es decir 5,5 m bajo el suelo actual del Patio de Banderas) si bien se detectan algunas alteraciones destacables como el lógico cegamiento de la comunicación con el sector central donde la subida general de cotas había obligado a eliminar las conexiones entre las naves y el patio a excepción de la constituida por el angiportus que, de cualquier forma, flanqueaba las naves sin entrar en ellas.

Los paquetes estratigráficos asociados a la reforma flavia se fechan con bastante precisión entre 70 y 90 d. C. gracias a una impresionante colección de sigillatae gálicas en los que destacan las formas decoradas Dragendorf 29 y Dragendorf 37 y las lisas Dragendorf 15-17, 18, 24-25, 27 y Ritterling 14B, en su inmensa mayoría procedentes del taller de Graufesenque (Millau, Francia: Arnold y García Vargas, e. p.Arnold, E. y García Vargas, E. (e. p.). “Terra Sigillata Gallica at Seville. New datas, new perspectives”. En: Viegas, C. y Bustamante, M. (Eds.). South Galish Sigillata in Southwest Hispania: circulation and comsuption. Lisboa: Uniarq, pp. 145-178.). Por su parte, las cerámicas comunes repiten los tipos de orzas, jarros, jarras y cuencos de las producciones de la segunda mitad del siglo I d. C. que se conocen en el alfar sevillano del Hospital de las Cinco Llagas (actual Parlamento de Andalucía). Las ánforas de estos contextos corresponden a un momento de cierta indefinición en cuanto a la cronología, ya que los repertorios tardojulioclaudios y flavios peninsulares, gálicos o egeos presentes (cf. García Vargas, 2012aGarcía Vargas, E. (2012a). “Hispalis (Sevilla, España) y el comercio mediterráneo en el Alto Imperio Romano. El testimonio de las ánforas.”, En: Keay, S. J. (Ed.). Rome, Portus and the Mediterranean, Archaeological Monographs of The British School at Rome, 21. Roma: The British School at Rome, pp. 245-266.) no permiten una datación tan detallada como las sigillatae (y especialmente sus sellos) para las UUEE correspondientes a la gran reforma de la segunda mitad del siglo I d. C.

Lo chocante al respecto de estas sigillatae es que los paquetes constructivos que las contienen no arrojan fragmentos de TSH de Andújar (y sí algunas formas decoradas de Tricio, especialmente Dr. 37). La ausencia de producciones de TSH del Alto Guadalquivir para estas fechas parece un fenómeno recurrente en Hispalis. Y un fenómeno que debe ser explicado, aunque esta cuestión no puede ser abordada en extenso en este trabajo, por lo que remitimos para una primera aproximación a aquellos en los que hemos realizado el estudio (todavía parcial) de las cerámicas del Patio de Banderas (García Vargas, 2012aGarcía Vargas, E. (2012a). “Hispalis (Sevilla, España) y el comercio mediterráneo en el Alto Imperio Romano. El testimonio de las ánforas.”, En: Keay, S. J. (Ed.). Rome, Portus and the Mediterranean, Archaeological Monographs of The British School at Rome, 21. Roma: The British School at Rome, pp. 245-266.; Vázquez-Paz, García-Vargas y Maestre-Borge, 2018Vázquez-Paz, J., Garcia-Vargas, E. y Maestre-Borge, C. (2018). “Contextos cerámicos de Hispalis c. 50 a.C. al 225 d.C. Excavaciones arqueológicas en el Patio de Banderas del Real Alcázar de Sevilla (2012-2014)”. En: Ruiz Montes, P., Peinado Espinosa, M. V. y Fernández García., I. (Eds.). Estudios para la configuración de las facies cerámicas altoimperiales en el sur de la Península Ibérica. Oxford: Archaeopress, pp. 129-155.; Arnold y García Vargas, e. p.Arnold, E. y García Vargas, E. (e. p.). “Terra Sigillata Gallica at Seville. New datas, new perspectives”. En: Viegas, C. y Bustamante, M. (Eds.). South Galish Sigillata in Southwest Hispania: circulation and comsuption. Lisboa: Uniarq, pp. 145-178.). En esta ocasión no podemos más que constatar que la fecha propuesta en nuestros trabajos para esta fase del Patio de Banderas no puede ser más antigua de 70 d. C. (forzando mucho el límite más bajo), si atendemos a la cronología de la sigillata de Graufesenque (tampoco documentamos producciones de otros talleres galos) presentes en los contextos del Patio de Banderas. Al menos en lo que respecta a sus sellos5Las dataciones se corresponden a las indicadas en https://www1.rgzm.de/samian/home/frames.htm, siendo las formas Drag. 35 o 36 las típicas del servicio flavio, sin que se constaten con anterioridad (Verneht, 1976). Coinciden con las propuestas en Arnold y García Vargas (e. p., table 3). Agradecemos a Macarena Bustamante la revisión de las atribuciones. (Tab. 1).

N.ºALFAREROGRAFÍA DEL SELLOFORMAPOSICIÓN EN EL VASODATACIÓN
3
M. Crestio
MCRESTO (1a)
Drag. 37
Infradecorativo
80-110 d. C.
4
C. Iulius Sa(binus)
C.I.SA (1 a)
Drag. 37
Intradecorativo (2 ejemplares)
70-90 d. C.
5
Iullinus
IVLLINI (i 3b)
Drag. 18
Fondo interno
65-110 d. C.
9
Meddillus
MEDD[IL]LV[S] (5ª)
Drag. 29
Fondo interno
70-100 d. C.
10
Mercator
RCATO
Cuenco (¿Drag. 27?)
Fondo interno
70-110 d. C.
11
Patricis
[P]ATRIC (retr.) (i 13i)
Drag. 37
Intradecorativo
65-90 d. C.
Tabla 1.  Datación y tipología de los sellos sobre TSG más tardíos de los contextos flavios del Patio de Banderas.

FASE IMPERIAL III: ÉPOCA SEVERIANA (200-250 D. C.)

 

Corresponde al momento de destrucción de las estructuras de africanum de este sector del Patio de Banderas cuya cronología debemos situarla en el primer cuarto del siglo III d. C. como demuestran los materiales cerámicos identificados en los paquetes de amortización de los edificios, especialmente las sigillatae africanas de la variante A y C, y las ánforas béticas, lusitanas, africanas, sicilianas e itálicas (García Vargas, 2016García Vargas, E. (2016). “Amphora Circulation in the Lower Guadalquivir Valley in the Mid Imperial Period: the Lusitana 3 Type”. En: Pinto, I., Almeide, R. de y Martin, A. (Eds.). Lusitanian Amphorae: Production and Distribution. Roman and Late Antique Mediterranean Pottery, 10. Oxford: Archaeopress, pp. 285-298. ). Esta banda cronológica (200-225 d. C.) sugerida por la vajilla cerámica se inserta sin problemas dentro de la datación radiocarbónica de la que disponemos, realizada sobre uno de los rellenos de amortización de las estructuras imperiales y que arroja una fecha general dentro de los tres últimos cuartos del siglo II y el primer tercio del III d. C. para la amortización de los edificios tardorrepublicanos6Datación del CNA sobre la unidad 1658. Fecha 205 ± 45 d. C. y con un 98 % de probabilidades entre el 122 y el 339 d. C..

Mucho más tarde, tras un abandono de unos doscientos cincuenta años en los que la sedimentación sobre las ruinas del antiguo complejo portuario es lenta y débil, se documenta una nueva fase constructiva que en torno a la última década del siglo V o las dos primeras del VI d. C. se materializa en la edificación de ladrillos con patio central que genera nuevas plantas y orientaciones (Ordóñez et al., 2013Ordóñez Agulla, S., Sánchez Velasco, J., García Vargas, E., García-Dils de la Vega, S. y Tabales Rodríguez, M. A. (2013). “Novedades arqueológicas de las sedes episcopales de la Bética occidental”. Antiquité Tardive, 21, pp. 321-374. DOI: https://doi.org/10.1484/j.at.5.101421 ; Tabales, 2015Tabales, M. A. (2015). Excavaciones arqueológicas en el Patio de Banderas del Alcázar de Sevilla (Memoria de Investigación 2009-2014). Sevilla: Patronato del Real Alcázar y Casas Consistoriales de Sevilla.).

DESTRUCCIÓN Y ABANDONO DEL ÁREA PORTUARIA DEL PATIO DE BANDERAS: CRONOLOGÍA Y POSIBLES CAUSAS

 

A inicios del siglo III d. C. este sector de la ciudad aún conservaba en plena actividad las instalaciones erigidas dos siglos y medio antes. Cierto que se habían emprendido importantes reformas en la zona septentrional del área excavada, se habían realizado correcciones topográficas e incluso se habrían alterado las funciones originales segregando estancias e introduciendo infraestructuras hidráulicas.

Sin embargo, a lo largo del primer cuarto de este siglo, la ocupación de los conjuntos edilicios del Patio de Banderas cesa bruscamente, documentándose en los rellenos de amortización un elenco material constituido al respecto de las cerámicas, además de las comunes locales por un amplio repertorio de ARS de las clases A y C (anteriores estas últimas a las H50), de cerámicas africanas de cocina e imitaciones locales y por importaciones de ánforas galas (G4), lusitanas (L3), itálicas (Dr. 24 y almond-rim type), béticas (Dr. 20, K XVI), tripolitanas (T2) y sicilianas (MR 1a), por citar las más frecuentes (García Vargas, 2016García Vargas, E. (2016). “Amphora Circulation in the Lower Guadalquivir Valley in the Mid Imperial Period: the Lusitana 3 Type”. En: Pinto, I., Almeide, R. de y Martin, A. (Eds.). Lusitanian Amphorae: Production and Distribution. Roman and Late Antique Mediterranean Pottery, 10. Oxford: Archaeopress, pp. 285-298. ).

Los rellenos de destrucción que contienen estos contextos materiales parecen haber sido afectados por un violento colapso. Los restos de los muros aparecen desplazados y volcados sobre los pavimentos, siempre vencidos hacia el noroeste. Esto se documenta con especial virulencia en el angiportus oriental y en el pórtico meridional del conjunto edilicio 1, donde los cuadrantes cerámicos aparecieron literalmente desplomados en toda su longitud. Sobre dicho desplome se advierten rellenos arenosos coronados por un nuevo episodio de desplome de estructuras en la misma dirección. En el extremo oriental de la galería se han localizado los restos de un fuste estriado de grandes dimensiones entre numerosos sillares aparentemente volcados desde una altura algo superior, tal vez pertenecientes al pórtico situado sobre el criptopórtico sur. Mezclados con los sedimentos y sobre los bloques y cuadrantes de muros y columnas se localizaron numerosos restos de pavimentos de opus signinum, elementos arquitectónicos decorados, fragmentos marmóreos de sectile, teselas, revocos murarios polícromos, tégulas, ladrillos y adobes que interpretamos como pertenecientes a las estructuras de la parte superior del edificio (Figs. 21 y 22).

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Figura 21.  Fuste estriado y bloques volcados sobre la cota 8.50 pertenecientes probablemente a las estructuras romanas situadas al sur de nuestra excavación (fotografía M. A. Tabales).
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Figura 22.  Reconstrucción virtual del edificio romano desde el sur tras la destrucción de su mitad meridional a inicios del siglo III (elaboración propia).

Los estudios microsedimentológicos realizados por Mario Gutiérrez relacionan la causa del colapso de las estructuras romanas del Patio de Banderas con un evento de alta energía que el registro estratigráfico del perfil sureste sugiere incluso que podría haber sido un tsunami.

Con carácter preliminar, podemos señalar como indicios de este evento un importante colapso de estructuras arquitectónicas situadas al sur del conjunto que publicamos y que caen como resultado de un solo empuje sobre el pórtico septentrional de nuestro conjunto.

Los contextos estratigráficos que las contienen han sido objeto de un estudio multidisciplinar que ha combinado métodos a meso y microescala, reflejándose en esta última aproximación una estructura laminada del registro característica de esta clase de eventos de alta energía. De hecho, el verdadero protagonista del estudio ha sido el análisis de los depósitos laminares, con la idea de realizar una aproximación micromorfológica a los mismos. Esta se ha complementado con la caracterización geoquímica y mineralógica de las microfacies identificadas. Finalmente, un análisis micropaleontológico y de bivalvos completa el estudio.

El conjunto de evidencias que comentamos es compatible tanto desde el punto de vista de su estructura microfacial como de sus características físico-químicas con un episodio de alta energía que a partir de los contextos cerámicos y de las dataciones radiocarbónicas disponibles, puede situarse a lo largo del primer cuarto del siglo III d. C.

En los últimos años, la existencia de un episodio de estas características en la zona del golfo de Cádiz ha ganado verosimilitud a partir de las evidencias publicadas en diversos lugares del suroeste de la península, como la barra de Doñana (Lario et al., 2010, p. 311Lario, J., Luque, L., Zazo, C., Goy, J. L., Spancer, Ch., Cabero, A., Bardají, T., Borja, F., Borja, C. y Azcárate, J. (2010). “Tsunami vs. storm surge deposits: a review of the sedimentological and geomorphological records of extreme wave events (EWE) during the Holocene in the Gulf of Cadiz, Spain”. Zeitschrift für Geomorphologie, 54, supp. 3, pp. 301-316. https://eprints.ucm.es/id/eprint/15752/ ) o el cordón estuarino de Las Nuevas (Rodríguez-Ramírez et al., 2016Rodríguez-Ramírez A., Villarías-Robles, J. R., Pérez-Asensio, J. N., Santos, A., Morales, J. A., Celestino-Pérez, S., León, A. y Santos, F. J. (2016). “Geomorphological record of extreme wave events during Roman times in the Guadalquivir estuary (Gulf of Cadiz, SW Spain): An archaeological and paleogeographical approach”. Geomorphology, 261, pp. 103-118. DOI: https://doi.org/10.1016/j.geomorph.2016.02.030 ), con dataciones entre los siglos II y IV y especial incidencia en el III d. C. Igualmente, Gutiérrez-Mas (2011)Gutiérrez-Mas, L. M. (2011). “Glycymeris shell accumulations as indicators of recent sea-level changes and high-energy events in Cadiz Bay (SW Spain)”. Estuarine, Coastal and Shelf Science, 92, pp. 546-554. DOI: https://doi.org/10.1016/j.ecss.2011.02.010 señala para el estuario del Guadalete litofacies contemporáneas a las de Doñana consistentes con flujos de alta energía, y González-Regalado et al. (2019aGonzález-Regalado, M. L., Gómez, P., Ruiz, F., Cáceres, L. M., Clemente, M. J., Rodríguez, J., Toscano, A., Monge, G., Abad, M., Izquierdo, T., Campos, J. M., Bermejo, J., Martínez-Aguirre, A., Prudencio, M. I., Dias, M. I., Marques, R. y Muñoz, J. M. (2019a). “Facies analysis, foraminiferal record and chronostratigraphy of Holocene sequences from Saltés Island (Tinto-Odiel estuary, SW Spain): The origin of high-energy deposits”. Estuarine, Coastal and Shelf Science, 218, pp. 95-105. DOI: https://doi.org/10.1016/j.ecss.2018.12.005 ; 2019b)González-Regalado, M. L., Gómez, P., Ruiz, F.; Cáceres, L. M., Clemente, M. J., Rodríguez, J., Toscano, A., Monge-Gómez, G., Abad, M., Izquierdo, T., Monge, A., Campos Carrasco, J. M., Bermejo, J., Martínez, A. y López, G. I. (2019b). “Holocene palaeoenvironmental evolution of Saltés Island (Tinto and Odiel estuary, SW Spain) during the Roman period (1st century BC-5th century AD)”. Journal of Iberian Geology, 45, pp. 129-145. DOI: https://doi.org/10.1007/s41513-018-0089-8 publican depósitos en abanico (washover fans) del estuario de los ríos Tinto y Odiel que interpretan como resultado de tsunamis o de tormentas de alta energía. Por su parte, Feist et al. (2019)Feist, L., Frank S., Bellanova, P., Hannes, L., Cämmerer, Ch., Mathes, M., Biermanns, P., Brill, D., Costa, P. J. M., Teichner, F., Brückner, H., Schwarzbauer, J. y Reicherter, K. (2019). “The sedimentological and environmental footprint of extreme wave events in Boca do Rio, Algarve coast, Portugal”. Sedimentary Geology, 389, pp. 147-160. DOI: https://doi.org/10.1016/j.sedgeo.2019.06.004 publican un depósito bioclástico arenoso en Boca do Rio (Portugal) cuya cronología ante quam es 985-1147 cal. CE, si no se excluye una fecha entre los siglos III y V d. C.

En conjunto, todas las evidencias señaladas apuntan hacia un amplio fenómeno sísmico que afectaría sustancialmente al golfo de Cádiz y que estaría representado físicamente por un contenido bioclástico muy erosionado con abundante presencia de Glycimeris sp. (Gutiérrez-Mas, 2011Gutiérrez-Mas, L. M. (2011). “Glycymeris shell accumulations as indicators of recent sea-level changes and high-energy events in Cadiz Bay (SW Spain)”. Estuarine, Coastal and Shelf Science, 92, pp. 546-554. DOI: https://doi.org/10.1016/j.ecss.2011.02.010 ; Rodríguez-Ramírez et al., 2016Rodríguez-Ramírez A., Villarías-Robles, J. R., Pérez-Asensio, J. N., Santos, A., Morales, J. A., Celestino-Pérez, S., León, A. y Santos, F. J. (2016). “Geomorphological record of extreme wave events during Roman times in the Guadalquivir estuary (Gulf of Cadiz, SW Spain): An archaeological and paleogeographical approach”. Geomorphology, 261, pp. 103-118. DOI: https://doi.org/10.1016/j.geomorph.2016.02.030 ; González-Regalado et al., 2019bGonzález-Regalado, M. L., Gómez, P., Ruiz, F.; Cáceres, L. M., Clemente, M. J., Rodríguez, J., Toscano, A., Monge-Gómez, G., Abad, M., Izquierdo, T., Monge, A., Campos Carrasco, J. M., Bermejo, J., Martínez, A. y López, G. I. (2019b). “Holocene palaeoenvironmental evolution of Saltés Island (Tinto and Odiel estuary, SW Spain) during the Roman period (1st century BC-5th century AD)”. Journal of Iberian Geology, 45, pp. 129-145. DOI: https://doi.org/10.1007/s41513-018-0089-8 ).

A todo lo anterior, habría que sumar las evidencias sismológicas y los horizontes de abandono detectados en el registro arqueológico que se suelen relacionar con un evento de gran alcance, tanto en la vertiente atlántica como en la mediterránea del sur peninsular (Ramallo y Quevedo, 2014Ramallo Asensio S. y Quevedo Sánchez, A. (Eds.) (2014). Las ciudades de la Tarraconense oriental entre los s. II-IV d.C: evolución urbanística y contextos materiales. Murcia: Universidad de Murcia.; Rodríguez-Vidal, Campos y Cáceres, 2015Rodríguez-Vidal, J., Campos Carrasco, J. M. y Cáceres Puro, L. M. (2015). “Eventos marinos y asentamientos costeros en el suroeste de Iberia”. Cuaternario y Geomorfología, 29, pp. 5-28. DOI: https://doi.org/10.17735/cyg.v29i1-2.36300 ). En Baelo Claudia (Bolonia, Cádiz) se documentan dos terremotos en 40-60 y 260-290 d. C., provocando este último evento daños estructurales en algunos edificios como la basílica, el macellum, el capitolio, las murallas y uno de los acueductos de la ciudad (Silva et al., 2010Silva, P. G., Reicherter, K., Giner-Robles, J. L., Rodríguez-Pascua, M. A., Grützner, Ch., García-Jimenez, I., Carrasco, P. y Pérez-López, R. (2010) “Arqueosismología del Conjunto Arqueológico Romano de Baelo Claudia (Cádiz, Sur de España): estado de la cuestión”. II Jornadas Internacionales de Baelo Claudia: Nuevas Investigaciones. Sevilla: Junta de Andalucía, Consejería de Cultura, Dirección General de Bienes Culturales y Museos, pp. 63-92.) (Fig. 17.15B-D).

Tanto el registro arqueológico como el geológico del sur de la península ibérica, coinciden, por tanto, en la identificación de eventos de muy alta energía entre fines del II e inicios del III d. C. que probablemente respondan a un solo episodio, una cuestión que debe ser investigada y constatada en los próximos años.

La actividad constructiva en la zona, no se retoma hasta muy finales del siglo V d. C. o inicios del VI, momento en el que se construye un complejo edilicio de grandes dimensiones y muros de mampuesto irregular organizado en torno a un patio porticado y con estancias pavimentadas con ladrillos. La función de este edificio se desconoce totalmente. Los escasos elementos de posible uso litúrgico procedentes de la excavación y del entorno inmediato del Patio de Banderas (toda vez que se ha propuesto que el famoso epígrafe funerario del obispo Honorato, hallado en este entorno, fue en realidad una falsificación histórica: Sánchez Velasco, 2012Sánchez Velasco, J. (2012). “Pruebas arqueológicas de la falsedad de la inscripción IHC 65. La necesaria simbiosis entre epigrafía y arqueología para el conocimiento de la Antigüedad tardía en la Bética”. Veleia, 29, pp. 55-69.), no confirman con claridad la hipótesis inicial de un complejo episcopal en este lugar, formulado por Bendala y Negueruela a partir de la interpretación como piscina bautismal tardoantigua de algunas de las piletas de la fase tardoneroniana-flavia documentadas en la excavación de 1976.

Las evidencias micromorfológicas, geoquímicas y mineralógicas aducidas como prueba de un evento de alta energía como causa del colapso y abandono de las estructuras del Patio de Banderas parecen reclamar la atención más allá del desdén sobre esta propuesta cuyo desarrollo en la investigación futura, ampliada a otros ámbitos geográficos del Bajo Guadalquivir, convendrá seguir con interés. Las causas de que el evento no se haya registrado en el resto de la ciudad, creemos que en principio obedecen a la diferencia de cota entre el área afectada y las áreas cercanas, pero, sobre todo, al hecho de que las pruebas de este tipo de eventos son microsedimentarias, no se imponen por sí mismas y deben ser buscadas. Las labores de limpieza y la reconstrucción subsiguiente de las estructuras afectadas y de las habitaciones inundadas tras un evento de este tipo pueden borrar del registro el evento más severo. De hecho, solo en sectores colapsados y abandonados tras el colapso se hacen evidentes. En la avenida de Roma no se realizó un estudio de este tipo, pero las abundantes evidencias de materiales arquitectónicos desplazados y descontextualizados que se documentaban en los contextos de abandono de una parte del sector meridional del complejo portuario pueden asociarse al mismo episodio de alta energía. Es evidente que fenómenos de abandono y reestructuración como este no pueden explicarse con una sola causa. Pero la falta de labores de reconstrucción y reutilización de todo este sector de la ciudad, ocupado a partir de estos momentos por sepulturas y hornos cerámicos, según se documenta con claridad en la avenida de Roma, sugieren que, de verificarse su existencia, se trató de un fenómeno puntual que vino a afectar a un entramado portuario y comercial ya en crisis por causas de tipo socio-económicas cuyo carácter no puede ser tratado en este trabajo.

CONTEXTO PORTUARIO E INTERPRETACIÓN DE LOS CONJUNTOS EDILICIOS ROMANOS DEL PATIO DE BANDERAS

 

Las estructuras tardorrepublicanas e imperiales del Patio de Banderas constituyen un testimonio material de primer orden no solo acerca de las etapas fundacionales e iniciales de la Colonia Iulia Romula, sino también sobre el origen y evolución de su emporium.

Sobre la pendiente meridional de la terraza +7 m s. n. m. que desciende hacia la confluencia del Guadalquivir y el Tagarete y a lo largo de la llanura contigua de inundación hacia el sur (en términos actuales, entre el Palacio Arzobispal y el Palacio de San Telmo-Cristina) se produjo entre la época de fundación de la colonia (ca. 45 a. C.) y la tempranoaugustea (en torno al cambio de era) la urbanización de todo un amplio sector ocupado hasta entonces por estructuras productivas muy dispersas como los hornos “turdetanos” del Palacio Arzobispal, las instalaciones agrícolas de la primera fase romana del Patio de Banderas y tal vez los hornos cerámicos prexistentes en el sector de la avenida de Roma, si es que estos no se asocian a los edificios de almacenamiento de la fase preflavia (González Acuña, 2011, p. 414González Acuña, D. (2011). Forma vrbis hispalensis. El urbanismo de la ciudad romana de Hispalis a través de los testimonios arqueológicos. Sevilla: Universidad de Sevilla.).

Estas instalaciones suburbanas fueron sustituidas por un amplio programa de urbanización del área empórica que incluyó la previsión de numerosos edificios de almacenamiento de mercancías que no son los únicos con los que contó la ciudad, pues podemos añadir a ellas las que Ordóñez y González Acuña (2009aOrdóñez Agulla, S. y González Acuña, D. (2009a). “Horrea y almacenes en Hispalis: evidencias arqueológicas y evolución de la actividad portuaria”. En: Arce, J. y Goffaux, B. (Eds.). Horrea d’Hispanie et de la Méditerranée romaine. Madrid: Casa de Velázquez, pp. 150-184.; 2009b)Ordóñez Agulla, S. y González Acuña, D. (2009b). “Colonia Romula Hispalis: Nuevas perspectivas a partir de los recientes hallazgos arqueológicos”. En: Pavón Torrejón, P. y González, J. (Eds.). Andalucía romana y visigoda. Ordenación y vertebración del territorio. Roma: L’Erma di Bretschneider, pp. 65-98. publicaron como correspondientes a horrea situados fuera del recinto portuario meridional como el de la plaza de la Encarnación o el recinto de la calle Francos, de difícil interpretación. Dicho trabajo constituye la primera aproximación al sistema de almacenes de la ciudad de Sevilla y se complementa con los datos contenidos para la ciudad por el trabajo póstumo de B. Goffaux recientemente publicado (2018)Goffaux, B. (2018). “Entrepots et circuits de distribution dans l’Extrême-Occidente de l’Empire”. En: Chankowski, V., Laffon, X. y Virlouvet, C. (Dirs.). Entrepots et circuits de distribution en Mediterrannée Antique. Bulletin de Correspondance Hellénique, Supplément, 58, pp. 77-92. DOI: https://doi.org/10.4000/books.efa.3450 , con las informaciones generales sobre los servicios portuarios de Hispalis contenidos en otros trabajos recientes (García Vargas, Ordóñez y Cabrera, 2017García Vargas, E., Ordóñez Agulla, S. y Cabrera Tejedor, C. (2017). “El puerto romano de Hispalis. Panorama arqueológico actual”. En: Campos Carrasco, J. y Bermejo Meléndez, J. (Eds.). Los Puertos Atlánticos Béticos y Lusitanos y su relación comercial con el Mediterráneo. Roma: L’Erma di Bretschneider, pp. 247-285. ; Cabrera, 2019Cabrera Tejedor, C. (2019). From Hispalis to Ishbiliyya: The ancient port of Seville, from the Roman Empire to the end of the Islamic period (45 BC - AD 1248). Oxford: Archaeopress.) y con los datos que ahora publicamos sobre el Patio de Banderas. Por otra parte, el hallazgo y excavación aún en curso del edificio de “La Florida” añaden al sector portuario meridional una amplia zona hacia el noreste que era hasta ahora simplemente desconocida.

Este sector portuario meridional puede considerarse como el principal o más importante de un sistema portuario que se extiende río arriba del Guadalquivir hasta varios centenares de metros al norte del límite urbano. El plano publicado por Carlos Cabrera (2019)Cabrera Tejedor, C. (2019). From Hispalis to Ishbiliyya: The ancient port of Seville, from the Roman Empire to the end of the Islamic period (45 BC - AD 1248). Oxford: Archaeopress. representa precisamente esta área “empórica” meridional mediante un amplio polígono que ocupa el interfluvio meridional de los ríos Guadalquivir y Tagarete. Los hallazgos de La Florida ampliarían unas centenas de metros hacia el este dicha área, pero en lo sustancial se trataría de una extensión importante dedicada igualmente a instalaciones de almacenaje y de servicio portuarios.

Por lo general, las áreas de almacenaje de los puertos antiguos no son “polígonos” dedicados en exclusiva a esta función, sino que conviven con otras instalaciones relacionadas de alguna manera con el tráfico comercial: mercados, tabernae, sedes de corporaciones o scholae, templos y sacella… en conjuntos abigarrados que constituyen un parcelario y una red de circulación mejor o peor planificadas.

Las estructuras del Patio de Banderas, y también las de la avenida de Roma, situadas unos 370 m al sur de las primeras, parecen responder a un esfuerzo planificado de las áreas de actividad portuaria de la ciudad de Hispalis en el extremo meridional extramuros de la ciudad. En ambos casos, nos encontramos ante estancias alinedadas entre sí cuyas características generales hacen pensar en estructuras de almacenamiento.

En el caso de la avenida de Roma, las habitaciones, realizadas en sillarejo irregular se distribuyen alineadas a lo largo de dos calles que se cruzan entre sí en dirección norte-sur y este-oeste. La intervención realizada en este lugar entre 2003 y 2004 (Gamarra y Camiña, 2006Gamarra Otero, F. y Camiña Salas, N. (2006). “Excavación arqueológica de urgencia en Avenida de Roma y calle General Sanjurjo de Sevilla”. Anuario Arqueológico de Andalucía 2003, vol III, tomo 2. Actividades de urgencia, pp. 488-502. ) no permite conocer la cronología de esta fase inicial de la avenida de Roma, pero las reformas radicales de los espacios y la pavimentación de las calles con lastras de losas parecen corresponder a época flavia. La edilicia de los almacenes originarios, no tan cuidada como la de los edificios del Patio de Banderas, pero desde luego anterior a la masiva utilización del ladrillo y la tégula ya en época julio-claudia, sugieren una datación tal vez augustea, la de las primera producciones cerámicas aquí documentadas, entre ellas algunas ánforas completas que parecen corresponder a la forma Oberaden 83 (Ordóñez y González Acuña, 2009aOrdóñez Agulla, S. y González Acuña, D. (2009a). “Horrea y almacenes en Hispalis: evidencias arqueológicas y evolución de la actividad portuaria”. En: Arce, J. y Goffaux, B. (Eds.). Horrea d’Hispanie et de la Méditerranée romaine. Madrid: Casa de Velázquez, pp. 150-184.), para estas edificaciones, aproximadamente contemporánea a las del Patio de Banderas y, por lo tanto correspondientes a una primera fase de “urbanización” del sector portuario sobre la llanura (inactiva) de inundación del río.

Esta contó con una hilera de almacenes alargados de los que no se dan las dimensiones, pero que pueden estar en torno a los 10 × 3 a 5 m flanqueando por poniente una calle sin pavimentar, y un almacén cuadrado de unos 10 × 10 m limitando por el norte la vía este-oeste. Las márgenes contrarias de ambas hileras de edificaciones quedaron en los perfiles de la intervención. La falsa impresión de que se trata de un conjunto de edificaciones en torno a un gran espacio central viene dada por el hecho de que el área de excavación (la superficie de un parking subterráneo que ha destruido el conjunto) tenía forma de L. Lo sean o no lo sean, lo único que se puede asegurar en el estado actual de la investigación es que parte de los edificios excavados daba a calles perimetrales en sus fachadas exteriores.

La reforma flavia de las estructuras de la avenida de Roma, contemporáneas a las del Patio de Banderas y realizadas ahora con semejante edilicia (tégula y ladrillo), incluyó la construcción de lo que se ha interpretado como una schola o sede de corporación comercial cuyo pavimento de signinum tessellatum fue donado, según la inscripción de la banda teselada que se conservaba parcialmente, por dos libertos, seguramente padre e hijo, llamados Caius Publilius Atticus y Caius Publilius Herculanus (Camiña y Gamarra, 2006Gamarra Otero, F. y Camiña Salas, N. (2006). “Excavación arqueológica de urgencia en Avenida de Roma y calle General Sanjurjo de Sevilla”. Anuario Arqueológico de Andalucía 2003, vol III, tomo 2. Actividades de urgencia, pp. 488-502. ). Junto a la construcción de este nuevo edificio situado entre los antiguos almacenes se documenta ahora la pavimentación de las calles que se cruzan en dirección norte-sur y este-oeste flanqueando las estructuras, la creación de pórticos en la margen oriental de la calle este-oeste, la introducción de canalizaciones y atarjeas de ladrillos y la reconstrucción de muchos de los almacenes de la fase anterior ahora en opus latericium. La publicación de la intervención no deja claro, sin embargo, si se mantuvo en esta fase la misma división interna de los espacios, pues solo señala la continuidad de las alineaciones.

Centrándonos ahora en el Patio de Banderas, tenemos una construcción ex novo sobre los restos de edificaciones artesanales de principios del siglo I a. C. que consta de los siguientes elementos: un patio central con pilares que soportan aparentemente las plantas avanzadas de dos grupos de espacios; uno de naves alineadas entre sí y cuyos lados cortos meridionales dan al patio central y cuyo extremo contrario da a una calle, y otro con naves de mayores dimensiones que en sus lados cortos septentrionales abren al patio central y en sus lados cortos meridionales lo hacen a un galería porticada (Figs. 23 y 24).

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Figura 23.  Planta de los conjuntos edilicios portuarios del Patio de Banderas antes de la reforma flavia (elaboración propia).
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Figura 24.  Reconstrucción virtual del conjunto edilicio 1 del patio de Banderas antes de la reforma de época flavia (elaboración propia).

El conjunto continúa hacia el oeste, perdiéndose más allá de los perfiles de la excavación y está limitado al este por un angiportus escalonado que flanquea las naves septentrionales, las meridionales y desemboca en el criptopórtico columnado, dicho de otra manera, comunica la calle septentrional con la galería meridional dando acceso al patio del conjunto edilicio 1 y separando este conjunto de otros grupos de edificios similares situados más al oeste (conjuntos 2 y 3). El estado de conservación de los muros del conjunto 3 (naves A, B, C, D) no es lo suficientemente bueno para que puedan a priori descartarse conexiones entre ambos conjuntos, es decir, que las naves orientales den también al patio central. Pero la edilicia de la fachada occidental del conjunto 3, que es la que cierra el angiportus hacia el este, incluye largos tramos de muro de adobes reutilizados de las estructuras anteriores que se antojan demasiado débiles como para soportar el peso de una techumbre o una primera planta adelantada sobre los pilares del patio. Además, la anchura del angiportus en el tramo que constituye la galería oriental del patio es mucho menor que la que tienen las otras dos galerías meridional y septentrional, de modo que se diría que está concebido más como accesos desde las calles exteriores que como elemento constitutivo de una de las alas de un patio.

El esquema que proponemos para los edificios del Patio de Banderas corresponde a grandes rasgos a un modelo de edificio de almacenamiento y de actividad artesanal y administrativa propio de ámbitos portuarios que E. G. Rickman (1971, p. 77)Rickman, G. E. (1971). Roman Granaries and Store Buildings. Cambridge: Cambridge University Press. definió como almacenes de forma cuadrangular con patio central (porticado o no), un modelo que se supone que se generaliza a partir de los últimos siglos de la República y que constituye el modelo habitual de los almacenes de redistribución, públicos o privados, también durante el Alto Imperio (Virlouvet, 2018, p. 56Virlouvet, C. (2018). “Batiments de stockage et circuits économiques du monde romain”. En: Chankowski, V., Laffon, X. y Virlouvet, C. (Dirs.). Entrepots et circuits de distribution en Mediterrannée Antique. Bulletin de Correspondance Hellénique. Supplément 58, pp. 43-59.). Se trata de espacios de almacenamiento y trabajo que rodean un área central abierta en sus cuatro lados o en tres de ellos. En nuestro caso, las alas conectadas con el patio central parecen ser la septentrional, la meridional y es probable que también la occidental. En el patio se conservan tres de los pilares (noroeste, noreste y suroeste) de sustentación del área porticada que, pensamos, soportaba, como se ha dicho, una planta volada sobre la de base de las naves. Del suroeste se documenta su zanja de expolio, mientras que de otros dos situados más al este no queda testimonio, pero sin duda existieron en función del ritmo constructivo de estos elementos con respecto a las fachadas de las naves. Lo que ocurre es que una enorme fosa de expolio almohade ha borrado en este sector todo rastro de las estructuras anteriores. Los pilares se enfrentan en todos los casos a contrafuertes o engrosamientos de las paredes de las naves, lo que a la vez es indicio de existencia de alguno de los desaparecidos, como el que debía enfrentarse al muro de fachada de la nave 3, y sugerencia de su función portante con respecto a un voladizo construido del que recibirían el peso.

En cuanto a la circulación interna del conjunto 1, debe recordarse que este se encuentra situado entre un conjunto edilicio septentrional (el 4, excavado parcialmente por Bendala y Negueruela) del que lo separaba una calle este-oeste, conocida por haberse documentado su cloaca en la misma dirección; una serie de conjuntos edilicios (el 2 y el 3) de los que lo separaba el angiportus oriental y una nueva serie de edificaciones solo documentada por un muro en el perfil con la misma dirección que la calle porticada que separaba amos conjuntos. Finalmente, parecen existir indicios suficientes para proponer una calle que en dirección también este-oeste viene a insertarse en el angiportus entre la esquina sureste de la nave A y el pilar 1 del patio y que, a su vez, separaba el conjunto de las naves A, B, C y D de un conjunto (el 2) que se insinúa al norte de este y al este del tramo septentrional del angiportus.

Los accesos directos al patio central se hacen, por tanto: por el extremo septentrional del angiportus, flanqueando el paramento oriental de la nave 1; por el extremo oriental del angiportus, flanqueando la misma fachada de la nave 4, y por el ángulo noreste del patio en la intersección de una calle este-oeste con el angiportus. Las naves que tienen acceso con claridad al patio en planta baja son las meridionales (4 y 5) y las septentrionales (1, 2 y 3). Hay que señalar, sin embargo, que no todas las naves del ala norte presentan sus pavimentos a la misma altura. Sobre la nave 1 apenas hay datos porque esta área no se ha excavado totalmente; la nave 2 tiene una cota de base de +8,05 m s. n. m., conseguida gracias a un relleno constructivo fechado en el momento de edificación del conjunto, y la nave 3 desciende hasta la cota 7,58 m s. n. m. El umbral del vano entre ambos espacios se encuentra a la altura del nivel de circulación de la nave 2, de manera que la nave 3 en todos sus compartimentos debió contar con un suelo de tablas que crease un sótano o se debió acceder a él mediante una escalera. Ambas soluciones son posibles a la vista de los restos de pilares y estructuras de apoyo que no están lo suficientemente bien conservadas como para poder decidirse en ninguna dirección concreta.

La reforma flavia consistió en una subida general de cotas en el sector septentrional. De los 7,58-8,50 según los ámbitos a los 10,00-10,20 m s, n. m en todas las naves. Más de 2 m en el menor de los casos, mientras que el patio central se alzaba solo en 25-30 cm (desde los 7,80-85 hasta los 8,20). Ello creaba un desnivel de al menos 2 m cuya transición se solucionó con la construcción de una estructura de aterrazamiento que consistió en el relleno del área entre las naves septentrionales y los pilares 1 y 2 con piedra menuda careada. Sobre esta plataforma se dispuso una estructura hidráulica, sin que sea posible determinar si esta se halló en el interior de la planta volada de la nave o al aire libre una vez desaparecido este saliente y macizada la galería sobre la que volaba. La división interna de la nave 1 en dos ámbitos (A1 y A2) parece haber seguido existiendo, aunque ahora desplazando su vano, según atestigua el nuevo umbral de paso del que se conserva un fragmento de pavimentación en ladrillos (1701). Por debajo de este nivel (10,30 m s. n. m.) y coincidiendo en su paso con la nueva puerta, la canalización de desagüe de la estructura hidráulica rompía el muro divisorio, aunque toda esta obra quedaba ya bajo cota de circulación y oculta a la vista. Lo más probable es que se optara por la elevación importante de las cotas y la conexión de estos espacios con la calle septentrional (hacia la que vierte la cloaca), cegándose la conexión con el patio mediante el aterramiento de los niveles bajos de las naves. El sector sur quedaba inalterado, pero era el único que mantenía conexión con el patio, reducido ahora a galería trasera de las naves meridionales y menguado en longitud.

En el edificio del Patio de Banderas la introducción de esta infraestructura hidráulica supuso la subida general de cotas y la anulación al menos de las antiguas plantas bajas de unas naves cuya función debió cambiar radicalmente. Las piletas aparentemente de la misma época, algunas interpretadas en su día como posible estructura litúrgica de tipo bautismal, de la zona excavada por Bendala y Negueruela y el conjunto de atarjeas de evacuación documentadas en toda esta zona hacen pensar en una función relacionada con la profusa utilización del agua, probablemente de tipo artesanal. Ello quiere decir que los cambios en la infraestructura hidráulica de estos edificios, supondrían si no la renuncia al empleo como áreas de almacenaje de estos conjuntos edilicios, al menos sí su convivencia ahora con otras funciones.

Al contrario que en las casas y espacios de habitación, resulta difícil encontrar pozos, cisternas o letrinas en los edificios concebidos como conjuntos de almacenes (Malmary y Karvonis, 2016, p. 25Malmary, J.-J. y Karvonis, P. (2016). “Trois îlots commerciaux le long du rivage occidental de Délos : le Magasin des Colonnes, le Magasin δ et le Groupe ε”. En: Fellmeth, U., Krüger, J., Ohr, K. y Rasch, J. J. (Dirs.). Wirtschaftsbauten in der antiken Stadt Internationales Kolloquium 16.-17. November 2012, Karlsruhe [en ligne], Karlsruhe KIT Scientific Publishing, 2016 (généré le 17 septembre 2019). Disponible en: http://books.openedition.org/ksp/5452 ). La remodelación estructural en época flavia supuso en el Patio de Banderas, y también en la avenida de Roma, la implantación de un sistema de atarjeas y, en el Patio de Banderas al menos, de piletas de ciertas dimensiones. Ello no debe entenderse como la transformación en residencial de estas áreas comerciales y de almacenamiento, sino más bien como una prueba del dinamismo de las mismas que añaden muy a menudo funciones artesanales a las propias del almacenamiento de los productos y su venta, lo que obliga a planificar estos edificios y sus espacios como áreas multifuncionales concebidas con un carácter eminentemente comercial (Karvonis, 2008, p. 158Karvonis, P. (2008): “Les installations commerciales dans la ville de Délos à l’époque hellénistique”. Bulletin de Correspondence Hellénique, 132.1, pp. 195-226.). Ciertos muros cortos y muy pegados a los formeros del interior de las naves de la avenida de Roma, hacen pensar incluso en apoyos de escaleras hacia segundas plantas que pudieron ser de habitación.

Asociación entre pilas de signinum y estructuras de almacenamiento en un mismo conjunto se dan en el llamado grand complexe artisanal julio-claudio de Saint-Romain-en-Gal que además de un conjunto de tiendas-almacenes dispuestas en torno a un patio central contó, adosada a las estructuras de su ala septentrional, con una fullonica o tintorería que estuvo dotada de cuatro pilas de trabajo inscritas en una estructura común (Lavoche y Savay-Guerraz, 1984, fig. 46Lavoche, C. y Savay-Guerraz, H. (1984). Saint-Romain-en-Gal. Un quartier de Vienne antique sur la rive droite du Rhône (Département du Rhône). Saint-Romain-en-Gal. Lyon: Conseil général du Rhône.).

La distribución en torno a un espacio abierto central es frecuente en las áreas portuarias puesto que aúna, debido a complejos sistemas de acceso, las ventajas del aislamiento de los almacenes y tiendas que abren a un espacio cerrado común, con las ventajas de las tabernae abiertas a las calles más transitadas. Los conjuntos arquitectónicos centrados en patios pueden igualmente agregarse unos a otros situándose a ambos lados de las vías urbanas con lo que cada edificio constituiría una manzana. Este sistema es bien conocido en Delos (Malmary y Karvonis, 2016Malmary, J.-J. y Karvonis, P. (2016). “Trois îlots commerciaux le long du rivage occidental de Délos : le Magasin des Colonnes, le Magasin δ et le Groupe ε”. En: Fellmeth, U., Krüger, J., Ohr, K. y Rasch, J. J. (Dirs.). Wirtschaftsbauten in der antiken Stadt Internationales Kolloquium 16.-17. November 2012, Karlsruhe [en ligne], Karlsruhe KIT Scientific Publishing, 2016 (généré le 17 septembre 2019). Disponible en: http://books.openedition.org/ksp/5452 ), donde encontramos para los últimos años de la República una solución de tránsitos muy similar al del conjunto arquitectónico que presentamos: calles laterales separando manzanas comerciales y acceso al corazón de cada una de estas manzanas por vías y angiportus que los atraviesan comunicando las calles exteriores a través de los patios centrales de cada uno de los tres complejos existentes: grupo delta, almacén épsilon y almacén de las columnas.

Frente a otros complejos de almacenes más o menos contemporáneos, como el hoy sumergido del Portus Iulius de Baia (Gianfrotta, 2012Gianfrota, P. A. (2012). “Ricerche nell’area sommersa del “Portus Iulius” (1988-’90 e successive): un riepilogo”. En: Quilici Gigli, S. y Quilici, L. (Eds.). Atlante Tematico di Topografia Antica, 22. Roma: L’Erma di Bretschneider, pp. 1-20. ), el del Patio de Banderas no presenta una serie de ámbitos perfectamente simétricos y de las mismas dimensiones en torno a un patio. En realidad, en el caso que nos ocupa, la forma y las dimensiones de las naves son tan diferentes en el extremo norte y el sur del patio que necesariamente ambos grupos tienen que servir a propósitos diferentes.

El grupo septentrional recuerda a las naves estrechas y con divisiones internas del recinto comercial augusteo organizado en torno a un patio de Nauportus, un puerto fluvial del territorio de Aquileia. Aquí las naves se agrupan de dos en dos o de cuatro en cuatro para conformar subconjuntos o edificios individuales dentro del complejo, separados entre sí por angostos pasillos o ambitus (Horvat, 2008, p. 115Horvat, J. (2008). “Early Roman horrea at Nauportus”. Mélanges de l’École française de Rome. Antiquité, 120.1, pp. 111-121. DOI: https://doi.org/10.3406/mefr.2008.10419 ). Tal vez un ambitus de este tipo sea lo que hemos denominado angiportus que funciona en nuestro caso como acceso y como separación entre conjuntos edilicios. Una solución de este tipo se adivina también en la muy defectuosa planimetría del conjunto de la avenida de Roma entre los grupos de almacenes meridionales que flanquean la calle norte-sur. En el Patio de Banderas, las conexiones entre las naves septentrionales 1 a 3 sugieren su pertenencia a un solo edificio o subconjunto centralizado en torno a una habitación abierta o patio (nave 2) que daría paso por el este a un espacio bipartito (nave 1) y por el oeste a otro tripartito (nave 3) y deprimido con respecto al nivel general del grupo al menos 1 m. La funcionalidad de este grupo concreto se escapa, pero tal vez el subterráneo esté relacionado con la obtención de las condiciones necesarias para el almacenamiento de cereales mientras que la nave 2 sea poco más que un distribuidor con condiciones de luminosidad suficientes. La nave 1 pudo funcionar como nave residencial, como espacio administrativo o como espacio multifuncional. Hay que recordar que las decoraciones de estucos y los suelos de signinum documentados en los rellenos de estas habitaciones hacen pensar en la existencia de plantas superiores tal vez acondicionadas como viviendas (aunque carecemos de evidencias de escaleras de acceso como en Delos (Karvonis y Malmary, 2009Karvonis, P. y Malmary, J.-J. (2009). “Étude architecturale de quatre pièces polyvalentes du Quartier du théâtre à Délos”. Bulletin de Correspondence Hellénique, 133.1, pp. 195-226. DOI: https://doi.org/10.3406/bch.2009.7563 ).

El grupo meridional de naves del conjunto 1 presenta las características canónicas de los espacios de almacenamiento, incluyendo el pilar central de sustentación del forjado de la nave 4 y los anclajes sobre el pavimento de signinum y la pared de africanum de ambas naves para armarios y estanterías que organizasen el espacio interno. Este sector parece haber continuado cumpliendo la misma misión incluso después de la reforma tardoneroniana o flavia que transformó funcional y estructuralmente las naves del ala septentrional.

Con respecto a la tipología funcional de los conjuntos edilicios del Patio de Banderas y dada la coexistencia de espacios de trabajo multifuncionales y de almacenes en el sentido pleno del término, nos sentiríamos inclinados por incluirla en la categoría B de Bernardos y Virlouvet (2016, pp. 73 ss.)Bernardos Sanz. J. U. y Virlouvet, C. (2016). “Formes et fonctions. Essay de typologie”. En: Martin, B. y Virlouvet, C. (Dirs.). Entrepôts et traffics annonaires en Mediterrannée. Antiquité-Temps Modernes. Roma: École Française de Rome, pp. 59-82. , es decir, en la categoría de áreas de uso mixto de almacenamiento como etapa temporal de distribución de los bienes (Bb) o para la redistribución terminal de los mismos (Bc), sin que hasta el presente podamos determinar qué clase de mercancía se almacenaba en nuestros conjuntos más allá de la constatación de conjuntos tipológicamente muy homogéneos de ánforas (como la enorme colección de Lusitana 3 y, en general, de ánforas de vino, de la fase de destrucción de los almacenes: García Vargas, 2016García Vargas, E. (2016). “Amphora Circulation in the Lower Guadalquivir Valley in the Mid Imperial Period: the Lusitana 3 Type”. En: Pinto, I., Almeide, R. de y Martin, A. (Eds.). Lusitanian Amphorae: Production and Distribution. Roman and Late Antique Mediterranean Pottery, 10. Oxford: Archaeopress, pp. 285-298. ) o la constatación de zonas con posible doble suelo (¿para almacenamiento de cereales?).

NOTAS

 
1

Intervención inédita. Memoria final depositada en la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía: Camiña Salas, N. y Gamarra Otero, F. (2004). Memoria Final de la intervención: excavación arqueologica de urgencia en Avenida de Roma y calle General Sanjurjo. Sevilla: documento interno de la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

2

Intervención inédita. Memoria final depositada en la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía: Hunt Ortiz, M. (2007). Memoria Final de la intervención: excavación arqueológica de urgencia realizada en la calle San Fernando con motivo de la construcción de la línea 1 de metro ligero de Sevilla. Documento interno de la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

3

Intervención reciente aún inédita. Agradecemos la información al director de la intervención, Miguel Ángel de Dios Pérez.

4

Dataciones del CNA sobre muestras carbónicas en las unidades estratigráficas 1684 (fundación del edificio) y 1676. En el primer caso el radiocarbono convencional fecha en 70 ± 40 a. C., si bien con un 95 % de probabilidades abre la horquilla entre el 197 y el 17 a. C. Por su parte la UE 1676 fecha en 75 ± 30 a. C. abriendo la horquilla al 95 % de probabilidad entre el 184 y el 40 a. C.

5

Las dataciones se corresponden a las indicadas en https://www1.rgzm.de/samian/home/frames.htm, siendo las formas Drag. 35 o 36 las típicas del servicio flavio, sin que se constaten con anterioridad (Verneht, 1976Verneht, A. (1976): “Création flavienne de six services de vaiselle à La Graufesenque”. Figlina 1, pp. 13-27.). Coinciden con las propuestas en Arnold y García Vargas (e. p., table 3)Arnold, E. y García Vargas, E. (e. p.). “Terra Sigillata Gallica at Seville. New datas, new perspectives”. En: Viegas, C. y Bustamante, M. (Eds.). South Galish Sigillata in Southwest Hispania: circulation and comsuption. Lisboa: Uniarq, pp. 145-178.. Agradecemos a Macarena Bustamante la revisión de las atribuciones.

6

Datación del CNA sobre la unidad 1658. Fecha 205 ± 45 d. C. y con un 98 % de probabilidades entre el 122 y el 339 d. C.

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